Rolando Pérez Betancourt, Premio Nacional de Periodismo José Martí, uno de los grandes críticos de cine en Cuba y periodista del diario Granma, falleció este 18 de febrero, en La Habana, por complicaciones asociadas a una reciente enfermedad hematológica.
Inconforme, profundo, con una capacidad de análisis y de convencimiento difíciles de igualar, Pérez Betancourt se ganó el respeto y afecto del pueblo cubano, a cuyos hogares llegaba todos los viernes a través del programa televisivo La séptima puerta. Antes hubo otros espacios en la TV, como la Tanda del Domingo y Cine Vivo.
«A mí la televisión realmente nunca me gustó. Yo no soy un hombre de la televisión, no es mi medio. Prefiero sentarme delante de un teclado, que es donde me gusta pensar. Me vinieron a buscar del ICRT. Puse una condición que nunca ha sido cumplida: que el programa no saliera después de las diez de la noche, uno de los grandes problemas que tiene hoy día. La gente ve mi comentario, ve una parte de película, pero no ve el filme. Luego me llaman por teléfono para preguntarme en qué se acabó la película. Pero la televisión me ha posibilitado ser un alfabetizador del gusto», dijo en una entrevista con Cubaperiodistas, publicada en 2018.
Su obra crítica y periodística constituye un legado que, junto al de otros grandes de la profesión, acompañará el quehacer de las nuevas generaciones de reporteros, sobre todo, de nuestro diario.
Llegó tras terminar 8vo. grado como aprendiz de caja en el periódico Hoy (órgano oficial del Partido Socialista Popular), donde se hizo tipógrafo. En 1965, Hoy se fusionaría con Revolución, periódico del Movimiento 26 de Julio, dando origen a Granma.
Rolando tenía entonces 16 años, edad con la que se convertiría en uno de los fundadores del Órgano Oficial del Partido Comunista de Cuba, en cuyas filas militaba al momento de su deceso.
Para la primera edición de Granma, nuestro entrañable colega, quien había nacido en la capital cubana el 25 de septiembre de 1945, trabajó como diseñador, aunque también escribía.
En nuestras redacciones fue cronista deportivo, reportero de nacionales y se formó en el periodismo literario «y en lo que realmente me interesaba, ahondar en lo humano de quienes participaban en la Revolución», comentó en la entrevista a Cubaperiodistas. También fue jefe de la página cultural y jefe de redacción por 25 años.
«Siempre he dicho que la Revolución es verdad y que el periodismo revolucionario es la verdad, y hay que trabajar con esa verdad siempre en función de esclarecer y de que la gente participe», dijo.
Durante más de 40 años publicó en Granma la sección Crónica del espectador, la más antigua en este tipo de especialidad.
Tras ganar el Premio Nacional de Periodismo José Martí, la periodista Flor de Paz le preguntó: ¿Qué es para usted el periodismo?.
Rolando, a quien siempre recordaremos como un maestro paciente y brillante, respondió: «Un reto y una insatisfacción. Llevo en Granma más de cincuenta años, en Hoy estuve cinco años, en los últimos tres ya escribía. Escribo hace casi 60 años, y puedo decir que el periodismo me ha dado muchas satisfacciones, muchos premios, muchos reconocimientos. Pero también he sido un eterno inconforme con el periodismo, con el que se hace en todas partes del mundo, porque los otros, los que están enfrente, tergiversan las cosas de una manera miserable. En eso tienen toda una escuela, hay intereses de mucho poder detrás.
«En cuanto al periodismo mío; es decir, al de mi país, a veces me duele y me deja insatisfecho las oportunidades que dejamos pasar. A veces somos lentos, somos elefantes en una cristalería. El periodismo tiene su momento, si no lo aprovechas en el segundo exacto en que te da la oportunidad de intervenir, perdiste esa oportunidad.
«El periodismo requiere estar a la viva, estar constantemente encima de la noticia, y en el mundo en que vivimos, en el que el enemigo está constantemente haciéndonos campañas propagandísticas, el periodista debe tener la suficiente potestad para reaccionar rápidamente y correr riesgos. Ante una reacción con la que pueda hacerle un favor a la Revolución, yo prefiero el riesgo».
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