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martes, 19 de mayo de 2020


SANTA ROGELIA LA MEJOR NOVELA DE PALACIO VALDÉS

Bajo la tenobia del hórreo al pie de la escalera junto a un pegoyo encontré un baúl repleto de libros del baúl de la abuela he dado con la mejor novela a mi juicio de Palacio Valdés "Santa Rogelia" un verdadero tour de force en el cual resplandecen las habilidades narrativas y descriptivas de este asturiano que fue un autentico genio de la novela española minusvalorado y que rechazan los lúgubres e ignorantes con la etiqueta de "carca". Don Armando no era un escritor de derechas tampoco de izquierdas. Pertenece a la estirpe de los Zola, los Stendhal, Chejov, Dosyoyevski, Goethe que lanzan el espejo a la vera del camino y ven pasar la vida tal y como es. Sinfonía Pastoral encierra tres claves: la asturiana, Madrid y el penal del Acho en Ceuta tres variables incontrovertibles casi inauditas pero que el numen narrativa del lavianego sabe manejar a modo. Trazando un retablo de personajes a los que da vida en la novela: Rogelia la bella muchacha asturiana huérfana que tiene la desgracia de caer en las manos de un monstruo el minero Máximo que la maltrata (violencia de genero) hay celos, un asesinato y la muerte de un guardia civil al que da muerte en la huida. Es condenado por la audiencia de Oviedo a cadena perpetua. Rogelia a quien pretenden los mozos más gallasperos del valle tras el internamiento de Máximo conoce y se enamora del doctor Vilches. ¿Adulterio? No es la fuerza del amor y de la naturaleza pero este sentimiento de culpa va a ser el ele de marcha al rededor del cual gire todo el argumento. Sórdidas pasiones ocurren en medio de un paisaje idílico del valle del Nalón cuyas aguas bajan turbias al cabo de la revolución industrial. En lo social están los de arriba los que comen borona y los que no se conforman con la escanda y apetecen los mejores bocados de las beldades aldeanas como don Enrique Sanfrechoso el hidalgo montado en su jaca torda, presente en todas las fiestas requebrando a solteras y casadas. Este carcamal se pavoneaba de haber preñado a diestro y siniestro llenando varios concejos de hijos naturales. Con su acostumbrada rechifla ovetense Palacio denomina a este personaje Don Enrique el eterno masculino. El argumento discurre por lugares tan pintorescos como la iglesia de Sama, la cárcel de Laviana, el chigre de Fructuoso, la borona de la masera, Marciala la tendera, la romería de la Virgen del Carmen etc. El convento de Valdedios. La dulzura de Rogelia se opone a la brutalidad de Máximo que se mitiga con el amor de Vilches el medico madrileño. De esta relación nace un guaje: Joselín. Rogelia y Fernando, temiendo las habladurías, deciden abandonar Asturias para instalarse en Madrid luego en Paris. Viven en la calle de la Magdalena en el palacio del marqués de Perales. Allí va a experimentar la protagonista una crisis mística tras su amistad con sor Cristobalina la hija del marqués profesa en la carmelitas descalzas de Salamanca que es enviada a Madrid para morir. En esta monjita don Armando hace la apología de Santa Teresita del Niño Jesús que introduce en la mística católica una nueva forma de espiritualidad la de la pequeñez y la escalera espiritual. La monjita muere consumativa en sus brazos y Rogelia, quien, iluminada por una luz divina que le descubre las faltas de un más que dudoso amancebamiento, decide lavar su culpa marchando a Ceuta para ir al encuentro con su marido condenado a cadena perpetua. Su estancia allá es una cadena de sufrimientos, abusos e intentos de violación por parte del teniente Soler que trata de seducirla sin éxito. En el Acho sin embargo va a contar con el respaldo y admiración del tío Zenón un cabo de vara que cumple cadena por haber dado muerte a un vecino a causa de una herencia. La trama es de una vivencia exquisita. Únicamente el buen hacer de este autor puede desatar los nudos argumentales tan complicados en los cuales un narrador poco profano no saldría de atascos pero ya digo la novela es un tour de force. Coges el libro y no se te cae de las manos hasta que lo termines. Me ha costado releerlo un día entero y la mitad de una noche. Hay una dura critica a la aristocracia porque el marqués es un sádico y corrupto que requiere los servicios de prostitutas de la Ballesta para ser azotado (al marques le va la marcha) y su inocente hija la monjita dice que el crápula es un hombre piadoso, que guarda el ayuno cuaresmal y se flagela las espaldas con disciplinas... Otra clase de disciplinas y otros látigos y cilicios son los que practica su señoría. Mantiene el autor ideas propias sobre las devociones particulares y el misticismo de pacotilla, las historias del antiguo testamento, los borbones que han sido nefastos para el país España les debe tres guerras civiles. sobre los sátiros como Sanfrechoso y la necesidad de liberar y dignificar a la mujer manteniéndolas a raya de esos machos alfa que tanto abundan. Sobre la tonada asturiana que se escucha en el valle todas las tardes cuando regresan los aldeanos de la labor. Del libro es un friso de aquel mundo del siglo XIX descrito con el poderío de una gran pluma como la de este tremendo escritor nacido en Laviana recriado en Avilés ─Sabugo tente firme ─ estudiante en Oviedo que se hizo escritor de fama en Madrid. Cuando se le murió la esposa (Demetria y Rogelia animan las vivencias de aquel amor que tuvo en su juventud en ambos personajes cantan las bondades de las dueñas astures en quienes resalta su fortaleza y su ternura) dejó de acudir al Principado y se compró una casa de veraneo en las Landas. Sus novelas nos hacen gozar y sufrir y nos animan a ser mejores aun cuando jamás de su pluma se vierten cantidades de moralina al uso un defecto en el cual cae por ejemplo Galdós al que se le el plumero de sus ideas. Palacio Valdés no. Es de esos escritores no contaminados que pasean el espejo a lo largo del camino.






