Translate

lunes, 13 de agosto de 2018

CAMPANARIOS MOZÁRABES


Iglesia parroquial de Valdemoro ayer domingo. Templo jesuítico. Tarde de julio. Una boda. En la antojana veo melenas de campana voluminosos maderos de pino. El bronce debía de pesar lo suyo. La gruesa tradición mozárabe me lleva a consideraciones de campanas y de campanarios. La mayor campana de la cristiandad creo que estaba en Rusia y en la Hispania creo que estaba en Córdoba. En su base no la podían abarcar un corro de doce hombres. Era la famosa campana gorda de la Mezquita que estaba en San Eulogio. Fue llevada a Compostela  a hombros de moros y de la aquella sede metropolitana regresaría por ordenes de Almanzor a lomos de cristianos. A los musulmanes les molestaba su tañer porque su sonido sonaba a superstición  y además oscurecía la voz del almuédano pero a pesar de todo siguieron repicando gracias al denuedo de los cristianos mozárabes y hay constancia de actas de consagraciones de campanarios hasta el siglo XIII en al Andalus. A partir de ahí enmudecen. Sin embargo el toque de campanas era todo un rito litúrgico con lenguaje propio. Los campanarios muzárabes al igual que en todo en el oriente se situaban en edificios aparte como este de Liébana que yergue su silueta desafiante frente al Naranjo nevado. El arte románico y el gótico les adosa a las naves del templo. Su alzado que todavía puede verse en algunos ejemplares del arte asturiano, el mudéjar castellano y aragonés (torres de Cuellar y de Arévalo) y las de Tahull o Alcañiz y el carolingio era de una gran sencillez.  Gracias al Liber Ordinum un códice del siglo IX descubierto por un benedictino de Silos tenemos noticia de las riquezas del ritual visigótico y de la importancia que en él se daba a las campanas. En el liber se dice que cuando muere un obispo éstas han de tocar a clamor y oírse en una legua a la redonda. Hay un ritual para bendiciones de campanas y a cada una de ellas se las bautizaba con un nombre de un santo, de una virgen, de un mártir. Su sonido que marcaba las diferentes actividades del día y el paso del tiempo es un recordatorio a los creyentes que han de obrar el bien y vencer las tentaciones pero también es un consuelo para los enfermos que escuchan la voz de bronce en la duermevela recordando que Dios Todopoderoso es la fuente de la salud. Su labor era la de vigía, alarma, refugio y consolación. San Isidoro dice que al oir las campanas los judíos y musulmanes deberían aceptar la verdad de la salvación. Chindasvinto regaló una campana de gran volumen al monasterio de Compludo en 646. En el arte asturiano un cronista llama ebúrnea o marfileña a la espadaña de Santa María de Bendones. Hubo campanario o lucernario en San Tirso de planta cuadrada y sin alifafes ni mucha decoración y en San Salvador de Peñamelaria monasterio cordobés del siglo IX erigido bajo dominación musulmana. La iglesia de san Millán en cuya pila yo recibí las aguas de salud  tenía un campanario muzárabe – en Segovia había tres barrios: el morisco o arrabal con las iglesias de san Lorenzo y san Millán, la aljama hebrea cabe la Puerta del Socorro y el cristiano intramuros que se concentra en torno a las parroquias de san Miguel  de la Trinidad san Martín y san Quince; yo nací en el barrio judío a la vera del Río Clamores y en me bautizaron en una iglesia labrada por moriscos con ladrillos de grueso tendel y esgrafiados que luego se haría románica y es hoy motivo de curiosidad para los historiadores- que sigue siendo un enigma arquitectónico, un reflejo del paso de las diferentes culturas y el tránsito de las diferentes maneras de elevar preces a Dios y experimentaría a lo largo de los siglos copiosas transformaciones y revoques. Las campanas me recuerdan horas hermosas de mi infancia en las noches alegres de Sábado de Gloria o el  lúgubre son del Día de Ánimas. Ojala sigan repicando en lo más hondo de mi memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario