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martes, 19 de enero de 2016

MEMORABLE AÑADA Y BUENA COSECHA DE VINO EN CASTILLA

Primera vendimia de 2016

Margón recoge en pleno invierno mil kilos de uva de la variedad Verdejo para la elaboración de un vino blanco dulce único en la zona de producción

  • Dos operarios de la bodega recogen los racimos en un viñedo en espaldera en Gordoncillo - DL
    Dos operarios de la bodega recogen los racimos en un viñedo en espaldera en Gordoncillo - DL
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B. FERNÁNDEZ | LEÓN 19/01/2016
Es, según se mire, la primera vendimia de 2016 o la última de la cosecha 2015. Ocurrió este fin de semana, en el viñedo que la sociedad Villacezán tiene en Gordoncillo. Y la llevó a cabo la bodega Margón (Denominación de Origen Tierra de León), que tiene su sede y viñedo propio en Pajares de los Oteros. Es la tercera vez que lleva a cabo este tipo de vendimia. Lo hizo por primera vez en un ensayo sin precedentes en el vino leonés el 22 de diciembre de 2008, con uvas de la variedad Verdejo, y lo repitió el 18 de enero de 2011, en este caso con Albarín. La escasez de la variedad autóctona, cuya demanda se ha disparado por la creciente aceptación de los blancos elaborados a partir de esa uva, obligó a la bodega a recurrir de nuevo al Verdejo, del que en esta ocasión recogió mil kilogramos. Sólo es posible hacerlo en añadas secas en las que las condiciones meteorológicas del otoño-invierno preserven la sanidad y calidad de la uva.
El objetivo es la producción de un vino dulce por un proceso similar al que se sigue para la elaboración de los vinos de hielo, tan de moda ahora, o de los clásicos Tokaji húngaros (Vega Sicilia es el más afamado productor de esos blancos en aquella región), que incorporan uvas en avanzado estado de podredumbre, cuya aportación sobre cien kilos se mide en plutones (el contenido de una cesta de veinte kilos), siendo los más apreciados los de cuatro. En uno y otro caso, que tienen muchos paralelismos con el célebre tostadillo de esta misma zona de producción —la uva se deja secar sobre paja de centeno durante dos o tres meses para avanzar en su pasificación—, el objetivo es conseguir un alto grado de deshidratación de la baya para alcanzar una gran concentración de azúcares. En el caso que nos ocupa, tras un proceso de vinificación habitual una vez extraído el mosto
—prensado suave y fermentación espontánea—, el vino es sometido a un largo periodo de crianza en barrica de roble francés de gran capacidad. Hasta seis años en el caso de una parte de la producción de aquella primera vendimia experimental. El resultado, al que pone firma el prestigioso enólogo Raúl Pérez Pereira y que se comercializa en pequeño formato con el nombre de Aldebarán —es la estrella más brillante de la constelación de Tauro, 425 veces más luminosa que el sol— es un vino meloso que posibilita maridajes realmente excepcionales como aperitivo o entrante y, sobre todo, con quesos y postres dulces.

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