Título: CATALUÑA, LOS JUDIOS, LA
MARRANERÍA Y OTRAS HISTORIAS
Autor: antonio parra Galindo
Dedicado: a todos los periodistas
perseguidos o asesinados por contar la verdad
HACIA OTRO 98 con LA
DESTRUCCIÓN DE ESPAÑA.
PROLOGO
Castropol es una villa marinera
del sector occidental de la marina asturiana casitas blancas sobre los
recuestos muchas de ellas cerradas algunos palacetes y en lo alto al lado del
casino a través de una carretera bordeada de tamarindos y arces se llega a una
plazoleta. Allí se eleva el único monumento a los héroes de la batalla naval
que tuvo lugar aguas adentro de la bahía de Santiago el 3 de julio de 1898
cuando la flota española fue cañoneada y destruida por la poderosa escuadra
yanqui. La nave “Victoria” capitana echada a pique pudo sin embargo salvarse su
capitán el almirante Cervera a bordo de un esquife. Los jóvenes nunca oyeron
hablar de la gesta del puñado de españoles que tuvo el arrojo de enfrentarse a
la escuadra de los Estados Unidos. Se borró la memoria. Nuestros chicos en las
universidades de nueva planta sólo leen libros en inglés. Nuestra gloriosa
historia fue puesta en manos anglosajonas. Hay un enemigo interior y otro
exterior caballos de Troya que anuncian el “finis Hispaniae. This is the end.
Yo escribo desde la perplejidad, el duelo, la consternación y la sátira. ¿Cómo
hemos podido legar a este estado de cosas? A la fuerza estábamos abocado a este
segundo 98 como conclusión de una política autodestructiva que ha desterrado de
nuestras aulas el estudio del castellano y de las lenguas románicas que ha sido
reemplazado por jergas y dialectos variopintos de lenguas vernáculas
desaparecidas o extinción que los enemigos de la patria han tratado por todos
los medios desde la constitución del 78 de resucitar. Ha sido un programa de aniquilación
sistemática de una cultura y de los valores de un país y en este deletéreo
juego la masonería, los judíos y la marranería conversa, tan obstinada e
inflexible, ha tenido mucho que decir. Ha sido por interpuesto a través de enejes,
campañas de grandes consignas y un control sin precedente de los medios de
comunicación que se ha llevado a cabo la desespañolización y el aniquilamiento
de una vieja cultura. La bestia sin embargo nunca da presencia. Y si echas en cara a un miembro de
la logia tales gatuperios seguro que se rasgará las vestiduras, te llamará nazi
y conspiranoico. Al igual que en el evangelio a los que defienden la verdad
española les ponen la túnica de locos como hizo Herodes cuando le fue enviado
Jesús por Pilatos para que lo juzgara. En los años setenta al final se hablaba
de una “democracia de papel”, en 2018 había que hablar de una democracia de las
ondas hertzianas. Son los tertulieros bien pagados a precio de oro y los que
aparecen en todas los medios de la radiodifusión los que marcan pauta, dan
doctrina, sientan cátedra y los que parten el bacalao comentando lo que hacen y
dicen los políticos hasta la saciedad. Es una serpiente de verano que se repite
más que el ajo las mismas situaciones idénticos compromisos. Una saga de
tautologías a gran escala. No obstante, los tertulianos del comité todas las
horas andan buscándole los pies al gato. En esta entrega van artículos subidos
a la Red o publicados en
algún periódico de provincias a lo largo de varios lustros. Los he reunido en
antología. He querido verlos en papel. Muy eclécticos en sus temas pero unidos
por una idea que fluye como eje de marcha a lo largo de estas páginas: la
defensa de nuestra cultura. Me he mirado en el espejo de los clásicos. ¿Es esto
un pecado? De esta forma quiero rendir loores a mis héroes.
A Fernando Villaamil que comandaba la fragata
“El Furor” no le cupo la misma suerte, pereció en el ataque con toda su
tripulación. Cervera los americanos le rindieron tributo de héroe y fue
repatriado a España. El capitán Villaamil era asturiano de Serantes otro enclave
marinero a escasos kilómetros de Castropol. Sabía de antemano dada la
superioridad del enemigo que zarpaba hacia la muerte. Escribió antes de morir a
la
Reina María Cristina en el cual le declaraba
su amor, su fe en la patria y el alto concepto que tenía de su misión. Para él
la muerte era un acto de servicio. Decía: “Majestad, despliego el pabellón de
combate del “Furor” pero mi fragata no se rinde”. Toda una vida en la mar.
Estaba familiarizado con esa muerte que acecha al marino, esa soledad, ese
espíritu e sacrificio y muchas veces había escuchado ese ruido sordo del
serviola que trepa por la escala hasta la cofa y un golpe de viento lo hace
caer inerte sobre cubierta. El capitán Villaamil no era muy alto de estatura de
tez trigueña ojos azules y un espíritu del humar remarcado que le hizo ser muy
querido por la tropa de los buques en los que sirvió. Todo un contraste con el
gaditano Cervera más andaluz, más serio y distante. Los dos aun perdiendo
aquella guerra que estuvo jalonada por la explosión del “Maine” (el primer auto
golpe atentado terrorista, pretexto para declarar la guerra a España a la que
acusaban de la trama) y las infamias y mentiras organizadas por los periódicos
de Randolph Hearst) salvaron el honor de la patria quedando limpio e impoluto
el pabellón de su honor. En Cuba y en Venezuela dos países en los cuales se
sigue queriendo y admirando a España se los venera como héroes. Subo y bajo por
las estrechas rúas de Castropol que me recuerdan algo a Cartagena y tienen algo
de la melancolía habanera entre brisas y sonrisas cantabras. Pregunto a la
funcionaria de correos si sabe donde queda el monolito a los héroes del 98 y no
me sabe dar respuesta. A lo largo de los últimos cuarenta años se ha borrado la
memoria, a nuestros héroes y nuestros hechos históricos se les ha dado de baja.
Me estremezco al recordar las declaraciones de la alcaldesa de Barcelona Ada
Colau que tampoco sabía quien era Cervera. Mandó quitarle la calle que llevaba
su nombre en Barcelona cuyo puerto fue la base de operaciones de la larga
guerra de Cuba. Muchos de los marinos y de la tropa que iba a pelear a la
manigua llevaban en vez de gorra una barretina catalana. Los mambises pagados
por los Estados Unidos lucían por bandera una “señera” franjas amarillas sobre
franja azul y una estrella que es hoy también la bandera de Cuba. Por eso la
ignorancia de la alcaldesa que tacha al gran marino español de “fascista”
cuando aun ni Hitler ni Mussolini habían asomado la oreja me entristece y me
repugna. Pero es algo muy de hoy. Hubo una cesura, se completó la interrupción
más dolorosa de nuestros anales. La historia de España se ha interrumpido. Y yo
acuso a las logias en este libro “Cataluña, los Judíos, la Marranería y otras historias” de
haber orquestado una campaña siniestra, muy hábil por lo engañosa, fatídica y
prolongada en el tiempo para dar al traste con la nación más antigua del continente
europeo. Fuimos paladines de la cristiandad y por lo visto eso no se nos perdona.
