FRAGA ME ECHÓ DEL COMEDOR DE LA EMBAJADA ESPAÑOLA EN LONDRES
Ha muerto don Manuel. Dios lo tenga en su gloria y lo haya perdonado y que nos perdone a todos. Mixtas pesadumbres me ajigolan en estas vísperas de san Antón. Era un buen paisano. Acaso un hombre de estado y un gran patriota en su forma. Crió cuervos y lo sacaron los ojos. Y la memoria de este periodista revierte a aquel ágape primavera del 74 en el comedor de la embajada de San Jaime cuando en la sesión de ruegos y preguntas se me ocurrió- en mala hora- interrogar al flamante embajador sobre la política a seguir en Gibraltar y no sé por qué montó en cólera.
Yo había escrito una par de cables criticando la apertura de la verja que supuso el fin de la doctrina Castiella- el mejor canciller que hubo en España desde Sarmiento y Olivares pues Castiella era un hombre de estado, un “statesman” y también nos lo parecía Fraga- y sugiriendo, con muy mala leche, por cierto, que la Roca fuera proclamada una zona de reserva sefardí, lo que encorajinó a los llanitos y Sir Joshua Hassan se puso como un basilisco.
En el Foreign Office le dieron un toque. Eso contrariaba muchos planes del eminente jurista y catedrático gallego, gran ministro de Información, al que se daba por hecho que sería el premier de la flamante democracia española.
Llegó a la corte de San Jaime con todo un gran equipo de palaciegos: Carlos Mendo como jefe de Información. Mallans secretario de embajada, Acuña delegado de EFE. Todos los días aparecía en la prensa inglesa alguna gacetilla contando pormenores del quehacer cotidiano del diplomático (visitas a hogares españoles, inauguraciones, o cuando era invitado a cazar zorros o pavones en Escocia, cocktailes y queimadas) de don Manuel que desencadenó una actividad frenética desde su arribada a Heathrow. Se iba a comer el mundo. Su gran corazón y su inteligencia- es uno de los políticos españoles más destacados habiendo publicado más de cien libros, dejaba a sus oponentes a la altura del betún- le perdían porque no se daba cuenta de que alguien le estaba segando la hierba bajo los pies y los pajarracos que alimentara a sus pechos se volverían contra él, le picotearían por la espalda. Crían cuervos y te sacarán los ojos.
Por mejor parecer giraba visita tocado de bombín y luciendo la mejor gabardina que se vendía en los lujosos almacenes Harrods. Se las daba de anglófilo no sabiendo en que jardín se metía.
Inglaterra juega a la balanza de poderes y a los piropos los ingleses que son leche de cabra y no parecen humanos reaccionaban con la zurriaga o todo lo más con algún comentario sarcástico:
-Oh how interesting. Shocking, isn´t?
Yo también me sentía anglófilo por aquel entonces, admiraba a los británicos a los que consideraba superiores. Dechados en el arte de la subsistencia, la conllevancia y la convivencia. Hasta que una vez estando a pupilo en una boarding house cerca de Picadilly donde se daba hospedaje a varios gentlemen esos del bombín y del bowler que cogen el paraguas y se ponen de cuello duro para ir a trabajar a la City, mi patrona que era una malagueña con sentido del humor me dijo que no hay que fiarse mucho, que en Inglaterra no es oro todo lo que reluce. Los isleños son educados pero hipócritas y muy suyos. Según ella gente más guarra no la hay en el mundo. No conocen la ducha, abominan del bidet y se bañan una vez a la semana.
-¿Ah, sí?- repuse
-Sí-dijo tajante la landlady-. Mire
Y en ese momento me enseñó los calzoncillos todo llenos de palominos y cazcarrias de uno de aquellos acicalados inquilinos que tomaban el tren en la estación Victoria a las siete en punto al ir a trabajar a la City para no volver a casa hasta el te de las cinco.
A mí se me cayeron los palos del sombrajo porque aquellos sartoriales caballeros me parecían un modelo. La patrona después de media vida en Londres había llegado a conocerlos bien y lo de los gayumbos se aplica a la religión, y a otras muchas cosas como el comportamiento social y moral y a la crueldad que pueden llegar a desarrollar cuando van a la guerra. Dado el caso no los hay más feroces ni más salvajes. También son muy envidiosos y petulantes. La aparente estabilidad de su vida pública la han conseguido a base de mantener a raya a las clases bajas. Sólo un uno por ciento de los estudiantes iban- estoy hablando de los años 70- a Oxford y a Cambridge y el parlamento, la Iglesia, la educación, los negocios, el ejercito son manejados por una pequeña elite.
No había racismo en teoría pero cualquier ciudadano oriundo o forastero se marginaba cuando abría el pico. El acento es allí un elemento de segregación social. Eso sí son gente muy práctica habituados a resolver los problemas sobre la marcha, un invalorable activo político.
No se andan por las ramas aunque para decir algo se muestran circunspectos y con muchos rodeos (understatement) Tuvieron dos revoluciones. Creen con su pragmatismo encomiable que eso del papado es una monserga y nombraron papa al rey de Inglaterra sustituyendo las misas en latín por misas en inglés. A tres de sus monarcas les cortaron la cabeza y eso le da un peso especifico a un país. La reina come sola. Nunca hay que hablar si ella no se te dirige a ti. Cuando te encuentres con un extraño nunca le hables de Dios, de religión ni de política sino del tiempo.
-Nice day, Mr Pocklington, isn´t?
-Oh, yes, Mrs. Avisson. Loveley.
-Glorious
-Indeed.
Los ingleses no tienen mujeres, solos botellas de agua caliente y usaban gorros con pompón para dormir hasta que vino Mary Quant y puso de minifaldas a las quinceañeras descubriendo que aquellas niñas tenían unas piernas preciosas. Vino la revolución sexual y Carnaval street. Que noche la de aquel día. Aquel tiempo fue como una vorágine. Pero el tipo del bombín de mi casa a pupilo seguía yendo a trabajar con unos calzoncillos no demasiado limpios y mi landlady española seguía murmurando pestes de él. Hasta le tildaba de marica.
El New York Times publicó a la sazón un reportaje a tres columnas en el que se describía a Fraga como el “sargento de hierro” que comandaría el batallón de la política en Madrid a la sazón muy revuelto y domaría a los Leones del Congreso. El panorama nacional cubierto de siglas y siglas parecía una sopa de letras. Las izquierdas le daban caña: “Fraga naufraga” y “La calle es mía” rotulaban los diarios de izquierdas. A pesar de todo, las apuestas daban a Fraga como caballo ganador en la carrera presidencial aventajando en posibilidades al Tato y a Suárez.
Salió el que era más burro pero con mejor look. El rey aconsejado por sus asesores talmúdicos que suelen desconfiar de los carrerones y de los memoriones de la gente excesivamente brillante pues pueden ser muy peligrosos (la marranería desconfía y odia aquello que no puede domeñar) se inclinó por el de Cebreros, un caballero audaz pero mal estudiante y un oscuro jefe provincial del Movimiento.
El destino se muestra veleidoso y cruel con las personas de valía y don Manuel era uno de ellos. Aquellas pijaditas mías sobre Gibraltar le exasperaron y el embajador montó en cólera. No habíamos llegado al segundo plato que era el faisán y se estaba sirviendo un excelente Cariñena.
-Parra, Gibraltar déjemelo usted a mí.
-Don Manuel yo solo soy un mandado-repuse- y el director de mi periódico Antonio Izquierdo me ha pedido una serie de reportajes sobre el asunto. Mañana a lo mejor tengo que desplazarme a la Línea de la Concepción.
Mencionarle a Antonio Izquierdo que capitaneaba el núcleo duro del falangismo que se oponía a la reforma fue como mentarle la bicha. Empezó a dar voces.
-Salga inmediatamente.
Dejé, muerto de vergüenza, con cuidado la servilleta sobre el mantel tras darle un ultimo trago a aquel excelente caldo y tomé el olivo. Hasta llegar a la puerta de aquel comedor tuve que andar casi como veinte metros. El trecho se me hizo inacabable y el tiempo angustioso con los ojos de todos los corresponsales españoles en Londres clavados en mí.
Un lacayo con librea, peluca y guantes blancos, así se las ponían a Felipe II, me abrió los batientes de la gran puerta. Lo sentí más que nada por el Cariñena pero estaba rojo de pavor.
La noticia corrió hasta Madrid y algunos compañeros me llamaron diciendo que me preparara a hacer la maleta. Quedaba despedido de la corresponsalía. Me iban a echar de aquella sinagoga. Otra vez más.
Por la noche, sin embargo, y para tranquilizarme, vino Mañé un catalán de la BBC muy elegante y muy buena persona que me ofreció su apoyo. Este “exilado” y gran locutor fue mi paño de lágrimas y él arregló todas las cosas para desinflar la situación. El embajador estaba que se subía por las paredes. Sin embargo, no era un hombre rencoroso. Don Manuel tenía un gran corazón como pude comprobar al día siguiente cuando fui llamado a la embajada y este periodista nunca se había visto en otra: don Manuel Fraga Iribarne, el catedrático, el escritor, aquel hombre cuyos libros me había empollado en las aulas de Derecho, el gran ministro de Información y Turismo, el de la bomba de Palomares y el baño en meyba, uno de los motores del gran desarrollo económico de la España del 600 y del tardo franquismo se dignó pedir perdón a este plumilla.
-Parra, reconozco que estuve un poco fuerte contigo. Disculpa.
-No hay de qué, don Manuel, yo también le ruego me dispense por haber sido una mosca cojonera con lo de Gibraltar. Le deseo muchos éxitos en su carrera política.
Se sonrió.
Volvía a verle por segunda y última vez cuando iba a dar una conferencia en Harward en el aeropuerto Laguardia de Nueva York. Se acordaba todavía de mí porque era un memorión y volvimos a repetirnos lo mismo. Yo sabía que aquel gallego que tenía una brillante hoja de servicios y no sé cuantos doctorados encima le venía un poco grande al sistema que íbamos a empezar. La democracia suele decantarse por los mediocres. No se fía de estadistas como Churchill, de Gaulle, Franco. Prefiere los más manejables. Hubiera sido un gran jefe de gobierno pero los hados, caprichosos e inescrutables, lo dictaron de otra forma.
Al lado de don Manuel un Suárez, un Felipe González, un ZP, un Aznar y un –ahora-Rajoy de índole pastueña y sumisa resultan unos pigmeos. Fraga crió cuervos y le sacaron los ojos. Se le veía en los últimos años de su vida desencantado y aburrido. No es para menos. En política no existe la palabra agradecimiento. Es un comedero de buitres tal y como lo entienden ahora o todo lo más un cantadero de urogallos.
Descanse en paz don Manuel. En la vida, dicho sea de paso, he vuelto a probar otro vino de Cariñena tan superior como el que uno de sus pincernas nos sirvió en aquel ágape de marras.
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lunes, 16 de enero de 2012
san anton
HASTA SAN ANTÓN PASCUAS SON
Vamos subiendo la cuesta de enero. Hasta san Antón pascuas son. Misa en San Mauro. Cantan en gregoriano. De bote en bote pero todos viejos. El pueblo no se sabe el credo ni canta el paternóster pero el preste entona la epiclesis o consagración en el octavo tono. Me alegra porque he venido propugnando esta formula de consagración cantada según se hacía en el antañón rito visigótico y es de rúbrica en el eslavónico. Los vaticanos me han hecho caso pero esta misa nada tiene que ver con la de Trento. Dieron vuelta a los altares y las cosas andan del revés y tan alrevés que un periódico recomienda a los jóvenes españoles que emigren mientras esto se llena de forastero. En el autobús iban charlando en guaraní tres mucamas que salen del turno de noche. Una llevaba en la mano una taza de mate como un almirez.
-¿Es coñac lo que beben en ese brebaje?
-No, señor. Es mate. Nosotros somos paraguayas. Llevamos acá seis años.
-Ah.
Hace cinco años la población autóctona con respecto a la inmigrante andaba por el cincuenta por ciento.
Hoy puede llegar al 70 por ciento. La jerarquía celebra el Día del emigrante. Creo que se equivocan los obispos al interferir en lo temporal. Cristo dijo no se puede quitar el perro a los hijos para dárselo a los perros. Para algunos clérigos el concepto del prójimo no es el vecino ni el que está más próximo sino el que reside en las chimbambas y le abra la puerta para que venga.
