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EL HOMBRE MEDIEVAL TRIUNFO DE LA FE CRISTIANA
En tiempos descreídos y atorrantes no viene mal volver sobre nuestras zancadas. Regreso a mis sexmos cuna del cister y del arte románico. El cister es la plegaria el pan y el vino ora et labora. Peca fortiter y canta los salmos.
Todo eso y algo más; el culto a la Virgen madre del mundo. ¿Castidad? Bueno allá cada uno con su conciencia pero la regla de san Bernardo estipulaba en uno de sus capítulos la vida en común oraban trabajaban leían en el armorium donde activaban el cálamo los copistas a la luz de un cirio, todo en común. Vida de forzados. Los cistercienses fueron los primeros comunistas. Sus comunidades inspiraron al koljoz del soviet y a los kibutz israelitas. Eran hombres transparentes.
La disciplina era levantada por el abad (un día es un día y a los cartujos se le permite hablar por los codos quebrantando la norma del silencio riguroso anual por la fiesta de san Bruno)) una vez al año cuando los donados y los freires tenían vara alta para hacer de sus su capa un sayo.
A veces se descarriaban como demuestra la cuaderna vía de Berceo que habla de monjes que le dieron en demasía al jarro o de abadesas que una vez se enamoraron y tuvieron un desliz. Réspice stella voca Mariam.
La virgen madre del mundo y del verbo encarnado que se hizo hombre, dios perdona al pecador conoce nuestros pecados. Pero la orden del Cister acoge también a los guerreros y a los monjes soldados.
La fe ha de defenderse con la sangre y si es preciso con la espada San Bernardo fue padre del temple y una de las claves para entender la lucha contra el Islam. Creían que el evangelio que anula el testamento viejo y al Corán es la religión verdadera. La única que trae el perdón a la humanidad los hijos de Dios son los hijos de la gracia fruto de la redención.
El judaísmo cae en la aberración que la alianza con la divinidad se establece por la circuncisión. Menuda broma toda una injuria a la condición humana.
El pene y el prepucio nos hace hijos del Altísimo. De ahí viene esa obsesión mosaica con todo lo que tiene que ver con el aparato genésico y las partes inferiores de la naturaleza. Cristo se rebela contra esta prescripción y pertenece al aparecer a la rama de las esenios de los que no bebían ni vino ni sidra ni se ajuntaban con mujeres.
Las reglas del cister y la mentalidad del hombre del siglo XII se plasman en el más glorioso tímpano del cristianismo occidental el pórtico de la gloria, el maestro Mateo con su hieratismo y el orden jerárquico define la profunda religiosa del hombre de aquellos tiempos gran pecador pero que cree en la trascendencia.
Todo su afán tras la corta existencia – el promedio de vida no iba más allá de los cincuenta años- era comprar la vida eterna y el perdón mediante la limosna. Comprar el cielo con misas gregorianas. De ahí nacen las donaciones pro ánima que determinaron el imperio latifundio eclesial.
Por esa creencia Europa se llenó de iglesias y monasterios.
Es el mensaje que expresan los 24 ancianos en ese cenáculo aéreo que es el pórtico de la gloria desde su excelsa labra. La piedra parece que canta a los Novísimos. Buen vino buen camino exaltación de las faenas del campo. Vivir en comunión con la naturaleza guardando el tempero de las estaciones y de los ciclos que inspiran el calendario litúrgico con sus fiestas de guardar.
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