Estos textos evidencian mi
preocupación por la rebelión de Cataluña que va a suponer un nuevo 98 y la
destrucción de España a través de lo que llaman las Fuerzas Oscuras que no
creen en la historia por serles adversa y adoptan los postulados de la misma
que les conviene, “shafirot” esto es memoria o, si se quiere memoria
antihistórica y contra la historia. Se trata de una larga serie de artículos
escritos durante las ultimas dos décadas de un periodista perseguido a causa de
sus ideas por la Nueva
Inquisición. Cajón de sastre "et de omni re scibili". Esto es: tratan de todo, máxime, al
albur del impase se la crisis catalana que, al suponer la fractura y
liquidación de estos reinos, abocarían a un nuevo 98. España atraviesa por la más grave crisis de
su existencia como nación. De ahí el título de Quo vadis, Spain. George Orwell
ya profetizó esta impase en sus novelas “1984” y La Granja de los Cerdos. Los textos son recopilaciones de artículos
firmados por mí en la Red
durante casi tres décadas. Gracias a Google y a Facebook, puedo dar a la
estampa estos textos. Huelgome de decir que Internet me ha hecho de mí un
escritor vigilado por el Gran Hermano que trabaja gratis et amore por la causa
de la verdad en el marco de un sistema totalitario con visos de demócrata. En
medio de esta feria de vanidades y de progroms de la intelectualidad. Pretenden
hacer una gran hoguera quemando las bibliotecas donde se guardan testimonios
hostiles al sistema. Vivimos una verdadera noche de los cristales rotos y de
persecución de todo aquello que signifique excelencia y no comporte grandes
cantidades de mierda y vulgaridad. Gracias, con todo y eso a Guillermito
Puertas, y gloria a ti, Zuckerberger. (Montañita
de Azúcar).
La digitalización espolea a los
escritores a ponerse sobre las cuartillas, conforme al mandato horaciano de
“ningún día sin un par de líneas” y a ser partícipes de una inquietud que se ha
hecho universal. Vivir sin vivir en mí lleno de curiosidad y deseos de conocer.
Al propio tiempo cabe el peligro de caer en la marabunta de la información en
torrente que nos desinforman paradójicamente e incomunica. Es el síndrome de la
torre de Babel y del mito de Prometeo. Como todo el mundo escribe, nos estamos
quedando sin líricos y, cambiando el oro por oropel, reemplazamos a los
periodistas, por contertulios de la tele y politólogos por los poetas. Está en
marcha una campaña contra la estética. La
Red es, a la par que el gran guirigay, un arma de control y
de espionaje. Aunque no sé si va a ser posible ponerle puertas al campo. El mundo
va tan acelerado que corre el riesgo de un estallido. Todo pasa y se consume en
medio de una avalancha de feroces actualidades que se olvidan a la mañana
siguiente. El lector creo que en este baúl de crónicas, artículos, reportajes,
cuentos y vivencias, en este revoltijo, podrá encontrar alguna perla. No se
aburrirá; estoy seguro. Y, con el afán de ese hallazgo, publico y doy a la
estampa estos textos.
Capítulo 1 .EL
BABLE
Pues
nada que la llingua ya es lengua.
Liémonos a voces en bable babayu.
Cada gallo canta en su muladar y el muladar asturiano anda un poco revuelto,
atronando quiriquies
Ya no
ponen las gallinas y eso que por San
Antón la gallina pon. Las mías no cacarean en mi corral, matólas el raposu. Y falemos despacín no nos oya el mío vecín. Que no está el horno para bollos ni el
alcacer para zampoñas. Bajan los jabalíes de la braña y hozan el patatar con
sus poderosos hocicos. Araronme el prau, dejando en la hierba la marca de
sus feroces pezuñas.
Tienen
aquí la querencia de un revolcadero. Estamos perdidos. Los del Ayuntamiento
vinieron y acabaron con el bosque de robles y laureles centenarios que daban
sombra (en verano era un paraíso) a la sebe
(oigan, bablistas, aprendan latín que
sebe viene de saepes que equivale a cercado; en Santander lo llaman zarzo) y la
otra tarde derramé lágrimas sobre el enorme tuero del viejo carballo con más de cuatrocientas
primaveras en su diámetro troncal que talaron los dendricidas del Ayuntamiento
cudillerense.
En El
Escorial, semanas atrás, multaron a un paisano cien mil euros por talar una
encina oneraria que le estorbaba su cerca, pero esto es Asturias. Esto es
España y lo demás tierra conquistada. Así nos va ¡Válganos la Santina !
Las
aldeas están vacías a la espera de veraneantes. El hastial de la casona
blasonada de los abuelos ostenta grietas ruinosas, aunque el sol se refleja al
ocaso todavía en los ventanos de la galería; el hórreo ancilar, una maravilla
de la carpintería de ribera lo descangayó un vendaval. Un vecín Dios le dé mal galardón las palmeras reales que trajeron mis
antepasados de Cuba ordenó derribarlas. Decía que desde sus ramas se
descolgaban los ratones y aterrizaban por sobre su bardal. Asturias está triste
sin cigüeñas; nunca pasan la altura de Arbás, y los mozos se van, no hay
trabajo. Es la generación del Alsa de
Villalpando. La vaca Marela tampoco
pare. El bable, paisanos, digotelo yo que soy filólogo, no es lengua sino
dialecto: una versión cantarina del idioma que hablaban las mesnadas del Cid
antes de subir la cuesta de Pajares a las tierras de pan llevar. Allende tal,
no es una lengua unificada porque se hablaba de forma diferente en cada valle y
mira que en este Principado hay valles.
Todo
anda un poco en regresión, por culpa de los políticos, a los que una mano negra
está soltando pasta bajo cuerda. Dicen que es culpa de los americanos que nos
quitaron Cuba y ahora pretenden arrebatarnos el principau.
Quieren,
por descontado, con sus sandeces quitarle la razón a Nebrija. Aquel divino
sevillano que se emborrachaba por los chigres de Alcalá: " La lengua es la
compañera del imperio". El objetivo apunta no solo a la destrucción de la
convivialidad tan privativa del carácter astur, tambien al aniquilamiento de la
lengua de Cervantes. Cataluña, pues, marca la hoja de ruta de los peligros que
nos acechan. Acabar con el castellano es acabar con la más vieja nación de
Europa. El odio por acá se administra en cápsulas de ignorancia y
resentimiento. Furia infernal. Con todo y eso, yo creo que Asturias un día
resucitará. De alguna manera hay que ser optimista y entonar la monserga del
"no pasarán".