Los curas se convierten de esta manera en lacayos del poder oculto y convierten a la iglesia en una cueva de ladrones. En una oenejé. Lo denuncio en mi novela “El Seminario vacío”. Este planteamiento reviste cabos de apostasía y es uno de los flecos de los pecados de la iglesia.
La eucaristía en San Mauro no es más que un episodio que acaso precluya el canto del cisne. Dentro de cuarenta años todo este tinglado habrá desaparecido por mor de la teología de los Campos. A la salida paseo hasta Sol y en mi barzoneo étnico llego hasta la calle de la Magdalena donde trabajé en otros tiempos.
El barrio castizo de Lavapiés agrupa a una numerosa población china. Hasta la estatua de Fray Gabriel Téllez en Tirso de Molina se muere de frío y entiende el mandarín. Un par de palomos se cortejan puestas las patitas en el papahigo del mercedario. Pronto estallará la primavera.
Torno por la calle del León donde me saludan los cantos de un borracho ilustre en una taberna cerca de la carrera de San Jerónimo:
¿Pa que quieren leones a la puerta del congreso
Si para devorar a España basta con los que están dentro?
Digo yo si estarán hablando de Bono el Ojos Saltones.
Los niños y los beodos esos temulentos con la voz rajada que formaban parte de una España inmortal y profunda que ahoga sus penas en cantares por si sirve de algo en su desesperación dicen la verdad. Este que canta en un figón de la calle Echegaray no dice una verdad. Plantea un dogma. Esos señores diputados cobran sus buenos sueldos. El nuevo presidente del gobierno no da paz a la mano en sus nombramientos. Ha hecho subsecretarios y ministros a toda la peña y luego parla de recortes, subidas de impuestos, apreturas de la cincha a los de abajo mientras los de arriba, los políticos se suben los sueldos y hasta están pluriempleados como doña Loli nada menos que tres cargos y por ahí asoma ese don Guindos que parece caído de un guindo.
Y esa doña vicetodo a la que llaman la novia de Tarzán y el hombre lobo pero que en realidad ha entrado en este país en plan acaparador como la novia de Reverte que no se pinta la cara se lava con agua clara y esa perchelera la ex ministra de sanidad todas devengan todas ponen como las gallinas unas huevos y otras cuernos a España y a su regimiento y esa doña Fátima dándose el pico con los gremios que también estan instalados.
Mañana seis millones de parados pero a Zarkossy le van a imponer el toisón de honor y la cruz de san Hermenegildo que no le servirá para nada al franchute.
Aquí por lo que parece lo importante es la economía. Los sueldos. Tiempos de escasez se avecinan mientras los plutócratas hacen caja ahora que se largó a su chalé de mil metros cuadrados el de la Ceja.
El borracho sigue su melopea entonando a voz en grito por la calle del Turco donde mataron a Prim. Iba solo en su coche con la Guardia Civil. Cuatro tiros le dieron en metá el corazón. Cuatro tiros a boca de cañón y esponja en su entonación virulenta y desolada otra advertencia a los españoles de hoy:
Cáseme con un viejo por la moneda
La moneda se acaba y el viejo queda.
Es lo que le va a pasar a Rajoy un obseso del debe y el habe. No todo en la vida es cajaduría, señor premier. Aplíquese el cuento. La vida por el euro. Todo por la patria rótulo de los cuarteles de mi vida ha sido apeado al “todo por la moneda”. Y la moneda se acaba y el viejo queda… Voraz capitalismo. Derechas vendepatrias y trinconas. Rajoy va a ser un ZP bis. Uno fue la crisis y el otro será el hambre. Se junta la gazuza con las ganas de comer.
Los Kyries en san Mauro me han dejado el alma seca. Dios se apiade de mi pobre país. ¿Se estará cerrando el círculo?
Busco a mi catavinos particular que ya habla con las farolas pregonando su báquico evangelio y no lo encuentro y mira que voy alumbrando por los chigres con el candil de Diógenes llamándole a voces; mas, ni por esas.
Debe de ser un trasgo entre la niebla. Acaso una prolongación de mí mismo. Póngame un sol y sombra, joven. Bip. Y ahora un orujo. Doble. Bip. Me da el hipo. Al fin el que estoy bolisas soy yo mismo. No hay remedio. Pues litro y medio. Dios perdonará. Perdonará eternamente a los borrachos. Lo leí en una novela rusa.
Es mi forma de homenajear a san Antonio Abad abogado de los animales con pezuña. Creo que es el onomástico del alcalde y del obispo de Segovia. Habría que felicitarlos a ver si se estiran pero esos dos no pagan ni una ronda. Menudos son. Tan tacaños y de Segovia la patria del Domine Cabra. Empinemos el codo y no te olvides del director del Adelantado que vaya un pión.
-Oremus.
-Sanguis Christi.
-Dos meses que no te veo.
-Laus tibi deo.
-Ahoguemos en el vaso nuestras penas tristes.
-Laus tibi, Christe
-Libemos.
-¿Otra copita, don Ejusmodi?
-¿No será mucho?
-Que ha de hacer. A Vuesa merced le cabe hasta una azumbre.
Sigamos pues recorriendo estaciones y visitando monumentos y encomendándonos a san Antón la gallina pon. Por las escalinatas de San Mauro bajan dos vejetes saliendo de misa de doce.
Vamos subiendo la cuesta de enero. Hasta san Antón pascuas son. Misa en San Mauro. Cantan en gregoriano. De bote en bote pero todos viejos. El pueblo no se sabe el credo ni canta el paternóster pero el preste entona la epiclesis o consagración en el octavo tono. Me alegra porque he venido propugnando esta formula de consagración cantada según se hacía en el antañón rito visigótico y es de rúbrica en el eslavónico. Los vaticanos me han hecho caso pero esta misa nada tiene que ver con la de Trento. Dieron vuelta a los altares y las cosas andan del revés y tan alrevés que un periódico recomienda a los jóvenes españoles que emigren mientras esto se llena de forastero. En el autobús iban charlando en guaraní tres mucamas que salen del turno de noche. Una llevaba en la mano una taza de mate como un almirez.
-¿Es coñac lo que beben en ese brebaje?
-No, señor. Es mate. Nosotros somos paraguayas. Llevamos acá seis años.
-Ah.
Hace cinco años la población autóctona con respecto a la inmigrante andaba por el cincuenta por ciento.
Hoy puede llegar al 70 por ciento. La jerarquía celebra el Día del emigrante. Creo que se equivocan los obispos al interferir en lo temporal. Cristo dijo no se puede quitar el perro a los hijos para dárselo a los perros. Para algunos clérigos el concepto del prójimo no es el vecino ni el que está más próximo sino el que reside en las chimbambas y le abra la puerta para que venga.
Los curas se convierten de esta manera en lacayos del poder oculto y convierten a la iglesia en una cueva de ladrones. En una oenejé. Lo denuncio en mi novela “El Seminario vacío”. Este planteamiento reviste cabos de apostasía y es uno de los flecos de los pecados de la iglesia.
La eucaristía en San Mauro no es más que un episodio que acaso precluya el canto del cisne. Dentro de cuarenta años todo este tinglado habrá desaparecido por mor de la teología de los Campos. A la salida paseo hasta Sol y en mi barzoneo étnico llego hasta la calle de la Magdalena donde trabajé en otros tiempos.
El barrio castizo de Lavapiés agrupa a una numerosa población china. Hasta la estatua de Fray Gabriel Téllez en Tirso de Molina se muere de frío y entiende el mandarín. Un par de palomos se cortejan puestas las patitas en el papahigo del mercedario. Pronto estallará la primavera.
Torno por la calle del León donde me saludan los cantos de un borracho ilustre en una taberna cerca de la carrera de San Jerónimo:
¿Pa que quieren leones a la puerta del congreso
Si para devorar a España basta con los que están dentro?
Digo yo si estarán hablando de Bono el Ojos Saltones.
Los niños y los beodos esos temulentos con la voz rajada que formaban parte de una España inmortal y profunda que ahoga sus penas en cantares por si sirve de algo en su desesperación dicen la verdad. Este que canta en un figón de la calle Echegaray no dice una verdad. Plantea un dogma. Esos señores diputados cobran sus buenos sueldos. El nuevo presidente del gobierno no da paz a la mano en sus nombramientos. Ha hecho subsecretarios y ministros a toda la peña y luego parla de recortes, subidas de impuestos, apreturas de la cincha a los de abajo mientras los de arriba, los políticos se suben los sueldos y hasta están pluriempleados como doña Loli nada menos que tres cargos y por ahí asoma ese don Guindos que parece caído de un guindo.
Y esa doña vicetodo a la que llaman la novia de Tarzán y el hombre lobo pero que en realidad ha entrado en este país en plan acaparador como la novia de Reverte que no se pinta la cara se lava con agua clara y esa perchelera la ex ministra de sanidad todas devengan todas ponen como las gallinas unas huevos y otras cuernos a España y a su regimiento y esa doña Fátima dándose el pico con los gremios que también estan instalados.
Mañana seis millones de parados pero a Zarkossy le van a imponer el toisón de honor y la cruz de san Hermenegildo que no le servirá para nada al franchute.
Aquí por lo que parece lo importante es la economía. Los sueldos. Tiempos de escasez se avecinan mientras los plutócratas hacen caja ahora que se largó a su chalé de mil metros cuadrados el de la Ceja.
El borracho sigue su melopea entonando a voz en grito por la calle del Turco donde mataron a Prim. Iba solo en su coche con la Guardia Civil. Cuatro tiros le dieron en metá el corazón. Cuatro tiros a boca de cañón y esponja en su entonación virulenta y desolada otra advertencia a los españoles de hoy:
Cáseme con un viejo por la moneda
La moneda se acaba y el viejo queda.
Es lo que le va a pasar a Rajoy un obseso del debe y el habe. No todo en la vida es cajaduría, señor premier. Aplíquese el cuento. La vida por el euro. Todo por la patria rótulo de los cuarteles de mi vida ha sido apeado al “todo por la moneda”. Y la moneda se acaba y el viejo queda… Voraz capitalismo. Derechas vendepatrias y trinconas. Rajoy va a ser un ZP bis. Uno fue la crisis y el otro será el hambre. Se junta la gazuza con las ganas de comer.
Los Kyries en san Mauro me han dejado el alma seca. Dios se apiade de mi pobre país. ¿Se estará cerrando el círculo?
Busco a mi catavinos particular que ya habla con las farolas pregonando su báquico evangelio y no lo encuentro y mira que voy alumbrando por los chigres con el candil de Diógenes llamándole a voces; mas, ni por esas.
Debe de ser un trasgo entre la niebla. Acaso una prolongación de mí mismo. Póngame un sol y sombra, joven. Bip. Y ahora un orujo. Doble. Bip. Me da el hipo. Al fin el que estoy bolisas soy yo mismo. No hay remedio. Pues litro y medio. Dios perdonará. Perdonará eternamente a los borrachos. Lo leí en una novela rusa.
Es mi forma de homenajear a san Antonio Abad abogado de los animales con pezuña. Creo que es el onomástico del alcalde y del obispo de Segovia. Habría que felicitarlos a ver si se estiran pero esos dos no pagan ni una ronda. Menudos son. Tan tacaños y de Segovia la patria del Domine Cabra. Empinemos el codo y no te olvides del director del Adelantado que vaya un pión.
-Oremus.
-Sanguis Christi.
-Dos meses que no te veo.
-Laus tibi deo.
-Ahoguemos en el vaso nuestras penas tristes.
-Laus tibi, Christe
-Libemos.
-¿Otra copita, don Ejusmodi?
-¿No será mucho?
-Que ha de hacer. A Vuesa merced le cabe hasta una azumbre.
Sigamos pues recorriendo estaciones y visitando monumentos y encomendándonos a san Antón la gallina pon. Por las escalinatas de San Mauro bajan dos vejetes saliendo de misa de doce.
viernes, 6 de enero de 2012
NAVIDAD RUSA MENSAJE DEL PATRIARCA CIRILO
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sábado, 31 de diciembre de 2011
FRAY JUSTO PEREZ DE URBEL ERIGIÓ ESTA CRUZ QUE LOS IMPIOS QUIEREN AHORA DESTRUIR
Se va 2011 hoja volandera llevándose el polvo de estrellas de los últimos 365 días. Un diácono en el guial de mi radio canta la Passio y llega al pasaje en que pregunta a Jesús Pilatos:
-Quid fecisti? ¿Qué has hecho?
