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sábado, 31 de marzo de 2012

JUDAS EL ANTAGONISTA DE LA SEMANA DE PASIÓN

JUDAS




Su nombre reverdece todas las semanas santas. La gente anda pidiendo escaleras para subir al madero... y pronuncia su nombre. Judas. Judas. Nombre proscrito en los anales de la infamia. En los códigos proscritos. Sobre el apóstol traidor mucho se ha escrito. Y mal. Ha sido su perfidia cantada por los vates de todas las épocas, tema de fondo recurrente en la paleta de los grandes pintores y fuente de inspiración del arte de todas las épocas. En el clavicordio de mi imaginación empiezan a sonar, lúgubres, las notas dela Pasión Según San Mateo de Bach. ¿Verdaderamente traicionó a Cristo? Acabo de leer un polémico que seguramente ha plagiado uno de los bestseleristas en boga y que publica libros a barrisco. Sin embargo a mí me parece un historiador pluriempleado del montón. La figura del discípulo apostata y suicida vuelve a ser reivindicada. El libro que yo tengo entre las manos en los días previos al Viernes de Dolores es de un profesor de hebreo en una universidad germana: Pinchas Lapide (1927) Cátedra de Exégesis bíblica en la universidad de Frankfurt. Coloca algunos supuestos y estereotipos en tela de juicio. Iscariotes no era más que el cajero, el organizador de la estructura de las peregrinaciones y por así decirlo. El poder externo. Y temporal. El contrario a Cefas. Pero Lapide va más allá afirmando que Judas es la moneda de cambio para la propaganda antisemita que corre como un reguero de sangre y de pólvora a través de toda la historia. En cuanto tal, se trata de un personaje inventado por los evangelistas. Lapide realiza una investigación exhaustiva de la palabra dinero en el antiguo y en el nuevo testamento. En Mateo se habla de sículos. ¿Qué me dais si os le entrego? Responden los del Sanedrín: Treinta sículos. El vellón que circulaba de mano en mano en los tiempos del Galileo en la provincia romana de Palestina era de casi veinte clases diferentes. El sículo pesaba como media onza. Tenía algo así como º12 fracciones porque los hebreos desconocían el sistema métrico decimal.  Pero a la moneda que se refieren los otros tres evangelistas es posterior . los denarios empiezan a circular  unos tres siglos más tarde. La fuente de inspiración de los evangelistas es el libro de Zacarías: “El hijo del Hombre será vendido por treinta monedas de plata” haciendo todos ellos resaltar el cumplimiento de la profecía. Era lo que solía valer un esclavo para el laboreo o una esclava moza para el deleite en la catasta. Precio pues de la infamia. Iscariote significa en hebreo el “hombre del puñal”. Esa semántica tiene un sentido traslaticio o irónico de la misma forma que cuando los españoles vamos a una fonda y pedimos la “dolorosa”(cuenta) al camarero. En sentido estricto Judas significa ecónomo, director financiero, banquero. El que manejaba los cuartos en aquella especie de kibbutz ambulante establecido por el Galileo. Jesús pertenecía a la casta de los nazarenos, una rama de los esenios, que vestían de luto (morado), se dejaban crecer la barba, no probaban bebidas fermentadas y se abstenían del comercio carnal con mujeres o a tiempo parcial o perpetuamente como fue el caso del Bautista del que parece ser que estaban enamoradas tanto Herodías como Salomé. La continencia de esa forma va a ser uno de los puntos fundamentales de su predicación. Tampoco creían los nazarenos en la propiedad privada. Vivían en comunidad. Fueron la base del monacato. Ser perfectos como mi Padre que está en los cielos es perfecto. Es el lema de Jesús. Como nazareno a Jesús le estaba vedado rendir culto a Mamón el dios del dinero. A lo largo de sus sermones fustiga la riqueza. El mensaje cristológico adoraba a los adoradores de Bethel. Recordemos la parábola del camello y la aguja. Pero Lapide se explica: es un error en la colocación de una tau en el evangelio de Lucas. El copista desidioso o poco avezado a los intríngulis del hebreo se equivoca y en vez de maroma de aduja marinera lo traduce por camello. El Maestro, a decir de este profesor, era un exaltado como muchos de los exaltados zelotes de la época. Que exageraban y eran muy radicales pero cuyos dichos han de ser explicados en su justa medida y con regla. Cristo fustigó el agio y la especulación pero justifica el uso moderado del dinero. “Dad al Cesar lo que es del Cesar”. Sin embargo, lo cierto es que el discípulo más cualificado y competente sucumbe a la tentación de la codicia y mete la mano en el cajón. Los últimos descubrimientos arqueológico como los Rollos del M ar Muerto o los incunables del Monasterio de Santa Catalina en el Sinaí, al que denominan algunos junto con la Sabana Santa el Quinto Evangelio, ofrecen ciertas peculariedades novedosas. Los textos no son lineales ni caligrafías de una misma mano sino que ofrecen tachaduras e intercadencias. Giros no coincidentes y hasta equivocaciones de monto en la versión del hebreo al griego lengua en que se soporta todo el Nuevo Testamento, a decir de Lapide. ¿Quién era Judas? Ha sido un nombre de escarnio que ha alimento de la columna contra el pueblo hebreo, una maquina de matar que no ha matado hasta los hornos crematorios de Auschwitz. El pueblo judío como tal – su clase dirigente tal vez- no fue responsable de la muerte del Inocente. Judas simboliza esa inclinación homicida que llevamos todos dentro. Somo envidia. Emulación. Mentira. Traidores. Largamos demasiado llevados por la pasión. Taimados y adoradores de Bethel y de dioses falsos. El duodécimo discípulo viene a ser una especie de antagonista repulsivo pero necesario al cumplimiento de los planes divinos sobre la redención. Era oportuno que un hombre muriese por el pueblo pero tambien se requería la existencia de un traidor para consumar los planes divinos. Con esa irrisoria suma fue comprada la economía de nuestra salvación Así que Judas, la figura más importante de toda la soteriología al revés, lo somos todos. Al final se ahorcó. Y su cadáver pingando de la quima de un enebro es un espectro en la historia de la humanidad. Algo macabro que nos persiga. Con las treinta monedas que lanzó a la cara de los escribas y fariseos se compró el campo de Haceldama. Un solar para construir, unos terrenos para edificar. Con Judas empezó la especulación y a cundir los campos de la sangre. Es el gran Haceldama o real state que nos desborda y se nos puede ir de las manos prometiendo destruir la vida y los paisajes. Ladrillo. Cemento. Cartabón, hilera, adaraja y plomada.

-¿Y qué me dais si os lo entrego?

 -Treinta sículos.

 Era lo que valía una meretriz de entonces en el mercado negro. Los símbolos encajan perfectamente en el ideograma. Pero vayamos más  allá: por tan irrisoria cantidad de treinta sículos se puso en movimiento la maquinaria de la redención. No hay mal que por bien no venga. Algunos teólogos en una parenética ad hoc sobre la figura de este galileo misterioso que según refieren las crónicas era pelirrojo aducen que en el último momento, arrepentido, se salvó. La misericordia de Dios es infinita y sus vias inescrutables. Dios perdona a todo el que hace penitencia.

-¿A todos?

-A todos. Su vara de medir no coincide con nuestros patrones.

-Incluso al carnicero de la Plaza de la Republica Dominicana?

-También a Otegui lo absuelve aunque tendrá mucho que purgar. Judas es un personaje que se repite a lo largo de los ciclos y de los tiempos. Demuestra la existencia del mal

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