Capítulo 2 .
ANTE
EL ARA DE SAN BAUDILIO DE BERLANGA TUVE YO UNA VISIÓN
Subí,
tarde de nieve y celliscas, al monte santo de san Baudilio de Berlanga, eremita
mozárabe en tierras del Cid tierras de pan llevar al sur de la provincia de
Soria, entremedias de las diócesis de Sigüenza y el Burgo de Osma, y tuve allí
una visión, uno de esos misteriosos trances con que regalan al visitante las
tierras de España. Un ángel me pareció que rasgaba el velo de los misterios
insondables de la historia de mi patria. Sentí el eco lejano de tambores de
guerra y de salmos de perdón. Creo que aun no se ha completado mi hégira.
Allí
rezaron y se santificaron generaciones de monjes desde el siglo XI, y es posible
que mucho antes. Son los encuevados de la tradición oriental del monte Athos y la Tebaida egipcia, Capadocia, y el yermo antioqueno que recogió
el Islam. Su penitencia era una demostración del amor de Cristo a las gentes,
sin distinción de razas y culturas, porque son muchas aquí las reminiscencias
arábigas. ¿Convivirían en amistad los anacoretas cristianos con los morabitos
muslímicos? Es la pregunta que queda en el aire. Escuché los cantos celestiales
de la hermosa liturgia mozárabe que tenia ascendencias arrianas (Arrio predicó
el evangelio a los ostrogodos y estos adoptaron esa versión de la religión
evangélica que exalta la humanidad de Jesús sobre su divinidad) con ceremonias
muy largas y todo el oficio cantado con himnodias repetitivas del misal de San
Isidoro. Ese carácter eucológico de su liturgia, donde la voz humana y la
disposición arquitectónica invitan a elevar el alma sobre las cuestiones
materiales, a través de las voces en concento y la armonía celestial de las
esferas. La vida del cristiano es una ascesis polifónica. La palmera central,
que sostiene el fuste de la bóveda de tracería y a la que cantó Gerardo Diego
con sus versos, desde la cúpula, convida a este deseo de trascendencia. Todas
las paredes ostentaban pinturas, que, por desgracia, en el expolio que padeció
España en los años 20, fueron arrancadas y vendidas por 65.000 pesetas a un
marchante judío de Nueva York el año 1927: un tal León Levi. Pero quedó la impronta, y han podido ser restaurados
algunos paneles como el de San Nicolás. Aquí he tenido una visión y doy gracias
a Dios. Los coros recitaban salmos y, dentro del iconostasio, un diácono
cantaba el evangelio en tono mayor; luego un presbítero de barbas bizantinas y
rostro atezado entonaba la epiclesis de consagración:
— Eto telo maia eto krobi maia (este es mi
cuerpo, esta es mi sangre) a la manera griega.
Sobre
los paramentos, el rostro venerable de san Nicolás y de san Baudilio, santo
tutelar del templo, un mártir francés cuyo culto estuvo extendido a través de
Castilla por los visigodos unos le llamaban Baudilio. Unos le llamaban Baudilio,
y en mi tierra San Maudillo el Soriano. El bienaventurado mira para los fieles
con ojos de piedad y gesto hierático.
En la
planta baja se levanta, soportando la techumbre del coro, una mezquitilla de
arcos de herradura, que ha dejado perplejos a los historiadores como Camón
Aznar y Gaya Nuño. La pila de agua bendita es un “mitzrah” o piscina como las que existen en las mezquitas y
sinagogas para las abluciones. Al fondo se veía la cueva del monje o del
morábito. ¿Se alternó aquí el culto cristiano con el islámico? En cualquier
caso, es este lugar, situado sobre una eminencia del dintorno del páramo, un
centro de extrañas fuerzas telúricas. Aquí yo tuve un pálpito, una visión y
sólo pude cantar:
—
Kirie eleison. Señor ten piedad de nosotros pues conoces lo oculto del corazón
del hombre.
Al
instante, sentí una fuerza inmensa en mi alma, como inmerso en las garras de un
extraño fenómeno de purificación, a los pies de la palmera que corona el
cimborrio. Si la palmera supiera… Y me acordé de unos versos de Gerardo Diego. Que sí que sí que sí que tenía el rostro de
maravedí. El poeta se mofaba del judío que profanó el recinto con la
extraordinaria adquisición de los murales. El expolio de los ladrones de
lugares santos no ha podido arramblar con el aliento de amor y de caridad ni la
sublime aureola que irradia esta santa ermita tan sublime como recóndita.
Capítulo 3
SAN
BAUDILIO EPICENTRO DE LA ESPAÑA MÁGICA
No
visitaba este hermoso y arrinconado lugar desde mis tiempos universitarios
cuando, atendiendo a las clases de los profesores de Arte, en la Complutense otoño de 1963 se emocionaban al describir la
estructura arquitectónica y pictórica de San Baudilio de Berlanga. G. Atienza,
erudito escritor ocultista, descubridor de los secretos de lugares de nuestra
geografía, decía que San Baudilio, edificado en el mismo epicentro de la
península ibérica, irradiaba una energía potentísima y brillaba con luz
especial en la historia del arte prerrománico. Ese pálpito lo volvía a sentir
yo al cabo de más de medio siglo. Berlanga tierra de vacceos numantinos que
luego se cristianizaron y vivieron en la larga lucha contra el Islam, llena de
anfractuosidades y recovecos victorias y derrotas (Almanzor dicen que perdió el
tambor en San Esteban de Gormaz a media legua de acá.) Lo habitaban gentes
prevenidas en frontera con un ojo abierto a las hogueras de las atalayas
anunciando la llegada de la morisma y otro en el pendón real. Esta es tierra
del Cid por donde pasó el Campeador a ganar el pan de las batallas. ¡Oh Cid
Sidi que buen vasallo si hubiera buen Señor! Aquí se plasma la grandeza y la
malandanza de un pueblo duro de pelar, arisco, y a la vez magnánimo, que
ejerció la tolerancia y la compasión con el enemigo. El sarraceno en sus
razzias de primavera talaba campos, robaba mujeres, pertrechos y tierras. En toda esta zona del alto Duero proliferan
las atalayas. Allí el que montaba guardia, cuando veía llegar al moro, encendía
la típica chisquereta o almenara y entonces
las campanas tocaban a rebato. La coexistencia fue difícil pero hubo periodos
de tranquilidad, concluidas las "aliyahs"
(invasiones) o "yihads"
(guerra santa contra el infiel.) Esa serenidad se plasma en los frisos,
plementos y pinturas murales con escenas de la vida de Cristo del obispo san
Nicolás y san Baudilio que exornan los murales. Aparecen dromedarios, elefantes
