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miércoles, 17 de noviembre de 2021

DECIAMOS AYER...

 

 
 
 
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Wole Soyinka, este martes en Madrid (EFE / Emilio Naranjo)© Externa Wole Soyinka, este martes en Madrid (EFE / Emilio Naranjo)Cuando a Wole Soyinka (Nigeria, 1934) le concedieron el premio Nobel de Literatura en 1986 se le vino el mundo encima. Era el primer escritor africano en conseguir el prestigioso galardón y “me sentí muy feliz”, pero también vio que aquello “era una arma de doble filo” y “una carga inmensa”. Soyinka no era un escritor desconocido. Había sido educado en Inglaterra, escribía en inglés y había publicado varias decenas de obras de teatro y varios ensayos, todo muy crítico con los gobiernos y la corrupción de su país natal. De hecho, había estado casi dos años en la cárcel en su país, entre 1967 y 1969, acusado de conspiración por lo que escribía. Y el Nobel le puso, de nuevo, en el disparadero.

“Es un premio que te da reconocimiento mundial y eso es una manera de escaparte del control del poder por lo que el poder puede sentir rencor por ello. Y eso es un riesgo”, contaba este martes en rueda de prensa el propio Soyinka, de visita en Madrid para presentar su nueva novela en cincuenta años ‘Crónicas desde el país de la gente más feliz de la tierra’ (Alfaguara) y de camino al festival Cosmopoética de Córdoba. El escritor ha recordado cómo Ken Saro-Wiwa, un amigo escritor, que además era “un guerrero ecológico”, fue ahorcado por el dictador Sani Abacha en 1995. “Lo que quería el dictador era desafiar a la opinión pública”, relataba Soyinka, quien también se sabía en el punto de mira, por lo que acabó huyendo del país en la parte trasera de una moto un año después de la llegada al poder de este dictador. “Le hubiera encantado ahorcar a un premio Nobel”, afirmó el escritor.

“El Nobel te da reconocimiento y eso es una manera de escaparte del control del poder por lo que el poder puede sentir rencor. Y eso es un riesgo”

Las circunstancias son muy distintas para Abdulrazak Gurnah, el escritor tanzano ganador del Nobel de Literatura este año. Y Soyinka se alegra de que le hayan dado el galardón. “La Academia está empezando a ver la riqueza artística del continente africano”, señalaba si bien ha querido dejar claro que él no está de acuerdo con los sistemas de cuotas y representación regional. “Es condescendiente, es decir, ahora le toca a África”, ha afirmado. Ahora bien, sí le gusta que se haya arriesgado con un autor que apenas se conoce. “La Academia tiene que ser una institución aventurera y seguir sorprendiendo al resto del mundo y educarnos universalmente en ese sentido”. Si por él fuera, más Gurnahs serían bienvenidos.

Crítico con el poder

Soyinka nunca había sido una voz amable con las autoridades de su país. Tuvo los recursos para estudiar en Inglaterra, pero pronto vio que se debía de alguna manera a su país natal y debía poner el dedo en la llaga en los gobiernos corruptos que no dejaban realmente desarrollarse a Nigeria. Regresó allí y montó un grupo de teatro muy crítico. Empezó a jugar también con un lenguaje muy ácido e irónico. Aquel que, como él mismo dice, “precisamente el poder no entiende”. Pero acabó en la cárcel.

Soyinka entendió que debía poner el dedo en la llaga en los gobiernos corruptos de Nigeria. Acabó en la cárcel

Allí siguió escribiendo. Lo hacía en papel higiénico que envolvía en hojas de tabaco y hojas de libros. Fue su forma de no volverse loco. Pero tras salir de prisión, no cejó en su empeño. Continuó escribiendo obras de teatro, poemas, ensayos, un par de novelas. Y siempre con el mismo tono mordaz, como el de su nueva novela cuyo título ya de por sí es muy irónico: la gente del país más feliz del mundo que es un puro vertedero (Nigeria).

Soyinka, esta mañana en Madrid (EFE) © Proporcionado por El Confidencial Soyinka, esta mañana en Madrid (EFE)Soyinka, esta mañana en Madrid (EFE)

“Yo soy una persona muy irónica, y no tengo la intención de que sea un lenguaje ambiguo,”, resaltaba, “aunque al poder le cuesta entenderlo. Con el poder tienes que ser muy directo. de hecho, con el poder hay que usar un lenguaje tan brutal que no se puede ni publicar”. Este recurso también le sirve para seducir a los lectores y subirles a su mismo barco. “Es una manera de convertirles en conspiradores”, apuntaba.