Y el pretor y el prisionero se enzarzan en uno de los grandes diálogos carismáticos de la historia del mundo. El romano quería salvarlo porque creía en la inocencia del reo y el sanedrín-siempre el sanedrín- clamaba:
-Quítale de ahí, mándalo al patíbulo.
El kerigma de la redención fortalece mi pobre fe que a veces parece que se derrumba. Es la soledad profética del martirio del testigo de la fe al que nadie secunda. Y no quiero entrar en el paladio de mi duda. Es un lugar secreto. Para vencer la tentación mis labios no se cansan de pronunciar la plegaria hesicástica de los padres del desierto. Jesús hijo de David tenga piedad de mí. Kyrie eleison. Gospodi pomiluy.
No soy más que moneda forera, calderilla que se intercambia en el tenderete para pagar los sufragios y pitanzas de sus caridades. Y hoy día de san Silvestre mi mente vuela hacia las aguas del Arlanza ese Jordán burgalés cuna de tantos monasterios y rindo mi tributo a la memoria de un monje que escribió la mejor epacta o los trabajos y los días del buen cristiano que vive a pie de calendario y asiste impávido al tránsito de las estaciones. Me refiero al Año Cristiano de fray Justo Pérez de Urbel el abad falangista que colocó una cruz mirando a Madrid más alta que una montaña y que hoy quieren derribar los impíos con la misma saña con que los escribas y fariseos vociferaron contra el manso Jesús.
Aquel abad silense nació el 8 de septiembre de 1895 en Pedrosa del Río Urbel, ingresó en los benitos a los diez años y fue ordenado sacerdote el 1918. De acendarda vocación literaria pronto fue proclamado abad de Silos. A la sombra del famoso ciprés de su claustro van en búsqueda de remedio espiritual poetas, literatos, políticos, abogados de Madrid. Consta en los anales que Rafael Alberti y Gerardo Diego fueron amigos de aquel abad munificente y algo mecenas. El primero se adhirió a las izquierdas. Diego, falangista y uno de los grandes vates castellano de posguerra inmortalizó al ciprés de Silos en un soneto.
Fray Justo hacía misiones y daba conferencias por los pueblos de Castilla , fue el eximio publicista que nos dio a conocer a los niños de las escuelas de aquel tiempo las figuras del Cid, Feranán González, dña Jimena, y eso creó en nuestras coinciencias huella indeleble-y de este itinerario espiritual surgieron recopilaciones de viejas costumbres, canciones, libros que señalaban la hermosura de Castilla que ama la libertad como ella sola, y es la patria del fuero comunero- Libros como fueron los viejos romances y el cantar de Mío Cid que son el legado de la literatura castellana a la historia de las letras universal.
Yo conocí al abad de Silos allá por el año 58 pues con frecuencia venía a ver a un compañero nuestro en el seminario de Segovia al que apadrinara y pagaba la beca. Era de mediana estatura, muy calvo, numismático perfil de auténtico monje, una efigie románica del medievo, de ojos penetrantes con lentes de alambre voz profunda muy humilde y campechano. A pesar de sus grandes conocimientos no me parecía uno de esos clérigos engolados ni distantes, sino cercano.
Siguiendo la norma de su regla “ora et labora” cálamo en ristre había descubierto los tesoros insondables del primitivo cristianismo hispano, el rito mozárabe o visigótico y desenterrado partituras musicales donde se esconde la conexión de la religión de Jesús con la belleza. Fue un apóstol de la tradición.
Carrero Blanco lo nombró abad de Cuelgamuros pero a diez años de su patronazgo abacial fue defenestrado por causas que se desconocen, dicen que el OPUS estuvo detrás de aquella movida y los grupos afectos a Carrero que lo encumnbraron luego acabaron con él. Fray Justo fue empero el alma del Valle de los Caídos. Fue un golpe muy duro hasta el punto de que cundieron rumores de que se extravió, estuvo a punto de colgar los habitos y que se juntaba con gente poco recomendable, y llegó a vivir con una querida. ¿Era la madre de aquel latino segoviano al que iba a visitar los jueves y a llevarle el talego? Sean ciertos o meros bulos estos rumores verdad es que lo pasó mal y el Señor lo probó con fuerza y en él se cumplió el axioma cidiano de que Castilla face los omes e los desface.. Quienes más debieran amarle más le odiaron. Es el suplicio por el cual han de pasar los genios de este país. Murió el día de san Pedro de 1979.
Y en la búsqueda de esta meta, Pérez de Urbel chocó siempre con los jesuitas que preponderaron en el redimen de Franco a partir de 1958 implantando una suerte de secularización y acomodo a las nuevas realidades de la tecnología y de los cambios sociales. Por esta causa perdió el predicamento que tuviera en el Pardo aunque él siempre sería un amigo eminente del Caudillo.
Es una pena que su gran obra empañecida por ataques personales y argumentos ad hominem permanezca soterrada en los anaqueles de bibliotecas y ninguneada por la historiografía y la crítica en manos perversas hispanofobas y anticatólicas.
Sin embargo, la personalidad del abad silense se sale de la norma y de los cauces de hoy. Era un trasunto de aquellos prelados medievales que llevaron la mitra sobre sus cabezas (el arzobispo Carrillo, Gil de Albornoz, Cisneros, Ximenez de Rada, el cardenal Mendoza)
Adquiere mayor talla la figura de estos epígonos que copiaron códices, compusieron himnos litúrgicos, hicieron la guerra, casaron príncipes, crearon instituciones benéficas, fundaron monasterios y biblioteca en comparanza con lo que ocurre en esta España nuestra. Un mitrado como aquellos hay que buscarlos con la lámpara de Diógenes y no nos saldrían más que obispillos en la nómina de conferencias episcopales, Roucos, y Tarancones de perversa memoria y toda esa clerigalla de tertulieros que se agrupa en torno a la COPE o a Intereconomía, los quicos, los neocatecumenes o los virginianos del Escorial. Bien se conoce que estos son tiempos en que se rinde culto a la serpiente (ofiolatría)
Cabo de año. San Silvestre preside la jornada postrera de un 2011. dejemos que las ofiolatrías adoren al Becerro y que Moloch y Saturno sigan engullendo los cadáveres de sus propias criaturas. Nosotros que no cesamos de clamar en el desierto con trenos proféticos acojámonos al silencio del templo de Volupia. Pues a lo mejor no lo sabéis lectores. Esto de estar todos calladitos como en misa no es una costumbre cristiana sino pagana. Volupia era la diosa del silencio para los romanos. Los imagineros la pintaban como a una moza que da un paso al frente con el dedo índice sobre los labios. No es el buey mudo toma sino la imposición de esas viejas cotorras que dicen chissssst y hay que estar modositos. Oír ver y callar pero han quedado los seminarios vacíos, los conventos secos, la grey dispersa mientras surgen voces como la mía que gritan y en el erial se produce el estruendo.
No he de callar por más que con el dedo silencio avises o amenaces miedo… chist. Prefiero el silencio de la Anatolia. Allí los anacoretas se entregaban al silencio y su actitud es hoy definida por las más hermosas de las palabras rusas:
-M o l ch e ñ i e
Recomendación de oro el silencio administrativo, el silencio total para tanto boquimuelle.
-Oiga esos contertulios parlan como oráculos. Nunca comprenderán el silencio benedictino
-Habrá que encerrarlos en el templo de Volupia amarados en blanca. A ver si aprenden.
-No aprenderán nunca. Sueltan el trapo como cotorra y para colmo ganan dinero.
Estos manirrotos y boquirrotos son un contraste con aquel abad silense que era hombre de pocas palabras. Fray Justo tenía un perfil alemán. Era de una gran bondad y entendía el cristianismo no bajo el látigo de nuestros grandes conversos –Loyola, Teresa de Ávila, Juan de la Cruz un poeta que deviene casi pornográfico a fuer de amor divino- sino dentro de la horma y el báculo de la epiqueya de moderación católica de san Isidoro. Fue el cantor excelso como Prudencio de nuestros mártires en la guerra civil. Un autentico Tabelión de la orden de San Benedicto que levanta acta de ciertos hechos para que la historia guardara conocimiento por ejemplo de la barbarie cometida por las hordas rojas.
A todos mis lectores Feliz Año 2012.
jueves, 29 de diciembre de 2011
LA ULTIMA PAGA DE FRANCO NO LLEGABA A TRESCIENTAS MIL PESETAS AL MES. SU SUCESOR PERCIBE CINCO MILLONES DE LAS VIEJAS PESETAS
UN REY GAFE PARA UNA MONARQUÍA BANANERA
Yo no sé si será verdad lo que dice Hugo Chávez- algo acojonante- que la CIA ha descubierto un procedimiento para envenenar a sus enemigos “por mando a distancia” (el venezolano, los dos brasileños, la argentina, el paraguayo)y si el cáncer de testículos que padece supuestamente el Rey de España ha sido la resultante de esa maquinación diabólica de las fuerzas oscuras que mandan hoy en el mundo pues si esto se hace con los amigos que Su Majestad parece encontrarse en el pay roll con los detractores del imperio ¡qué no se hará! En cualquier caso y sin prejuicios de parte yo prefiero pasarme una hora escuchando a Hugo Chávez o a Fidel Castro en uno de sus discursos sean ellos sesquipedales o inacabables que los diez minutos que duran las alocuciones navideñas de don Juan Carlos I El Soso. Y es que al pobre rey no le llamó Dios por los caminos de Demóstenes. Sus sermones no entrarán jamás en las antologías de la oratoria. Pobre de gestos, pobre de interés, sin acción, sin salero, sin huevos como se hablaba por aquí en las cortes los grandes tribunos de la plebe desde Castelar hasta la Pasionaria… hijos sí maridos no… y esa es la última que habló su señoría en esta cámara, le dijo la de Portugalete a don José Calvo Sotelo. A los pocos días los impíos le dieron mulé.
En la cena de navidad en esta casa es casi un rito apagar el televisor cuando aparece el Borbón. Sin embargo, el discurso se este año fue un poco más largo que otros. En su estilo de leer la papela – Franco cuando aparecía en pantalla con su vocecilla de legionario a todos nos hacía vibrar- se alargó sobre la crisis, el feo pufo de su yerno vasco Urdangarin que ha metido la mano en el cajón y se ha hecho millonario mediante la extorsión, el estelionato, el peculado y otros fraudes que el idioma castellano tiene para designar a todo el ladrón de las cajas públicas y utilizó el plural mayestático nos.
-Cristi desenchufa hija que ese tío por mucho rey que sea no puede ocultar su cara de memo.
-Si papá
Y nos liamos a cantar villancicos pero al día siguiente la prensa de la cosa se deshizo en elogios hacia su figura. Todos los contertulios le pasaban la mano por el lomo. ¡Qué discurso! ¡Qué penetración! Hay que ver lo fino que estuvo don Juan Carlos ¡Qué tono de voz! La ola de adulación nos desazona y nos descorazona a muchos españoles como yo. A mí este buen señor me puso la albarda. Cuando entró a reinar a borbonear y a mangonear que no a reinar se me cerraron las puertas de los periódicos siendo yo periodistas y mi nombre figuraba entre los proscritos de las editoriales. Esta táctica la sabe utilizar muy bien el Amigo americano y la CIA nos persiguió a todos aquellos que estábamos en el cristus de lo que iba a pasar en el 23F, en el 11M y en las movidas que vendrán.
Yo que he visto la última paga del caudillo Franco Bahamonde como jefe del estado los honorarios de julio de 1975 que sumaban 245.000 pesetas con 90 céntimos me asusto ante esas figuras millonarias que devenga su sucesor el hombre que él puso en el trono por equivocación nada menos que 41.800000 de las viejas pesetas p.a. Ya son millones. Una burrada sobre todo para un estado en quiebra. De ahí que lo llamen el rey soso y el rey trincón que ha blindado la corona y hasta tiene a su orden a todo un ejercito de más de diez mil tíos los que forman la Guardia Real el cuerpo más corrupto y en peor baja forma física de todo el ejercito para defender la Zarzuela. Es junto con la reina de Inglaterra uno de los grandes millonarios de Europa. También dicen que es gafe porque hay en su vida pasado detalles oscuros como por ejemplo el haber matado a su hermano el sucesor del trono con una pistola dicen que estando limpiando el arma pero las armas las carga el diablo y el tiro se le escapó. Está visto y comprobado que el pueblo llano detesta a estos “royals” hispanos. Pero ya doña Carmen Polo de Franco hizo de Juan Carlos I la mejor definición:
-No sólo parece medio tonto; es malo
Pobre España. Uno no sabe cómo va a acabar esto. Se largará al extranjero. Tiene todas sus cuentas asentadas en bancos suizos y londinenses. A todo cerdo le llegará su sanmartín y este nos ha puesto la albarda no sólo a mí sino a muchos españoles. En esta corrupción coronada no hay libertad de conciencia. Los periódicos las prensas las consignas plataformas y platós las manejan ellos.