y un caballero musulmán cabalgando desalado sobre un corcel blanco. Al pairo de
dibujos místicos está la rosa de los vientos, estrellas de David, el sello de
Salomón, junto a composiciones del ave ibis la cual, según los egipcios, comía
el pescado dañino a los humanos. También la Dextera Domini () o dedo de Dios, que se asoma en forma de triangulo
al lado de la paloma del Espíritu Santo, bajando de una nube. Esta ermita
enmarcada en los territorios entre Sigüenza y Burgo de Osma me recuerda a Santa
Cristina de Lena. Esa era la tesis propalada por el profesor Camon Aznar de
feliz memoria. La mesnada de Ruiz Díaz de Vivar estaba integrada por soldados
de las Asturias de Oviedo que lo acompañaron al destierro y fundaron por estos
cerros su acampada. Existe la probabilidad de que entre ellos hubiese monjes y
clérigos repobladores para realizar esta misión. Al igual que santa Cristina,
san Baudilio se eleva sobre un peñasco desde cuyo alcor se divisa la paramera
soriana. Misión de vigilancia, pues. Y consta de iconostasio o cámara santa
propio de la liturgia bizantina. El coro se eleva sobre una disposición de
arcos de herradura funcionales que hacen pensar al historiador en las
relaciones litúrgicas que tuvo el rito muzárabe con la secta arriana y con el
Islam. Hay representaciones de san Miguel pero, sorprendentemente, en ninguna
de las dos se pinta a la Virgen María. Quizá el culto de hiperdulía sea posterior a la
devoción a san Miguel que fue privativa de los godos arrianos. Los arrianos no
creían en la Virgen. Su proclamación como Madre de Dios, de origen griego, se
produjo en el concilio de Nicea, siglo V. El culto marial arraigaría, luego,
entre los Templarios que lo incorporarían a occidente. El Cantar del Mío Cid
habla de ceremonias rituales "antes de los gallos cantar" y de la
imagen de Nuestra Señora que llevaban los guerreros en el arzón sobre su
cabalgadura. Se colige que las misas eran largas y el pueblo asistía embelesado
entre himnos devotos, nubes de incienso y salmos, a las ceremonias eucarísticas
que celebraba el preste tras la cortina del iconostasio.
Tanto
santa Cristina de Lena como san Baudilio de Berlanga en lo alto de un cerro
irradian fuerza telúrica para quienes visitan estas iglesias antiquísimas.
“Tomaron las reliquias todas las que hubieron y fueron por Castilla y así la
defendieron”. Acaso sea la luz de Xto que pervive entre nosotros hasta la
consumación de los siglos.
Capítulo 4
DALÍ Y LAS ORENETAS (GOLONDRINAS) DEL
AMPURDÁN. CANTO A GERONA
El mundo se ha convertido en una busca barojiana, en
una lucha por la vida. Con tal de hacer dinero, matan a su padre y esto es lo
que está ocurriendo con el centenario de Salvador Dalí. Desde mi capacidad de
periodista sin periódico pero renuente a vender mi pluma y la cuchara, yo
protesto y yo acuso. España vive las conmociones de un proceso Dreyfus pero al
revés con estas ansias de los bibliopolas de darle la vuelta a la tortilla. He
de decir que el centenario de Dalí se está convirtiendo en una chapuza. Y yo me
acuerdo del día en que el maestro me dijo con cierta envidia: “Esos la tienen más larga que usted y que
yo, Parra”. Aquí
están las fotos para demostrar lo de aquella fiesta del gaysaber en Nueva York
que acabó como el rosario de la aurora. A mí las cuentas no me casan. El Dalí
que yo conocí tiene que ver muy poco con el que han sacado de la manga los
amigos de los separatistas, los muñidores del contubernio y los que han
accedido al poder pisando las cenizas aun humeantes de una hecatombe como la
del once de marzo. Urnas y cadáveres pero Dalí era apolítico. No queráis hacer
bandera y oriflama de reivindicaciones. El Dalí que ha salido de estos
tórculos, con mucha moviola y trampa, parece uno de aquellos fusilados en las
zanjas de Montjuich, oiga. ¿Qué hacemos con toda aquella caterva de muertos de
segunda fila? ¿Quo vadis, Cataluña, adónde vas, Europa? ¿Adónde te llevan tus
felones, España? Don Salvador alzaba
aquella tarde neoyorquina, conminatorio, su bastón con contera, como señalando
el advenimiento de un porvenir incierto. Lo de la garrota del maestro de Port
Lligat siempre lo he dicho tenía su lado onírico y la inspiración milagrosa que
rodaba cuesta abajo por las laderas de Príapo. Sombra y figura. Dalí era todo
un adalid de las artes marciales de la publicidad.
He aquí que llegaron los coribantes de la diosa
repartiendo leña, ahora os vais a enterar, dijeron, os vamos a moler a palos.
▬ ¿Con la garrota de Dalí?
▬No; con el as de bastos de los cuadros de
Picasso.
Las cendolillas de antaño hoy son pubillas de
juego floral y mucho cuidado con esa boca que os puede perder, os vamos a
acusar de machistas. Muchos se han subido a un guindo y andan por sus ramas,
emboscados y sumidos en la ataraxia doctrinal. No está el manto de Magdalena
para tafetanes, ni el alcacer para zampoñas. Las urnas últimas tuvieron algo de
actas funerales y trajeron cenizas de despojos de cadáveres, un gran holocausto.
Nos están vendiendo una burra mal capada, por muy demócrata que sea esta
pollina pero puede acabar, rebuzno va rebuzno viene, sin saber por donde tirar,
como la de Balaán. O, si me aprietas un poco, igual que la mula Francis. Dalí amaba su patria chica pero sin menoscabo
de la grande. Como debe ser. Por eso durante toda su vida miraba con cierta
prevención y cierto distanciamiento a los catalanistas a palo seco. ¿Qué tendrá
que ver, yo me digo, el culo con las témporas? Pues por lo que se ve y por lo
que han hecho y dieron los que le calaron la barretina de refez, a contrapelo y
hasta las orejas antes de morir, todo.
Él tenía sólo dos amores que eran Gala y España. Pero ya digo: la
tradición pesa y el polvo de las alpargatas de los republicanos que partieron
para el exilio, prometiendo un turbulento regreso, derivó en polvareda, a lo
que se ve. Por doquier resucita el fantasma de los que partieron por Port Bou.
Inventan rollos y traen al diablo entre las piernas. Al diablo que yo vi
dibujado en la testa de una ménsula. Era una mañana de Miércoles Santo y el guía gerundense
tercamente nos hablaba, empecinado, de lo buenos que habían sido unos.