'Crónicas desde el país de la gente más feliz de la Tierra'© Proporcionado por El Confidencial 'Crónicas desde el país de la gente más feliz de la Tierra''Crónicas desde el país de la gente más feliz de la Tierra'

En la nueva novela, género al que regresa después de medio siglo, vuelven a estar sus preocupaciones sobre la marcha del país. Esta vez, contaba este martes, todo comenzó por el shock que le supuso el secuestro de estudiantes a cargo de Boko Haram. “Ya había escrito ponencias sobre el tema, pero el confinamiento, las contradicciones de la sociedad y el deterioro del humanismo”, le llevaron a adentrarse en una novela que ahondase en esta falta de humanidad. “Yo no soy novelista, pero me fui dando cuenta de que necesitaba este medio de expresión para transmitir mis obsesiones”.

Contra Trump

Si no es amable con su país mucho menos lo es con poderosos como Donald Trump. De hecho, cuando este ganó las elecciones en 2016 rompió su green card (la tarjeta para poder vivir en EEUU). Y su rechazo al político y empresario sigue siendo profundamente intelectual y visceral. Este martes no escatimó en vituperios. “Trump representa un insulto a la existencia del ser humano”; “Trump es un asesino de masas”, en referencia a los millones de muertos que ha habido por Covid en EEUU.

Lo terrible para este escritor que es Trump no ha desaparecido: “Tiene todavía muchos seguidores. No estamos en la era post Trump"

“Es un hombre estúpido pero con una inteligencia con la que es capaz de reconocer el instinto primitivo”, describía esta mañana mientras recordaba cómo muchos le definieron como “un payaso”, pero pocos vieron “que era también un hombre muy peligroso. Trump les dijo a los norteamericanos que habían estado hipnotizados y que por eso Obama había llegado al poder. Llegó así a lo más hondo de los americanos”.

Lo terrible para este escritor es que Trump no ha desaparecido ni mucho menos del mapa. “Tiene todavía muchos seguidores. No estamos en la era post Trump. Me da pena Biden porque ha asumido el poder desde la planta menos uno y le queda muchísimo por hacer”, ha asegurado antes de desear que EEUU “despierte y se dé cuenta de lo que es el trumpismo, no solo por EEUU, sino también por el resto del mundo”.

martes, 16 de noviembre de 2021

 

MI ENTREVISTA CON RASPUTIN SE ME APARECIÓ UNA NOCHE SU ESPECTRO CUANDO CANTABA EL AKATHISTOS

 El regreso de Rasputin

 

La noche del 11 de febrero de madrugada estaba yo leyendo un pasaje del Evangelio mientras escuchaba el canto del salterio que emiten por Internet los monjes de un lejano monasterio en Vologdá a través de la Red.

Suelo aprovechar la vigilia para escribir y leer cuando todo está en calma. El nocturno es un invitatorio a la reflexión.

De pronto percibo un ruido extraño como de campanas tocando a clamor. Mi celda se ilumina de una luz fogosa. Alzo los ojos del teclado de mi ordenador y veo detrás de mí asomándose por el montante que da al jardín de atrás a un hombre de rostro alargado unos ojos poderosísimos. Daba miedo mirarlos pues más que ojos parecían hierros candentes. Era como de mediana estatura los brazos muy largos y una mano carnosa como de campesino cabellera en desoden barbas apostólicas  partidas por una raya en medio. Vestía la clásica sotana de los popes rusos ( r i a s a) de mangas anchas. En su pecho lucía la  (p a n a g i a) o pectoral labrado en oro con una cruz inversa.

Sentí pavor porque el icono de  san Nicolás de Radonezh que protege mi aposento de pronto se apagó. La mirada intensa como si tratara de escudriñar el alma del que mira me hizo temblar. Era Gregorio Efimovich que regresaba del infierno entre carcajadas y estruendo de cadenas que venía a darme un mensaje. Se inició entonces un dialogo entre los dos.

YO: ¿Qué quieres de mí Padre Gregorio?

RASPUTIN: Que no escribas mal de mí. A todos aquellos que hablan mal de mí les ocurre una desgracia.

 

YO: Precisamente, estaba leyendo las memorias del príncipe, el que acabó con la vida del pope, Yusupov el miembro de la familia imperial que te envenenó mediando cianuro en tu copa. El veneno no te hizo efecto y hubo de llamar al gran duque y a un agente del servicio secreto inglés. Ellos te acribillaron a balazos sin poder acabar contigo. Arrojaron tu cadáver al Neva.

El atestado de la policía dice que la muerte te vino por ahogamiento y no por las heridas de los disparos. Todo muy extraño, casi increíble

RASPUTIN: Soy un siberiano fuerte. Mi padre era cuatrero. Domé caballos antes de entrar en el convento.

Se santiguó con la mano izquierda y me lanzó una mirada horrorosa. Yo vi al demonio en aquellos ojos. Eran los ojos que hipnotizaban a las coquetas de Petrogrado y a las mujeres de la alta sociedad.

 Mi sotabanco, humilde aposento, empezó a oler a azufre. Es el signo de la llegada del Malo.