POR SU INTERÉS REPRODUCIMOS EL ARTICULO DE ANTONIO CASTRO VILLACAÑAS: EL VERDADERO DESARROLLO ECONOMICO LO HIZO FRANCO NO LA DEMOCRACIA
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1 . Sobre la crisis. Hablando sobre lo mal que está hoy España y lo peor que estará en 1912, muchos comentaristas en prensa, radio y TV suelen decir que en cambio fue impresionante el desarrollo socio-económico logrado después de la muerte de Franco. Ello les sirve como punto de apoyo para exaltar una vez más el ejemplo de transición democrática, pacífica y tolerannte, dada por el rey y el pueblo español a partir de 1976. Casi nadie recuerda -me parece- que un verdadero desarrollo se produjo entre nosotros desde 1939 y desde 1966, a base sobre todo del esfuerzo, la ilusión y la paciencia de los españoles que gobernaba Franco. Por unas razones y por sus contrarias muchos analistas conceden suma importancia a la redacción y la aprobación dada por los constituyentes de 1978 a la Carta Magna que desde entonces rige. Otros insisten en que lo mejor de todo lo que nos ha pasado es que Felipe González y el PSOE llegaran pacíficamente al poder en 1982. Otros, por último, se empeñan en decir que el no va más allá de la democracia, la felicidad y el desarrollo se lograron con el retorno al gobierno de la renovada derecha española que en 1996 dirigía José María Aznar. Fuera de tan insignificantes matices, todos los comentaristas coinciden en reconocer la formidable y espectacular transformación de este país habida desde la implantación por don Juan Carlos, hace 35 años, de la monarquía parlamentaria y democrática, y con ella del "espíritu de la transición", es decir, del recíproco perdón entre los vencedores y los vencidos en la guerra civil y de la armoniosa y concertada convivencia en cada periodo parlamentario entre los gobernantes y quienes les hacían la oportuna oposición. 2. Sobre la política y el tiempo. No hay nada mejor que recordar a Heráclito en estos días en que tanto se habla de Urdangarín, crisis, nuevo gobierno y llegada del frío: "todas las cosas de este mundo son y no son, porque todo en el mundo fluye, todo está cambiando constantemente, constantemente naciendo y muriendo. Es imposible bañarse o sumergirse dos veces en uno e idéntico río." 3. Sobre José Antonio. Tengo a orgullo el tratar de ser joseantoniano. Es decir, me esfuerzo a diario en interpretar, traducir, incluso inventar, lo que José Antonio haría si viviera hoy esta España, esta Europa, este mundo. Yo sé que a pesar de todo existen bastantes joseantonianos dentro y fuera de España, aunque serlo -y sobre todo proclamarlo- no está bien visto ni por los que presumen de ser demócratas, progresistas o simplemente actuales, no digamos nada de quienes tienen a orgullo ser de derechas o de izquierdas. Incluso en algunos ambientes que profesan cierto culto al fundador de Falange Española prefieren llamarse militantes a joseantonianos y dan a este calificativo un cierto tono despectivo. 4. El pragmatismo. El modo de ver y pensar las cosas que predomina en nuestro mundo y en nuestro tiempo es el que domina la moderna filosofía y la ciencia y la práctica fundamento y consecuencia del capitalismo. Se llama acercamiento metafísico. En política está reflejado en el famoso pragmatismo "si funciona, debe ser correcto" y en el constante llamamiento a los hechos, aunque sean aislados. Pero los hechos no se seleccionan a sí mismos, sino que deben ser elegidos y calificados por los hombres. El orden y la secuencia en que se les ordena, así como las conclusiones que de ellos pueden obtenerse, depende de las nociones preconcebidas del individuo e instaladas en el grupo. De esta forma, los llamamientos e invocaciones a los hechos, a los que los materialistas suponen estar siempre de acuerdo con una gran imparcialidad científica, suelen ser siempre tan sólo una cortina de humo para ocultar los prejuicios de quienes los utilizan. Quizá esto sirva para comprender mejor las causas y las consecuencias de lo que llamamos crisis. 5. La crisis de España. Se equivocan quienes piensan y actúan para salvar a España de una crisis económica. Nadie puede negar que ésta existe y que es de suma gravedad. Pero no es la única que existe y pone en peligro el presente y el futuro de nuestra Patria. Por lo menos son igual de graves las crisis política y moral que venimos padeciendo desde 1977: la que facilita la descomposición territorial, histórica y futura de España, y la que menosprecia y descompone los valores que sirvieron para hacernos hombres y para con pasión, esfuerzo y sacrificio destacar en el mundo. 6. Felicidades. Mis mejores deseos de paz, prosperidad y buena ventura en esta Pascua de Navidad y a lo largo de todo el año 2012 para mis lectores. |
miércoles, 28 de diciembre de 2011
VIVA PUTIN
HERMOSURA DE LA RADIO Y LA LENGUA RUSA
Declina la tarde, un sol largo, bonancible, que a la tarde luchará con la cencellada. Escucho la VOR (Voice of Russia) o Golos Rossia. Es un sedante que no empece la circulación de las ideas mientras tecleo y sueño con un periodismo y una vida pública mejor para mi patria, España, donde las radios cacarean, postulan, imponen, hechos consumados, el tragala, a bailar con la más fea. Retaría yo a los monstruos sagrados de nuestras emisoras, la COPE, Intereconomía, la Ser, Onda Cero y a los Gabilondo a los del Olmo a los Herrera que pinchasen este sitio de Internet. Tendrían mucho que aprender. Se conjuga la conversación con la música. La mujer rusa no solamente se encuentra entre las más bellas del mundo sino que también su voz es una perpetua canción.
La lengua rusa, difícil –tiene nueve casos nominativo genitivo dativo acusativo instrumental y preposicional y las conjugaciones son complicadas por existir cinco estamentos de verbos fuertes- pero pegadiza y eufónica. Como el griego.
Carece de la oscuridad de otras lenguas eslavas y es un idioma que esgrime las mismas vocales que en castellanos y todas se pronuncian aunque existen sonidos diferentes como Җ, Ҷ, ӭ,ӹ intervocalicas que no tienen equivalente en nuestra jerga.
Su aprendizaje es matemático como el latín y es una gimnasia mental con la particularidad que se trata de una lengua viva y no muerta como el griego. Si dominas el ruso el inglés y el alemán te resultarán un paseo militar. Nuestros políticos en su campaña de despañolización imponen el inglés como lengua parigual al castellano, pero se olvidan del ruso. El inglés es una lengua muy sencilla pero los brits quieren hacerla difícil porque ellos mismos la hablan mal y tratan de convertir su enseñanza en una fuente redivisas. En los “dictores” (locutores) se nota la alegría de la fiesta más importante para los moscovitas el año nuevo. Chasti novi Godom 2012 resuena por todas las partes. Drasvite. Saludos. He escuchado una entrevista con el canciller Lavrov uno de esos grandes diplomáticos que quedan en la escena internacional formado en Harvard y en Oxford.
Tiene una hermosa voz profunda de bajo. Moscú está toreando la campaña “prejuiciosa” y tendenciosa contra Vladimir Putin. Lavrov mostraba su preocupación por el posible estallido de una guerra entre Siria e Israel. Oriente Medio es un horno.
El gobierno de Tel Aviv donde cunde la histeria amenaza con utilizar el arma nuclear lo que tendría consecuencias irreparables. Pido a Dios que los buenos oficios de Lavrov el mejor hombre del gobierno de Putin paren la escalada bélica. Por el momento felicitemos en ruso esa lengua de los ángeles cuando en las misas se entona el himno del serafín: S NOVbiM GODOM 2012… Sdrazvite, moi druga; la salud de dios esté con vosotros, amigos. VIVA PUTIN
EL RUSO UN REGALO DE LOS SENTIDOSHERMOSURA DE LA RADIO Y LA LENGUA RUSA Declina la tarde, un sol largo, bonancible, que a la tarde luchará con la cencellada. Escucho la VOR (Voice of Russia) o Golos Rossia. Es un sedante que no empece la circulación de las ideas mientras tecleo y sueño con un periodismo y una vida pública mejor para mi patria, España, donde las radios cacarean, postulan, imponen, hechos consumados, el tragala, a bailar con la más fea. Retaría yo a los monstruos sagrados de nuestras emisoras, la COPE, Intereconomía, la Ser, Onda Cero y a los Gabilondo a los del Olmo a los Herrera que pinchasen este sitio de Internet. Tendrían mucho que aprender. Se conjuga la conversación con la música. La mujer rusa no solamente se encuentra entre las más bellas del mundo sino que también su voz es una perpetua canción. La lengua rusa, difícil –tiene nueve casos nominativo genitivo dativo acusativo instrumental y preposicional y las conjugaciones son complicadas por existir cinco estamentos de verbos fuertes- pero pegadiza y eufónica. Como el griego. Carece de la oscuridad de otras lenguas eslavas y es un idioma que esgrime las mismas vocales que en castellanos y todas se pronuncian aunque existen sonidos diferentes como Җ, Ҷ, ӭ,ӹ intervocalicas que no tienen equivalente en nuestra jerga. Su aprendizaje es matemático como el latín y es una gimnasia mental con la particularidad que se trata de una lengua viva y no muerta como el griego. Si dominas el ruso el inglés y el alemán te resultarán un paseo militar. Nuestros políticos en su campaña de despañolización imponen el inglés como lengua parigual al castellano, pero se olvidan del ruso. El inglés es una lengua muy sencilla pero los brits quieren hacerla difícil porque ellos mismos la hablan mal y tratan de convertir su enseñanza en una fuente redivisas. En los “dictores” (locutores) se nota la alegría de la fiesta más importante para los moscovitas el año nuevo. Chasti novi Godom 2012 resuena por todas las partes. Drasvite. Saludos. He escuchado una entrevista con el canciller Lavrov uno de esos grandes diplomáticos que quedan en la escena internacional formado en Harvard y en Oxford. Tiene una hermosa voz profunda de bajo. Moscú está toreando la campaña “prejuiciosa” y tendenciosa contra Vladimir Putin. Lavrov mostraba su preocupación por el posible estallido de una guerra entre Siria e Israel. Oriente Medio es un horno. El gobierno de Tel Aviv donde cunde la histeria amenaza con utilizar el arma nuclear lo que tendría consecuencias irreparables. Pido a Dios que los buenos oficios de Lavrov el mejor hombre del gobierno de Putin paren la escalada bélica. Por el momento felicitemos en ruso esa lengua de los ángeles cuando en las misas se entona el himno del serafín: S NOVbiM GODOM 2012… Sdrazvite, moi druga; la salud de dios esté con vosotros, amigos. VIVA PUTIN
una consecuencia de la judaización de Jerusalén
LA IGLESIA SIRIA EN PELIGRO DE MUERTE
Abundando en la idea ya publicada sobre la expulsión de los cristianos de los Santos Lugares. Es la entrada que más visita tiene esta bitácora (es un libro que narra las aventuras de un fraile menor que fue andando hasta la Ciudad Santa y de la protección que ha tenido la corona española de los santos lugares) el patriarca de la iglesia maronita monseñor Ignacio ha lanzado un SOS. Su iglesia la primera en estatuto, evangelizada por san Pablo cuya conversión ocurrió camino de Damasco, la que reza en arameo que era el idioma del Salvador, fenece. La situación política que vive el país en estos momentos ha agravado las cosas. El sionismo ha sido tajante al respecto: descristianización de la Ciudad Santa primero. El segundo paso echar a los árabes de la franja de Gaza y Cisjordania y la judaización de Judea y Samaria, como exigen los ultra ortodoxos. Es un dios terrible el que clama en sinai que nada tiene que ver con Cristo que es el perdón, la reconciliación, la belleza en continua confrontación con los pecados y egoísmos de los hombres. ¡Ay de ti Jerusalén que matas a los profetas quise protegerte como la gallina mete a sus polluelos bajo sus alas pero tú no hiciste caso! La iglesia siria es una iglesia jacobita que consiguió llegar hasta la india pues parece ser que el apóstol Santiago y Tomás caminaron juntos a bautizar el indostaní. Los je3suitas portugueses al desembarcar en Goa destruyeron estas iglesias primitivas y persiguieron a sus súbditos. No fue muy cristiana esa actitud por cierto de San Francisco Javier y sus compadres de la provincia de Lusitana que fueron allí a predicar el evangelio a los “infieles”. Resulta que ya lo conocían y vivían en comunidades cristianas según la regla primitiva de amar y compartir. Pero en nombre de Dios se esgrime la cimitarra del fanatismo y los jesuitas no estuvieron muy finos. Esto de creerse en posesión de la verdad siempre me llenó de congoja.