▬ Es porque los otros habrán sido muy malos▬ repuse.
Nuestro guía se llamaba Marcus y nos estaba haciendo
la loa de los republicanos. De paso hablaba del románico cuya cuna estuvo
radicada en este bello rincón catalán de Bensalou. Era el arte de los godos, la
continuación proyectada del espíritu de Carlomagno. Se sentía don Salvador
plenamente integrante de la escuela española. Por oposición a Picasso, a quien
la lucha de los vencidos/vencedores fue a colocar en el pedestal, un trono
acaso supervalorado. Creo que Dalí era un genio y Picos un gigante con los pies
de barro.
¿Cuándo acabarán nuestras zozobras? Regresan los
espectros y estamos próximos a inaugurar un nuevo aquelarre. Camuñas y sus
aparecidos hacen antesala en los ministerios y en las sillas de las mesas de
juntas esperan sentados, ojalá caiga una sinecura, y miran para el techo en
espera de que aparezcan de un momento a otro las brujas de Goya montadas en la
escoba, para el próximo aquelarre. Ese fantasma del exilio yo lo vi dibujado
hace pocos días en la testa de un demonio cuya carota colgaba del remate de la
imposta de una arcada románica cuando nuestro guía gerundense nos dijo.
▬Mirad hacia arriba.
Todos mirábamos para donde nos dijo el guía.
La carota histriónica de un enano nos enseñaba la lengua.
En aquel momento por el cielo impoluto de
Besalú cruzó una golondrina. Una “oreneta”. El de las patas caprinas, alas de
murciélago y rabo de león, se conoce que tiene miedo a este pájaro sagrado. La
golondrina estuvo en el Gólgota una tarde de Viernes Santo y le quitó con el
pico las espinas de cambronera que horadaron en tormento el cerco de su divina
cabeza. La golondrina me valió y se hizo el conjuro contra el diablejo que
enseñaba los cuernos desde la imposta. Verla el cabeza de mono y huir de debajo
del Tetramorfo fue todo uno, yendo de remate a zambullirse sobre las aguas
tersas del río Fluvial. Lo vieron ahogarse los turistas al muy cabrón en uno de
los tajamares del puente ojival. Así reviente entre la chusma como el lagarto
de Jaén. El
diablo por Semana Santa nada tiene que hacer, ni siquiera en Cataluña, una
región demasiado importante de España para dejarla en manos de los catalanes. El Fluviá lamía los muros del monasterio de
san Pedro y en sus aguas se reflejaba el campanil solemne de la iglesia de
Santa María. El raudal de corrientes bravas pasaba aquel día por la localidad,
haciendo remolinos e iluminando los contrafuertes del puente levadizo con
irisaciones color plata. Las oronetas seguían en lo alto agitando sus alas
sobre los cielos medievales de Besalú y se quedaban indiferentes ante los
turistas, igual que hace mil años. No se paraban a contemplar a las muchachas
judías que salían del mikwah ritual saltando con los pechos péndulos
como en el “Collar de la Paloma ”. La presencia de una aljama y de una
sinagoga dice a las claras que la ciudad debió de ser importante.
Por esta cornisa, a muriente, penetró el cristianismo en
la península ibérica. Aquí sentaron su sede los primeros obispos los que
siguieron a las predicaciones supuestamente ciertas del Apóstol de los
Gentiles, quien desembarcó por Ampurias, la vieja Emporion de los griegos. No
hay que olvidar que Jesús habló al mundo en griego y que esta lengua fue la
primitiva de la Iglesias. En Rosas atracó la barca de piedra y desde esta
orilla zarpa, asimismo, todo el gran tema jacobeo. Gerona es la provincia
española con más castillos, algunos de ellos sólo raigones y lienzos de muro,
ya testimonio de un pasado glorioso y fundacional, de la nación española,
remiso a desaparecer. Es una alegoría al Este de Castilla la Gentil a orillas del Mediterráneo, laboriosa y
heroica. Un aire de misterio y de seny bañan a toda la ciudad. Sus castillos
nos llevan al arte románico, el más depurado y selecto, el que mejor conserva
las raíces bizantinas con su tosco abatimiento y su admirable expresividad.
Cataluña quiere decir castillo. Es el bajo vientre de la marca hispánica. Su
serenidad pensativa hace recordar a Carlomagno. Gerona rindió vasallaje al
emperador. Hasta lo canonizó. Si queremos tierra de obispos, hay que ir a buscarlos
a La Bisbal. Ripoll es un pórtico de la gloria sin maestro Mateo
pero toda una historia sagrada escrita en piedra desde su reconstrucción por
Morgades, aquel obispo que le hizo la vida imposible a mosén Cinto Verdaguer y
que se dedicó a levantar, como un descosido, todas las piedras santas que echó
por tierra la francesada y la desamortización. En los bajorrelieves de este
monasterio, cuna de la catalanidad, se cifra y compendia toda esa teratología
del arte románico, ese hontanar de monstruos y de santos que alza el alma
humana sobre el pináculo de la perfección. El arte de Dalí, con la depuración
de sus pinceles, entallada en el símbolo didáctico, como un tótem o un abraxas
de la modernidad y toda esa parafernalia de claves de la sinrazón, es un
corolario de ese románico catalán, íntimo y sólido. Lo visigótico en todos sus primores lo plasman
los sillares y los arcos de medio punto de San Pedro de Rodas. El alfil y el
albalá de todas estas venerables ermitas se abocinan sobre los contornos
típicos del taqueado jaqués y del opus spicatum de la decoración de
raspas de pescado que exornan el borde de sus ventanarios. Es un cutio de
continuidad mística que predica en labores de piedra o enseña al que no sabe. A
los rudos pecheros y labrantines de la alta edad media todos ellos analfabetos.
Las toscas figuras beben la ambrosía en las ramas de aliara, de una estética
tan profusa como enigmática. El arte en vaso de belleza sólo lo potan los
elegidos. La cuna del arte románico nos habla del cuerno de la abundancia del
simbolismo.
Hay que ser un iniciado para entenderlo.