viernes, 15 de mayo de 2020

E AMOR QUE SIENTEN LOS ALEMANES POR LAS PITIUSAS QUE QUIEREN COMPRAR

Auf Ibiza nahmen alle Laster ihren Anfang

  • -AKTUALISIERT AM 
Die Serie „White Lines“ handelt von Drogen, Gurus und großen Träumen von Freiheit. Sie hat alles, was es für einen Publikumsschlager braucht; sie ist Mystery, Thriller und Drama zugleich.
3 Min.
Ibiza, Ende der neunziger Jahre: Sex, Drogen und Techno. Das weiche Balearen-Licht, die spirituelle Energie des Ortes und der grenzenlose Wille zu Schönheit und Jugend vereinigen sich zur pausenlosen Feier der Existenz. Herzschlagtreibende Beats erklingen in der Nacht, ihr Rhythmus erzeugt einen Trip von Freiheit – auf Drogen. Gott ist ein DJ, und der DJ ist der Messias. In „White Lines“, der spanisch-britischen Netflix-Produktion von „Haus des Geldes“Chefproduzenten Alex Pina, folgen die Massen ihrem charismatischen Anführer Axel Collins (Tom Rhys Harris) wie die Kinder dem Rattenfänger. Im Rausch sind alle groß, aber er ist der Größte. Und er ist der Reichste. Geld spielt keine Rolle.
Ganz schön viel Anbetung für einen unterprivilegierten Typen aus Manchester, der mit drei Freunden und einem Gettoblaster alles auf eine Karte setzte, um der britischen Arbeiterklassentristesse zu entfliehen. Er versteht sich als Künstler wie der früh verstorbene DJ Avicii, dem die Rolle des Axel in zentralen Motiven ähnelt. Axel ist durch das Musikauflegen seinem Vater Clint (Francis Magee), einem alleinerziehenden Polizisten, entkommen und dem System, das ihn als Veranstalter illegaler Partys vor Gericht stellt, weil, so sieht es der DJ, Spaß in England strafbar ist. Ebenso wie die Freiheit, so rebellisch und wild zu leben, wie manche mit zwanzig eben leben wollen. Seine Schwester Zoe (als Jugendliche: India Fowler) sollte mit achtzehn Jahren nachkommen. Bei der Feier, einer Orgie zu seinem vierundzwanzigsten Geburtstag, verschwand der DJ spurlos. Zoe (als Erwachsene: Laura Haddock) wurde erst suizidale Psychiatriepatientin, schließlich Bibliothekarin in Manchester, Ehefrau von Mike (Barry Ward) und Mutter. Versuchte zwanzig Jahre lang vergeblich, Abstand zu finden vom Versprechen eines ausgelassenen Lebens.
Das gilt, bis Axels mumifizierte Leiche in der Wüste von Almería auftaucht, auf dem spanischen Festland. Mitten im Western-Themenpark, dem konservierten Schauplatz der Spaghettiwestern-Dreharbeiten der Sechziger, in dem Touristen in Cowboymontur das Geröll durchstreifen. Weswegen die Lagebesprechung zwischen der angereisten Schwester des Toten, ihrem Mann und einem Polizisten auch im Pappmachée-Saloon stattfindet. Zwanzig Jahre zuvor gab es eine Mordermittlung auf Ibiza, die vor Zoe geheim gehalten wurde. Jetzt nimmt sie die Sache selbst in die Hand, trampt nach Ibiza und fängt ihre Nachforschungen bei Axels Freunden, dem unzertrennlichen Kleeblatt aus Manchester, an. Marcus (Daniel Mays, jung: Ceallach Spellman) ist ein Loser mit schreibunten Hemden geworden, Teilzeit-DJ und verschuldeter Koksdealer. Die Karikatur bürgerlicher Fassade, besorgter Vater, verfolgt von lachhaften Gangstertypen. Seine Lebensliebe Anna (Angela Griffin, jung: Kassius Nelson) veranstaltet High-End-Sexpartys für Superreiche und ist fasziniert von rücksichtslosem Machismo. David (Laurence Fox, jung: Jonny Green) wurde in Indien zwischenzeitlich als Guru wiedergeboren und leitet ein Yoga-Retreat. Koks, bewusstseinserweiternde Pilze, Joints und Alkohol gehören bei allen dazu. Die Entgrenzung ist zur Pose erstarrt. Messianische Erlösung und jugendlicher Enthusiasmus sind Villen-Ratenzahlungsschwierigkeiten und Drogenabsatzproblemen gewichen.