Miércoles, 28 de diciembre de 2011
lunes, 26 de diciembre de 2011
RECUERDO DE UNA NAVIDAD
ENRIQUE CUARTO AGRIDULCE REINAR
El monarca misterioso
AGRIDULCE REINAR
Aquella navidad de mi niñez tocamos la zambomba, hicimos música rascando la botella de anís con el almirez y cantamos villancicos ante el belén que había colocado mi hermano Nano adornando con musgo el portal traído de las peñas de la cantera donde se afanaba en su pobreza el Tío Enrique y su cuervo al que había enseñado a hablar y a decir palabrotas a los chicos. Con papel albar se hizo una especie de arrollo y a la orilla estaban las figuritas de las lavanderas. Un pastorcito iba camino del portal con un cordero al hombro. La cena pobre consistió en castañas y algo de asado. El villancico que cantamos aun resuena en mis orejas. “Sobre tu cunita niño he visto arder una farolica como la del tren… que alumbra con gas a la medianoche y a la madrugá” era un cantar ferroviario y era apropiado para aquel momento pues vivíamos al lado de la estación cerca de la Dehesa Boyal que donó al concejo Enrique IV y donde se celebraba por san Pedro la gran feria de ganado. El pitido del tren traspasaba el silencio de la madrugada. Habíamos aprendido cuando dormíamos y la señal acústica de los convoyes que iban lejos nos despertaban a distinguir a un mercancías que solían circular hasta el alba, del correo de Santander o del automotor de Medina o los trenes militares que llevaban soldaditos hasta África. Mi padre se puso algo melancólico recordado otras navidades del ayer, los pensamientos se alejaban en la evocación de las Nochebuenas en la majada o en el frente de Teruel. La nochebuena se viene la nochebuena se va y nosotros nos iremos para no volver más. Levantados los manteles, mi padre me preguntó si iba a misa de gallo y yo le dije que sí, tengo que ayudar. ¿Quién es el capellán? Don Valeriano. Pues abrigate, hijo. No olvides el tapabocas ni el pasamontañas. Había caído una gran nevada y era tan brillante la luna que la noche parecía iluminada. Hasta llegar a la fuente de la Dehesa tenía que pasar el puente de Valdevilla, atravesar la cuesta que eleva el Río clamores al ocultarse como un Guadiana, cruzar por entre medias de la Base Mixta y la cárcel cerca de los jardines de Villangela, desde donde se subía por la plaza de toros a los centenarios depósitos de agua del acueducto, la fabrica de Caretas donde se fabricó el biscuter y la de Klein donde se fabricaran caretas antigas de la primera guerra mundial. Todo era campo por aquellos días de mediado el siglo XX pero en el siglo XV tupido bosque donde solía cazar el Rey Nuestro señor y sería precisamente en una quinta de recreo donde se alzaría el palacio-monasterio bajo la advocación de San Antonio de Padua, san Antonio el Real. Hacía yo el recorrido cuatro veces dos por la mañana y dos por la tarde y me conocía cada recoveco, cada castaño de Indias y allí empezó mi fascinación por roma y por la historia de España desde aquel día que vi sacar unos huesos en una rumba romana que excavaron a la puerta misma de donde estaba la casa del capellán de las hermanitas de los pobres. En el epígrafe se decía que la difunta era una “puella” (muchacha) que falleció a los quince años. Tanto el capellán don Pablo como don Valeriano leyeron el epígrafe y rezaron una oración por el eterno descanso de aquella adolescente muerta en los tiempos de Trajano. Hacía frío y me abrigué con el tapabocas. En la dehesa boyal dormían los rebaños de la Mesta miles de cabeza de ganado. Los mastines me ladraban al pasar pero el rabadán de vigilancia me advirtió que caminase sin miedo, los perros no te harán nada, chaval, y menos hoy, repuse hoy que ha nacido Dios:
-¿Vas a misa de gallo?
-Sí, señor.
-Pues felices pascuas, zagal.
Cerca de la base mixta y frente al dispensario antituberculoso me asomé a la verja donde yacía desportillado un carro de combate de la primera guerra mundial, ruedas enormes, ¿Qué haría en Segovia aquella reliquia de la batalla del Somme? Rápidamente al rebufo de los muros leprosos de la huerta de las monjas, altos muros misteriosos de adobe me planté en el convento escondido entre un bosque casi de olmas. Como don Valeriano se había puerto malo le sustituyó como oficiante el capellán del hospicio don Ramón. Que era un cura alto con un gran corpachón que remataba en una cabeza de garbanzo y una voz profunda. Conocía todos los misterios de la historia de España aquel buen capellán. Entré en la sacristía y sor Fuencisla la demandadera ya tenía preparadas las vinajeras, sentí su voz detrás de las cortinas de la clausura del coro bajo:
-Buenas noches, sor Fuencisla.
-Buenas noches, hijo y alegría.
-Sí, señora, alegría y placer que esta noche nace el niño en el portal de Belén.
-Me gusta ¡qué bien te los sabes! Debes de ser un chico listo.
-No se crea, sor, el latín no se me da mal pero no me entran las matemáticas
Sor Fuencisla estaba más contenta que unas pascuas y me dijo que en el convento hubo fiesta y tambien entonaron villancicos al Niño Jesús como en todos los hogares españoles por tan señalada fecha. Al poco llegaba don Ramón que venía tosiendo- pues era un empedernido fumador y moriría el hombre al poco tiempo de la caja cambios- desde el zaguán un tanto azacaneado y moviendo para los lados la cabeza y con las botas cubiertas de nieve manteos y capisayos al desgaire accionando los brazos largos. Pendulaba en todas direcciones el buen capellán su cabeza insignificante y pequeñita, de garbanzo. Sí; tenía un melón ridículo sobre los hombres pero en aquella testa cabía toda la historia de España de la cual nos daba clases magistrales y se cabreaba muchísimo cuando aquellos libros de texto ponían cosas muy desagradables sobre el monarca de la granada y del reinado agridulce. Por eso en el seminario los latinos le pusimos de mote Don Cicerón que es lo que significa el apodo en la lengua del Lacio. Creo que por ese cabo me convencí de que el rey segoviano había sido difamado y que sería preciso rehabilitar su figura de tanto escarnio.
Se vistió el presbítero a toda prisa los ornamentos blancos y yo mismo con otro monaguillo que se llamaba Otero salimos con paso solemne de la sacristía, uno portaba el cirial y el otro un incensario. El coro empezó a entonar la antífona:
Asperges me, Domine, hisopo et mundabor. Lavabis me et super nivem dealbabor.
Miserere mei Deus secundum magnam misericordiam tuam. Vidi aquam egredientem de templo et omnes ad quos pervenit aqua ista salvi facti sunt et dicent: aleluya
Las notas gregorianas del asperges en tono andante ma non tropo resonaban hermosas cantadas por las voces blancas de las clarisas y habían sonado en aquel templo desde su fundación por el rey don Enrique nuestro Señor durante medio milenio. Era el catolicismo “at work” en su gloriosa tradición de “business as usual”. Pasan las generaciones, nacen y mueren los hombres, las primeras que lo cantaron yacían en humildes sepulturas, amortajadas con el cordón franciscano de tierra en la Huerta del Nogal en el patio central del convento. Luego don Ramón con su voz cascada y potente de fumador empedernido pronunció el exorcismo:
Exaudi nos domine sancte páter aeterne Deus et mittere digneris sanctum angelum tuum de coelis qui custodiat, foveat, protegat, visitet atque defendat omnes habitantes in hoc habitáculo
El preste sabía que su negocio tenía que ver con la eternidad y rogaba para que alejase el espiritu del mal a todos los moradores de aquella casa. Amen. Estaban todas las lámparas encendidas. El retablo de la crucifixión con sus maravillosas figuras de arte flamenco en relieve, tan vividas y tan copiadas al natural que hacían pensar en cómo era el rostro de los hombres en la edad media, no sólo los reyes sino los menestrales, los rabadanes y los tejedores que iban y venían a Flandes con la lana de las merinas de Segovia, refulgía como los chorros del oro. San Antonio de Padua, talla neogótica, con un misal en la mano, y su cerquillo de fraile menor iluminándole el rostro En las paredes de damasco colgaban algunos cuadros religiosos con reporteros en los cuales se representaba el escudo de armas de los Reyes Católicos, (que dotaron al convento, si bien fue su predecesor el que lo fundara habilitando para la ocasión una finca a la afueras que tenía para sus recreos cinegéticos) y escenas de la Natividad y allí estaban los bancos de roble macizo que lucían entremedias las armas de Castilla y el blasón del penúltimo de la Casa Trastamara: una granada. Buen símbolo porque decía don Enrique:
-He aquí mi agridulce reinar.
Estaban vacíos los bancos porque debido a la gran nevada había acudido poco personal a aquella misa del gallo. Únicamente cuatro viejas así como el carpintero Geroteo el mejor feligrés de aquella comunidad, una buena persona pero que tenía fama de empinar el codo un poquito y aquella nochebuena había pimplado de más porque olía a anís que le llevaban los demonios cuando fui a darle a besar el portapaz. Con esa generosidad de los beodos el bueno de Geroteo y sonriéndome cordial sacó de la pelliza una moneda y me dio un duro de plata:
-Toma, monago, tu aguinaldo.
Pocas veces a lo largo de mi carrera como monaguillo y seminarista he visto brillar tanta alegría y tanta munificencia como en los ojos de aquel borrachín. Tampoco tanto oro. El cristianismo suele ser generoso. Un duro cinco, pesetas de las de entonces constituían un dineral para los niños de mi edad. Guarde Dios tu alma cristiana, Geroteo y este gesto me persuade en mis convicciones de que nada es lo que parece en este mundo que hay que ir con pies de plomo a la hora de enunciar juicios de valor. Cuando fue a besar al Niño y yo sostenía a don Ramón el humeral, Geroteo con paso vacilante y la cara roja me guiñó un ojo. La misa terminó en la efervescencia y candor con que la liturgia católica guarda para esta santa noche. En la iglesia hacía un frío que pelaba porque no había calefacción ni estufas por aquel entonces. Sin embargo puede ser y así ahora lo pienso que la luz que fulgía de la estrella del portal de Belén calentase nuestros cuerpos y nuestras almas. Ya en la sacristía las buenas monjitas nos agasajaron con vino de misa soplillos y pastas. Sor Fuencisla que me tenía buen concepto me encareció que fuese bueno y que estudiase y que siguiera devoto de San Antonio. Así lo soy y lo he sido toda mi vida. El órgano remató glorioso una fuga de Bach interpretada por una de las hijas de Santa Clara de Asís que en el siglo había estudiado siete años de conservatorio, Sor Jesusa, y las notas golpeaban caricias sobre los empinos de las bóvedas de crucería y los arcos escarzanos y conopiales. Dirigiendo mensajes de amor divino hacia la luna llena que asomaba yerta y pasmada por entre los vitrales de la nave del crucero Una nochebuena más. A la salida y entre la euforia de los vapores del licorcillo de consagrar más de tres copas generosas me tomé con la aquiescencia del capellán y de la propia priora que un día es un día, bajó un arco que lleva al salón del trono, tuve una visión. Yo vi acercarse a un caballero, llevaba sobre los hombros un ropón de cordero que le cubría la pelliza, un turbante como los de los moros. Era rubio, trabado de hombros, una barba rojiza, los pies grandes, las manos como manoplas de segador y un aspecto campechano pero había una indecisión que recobraba su persona, timidez y amabilidad, transmitía llaneza y familiaridad. Bien pudiera pasar por un tratante de los que acudían al azoguejo los jueves de mercado y que después de comer cordero asado regado con clarete de Peñafiel se ponían un palillo entre los dientes y se sentían felices en su pobreza, pero había una distinción en su rostro y unos ojos claros y misteriosos de rey godo, cuya sangre corría por sus venas mezcladas con las de todas las dinastías de Europa: los Valois, los Plantagenet, los Lancaster y la de la casa de Anjou y de Viana y un cierto reposo pleno de dignidad, porque, “donde ponía- escriben los cronistas- la vista mucho le duraba el mirar. Este lento mirar le convertían en un ser distinto a los demás. A todas luces se trataba de un personaje majestuoso. No debía de ser muy friolero aunque bien pudiera ser que los cuerpos gloriosos no acusan el acoso de los incidentes climatológicos ni padecen enfermedades. Era don Enrique igual que yo me lo imaginara. Me recordaba a mi abuelo con su nariz y con sus fuertes corvas, la cuadratura algo petiza de los labrantines que por aquellos días se pasaban la vida inclinados sobre el surco, segando, bieldando, dando haces en ese ir y venir castellano que llaman acarrear. Todo es movimiento y variación.