Todos estos lugares-Tossa de Mar, Cadeus, Lloret,
Figueras- los llevamos en el corazón. Fueron los puntos de destino de nuestras
primeras salidas turísticas donde conocimos el amor. Lloret me recuerda los
ojos dulces, las lágrimas en aquel hotel, toda la vida por delante. Ella ya no está pero juntos en aquel viaje
recorrimos la Costa Brava sobre las ruedas de un 600D y juntos fuimos a
buscar a Roger entre las remesas de turistas que empezaban a llegar en grandes
oleadas desde todos los rincones de la geografía de las Islas Británicas. No se
olvide que fueron los ingleses los que descubrieron la Costa
Brava y los
que iniciaron el turismo en tiempos de Franco. ¡Ay aquella noche nupcial en
Lérida, destartalada y triunfal y oliendo al aroma del café con malta que
trajeron a mi casa los últimos refugiados de la guerra civil! Íbamos camino de
Bañolas a venerar a san Martirián, clemente y bondadoso que bendijera nuestro
connubio. Aquel verano llegó la hora del amor, el sentimiento más fuerte que
siempre estará en mí omnipresente. Lloret había cambiado poco desde aquel verano del 69
en que lo visité por vez primera. Las mismas palmeras, el mismo ardor, la misma
sed y el arco de ballesta de su playa bajo la mirada militante de esas atalayas
que aparecen y desaparecen a lo largo del perfil de la marina y que eran torres
vigía para alertar de la llegada de piratas berberiscos. Cataluña se fraguó en
la lucha contra el infiel. Las oriflamas
de Roger de Lauria nos hablan de un tiempo en el cual hasta los mismos peces
del mare nostrum llevaban barras catalanas en sus escamas. “Blanquerna” es
precisamente una novela bizantina que escribió Raimundo Lulio mirando a las
cúpulas doradas de Constantinopla. Las sarracenas razzias desde Argelia y con
otro nombre más pacífico propiciadas por las organizaciones no gubernamentales
que son los nuevos funcionarios de un mundo sin fronteras continúan llegando.
La calma del Mediterráneo oculta una violencia latente. Es la lucha por la vida y la reconquista del
espacio vital. Lo absurdo de esta época es que en plena globalización radical
nos estén vendiendo ideas románticas del siglo XIX, duerno en el que se abrevan
algunos ilusos trasnochados.
¿Qué fue de tanto frenesí? En el 2004 he mirado a
Cataluña con nostalgia manriqueña, suspirando por cuanto perdimos en medio de
tanto devaneo. Nos han quitado la honra. Todo el país en poco menos de una
generación ha dejado a Laura y a Beatriz y se ha ido de putas. El símbolo de
esta democracia es la gran meretriz. Hace treinta años fui testigo en el paseo
marítimo frente a la playa de Lloret de Mar de cómo un turista francés medio
loco se liaba a golpes con un guardia municipal que le había puesto una multa.
Hoy los mozos de escuadra están mucho mejor diseñados y su plexo solar es más
rotundo. Lo más probable es que aquel franchute no se atrevería con estos
espigados gendarmes que patrullan las calles catalanas. Hemos ganado en algo
pero lo hemos perdido casi todo y seguimos siendo los mismos. Entonces España
se estaba abriendo a la libertad. A favor de las sombras y envueltos en el
dosel de la noche las parejas se siguen amando en el arenal dejando que las
olas besen sus pies hoy igual que entonces. El mundo no se acaba. Ya no hay
tanto turista nórdico. Los autóctonos están más envejecidos y las oleadas de
recién llegados transandinos y bereberes en un par de décadas habrán cambiado
el arco demográfico de este pueblo tan suyo y tan pagado de sus tradiciones que
muy pronto estará repoblado por extranjeros. Cataluña para mí era aquella pensión de
Tarragona donde pernocté, tan vieja que tenía un no sé qué romano en cuya cama
estuve postrado tres días curándome de una insolación. Cuando en el 72 volví a
visitar el Principado, ya sin acompañante, éste ya no era igual. En el barrio
antiguo soplaba la tramontana y la arena me atizó los ojos y el viento terral
se me subió a la cabeza. Yo amaba a esa Cataluña tierna y a la vez impenetrable
y al idioma catalán que es el que más escuché en mi infancia en casa de la
señora Antonia aquella mujer de Lérida que vino refugiada a Castilla. Sí, yo
amaba esta tierra acérrima en sus usos y en sus costumbres, archivo de la
cortesía. Ha cambiado todo el planeamiento. Incluso, nos presentan a un Dalí
que nunca fue. Con todo, volveré algún día a la Garrotxa , antes de que me muera, subiré al call y
cruzaré la sobrepuerta siguiendo la ruta de los pasos perdidos de un millón de
muertos. Ya estamos en las mismas. El mensaje de los “Soldados de Salamina” es
el mismo que el de los “Cipreses creen en Dios”.
A Dalí lo han manipulado como a un enano. Han colocado
su cadáver en el testero, lo han subido a lomos de un caballo, picaron espuela
y dijeron arre sin curarse de nada más. Y que gane igual que el Cid las
batallas después de muerto. Están exhumando testimonios. Los ladrones de
epitafios se hicieron necrófilos y todos los días de Dios están encontrando
nuevas fosas comunes.
▬ Ándese con mucho cuidado con esa tía. La mula
es muy corrida de lomos y hay que cabalgarla a rebalgas.
▬ ¿Qué cree? ¿Que no me di cuenta?
Sin embargo, las golondrinas han vuelto
inexorables a su cita con los recuerdos y tienen un bello nombre en catalán:
orenetas. Aunque lo haya conocido por primera vez de labios de aquel espolique
de excursiones guiadas. De la misma forma que aquel payés en lo alto de un
puerto que nos detuvimos a descansar en un restaurante desde el que se veía
Barcelona ▬ casi toda la Sexta Flota comía en aquel comedor ▬ me dijo lo que significaba “bosso”. Estaba
dando de comer a unos cachorros cuando me lo dijo. Y ambas palabras se juntan
en la imaginación formando vértice para hacerme un caño en el tiempo. Bajo el
arco del triunfo y de los recuerdos.
Las calles de Gerona hay que subirlas casi de
rodillas, imbuidos del sentido de reverencia y admiración hacia una ciudad heroica
que resistió valiente a los mil y uno sitios. Es todo el orgullo de los
entendidos en poliorcética. ¿Cómo se organiza la resistencia de una ciudad? Hoy
un mendigo pide limosna en pleno barrio de La Forsa sentado a la entrada de la vieja sinagoga. Es
la viva representación de Jeremías. Deja que los turistas le hagan alguna placa
pero cobra medio euro por cada foto. La casa de la Pía
Limosna , buen
gótico civil, trae a la memoria los muros y las paredes de la Casa de los Picos de Segovia. Por aquí anduvo
catalogando, exaltando y hablando de la perfección estética del románico del
Alto Aragón, otro paisano mío, el marqués de Lozoya. La condesa Enarsinda nos sonríe desde lo alto
de un torreón. Si cruzas a lo alto del fortín por detrás de los adarves
octogonales de la catedral podrás columbrar el idílico paisaje del convento de
san Daniel con sus torres cilíndricas y sus galerías góticas de arcos
trilobulados que ensalzan la perfección de la forma. Otra vez el octógono de la
beatitud nos lanza un reto desde los adarves de la iglesia de san Nicolás y de
san Pedro de Galligans. Los poetas definen a Gerona como el triunfo de la
piedra y el agua en las riberas del Río Oñar, que rinde homenaje al Ter en
compañía del Galligans. Tiene manera suave de arco abocinado en capitel románico.
