"Grité y luché con todo el poder que podía reunir"
"Recé para que cuando abriera los ojos se hubiera ido"
Andrea denunció la violación y su caso se convirtió en prioritario para la Policía
La Policía ha detenido a un hombre que ya ha sido identificado por la víctima
"Esto va a ser difícil de leer para aquellos de ustedes que me conocen, pero necesito que todos escuchen mi voz.". Así comienza el relato de Andrea Scignano, una estudiante estadounidense de 27 años afincada desde hace unos meses en Madrid que a principios de diciembre fue violada y apaleada por un hombre en el intercambiador de Aluche.
La joven denunció el pasado 9 de diciembre el ataque. Tres días después, gracias a la investigación de las Unidades de Familia y Mujer (UFAM), pudieron detectar quién era el agresor, con nueve antecedentes, ninguno de ellos por agresión sexual, y le detuvieron en Carabanchel.
Según ha relatado la joven en su muro de Facebook, el fin de semana del Puente de la Constitución un amigo vino a visitarla. Los dos salieron por la noche a ver un espectáculo de flamenco, bebieron y de madrugada al salir del bar cada uno se fue por su lado. "Tratando de llegar a casa, me metí en un autobús equivocado, lo que me llevó al final de la línea en una zona desconocida". Andrea se equivocó de autobús y comenzó su pesadilla.
La joven estudiante se bajó del autobús y decidió sentarse en la parada para ver cómo podía regresar a su casa. Entonces, un hombre, que también iba en el autobús con ella, se acercó y le ofreció su ayuda. "Estaba perdida a las 04.00 horas de la madrugada, y todo el transporte público había dejado de correr. Necesitaba ayuda y este hombre me aseguró que podría ayudarme a llegar a casa".
Pero el hombre no la ayudó, el hombre se convirtió en su depredador. "No está claro exactamente lo que pasó después, pero tan pronto como empecé a darme cuenta de que podía estar en peligro, traté de irme. Pero, ese hombre se volvió violento", relata Andrea.
"Mientras luchaba, empezó a vencer. Grité y luché con todo el poder que podía reunir. Traté desesperadamente de llegar a mi teléfono pero él me dijo en español, " tengo tu teléfono, no puedes llamar a nadie.
Me golpeó en la cara una y otra vez hasta que no pude pelear más. Ya no podía gritar. Apenas podía ver a través de la sangre en mis ojos.
Estaba segura de que iba a matarme. Al final cerré los ojos. Con la esperanza de que dejaría de latir, fingí estar muerta. Recé para que cuando abriera los ojos se hubiera ido. No sé cuánto tiempo pasó antes de que finalmente abriera los ojos, pero cuando lo hice, él había desaparecido.
Él me violó".
Como pudo Andrea se levantó, recogió algunas de sus cosas y se quitó como pudo los leggins que llevaba y que tras el ataque se habían quedado enganchados en sus zapatos, "y luego corrí". Andrea corrió descalza por la calle, pidiendo a gritos ayuda sin que nadie se parara a socorrerla pese a estar cubierta de sangre. "Tres o cuatro coches pasaron de mí". Finalmente, uno se paró y Andrea corrió desesperada hacía él. Fue ese desconocido -"a quien nunca tendré la oprotunidad de dar las gracias"- el que llamó a una ambulancia y trato de calmarla mientras esperaban a que llegara.
"Fui llevada al hospital. Sola. Aterrorizada. Y no pude contactar con nadie durante horas", continúa explicando la estudiante estadounidense. Una resonancia magnética, un examen de violación", examen de los ojos, arañazos, la nariz rota y todo el cuerpo cubierto de moretones.
Andrea denunció la agresión y la violación y su caso se convirtió en prioritario para la Policía. Pocos días después regresó a la escena "del crimen" donde identificó la ubicación exacta del ataque y donde se encontraron algunas de sus cosas y se tomó todas las muestras necesarias para el caso.
Pocos días después, Andrea volvió a mirar a los ojos a su violador. "Habrá un juicio en el futuro, pero por ahora, él está entre rejas y se quedará allí hasta el día del juicio (...) Podría haberme matado. Me dejó en la oscuridad, a apenas 20 pasos de una carretera principal. Pero sobreviví. Todavía estoy aquí. Por favor. A todas las mujeres que conozco, y a todos los hombres que tienen una madre, una hermana, una hija, una esposa, o una amiga. Por favor, abrazarlas y asegúrate de que sepan que esto es una cosa muy, muy real (...) Esto es real. Esto sucedió. Eso sucede. Y, por desgracia, seguirá pasando. Pero por favor, nunca pienses que no te puede pasar a ti".
Andrea da las gracias por seguir viva y reflexiona sobre lo que ha sucedido asegurando que "estas cosas horribles le pasan a las mujeres todo el tiempo". "Soy tan increíblemente afortunada de estar escribiendo esto ahora mismo...".
La estudiante estadounidense ha abierto una campaña de crowfounding tras su caso para reacudar dinero para las víctimas de agresión sexual porque "las cosas deben cambiar".
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