Se fue a sentar junto a una mesa de pino junto a un altar y se reclinó sobre el respaldo del sillón frailuno. Había mandado traer un brasero y de vez en cuando revolvía la ceniza con una badila.
-Hace frío en Segovia y mucho más la noche de Navidad. Ven, chiquito.
Comprendí quien era el fantasma. Mis sueños o mis delirios me habían trasladado hacia el propio Rey el cuarto de los Enriques de Castilla.
- Aquí estoy, Majestad.
- Somos paisanos. A ti te bautizaron en San Millán y yo recibía las aguas santificantes en la de San Martín.
- ¿Y eso cómo lo sabe, Majestad?
- Las almas de los difuntos somos espíritus puros y podemos penetrar en todos los misterios de la condición humana. Conocemos el pasado el presente y el futuro. He venido a darme una vuelta por mi heredad. Este era mi palacio de verano. En vida a mí me gustaba mucho cazar. Cuando abatía un jabalí lo asábamos a la estaca en esa cocina enorme del monasterio que tú habrás visto y luego nos lo comíamos en amistad aunque por su ley la carne de cerdo estaba prohibida. Menudas cuchipandas.
- Ya pero cuando el hambre aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Eran todos ellos moros de Aragón.
- Ya pero cuando el hambre aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Era todos ellos moros de Aragón.
No me sorprendió aquella respuesta de aquel bien rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear. En aquella fatiga se reflejaba quizás la eternidad del mundo. Dentro del movimiento y variación todo es igual y también la sabiduría del conocimiento de los hombres. La condición humana sigue aferrada a los principios de la casuística. Me dijo que uno nacía ladrón, otro forzador de doncellas, aquel homicida y esotro para la gramática o la especulación. Unos se entregan al vino y a los placeres de la panza y otros sólo prueban el agua. Unos blancos y otros negros, unos grandes y otros chicos. Unos valetudinarios y enfermizos y otros que no toparon jamás con un galeno. Y entretanto realizaba estas reflexiones jugaba con la granada de su blasón como si fuese una pelota. Ama y haz lo que quieras, comentaba san Agustín pero eso es sólo retórica. Nunca se podrá acomodar a esa perspectiva de amar al prójimo como a ti mismo. Tales expresiones no resultaban sino hablar bonito. Tu pusilanimidad alteza nace de tu sabio conocimiento del ser humano. Prefiero cazar por esos montes. Las alimañas del campo son menos dañinas que algunos palaciegos de mi corte. Eligió buen símbolo como lema para su reinado agridulce. La granada es el fruto que más se parece al almibar y al acíbar. Más que un blasón era una profecía. Entraremos en Granada mas eso quedará para mis sucesores. ¿Y de qué nos servirá vencer a los moros si no somos dueños de nostros mismos?, dijo en un tono más reflexivo. La iglesia se había transformado en palacio. Sonó un rabel y unos puericantores cruzaron la habitación y saludaron al Rey:
-Buena pascua y buenos años, Alteza.
Don Enrique se les quedó largo rato mirando pero no pronunció palabra. Subía y bajaba la música del rabel alternando la clave de los arpegios. Uno de los juglares de palacio con motivo de la Navidad para hacer dedos componía un madrigal a su amada. Un rabino con un cantoral enorme con herrajes se llegó hizo una reverencia y le besó la mano. El librote que llevaba bajo el brazo era el Talmud con todas las enseñanzas. Se sentía el ladrar bronco de los lebreles de la jauría. Piafaban los mulos en las caballerizas. El pastelero de Madrigal en la cocina alimentada por leños de roble preparaba un guiso preferente. Otros rancheros doraban la carne de un buey que sería servido al día siguiente en el convite que daba su Majestad todos los años por estas fechas a los nobles de Segovia, al corregidor y al obispo. Le miré de nuevo y su aspecto era de total fatiga como si humillado y preterido hubiera alzado bandera blanca frente al cruel destino. Entonces despareció la visión. Todavía me dio tiempo a vagar por las dependencias de la mansión. Estaba habitada por frailes menores de la observancia y por claustrales. Los descalzos discutían con los calzados. Uno de forma muy violenta apostrofaba a un compañero que decía llamarse fray Pedro de Villacastín por habersele visto por malos pasos a altas horas de la madrugada por los lupanares de Segovia y este respondía que acompañaba al rey en estas giras por la ciudad a casa de las visitadoras y que más pecaba la lengua que el ojo. Contó la historia de doña Guiomar de la cual el rey estaba muy prendado con gran enojo de la reina doña Juana. Otro de los religiosos contaba cosas maravillosas del monarca no sólo sus proezas sexuales de quinque in eadem nocte sino su fuerza inaudita de domador de leones porque tenía una partida de estos animales que le había regalado el rey de Granada y que él solo entraba en la jaula para darles de comer y que estas fieras en lugar de atacarle le lamían la mano. Observantes y claustrales se llevaban a matar por lo que la conllevancia resultaba harto problemática en aquel monasterio. Pleitos entre claustrales y observantes, la cosa llega hasta Cisneros y parece mentira que perteneciendo ambos bandos a la misma orden del cordón sus actitudes tengan poco de seráficas y mucho menos de cristianas. Igual ocurre entre los agustinos regulares y los monacales, el Carmen descalzo y los que llevaban zapatos.
Al rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear le hastiaba la vehemencia con que cada feudo enarbolaba su estandarte porque -sepan cuantos- era un príncipe que detestaba la violencia y se desmayaba a la vista de la sangre. Me preguntó qué que era lo que quería ser de mayor y torció el gesto.
-Tú no vales para clérigo ni para político. Tienes alma de guerrero pero como eso no puede ser, abrazarás la vida áspero e ingrata de las letras; escritor, mi cronista.
Aun desconociendo a punto fijo cual era el significado de aquel augurio que enunciaba (ciertamente, a mí me gustaba emborronar y mandaba mis articulitos y mis cuentos al “Sígueme” y a la “Hoja parroquial y alguna vez mi nombre en letras de molde) la idea me atraía. Escribir por tu propia cuenta y riesgo, tener ideas personales, no vivir a lo borrego, no comulgar con ruedas de molino y pensar por boca de ganso, lo que diga la masa, peligroso oficio y arriscado afán. Me iba a uncir al yugo compartiendo el infortunio y la soledad del hombre de letras. Largas vigilias, trabajo perdido, mayúsculas decepciones, mensajes del naufrago dentro de una botella. Vivir hablando y pensando con los difuntos apartándose de los vivos. A sabiendas de querer robar el fuego sagrado a los dioses y de entrar en el laberinto de Creta burlando al cancerbero universal, ese que no habla, no sabe no contesta y cuando lo interrogas hace un movimiento de sí o no con la cabeza. Recorrer el dédalo de la literatura si no llevas contigo el ovillo de Ariadna es exponerte a las cornadas del Minotauro que es un mihura que no falla ninguna de sus embestidas. Los pensadores son humillados y ofendidos. Al vulgo no se le puede llevar la contraria que sólo cree en el poder y en la riqueza en los placeres del lecho y de la mesa.
-Pese a todo, niño segoviano, conocerás el Bien, la Verdad y la Belleza. Y ese es el Cristo- dijo su Majestad rompiendo un largo silencio de taciturnos pensativos- Aunque se desprecie la doctrina y las togas cedan a las armas. Serás rebelde y comunero.
-Entraremos en Granada, señor.
-Eso se hará. Pero yo no lo veré. Boabdil chiquito entregará las llaves de la alhambra a mi sucesora y hermana. Se habrá consumado un sueño, culminaremos el prpósito de venganza de la ignominia de la Cava Florinda. Ese es el sueño de España, la unidad nacional bajo el reinado de la cruz. Yo no sé si lo he conseguido pero pelée en Gibraltar y aquí estan las heridas en mi cuerpo para probarlo y mis caballeros, Enrique de Guzmán y el Conde de Niebla colocaron el pabellón de Castilla en lo alto del peñote.
-Actualmente sólo hay ingleses y moros.
-Hasta que Gibraltar no sea tierra española cundirá la desazón y volverán los bandos y las armas de los españoles unos contra otros-dijo el Monarca Misterioso. Y prosiguió:
-Soy amigo de moros porque quiero atraerlos hacia nuestra causa. Son buena gente pero acérrima. Muy cabezotas, hijo, muy cabezotas. Lo malo es que detrás del moro está el judío y ambas religiones confabuladas contra nosotros constituyen un enemigo casi invencible. Ello forma parte sin embargo de la maldición de don Rodrigo.
Casi me dieron ganas de abrazarle pero como sabía que era un ángel o un trasgo que bullía en mi cabeza no me atreví. Me quedé mirando para el artesonado de siete faldones que se alzaba sobre nuestras cabezas, una maravilla del arte morisco, con las estrellas de David labradas en pan de oro y toda esa esgrafía morisca de talante tan segoviano que huye de estampar en las paredes la figura humana y se entrega a los arabescos y ajarafes, en labor de ataujía, para no desairar al Profeta. Las tres culturas bajo la preeminencia de la cruz eran impronta enriqueña y se perdió mi mirada entre los baquetones y boceles de la capilla de Santa Úrsula. Más arriba coronaba el palacio la espadaña de ladrillo rojo con su tejadoz liso de pizarra, su tortea y su veleta. La campana estaba sonando a maitines y en el halda podría leerse la inscripción latina Henricus me fecit.
-Muchas misas me habrán dicho las queridas monjas
el aire se remansaba y cruzaba los ámbitos del monasterio una inusual quietud. Estábamos en el salón del trono el rey y yo arropados por la imagen del querido san Antonio que él donara y un cristo atado a la columna que debió de salir del buril del Divino Morales. Defenderemos la verdadera fe y Dios nos ayude. De lo que ocurra después mejor no preocuparse. Alguien llorará sobre nuestras cenizas. En la sala capitular la tumba que él construyó para su enterramiento. Lo inhumaron en Guadalupe al lado de su madre la portuguesa doña Juana. Recordé un cantar que me enseñó mi madre al Antonio divino y santo:
si busca milagros, mira: muerte y error desterrados
miseria y demonio huidos leprosos y enfermos sanos
el mar sosiega su ira, redímense encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos
el peligro se retira los pobres van remediados cuéntenlo los socorridos díganlo los paduanos
En aquel instante el espectro despareció y yo me perdí por los pasillos del gran laberinto de la existencia
AGRIDULCE REINAR
Aquella navidad de mi niñez tocamos la zambomba, hicimos música rascando la botella de anís con el almirez y cantamos villancicos ante el belén que había colocado mi hermano Nano adornando con musgo el portal traído de las peñas de la cantera donde se afanaba en su pobreza el Tío Enrique y su cuervo al que había enseñado a hablar y a decir palabrotas a los chicos. Con papel albar se hizo una especie de arrollo y a la orilla estaban las figuritas de las lavanderas. Un pastorcito iba camino del portal con un cordero al hombro. La cena pobre consistió en castañas y algo de asado. El villancico que cantamos aun resuena en mis orejas. “Sobre tu cunita niño he visto arder una farolica como la del tren… que alumbra con gas a la medianoche y a la madrugá” era un cantar ferroviario y era apropiado para aquel momento pues vivíamos al lado de la estación cerca de la Dehesa Boyal que donó al concejo Enrique IV y donde se celebraba por san Pedro la gran feria de ganado. El pitido del tren traspasaba el silencio de la madrugada. Habíamos aprendido cuando dormíamos y la señal acústica de los convoyes que iban lejos nos despertaban a distinguir a un mercancías que solían circular hasta el alba, del correo de Santander o del automotor de Medina o los trenes militares que llevaban soldaditos hasta África. Mi padre se puso algo melancólico recordado otras navidades del ayer, los pensamientos se alejaban en la evocación de las Nochebuenas en la majada o en el frente de Teruel. La nochebuena se viene la nochebuena se va y nosotros nos iremos para no volver más. Levantados los manteles, mi padre me preguntó si iba a misa de gallo y yo le dije que sí, tengo que ayudar. ¿Quién es el capellán? Don Valeriano. Pues abrigate, hijo. No olvides el tapabocas ni el pasamontañas. Había caído una gran nevada y era tan brillante la luna que la noche parecía iluminada. Hasta llegar a la fuente de la Dehesa tenía que pasar el puente de Valdevilla, atravesar la cuesta que eleva el Río clamores al ocultarse como un Guadiana, cruzar por entre medias de la Base Mixta y la cárcel cerca de los jardines de Villangela, desde donde se subía por la plaza de toros a los centenarios depósitos de agua del acueducto, la fabrica de Caretas donde se fabricó el biscuter y la de Klein donde se fabricaran caretas antigas de la primera guerra mundial. Todo era campo por aquellos días de mediado el siglo XX pero en el siglo XV tupido bosque donde solía cazar el Rey Nuestro señor y sería precisamente en una quinta de recreo donde se alzaría el palacio-monasterio bajo la advocación de San Antonio de Padua, san Antonio el Real. Hacía yo el recorrido cuatro veces dos por la mañana y dos por la tarde y me conocía cada recoveco, cada castaño de Indias y allí empezó mi fascinación por roma y por la historia de España desde aquel día que vi sacar unos huesos en una rumba romana que excavaron a la puerta misma de donde estaba la casa del capellán de las hermanitas de los pobres. En el epígrafe se decía que la difunta era una “puella” (muchacha) que falleció a los quince años. Tanto el capellán don Pablo como don Valeriano leyeron el epígrafe y rezaron una oración por el eterno descanso de aquella adolescente muerta en los tiempos de Trajano. Hacía frío y me abrigué con el tapabocas. En la dehesa boyal dormían los rebaños de la Mesta miles de cabeza de ganado. Los mastines me ladraban al pasar pero el rabadán de vigilancia me advirtió que caminase sin miedo, los perros no te harán nada, chaval, y menos hoy, repuse hoy que ha nacido Dios:
-¿Vas a misa de gallo?