Toda esa teratología del arte daliniano explica el origen de alguien que nació
a la sombra del gran Tetramorfo o bajo los auspicios de la almendra mística del
Pantocrátor de Ripoll. Él se propuso a su manera desjarretar al monstruo, el de
la cabeza de mono, cuerpo de arpía, cuernos de cabra, cola de león. Estos
engendros deformes de una mente muy dada a la exaltación pueblan su selecta y
fantástica iconografía de este pintor. Pasamos por Breda y por Viladrau, el pueblo de
la botella de agua que aplaca nuestra sed de los veranos y por allí columbramos
las cimas siempre canas del Pirineo. Las crestas del Canigó ya asustaban un
poco a Gracián. Muy diferente el Ampurdán de la sierra al de la marina; éste se
atuvo a su concepción bucanera y exploradora de la existencia. Era el que
embarcaba en bergantines y palacras y se iba a hacer las Américas. Hay también
un contraste entre la selva de pinos y de maleza que circunda el interior y los
bellos valles idílicos del Puigcerdá que compendian el afán de los que añoran
una existencia de paz bajo el lema de “et in Arcadia ego”.
Las impostas decoradas de los arcos de medio punto
románico hablan de una riqueza material que viene de antiguo pero lo material y
lo espiritual se dan allí la mano. En Bañolas viven los grandes millonarios de
España, sin dar cuartos al pregonero. En Cataluña, con mucha diferencia que en
Castilla, no suele hacerse demasiada ostentación de lo que uno tiene. Conforme
a la tradición oriental. Pero, en definitiva, los bigotes de Dalí se conjugan
en mi memoria con las golondrinas del Ampurdán aleteando en torno al nido
pedigüeño de barro fundido con saliva o volando rasantes sobre el alcacer de
los prados recién cortados. Eran escarpias a mitad de camino entre el rabo del
cochinillo de san Antón y la cruz procesional. Un deseo que se agita,
escondedero, de frustraciones adolescentes. De ellos estuvo enamorado García
Lorca pero Dalí, cuyo rumbo sexual marca el norte de lo epiceno o abstemio.
Parecía estar por encima de las cuestiones sexuales que arrastran a los
mortales. Él era un genio. Era demasiado narcisista y se hartó de leer a Proust
cuando le daba la gana en Ses Brises. ¿Que la tenía pequeña? Ciertas
limitaciones de esta índole son las que hacen correr la pluma de los grandes
poetas y cargan de color las paletas de los mejores pintores. Tenerla grande o
pequeña no es más que un accidente. Nada
tiene que ver con la sustancia que es lo que importa. Además, como dicen los
británicos, you cant´win them all, y eso se lo dirá usted a todas. Dalí
la tenía pequeña. Pues vale. Su genio
era muy grande. Váyase lo uno por lo otro. A Porfirio Rovirosa tuvieron que
hacerle los carpinteros mejicanos un braguero de especial para que le cupieran
y luego padeció mucho de la próstata. Sin tan traumáticas mermas no se explica por
qué el morabito de Port Lligat pintara tanto y tan bueno y es la razón tal vez
que subyace en el fondo de su manía de engatusarse los bigotes haciendo que las
guías apuntaran para arriba o se acaracolasen, según qué humor, empalmados como
un tablón, símbolo de una erección que no acababa de rematar. Dime de lo que
presumes y te diré algo de tus carencias. El síndrome monorquídico hace
estragos en una sociedad donde todo se cuantifica, se mida y se pesa y existe
un ábaco especial para la infamia y la vulgaridad, y un embudo por donde la
verdad y la belleza no pasan. Arrobas de avilantez, tele basura, el tetamen de
la tonadillera por cualquier rincón de España. Centímetros, y pulgadas, varas
de medir las suyas. El fantasma del bueno de Porfirio con la regla y el espejo.
Parecen colegialas, oye. Aquí lo importante es tenerla grande y gorda y con lo
otro, con la crija ▬ curiosamente se interpolan los términos, y lo que debería
ser masculino se dice en femenino y viceversa, para figura retórica esa-▬ y
entonces ¿qué hacemos? Burro grande ande o no ande. Petulancia de herejes.
Vivimos en la cultura de la queja y del cotilleo y por
eso estos mishaps o precariedades de la natura son cuestión de tanto
monto. Nunca unas teclas y unas cámaras dieron para tanto. Ya digo, en el centenario
que se conmemora, 12 de mayo, se han dicho y hecho bastantes tonterías. La peor
de todas: convertir a este recio ampurdanés con su perenne cachava como la de
Plá, siempre con su paquete de caldo de gallina los ojos esparcidos de
lejanías, en bastión del independentismo de montera picona y de señera calada.
Todos sabemos que no es verdad. Dalí era un españolazo total. De los del tambor
del Bruch, sardana con butifarra y vino recio en su paladar. En él había un
falangista como el de aquella centuria catalana que dejó su piel en Brunete y
uno de los caídos creo que era pariente suyo. Así que, doña Montse, no me venga
usted con chorradas.
Los ejercicios de lacrado de memoria nos llevan a
improcedencias. Por ese camino, con extorsiones de la verdad, ligaduras de
trompas y retortijones del Logos se camina hacia una guerra civil o a la
voladura de España. Aquí se están contando muchas batallitas y cada cual narra
la feria según le fue en ella ocurriendo tergiversaciones a mansalva. Mienten
todos más que la gaceta y aquí están estas fotos y la entrevista que me
concedió Dalí a mí que era el corresponsal en Nueva York de la Prensa del Movimiento. Y que no he vendido la pluma
ni entregué la cuchara ni me rindo, ni me vendo a nadie. Y menos a los contrabandistas de un
nacionalismo trasnochado.
Constituye a ojos vista un atropello a la verdad
histórica de lo cual podríamos dejar constancia y ser fedatarios todos aquellos
que conocimos a Dalí en carne mortal. Y los que parlamos con él y nos sentamos
sobre un velador de hotel neoyorquino cerca de un cubata y unas jarras de
cerveza. Había una orquesta y un mexicano no paraba de pegar voces. Era un tipo
atrabiliario y estrepitoso que no podía ver al gachupín, que se desanclaba en
denuestos e insultos contra España cuando un catalán muy español y de Figueras
lo mandó callar.
▬Haga usted el favor de bajar el gallo y no nos
grite que no estamos sordos.
▬ Viva Pancho Villa. Arriba ánimas y el
Guernica de Picasso. Abajo Dalí que es un fascista.
Ya salió la palabreja. Cuando alguien no está
de acuerdo con tus argumentos te llama fascista.