SERIENTRAILER:„White Lines“

Alle sind, so erfährt Zoe nach und nach, mit der destruktiven Seite der immerwährenden Egofeier in Berührung gekommen. Vielleicht ist Satan auch ein DJ. Auf der Insel haben ohnehin die alteingesessenen Familien wie die Calafats das Sagen. Nachtclubunternehmer und Patriarch Andreu (Pedro Casablanc) ordnet seine Nachfolge zwischen Sohn Oriol (Juan Diego Bottoas) und Tochter Kika (Marta Milans), DJ Axels großer Liebe. Mutter Conchita (Belen Lopez) sorgt für die Beachtung der katholischen Traditionen, wenn es sein muss, auch mit Handarbeit für den Priester.
„White Lines“ ist eine der Hybridserien, die sich für Netflix als Publikumsschlager erweisen könnten. Teils Mysterythriller, teils skurril – insbesondere, wenn Drogenhandel im Spiel ist –, teils ernsthaft, mit zahlreichen grotesken Todesfällen und Leichenbeseitigungen spielend, bisweilen auch geschmacklos – etwa mit der erotischen Anziehung zwischen Zoe und dem „Sicherheitschef“ der Calafats, Boxer (Nuno Lopes), inklusive Schlammcatchersex über einem frisch geschaufelten Grab –, wird die Serie gleichwohl in den vielen Rückblenden in die Neunziger atmosphärisch stark. Manchester und Ibiza kurz vor der Jahrtausendwende – das sind hier öder Stillstand und lichter Neubeginn im Paradies. Einem Paradies, das freilich bewohnt ist von Geschäftsleuten, die darüber diskutieren, dass die Restaurant-Gewinnspanne bei Gazpacho größer ist als bei Kokain.
Nach zehn rasanten, bildgewaltigen, bigotten Folgen sind Ibiza und die Partypeople längst nicht auserzählt. Zwar findet Zoe Aufklärung, Seelenfrieden aber nicht. Unwahrscheinlich, dass Alex Pina keinen Thrillerplot für eine zweite Staffel „White Lines“ im Sinn hat.
White Lines startet heute bei Netflix.