-Sí, señor.
-Pues felices pascuas, zagal.
Cerca de la base mixta y frente al dispensario antituberculoso me asomé a la verja donde yacía desportillado un carro de combate de la primera guerra mundial, ruedas enormes, ¿Qué haría en Segovia aquella reliquia de la batalla del Somme? Rápidamente al rebufo de los muros leprosos de la huerta de las monjas, altos muros misteriosos de adobe me planté en el convento escondido entre un bosque casi de olmas. Como don Valeriano se había puerto malo le sustituyó como oficiante el capellán del hospicio don Ramón. Que era un cura alto con un gran corpachón que remataba en una cabeza de garbanzo y una voz profunda. Conocía todos los misterios de la historia de España aquel buen capellán. Entré en la sacristía y sor Fuencisla la demandadera ya tenía preparadas las vinajeras, sentí su voz detrás de las cortinas de la clausura del coro bajo:
-Buenas noches, sor Fuencisla.
-Buenas noches, hijo y alegría.
-Sí, señora, alegría y placer que esta noche nace el niño en el portal de Belén.
-Me gusta ¡qué bien te los sabes! Debes de ser un chico listo.
-No se crea, sor, el latín no se me da mal pero no me entran las matemáticas
Sor Fuencisla estaba más contenta que unas pascuas y me dijo que en el convento hubo fiesta y tambien entonaron villancicos al Niño Jesús como en todos los hogares españoles por tan señalada fecha. Al poco llegaba don Ramón que venía tosiendo- pues era un empedernido fumador y moriría el hombre al poco tiempo de la caja cambios- desde el zaguán un tanto azacaneado y moviendo para los lados la cabeza y con las botas cubiertas de nieve manteos y capisayos al desgaire accionando los brazos largos. Pendulaba en todas direcciones el buen capellán su cabeza insignificante y pequeñita, de garbanzo. Sí; tenía un melón ridículo sobre los hombres pero en aquella testa cabía toda la historia de España de la cual nos daba clases magistrales y se cabreaba muchísimo cuando aquellos libros de texto ponían cosas muy desagradables sobre el monarca de la granada y del reinado agridulce. Por eso en el seminario los latinos le pusimos de mote Don Cicerón que es lo que significa el apodo en la lengua del Lacio. Creo que por ese cabo me convencí de que el rey segoviano había sido difamado y que sería preciso rehabilitar su figura de tanto escarnio.
Se vistió el presbítero a toda prisa los ornamentos blancos y yo mismo con otro monaguillo que se llamaba Otero salimos con paso solemne de la sacristía, uno portaba el cirial y el otro un incensario. El coro empezó a entonar la antífona:
Asperges me, Domine, hisopo et mundabor. Lavabis me et super nivem dealbabor.
Miserere mei Deus secundum magnam misericordiam tuam. Vidi aquam egredientem de templo et omnes ad quos pervenit aqua ista salvi facti sunt et dicent: aleluya
Las notas gregorianas del asperges en tono andante ma non tropo resonaban hermosas cantadas por las voces blancas de las clarisas y habían sonado en aquel templo desde su fundación por el rey don Enrique nuestro Señor durante medio milenio. Era el catolicismo “at work” en su gloriosa tradición de “business as usual”. Pasan las generaciones, nacen y mueren los hombres, las primeras que lo cantaron yacían en humildes sepulturas, amortajadas con el cordón franciscano de tierra en la Huerta del Nogal en el patio central del convento. Luego don Ramón con su voz cascada y potente de fumador empedernido pronunció el exorcismo:
Exaudi nos domine sancte páter aeterne Deus et mittere digneris sanctum angelum tuum de coelis qui custodiat, foveat, protegat, visitet atque defendat omnes habitantes in hoc habitáculo
El preste sabía que su negocio tenía que ver con la eternidad y rogaba para que alejase el espiritu del mal a todos los moradores de aquella casa. Amen. Estaban todas las lámparas encendidas. El retablo de la crucifixión con sus maravillosas figuras de arte flamenco en relieve, tan vividas y tan copiadas al natural que hacían pensar en cómo era el rostro de los hombres en la edad media, no sólo los reyes sino los menestrales, los rabadanes y los tejedores que iban y venían a Flandes con la lana de las merinas de Segovia, refulgía como los chorros del oro. San Antonio de Padua, talla neogótica, con un misal en la mano, y su cerquillo de fraile menor iluminándole el rostro En las paredes de damasco colgaban algunos cuadros religiosos con reporteros en los cuales se representaba el escudo de armas de los Reyes Católicos, (que dotaron al convento, si bien fue su predecesor el que lo fundara habilitando para la ocasión una finca a la afueras que tenía para sus recreos cinegéticos) y escenas de la Natividad y allí estaban los bancos de roble macizo que lucían entremedias las armas de Castilla y el blasón del penúltimo de la Casa Trastamara: una granada. Buen símbolo porque decía don Enrique:
-He aquí mi agridulce reinar.
Estaban vacíos los bancos porque debido a la gran nevada había acudido poco personal a aquella misa del gallo. Únicamente cuatro viejas así como el carpintero Geroteo el mejor feligrés de aquella comunidad, una buena persona pero que tenía fama de empinar el codo un poquito y aquella nochebuena había pimplado de más porque olía a anís que le llevaban los demonios cuando fui a darle a besar el portapaz. Con esa generosidad de los beodos el bueno de Geroteo y sonriéndome cordial sacó de la pelliza una moneda y me dio un duro de plata:
-Toma, monago, tu aguinaldo.
Pocas veces a lo largo de mi carrera como monaguillo y seminarista he visto brillar tanta alegría y tanta munificencia como en los ojos de aquel borrachín. Tampoco tanto oro. El cristianismo suele ser generoso. Un duro cinco, pesetas de las de entonces constituían un dineral para los niños de mi edad. Guarde Dios tu alma cristiana, Geroteo y este gesto me persuade en mis convicciones de que nada es lo que parece en este mundo que hay que ir con pies de plomo a la hora de enunciar juicios de valor. Cuando fue a besar al Niño y yo sostenía a don Ramón el humeral, Geroteo con paso vacilante y la cara roja me guiñó un ojo. La misa terminó en la efervescencia y candor con que la liturgia católica guarda para esta santa noche. En la iglesia hacía un frío que pelaba porque no había calefacción ni estufas por aquel entonces. Sin embargo puede ser y así ahora lo pienso que la luz que fulgía de la estrella del portal de Belén calentase nuestros cuerpos y nuestras almas. Ya en la sacristía las buenas monjitas nos agasajaron con vino de misa soplillos y pastas. Sor Fuencisla que me tenía buen concepto me encareció que fuese bueno y que estudiase y que siguiera devoto de San Antonio. Así lo soy y lo he sido toda mi vida. El órgano remató glorioso una fuga de Bach interpretada por una de las hijas de Santa Clara de Asís que en el siglo había estudiado siete años de conservatorio, Sor Jesusa, y las notas golpeaban caricias sobre los empinos de las bóvedas de crucería y los arcos escarzanos y conopiales. Dirigiendo mensajes de amor divino hacia la luna llena que asomaba yerta y pasmada por entre los vitrales de la nave del crucero Una nochebuena más. A la salida y entre la euforia de los vapores del licorcillo de consagrar más de tres copas generosas me tomé con la aquiescencia del capellán y de la propia priora que un día es un día, bajó un arco que lleva al salón del trono, tuve una visión. Yo vi acercarse a un caballero, llevaba sobre los hombros un ropón de cordero que le cubría la pelliza, un turbante como los de los moros. Era rubio, trabado de hombros, una barba rojiza, los pies grandes, las manos como manoplas de segador y un aspecto campechano pero había una indecisión que recobraba su persona, timidez y amabilidad, transmitía llaneza y familiaridad. Bien pudiera pasar por un tratante de los que acudían al azoguejo los jueves de mercado y que después de comer cordero asado regado con clarete de Peñafiel se ponían un palillo entre los dientes y se sentían felices en su pobreza, pero había una distinción en su rostro y unos ojos claros y misteriosos de rey godo, cuya sangre corría por sus venas mezcladas con las de todas las dinastías de Europa: los Valois, los Plantagenet, los Lancaster y la de la casa de Anjou y de Viana y un cierto reposo pleno de dignidad, porque, “donde ponía- escriben los cronistas- la vista mucho le duraba el mirar. Este lento mirar le convertían en un ser distinto a los demás. A todas luces se trataba de un personaje majestuoso. No debía de ser muy friolero aunque bien pudiera ser que los cuerpos gloriosos no acusan el acoso de los incidentes climatológicos ni padecen enfermedades. Era don Enrique igual que yo me lo imaginara. Me recordaba a mi abuelo con su nariz y con sus fuertes corvas, la cuadratura algo petiza de los labrantines que por aquellos días se pasaban la vida inclinados sobre el surco, segando, bieldando, dando haces en ese ir y venir castellano que llaman acarrear. Todo es movimiento y variación.
Se fue a sentar junto a una mesa de pino junto a un altar y se reclinó sobre el respaldo del sillón frailuno. Había mandado traer un brasero y de vez en cuando revolvía la ceniza con una badila.
-Hace frío en Segovia y mucho más la noche de Navidad. Ven, chiquito.
Comprendí quien era el fantasma. Mis sueños o mis delirios me habían trasladado hacia el propio Rey el cuarto de los Enriques de Castilla.
- Aquí estoy, Majestad.
- Somos paisanos. A ti te bautizaron en San Millán y yo recibía las aguas santificantes en la de San Martín.
- ¿Y eso cómo lo sabe, Majestad?
- Las almas de los difuntos somos espíritus puros y podemos penetrar en todos los misterios de la condición humana. Conocemos el pasado el presente y el futuro. He venido a darme una vuelta por mi heredad. Este era mi palacio de verano. En vida a mí me gustaba mucho cazar. Cuando abatía un jabalí lo asábamos a la estaca en esa cocina enorme del monasterio que tú habrás visto y luego nos lo comíamos en amistad aunque por su ley la carne de cerdo estaba prohibida. Menudas cuchipandas.
- Ya pero cuando el hambre aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Eran todos ellos moros de Aragón.
- Ya pero cuando el hambre aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Era todos ellos moros de Aragón.