 Sonaban sarcásticas risotadas de los demonios por el pasillo que da al almacén de la librería. Acto seguido Grigory se santiguó al revés. Hizo un garabato y continuó su plática

RASPUTIN: Yusupov el oficial de la guardia era marica y cornudo. Yo fui a su palacio porque quería presentarme a su mujer que era sobrina de la emperatriz. Caí en la trampa. Me tendieron una emboscada. El servicio secreto inglés espiaba mis reacciones al vino y al cianuro en el cuarto de atrás. Si el oficial de la guardia estaba enamorado de mí. Había oído hablar de mi descomunal verga de casi treinta centímetros. Quiso probarla como la probaron las encopetadas  damas de la corte imperial. Sucumbían a mis pidieres mágicos. Es la fuerza de la naturaleza. Eros y Baco dominan la tierra.

YO: Eres un fauno. Por lo que veo en Internet quieren canonizarte algunas mujeres y ponen la aureola de confesor en tu cabeza. Esto me parece un sacrilegio.

RASPUTIN: No desbarres, diacono. Aun quedan muchas discípulas mías. Son reliquias de mi secta de los "x i l i a c h i " (saltarines) bailábamos en torno a una hoguera y luego copulábamos con las monjas. Estas danzas supusieron para mí estas heridas que llevo en la cabeza porque la compañera Gusseva la que   mi compañera en Prokoskovie la aldea siberiana donde nací quiso asesinarme por haberla abandonado y liarme con una monja llamada Heliodora (me mostró la cicatriz aun luminosa a través de la luz del alba que iluminaba la celda)

YO: tú eras un yurodivi, un peregrino ruso, un aventurero del mal cínico e hipócrita que te hacías pasar por santo y era un sátiro.

RASPUTIN: tengo poderes mágicos. Puedo demostrarlo. mira mis manos (me mostró sus enormes manazas de muyik) estas manos curaron al zarevich y acariciaron los senos alemanes de la emperatriz Alexandra Fiodorovna o Alice von Hessen

YO: Vade retro. Calumniador y blasfemo.

Al decir esto apreté el rosario que siempre llevo conmigo junto a mi pecho. Una estruendosa carcajada se esparció por el jardín central despertando  vecinos que se disponían para comenzar su jornada laboral. Escuché el ruido de las persianas que se alzaban. Esta blasfemia era la mayor barbaridad que había escuchado en mucho tiempo. El zar Nicolás II era el mejor padre de familia el hombre más casto y mejor de la dinastía Romanov y aquel espectro diabólico se reía de los  ríos de sangre de su profanación angustiosa que costaría ─ya lo profetizó Fedor Dostoyevski─ con los estertores de la revolución y las dos guerras mundiales que supondrían a la patria millones de cadáveres.

RASPUTIN: El zar era casto, bueno, un gran tipo pero un ser sin voluntad. Estaba dominado por su mujer, diácono.

YO: ¿Por qué me llamas diácono?

RAPUTIN: sé que lo eres.

YO: Soy un diácono de la literatura. quizás esté luchando contra molinos de viento pero en proseguir mi demanda soy feliz.

RASPUTÍN: Andarse con cuidado. Mis adoratrices te tienen fichado.

YO: ¿Es una amenaza? No me importa ser mártir. De algo hay que morir. Dime cómo llegaste a la corte tú que eras un fraile giróvago que recorrías las aldeas engañando a los campesinos y acostándote con sus mujeres.

RASPUTIN Con la carta de recomendación de un obispo al que curé de un cáncer. Fui el mandamás en Tsarkoe Selo. Yo nombraba y destituía ministros.

YO: ¿Quién estaba detrás?

RASPUTIN: el káiser y su tropa de judíos alemanes. Dineros judaicos suizos financiaron la revolución. Y por supuesto las mujeres que traen hijos al mundo pero con su debilidad paren catástrofes. Ellas son el arma con que Rusia de nuevo será derribada, mira todas las putas que se asoman a las paginas de Internet y enseñan sus muslos, sus tetas y sus coños. La mayor parte son jóvenes rusas. viejas las hay también. Le sirven de arma arrojadiza al sionismo. trajeron el odio y la disgregación.

Por primera vez el monje giróvago creo que estaba diciendo la verdad. Yo alcé el crucifijo adjunto a la pantalla de mi ordenador lo alcé miré a los ojos terribles de Grigory hizo una mueca tan espantosa que soy incapaz de describirla y desapareció entre ruido de cadenas.

Seguía oliendo a azufre en mi habitación. Conque dije "no izwavi nas ot lykavago = sed libéranos a malo". Señor, libradnos del mal y no nos dejes caer en tentación. El diablo es poderoso como nunca. Siembra alianzas y compinches por doquier pero nunca podrá contra la fuerza del Señor Jesucristo nuestro Dios.