lunes, 11 de mayo de 2020

GEORGE ORWELL Y EL PROBLEMA SIONISTA

Leyendo un gran libro de Orwell retirado de las librerías  (un sacrilegio porque este escocés de ascendencia india es uno de los más grandes de la literatura inglesa)“Down and out in London and Paris” en el que expresa grandes reservas sobre los judíos a los que acusa de haber perdido la guerra de España y de haber amamantado a la víbora de Stalin, me hecho la reflexión de si El Corona Virus no habrá sido una creación sintética in vitro de los laboratorios de Tel Aviv, en sus ansias de dominio del mundo acabando con el sistema establecido tras la segunda guerra mundial. En su gran novela “1984” adelanta esa precognición sobre la llegada de un estado totalitario. Es lo que proclamaba en un artículo al Wall Street Journal Henry Kissinger el discutido político sionista norteamericano para alcanzar la meta soñada del Eretz Izrael. Una nueva potencia que controle el mundo.
¿Qué pretende Kissinger? dar a Europa el abrazo de la muerte como se lo dio a Carrero Blanco. El crimen se lo arrogó ETA que era una organización incipiente y sin una tecnología suficiente para hacer volar un Dodge Dart hasta el tejado de un sexto piso en la calle Claudio Coello. Por lo cual el magnicidio quedó impune. Es una técnica muy al uso en los servicios secretos: perpetrar un acto y achacárselo al enemigo. Acting by proxy, ceremonias de confusión a rio revuelto  acción directa mediante testaferros, tirar la piedra y esconder la mano. Atiborrarnos de información superpuesta.
  El veterano estadista una mezcla de Tallerand y de Fouché pasado por el Talmud a sus 97 años ─diz tiene pacto con el diablo─ sigue invocando consignas de revolución universal, que es algo inherente al programa mental del mosaísmo: cambiar la faz de la tierra. La letal pandemia que a este paso puede provocar una escalada funeraria mayor que la de los muertos de la segunda guerra mundial les vendrá como anillo al dedo a los demiurgos de ese supuesto Nuevo Orden. ¿Dónde se agazapa la mano que mueve la cuna?
La teología del Holocausto y el fomento de la venganza como ideología letal están pidiendo este corolario de peste global a gritos, diezmar población Ahogar la economía de los goim que es como denominan a los cristianos. A los amos del mundo les conviene una eutanasia programada. Pero esta táctica del contubernio es un “dejà vu”.
El gran escritor inglés ya la puso en solfa en los años treinta del pasado siglo  adelantándose a sus contemporáneos al anunciar el sistema de opresión y de control bajo un gobierno mundialista en “Animales de la Granja” y “1984”. La prelación delata no a Stalin ni a Hitler, como se quiso dar a entender el pasado siglo cuando la crítica literaria se puso a elucubrar sobre qué es lo que quería decir Orwell en su utopía. ¿Adónde apuntaba sis flechas el famoso periodista de la BBC?
Cundió la idea de que el británico se refería a los estalinistas. Pero tanto los fascistas como los comunistas resultan hermanitas de la caridad en comparanza de lo que habría de venir con el mundialismo sionista bajo el dominio de Internet. Si controlas la información lo tienes todo. Está en tu mano el poder de las masas. Por eso y por mucho más George Orwell, pseudónimo de Eric Blair, ha sido descatalogado y perseguido. Es el mejor escritor en lengua inglesa del pasado siglo. Fue el periodista más certero como corresponsal de guerra en Berlin y en la guerra de España desde donde enviaba despachos para el Daily Worker único diario comunista de Fleet Street. Huyó del separatismo y de los esbirros de Companys otro judío amigo de Beria.
 Se han quemado sus libros en pública almenara, se ha tachado su nombre de los anaqueles bibliotecarios, se ha borrado su memoria, algo que saben hacer muy bien estos bestias con su táctica de al enemigo ni agua. Son expertos en la condena y el olvido. Expulsan a los disidentes a la gehena, dan de baja su nombre de las listas. Allanan su memoria. Tildándolo de paranoico y conspiranoico,  lo acusan de ser, por decir la verdad y cantar las verdades al lucero del alba, una amenaza para la democracia… se trata de la ley del embudo puesta en marcha.
El dominio de los medios de comunicación que ha sustituido a la formula marxista de controlar los medios de producción les permite a los organizadores del cotarro, un sanedrín que maneja la cara oculta y que utiliza a los líderes de los estados como marionetas (Ángela Merkel, Macron, los holandeses los belgas, los gerifaltes del Mercado Comían, Boris Johnson, el inepto Pedro Sánchez… gente muy tonta y manipulable, aborrecen a los grandes estadistas) confirma dicha antelación.
En este libro tan crudo en el cual narra sus experiencias personales como clochard  y plongeur (fregaplatos) asegura que el mundialismo quiere esclavizar a la humanidad lavándole el cerebro o matándonos de hambre. Boris uno de los personajes de la novela, antiguo oficial del ejército del zar, y exilado a Francia a causa de la revolución del 17, cuenta con tristeza cómo se ve sujeto a la caridad de un judío al que tiene que besar el culo, que le da trabajo de camarero al antiguo oficial de la guardia. “El judío siempre odiará a un ruso, escupe sobre los iconos que para nosotros es el mayor sacrilegio que cabe”.
 Estos párrafos le costaron al mejor inglés de nuestros tiempos ser descatalogado. Han borrado su memoria. Tienen un arte especial para urdir los hilos de la propaganda. Se inventan escritores (Kafka) como se inventan gobiernos. They are the kingmakers  (hacedores de reyes, a los que destronan cuando no les conviene) mediante el soborno y el agiotaje. Son expertos en el arte de la especulación y la mentira. Ahí tenemos otro ejemplo: Jocklyn el último líder del partido laborista británico fue removido de su cargo por ciertas precisiones antisemitas y su sucesor el día que asumió el cargo compareció con una foto rezando ante el muro de las lamentaciones de Jerusalén.
Acusan a los chinos de haber extraido de los laboratorios el Covid-19 pero bien puede ser que las matraces asesinas salieran de algún laboratorio manejado por científicos israelíes expertos en la guerra química. De ser ciertos tales supuestos, estaríamos a las puertas del Apocalipsis. Ellos están construyendo su propia arca de Noé. Sólo entrarán en ella los elegidos. ¡Qué bien!

continuará