No me sorprendió aquella respuesta de aquel bien rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear. En aquella fatiga se reflejaba quizás la eternidad del mundo. Dentro del movimiento y variación todo es igual y también la sabiduría del conocimiento de los hombres. La condición humana sigue aferrada a los principios de la casuística. Me dijo que uno nacía ladrón, otro forzador de doncellas, aquel homicida y esotro para la gramática o la especulación. Unos se entregan al vino y a los placeres de la panza y otros sólo prueban el agua. Unos blancos y otros negros, unos grandes y otros chicos. Unos valetudinarios y enfermizos y otros que no toparon jamás con un galeno. Y entretanto realizaba estas reflexiones jugaba con la granada de su blasón como si fuese una pelota. Ama y haz lo que quieras, comentaba san Agustín pero eso es sólo retórica. Nunca se podrá acomodar a esa perspectiva de amar al prójimo como a ti mismo. Tales expresiones no resultaban sino hablar bonito. Tu pusilanimidad alteza nace de tu sabio conocimiento del ser humano. Prefiero cazar por esos montes. Las alimañas del campo son menos dañinas que algunos palaciegos de mi corte. Eligió buen símbolo como lema para su reinado agridulce. La granada es el fruto que más se parece al almibar y al acíbar. Más que un blasón era una profecía. Entraremos en Granada mas eso quedará para mis sucesores. ¿Y de qué nos servirá vencer a los moros si no somos dueños de nostros mismos?, dijo en un tono más reflexivo. La iglesia se había transformado en palacio. Sonó un rabel y unos puericantores cruzaron la habitación y saludaron al Rey:
-Buena pascua y buenos años, Alteza.
Don Enrique se les quedó largo rato mirando pero no pronunció palabra. Subía y bajaba la música del rabel alternando la clave de los arpegios. Uno de los juglares de palacio con motivo de la Navidad para hacer dedos componía un madrigal a su amada. Un rabino con un cantoral enorme con herrajes se llegó hizo una reverencia y le besó la mano. El librote que llevaba bajo el brazo era el Talmud con todas las enseñanzas. Se sentía el ladrar bronco de los lebreles de la jauría. Piafaban los mulos en las caballerizas. El pastelero de Madrigal en la cocina alimentada por leños de roble preparaba un guiso preferente. Otros rancheros doraban la carne de un buey que sería servido al día siguiente en el convite que daba su Majestad todos los años por estas fechas a los nobles de Segovia, al corregidor y al obispo. Le miré de nuevo y su aspecto era de total fatiga como si humillado y preterido hubiera alzado bandera blanca frente al cruel destino. Entonces despareció la visión. Todavía me dio tiempo a vagar por las dependencias de la mansión. Estaba habitada por frailes menores de la observancia y por claustrales. Los descalzos discutían con los calzados. Uno de forma muy violenta apostrofaba a un compañero que decía llamarse fray Pedro de Villacastín por habersele visto por malos pasos a altas horas de la madrugada por los lupanares de Segovia y este respondía que acompañaba al rey en estas giras por la ciudad a casa de las visitadoras y que más pecaba la lengua que el ojo. Contó la historia de doña Guiomar de la cual el rey estaba muy prendado con gran enojo de la reina doña Juana. Otro de los religiosos contaba cosas maravillosas del monarca no sólo sus proezas sexuales de quinque in eadem nocte sino su fuerza inaudita de domador de leones porque tenía una partida de estos animales que le había regalado el rey de Granada y que él solo entraba en la jaula para darles de comer y que estas fieras en lugar de atacarle le lamían la mano. Observantes y claustrales se llevaban a matar por lo que la conllevancia resultaba harto problemática en aquel monasterio. Pleitos entre claustrales y observantes, la cosa llega hasta Cisneros y parece mentira que perteneciendo ambos bandos a la misma orden del cordón sus actitudes tengan poco de seráficas y mucho menos de cristianas. Igual ocurre entre los agustinos regulares y los monacales, el Carmen descalzo y los que llevaban zapatos.
Al rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear le hastiaba la vehemencia con que cada feudo enarbolaba su estandarte porque -sepan cuantos- era un príncipe que detestaba la violencia y se desmayaba a la vista de la sangre. Me preguntó qué que era lo que quería ser de mayor y torció el gesto.
-Tú no vales para clérigo ni para político. Tienes alma de guerrero pero como eso no puede ser, abrazarás la vida áspero e ingrata de las letras; escritor, mi cronista.
Aun desconociendo a punto fijo cual era el significado de aquel augurio que enunciaba (ciertamente, a mí me gustaba emborronar y mandaba mis articulitos y mis cuentos al “Sígueme” y a la “Hoja parroquial y alguna vez mi nombre en letras de molde) la idea me atraía. Escribir por tu propia cuenta y riesgo, tener ideas personales, no vivir a lo borrego, no comulgar con ruedas de molino y pensar por boca de ganso, lo que diga la masa, peligroso oficio y arriscado afán. Me iba a uncir al yugo compartiendo el infortunio y la soledad del hombre de letras. Largas vigilias, trabajo perdido, mayúsculas decepciones, mensajes del naufrago dentro de una botella. Vivir hablando y pensando con los difuntos apartándose de los vivos. A sabiendas de querer robar el fuego sagrado a los dioses y de entrar en el laberinto de Creta burlando al cancerbero universal, ese que no habla, no sabe no contesta y cuando lo interrogas hace un movimiento de sí o no con la cabeza. Recorrer el dédalo de la literatura si no llevas contigo el ovillo de Ariadna es exponerte a las cornadas del Minotauro que es un mihura que no falla ninguna de sus embestidas. Los pensadores son humillados y ofendidos. Al vulgo no se le puede llevar la contraria que sólo cree en el poder y en la riqueza en los placeres del lecho y de la mesa.
-Pese a todo, niño segoviano, conocerás el Bien, la Verdad y la Belleza. Y ese es el Cristo- dijo su Majestad rompiendo un largo silencio de taciturnos pensativos- Aunque se desprecie la doctrina y las togas cedan a las armas. Serás rebelde y comunero.
-Entraremos en Granada, señor.
-Eso se hará. Pero yo no lo veré. Boabdil chiquito entregará las llaves de la alhambra a mi sucesora y hermana. Se habrá consumado un sueño, culminaremos el prpósito de venganza de la ignominia de la Cava Florinda. Ese es el sueño de España, la unidad nacional bajo el reinado de la cruz. Yo no sé si lo he conseguido pero pelée en Gibraltar y aquí estan las heridas en mi cuerpo para probarlo y mis caballeros, Enrique de Guzmán y el Conde de Niebla colocaron el pabellón de Castilla en lo alto del peñote.
-Actualmente sólo hay ingleses y moros.
-Hasta que Gibraltar no sea tierra española cundirá la desazón y volverán los bandos y las armas de los españoles unos contra otros-dijo el Monarca Misterioso. Y prosiguió:
-Soy amigo de moros porque quiero atraerlos hacia nuestra causa. Son buena gente pero acérrima. Muy cabezotas, hijo, muy cabezotas. Lo malo es que detrás del moro está el judío y ambas religiones confabuladas contra nosotros constituyen un enemigo casi invencible. Ello forma parte sin embargo de la maldición de don Rodrigo.
Casi me dieron ganas de abrazarle pero como sabía que era un ángel o un trasgo que bullía en mi cabeza no me atreví. Me quedé mirando para el artesonado de siete faldones que se alzaba sobre nuestras cabezas, una maravilla del arte morisco, con las estrellas de David labradas en pan de oro y toda esa esgrafía morisca de talante tan segoviano que huye de estampar en las paredes la figura humana y se entrega a los arabescos y ajarafes, en labor de ataujía, para no desairar al Profeta. Las tres culturas bajo la preeminencia de la cruz eran impronta enriqueña y se perdió mi mirada entre los baquetones y boceles de la capilla de Santa Úrsula. Más arriba coronaba el palacio la espadaña de ladrillo rojo con su tejadoz liso de pizarra, su tortea y su veleta. La campana estaba sonando a maitines y en el halda podría leerse la inscripción latina Henricus me fecit.
-Muchas misas me habrán dicho las queridas monjas
el aire se remansaba y cruzaba los ámbitos del monasterio una inusual quietud. Estábamos en el salón del trono el rey y yo arropados por la imagen del querido san Antonio que él donara y un cristo atado a la columna que debió de salir del buril del Divino Morales. Defenderemos la verdadera fe y Dios nos ayude. De lo que ocurra después mejor no preocuparse. Alguien llorará sobre nuestras cenizas. En la sala capitular la tumba que él construyó para su enterramiento. Lo inhumaron en Guadalupe al lado de su madre la portuguesa doña Juana. Recordé un cantar que me enseñó mi madre al Antonio divino y santo:
si busca milagros, mira: muerte y error desterrados
miseria y demonio huidos leprosos y enfermos sanos
el mar sosiega su ira, redímense encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos
el peligro se retira los pobres van remediados cuéntenlo los socorridos díganlo los paduanos
En aquel instante el espectro despareció y yo me perdí por los pasillos del gran laberinto de la existencia
una burda maniobra contra Putin abocada a fallar
PUTIN EN LA CUERDA FLOJA. PERO FRACASA EL MOVIMIENTO CONTRA ÉL A TRAVÉS DE REDES SOCIALES, ESTRATAGEMA SIONISTA, PARA DESESTABILIZAR A RUSIA Y LLENAR EL MUNDO DE TERROR
La bestia ataca por Navidad. Monstruosa sarracina en dos iglesias nigerianas en la misa del gallo a la hora de alzar y cerca de cien muertos.
Un oscuro movimiento islamista los hilos los maneja sabe Dios qué Alá que urde la conspiración cristofóbica que nos estremece se atribuye el acto criminal. En Rusia el Inicuo también ha vuelto a mostrar su horrible cuenco ensangrentado en la calva y esa marca de nacimiento de su frente que a los que hemos seguido con cierto detenimiento nos hace pensar en el Apocalipsis. Algunos dicen que el antiguo lider del PCUS porta en su molondra el 666.
Nos referimos claro está a Miguel Gorbachov ese judío siberiano que desmontó la Unión Soviética. En Rusia nadie lo puede ver. Es un judas a sueldo de la propaganda occidental. Es un loser que vive de la complicidad y el complot de un peligroso sanedrín. Afortunadamente Putin se las tiene tiesas y se las tendrá. No es una caña movida por el viento.
Le atribuyen la manipulación de las elecciones del dos de diciembre pero el vulgo no sabe que en lo que llaman democracias occidentales los gobiernos entran y salen a voluntad de un sanedrín que da la acolada o rechaza al candidato que ellos nombren o propicien con su dinero y con la escolta de un aparato mediático.
Mientras giran los nombres en el bombo y las radios y los periódicos meten bulla ellos hacen caja al rebufo de “todo para mí”. La globalidad es de lo que se trata. Todo el poder para Wall Street. Suprimamos las naciones. Big brother is watching you etc. A Rajoy vino a investirle candidato Simón Pérez.
El gallego hará todo lo que ellos mandan y hasta se prosternará genuflexo y lamerá las botas a los Anases y Caifases modern time. Legislará no a favor de sus gobernados los españolitos en paro sino siguiendo las instrucciones de la gran gobernanza en cuyo cuadro de honor figuran ese sátiro DSK, la Lagarde, esa lagarta sentada sobre un montón de dinero, que viene de una aljama de Logroño y los de Logroño coño, o Cameron acólito de los Rotschild en Gran Bretaña junto Obama un judío negro como Sammy Davis Junior cuarterón.
La mafia ataca pero la movida de Gorbachov es un dejavu – Gorbi estás mas visto que el tebeo- una repetición de aquel encuentro a bordo del “Tigre” en que el jerifalte moscovita se rindió ante Bush, y se decretó el asesinato de Ceaucescu poco después de la caída del Muro de Berlín.
Tumultuosas e inquietantes horas las que vivimos pegados a la radio algunos en aquella nochebuena del 89 terminaba una década y empezaba la gran revolución. Pero la bestia vuelve al mundo siempre por Navidad. Cegado por la luz de Belén y lleno de encono, de envidia y de soberbia quiere llenar el mundo de tinieblas. Odia al género humano.
Abomina del santo nombre de Jesús ante el cual toda la creación hincará la rodilla. Es un ángel rebelde al fin y al cabo. Putin, ten fuerte. Mevdeved, esgrime tus misiles. Es el único lenguaje que entienden los asesinos.
lunes, 26 de diciembre de 2011
viernes, 23 de diciembre de 2011
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