El tipo debía de tener un colocón. Por poco sacamos
las pistolas. Me hubiera gustado acallar con plomo a aquel voceras pero bastó
que le enseñase los puños para que hiciera mutis por el foro semejante bocazas.
Una pandilla de remamahuevos nos estaba jodiendo la democracia. Ché ¡qué bueno
que viniste!
▬Yo no digo nada.
▬Viva Dalí, maestro del alma.
Pero entonces, los progres, no se me olvida,
pintamonas le llamaban y sus cuadros se vendían malamente. El artista estaba en la ruina y para colmo
Gala con su cara de culebra rusa subiendo y bajando como una esfinge por las
galerías circunvaladas del Guggenheim. Los efebos eran su perdición. Tratabas
de hacerla un retrato y te mandaba a tomar por culo o te pedía que en vez de
foto te hicieras una gallarda. Era dicaz, procaz de gestos y muy mal hablada la
genial esposa rusa del genio de Port Lligat.
Lo que ocurre ahora es que Gerona, la ciudad de los
sitios, ha vuelto por donde solía, enarbolando bandera del no pasarán. Es la Cataluña más provinciana, la más heroica y encumbrada
en su propia altivez. Los chopos que describiera Gironella ▬ otro que murió
arruinado-▬ han vuelto a florecer. Mucho hay que subir hasta la catedral por
las tortuosas escalerillas de la judería. “Soldados de Salamina”, una
novela en el que reverbera el aliento de
Federico Sánchez Mazas su obra de adolescencia: Las inquietudes de Shanti
Andía. Sánchez Mazas era un falangista vasco. A los nacionales se los
postergó desde un primer momento. No hay que pasar por alto que la cultura
castellana pronto pasó a manos catalanas. Barcelona era la clave de todo cuanto
se publicaba y los judíos norteamericanos y los que recalaron huyendo de
Alemania abrieron editoriales en la
Ciudad Condal. Gracias
a todos estos trueques y artimañas los vencidos en la guerra vencieron en la
paz y al revés. Franco fue tal vez demasiado generoso con Cataluña. Ese hecho
tampoco se nos negará. Así que los que habiendo ganado la guerra luego perdimos
la propaganda nos llevamos las manos a la cabeza. Era sólo el afán de perdón y
de reconciliación el que guió a Franco en su altruismo, un altruismo que brilla
por su ausencia entre los instalados por el odio, en su magnanimidad para con
la otra España. Había que soldar helgaduras mentales y divisiones del corazón.
Este dato por lo visto no interesa a los muñidores de la Aviesa que es como llamo yo a esta democracia.
Vienen de tercería y se nos presentan con programas y lemas que datan del
mioceno o del neolítico. Los mismos discursos gastados, las mismas proclamas,
lo deja vu. Venga a soplar dentro del
cuerno. Ese azófar de Israel es una corneta apocalíptica terminada en cuernos
que acarician las barbas del rabino. Citas constantes al Antiguo Testamento
pero toda la Biblia no vale lo que una vida humana. A este paso nos van a
quedar ya pocos Yom Kippur. He aquí que resucitan los espectros. Las ratas
oradoras se han subido a los cajones.
Lo hacen bien. Son de una obstinación admirable y para
colmo vienen de Aragón. No dan su brazo a torcer ni aunque les aspen. Aunque ya
digo. No hay que hacerles demasiado caso.
¿Es esto ético? ¿Es estético? Yo me pregunto y nunca
hay respuesta, jolines. La obra daliniana con resabios de profecía teratológica
del mundo que nos tocó vivir y que él anticipó desde su paleta que cada día más
se parece a la de Goya. Esto le acreditaría como el segundo grande de la
pintura española. Lo malo es que en el “Gran masturbador” no hay una
intencionalidad de coyuntura como le ocurrió al “Guernica”. Lo que le sobra al
malagueño de intencionalidad política le falta al ampurdanés. Dalí no puede
negar que empezó por lo naif. Se ha puesto en juego el lacrado de la memoria.
En esta hora occidua y equívoca, muy del gusto de los proclives al gatuperio y
a la maula y de los que confluyen y confutan pro domo sua, y confunden la
libertad con el tocino, han conseguido poner a Cataluña también patas arriba.
Sin embargo, Cadaqués el otro día cuando fuimos de visita (hay que llegar a él
por cuestas y vericuetos, lomas y pinares y sierra áspera) nos acogió con su
serenidad y su hospitalidad de siempre. Vimos alzarse en uno de los montes que
lo clavan el radar de alerta aérea del ministerio de Defensa. Cualquier día se
plasma allí un sabotaje. Uno se empapa de Mediterráneo y descubre recónditas y
misteriosas calas. Es la tierra para reencontrarse con Ulises y con el amor.
Maldita política. Las barcas estaban dormidas y recién carenadas en el varadero
profundo y era muy hermoso fotografiar estas embarcaciones rudimentarias que se
descubren debajo del arco de un voladizo. La tierra de Dalí que da vista a las
montañas pirenaicas es la que cantó Verdaguer en excelsa rima catalana y
castellana y describió con acucia e intensidad de perspectiva el gran Pepe Plá.
Es tierra bella, recatada en su modestia de pubilla. Moza catalana, que destila belleza y calma,
dulce abulia, amor de brasas, apegada al terruño. En ella se perciben lejanos
ecos de cánticos con toda esa carga de melancolía que tiene la sardana.
Tendré que volver a Besalú mitra de abades, puentes y
castillos, la que observa al peregrino un poco con la mirada del Padre Claret y
reza en castellano dulces plegarias antiguas llenas de amor divino. Tendré que
bañarme alguna vez en el mikwah al lado del río Fluvium - no puede haber
rotundidad más latina de formas que en este país - y salir purificado para
acometer una nueva era y bajaré hasta Olot, un pueblo de levítica alzada, que
nos mira desde las cuestas con ojos perfunctorios de notario, de una gran carga
literaria, donde se venera a un cristo con la cruz a cuestas y manteo azul que
es la viva serenidad digna del Greco.
Te entienden lo mismo si hablas en castellano que en
catalán porque los de Olot siempre fueron un poco poetas y el lenguaje de la
poesía no admite separatismos, es de envergadura universal. Esta parte del mundo
recuerda un poco a Asturias. Las masías son algo entre medias de la manor house
inglesa y la quintana astur. No hay minifundismo. Cataluña se gobierna por la
tradición del “hereu” que también define en sus novelas Bartolomé Soler. Marcos
Villarí es un libro fuera de serie. ¿Por qué lo han olvidado? Siendo como es un
canto a la Cataluña eterna.
Para un apasionado de la literatura como soy yo la escuela de escritores
catalanes hoy casi olvidados - Plá, Tomás Salvador, el propio Soler, Vidal
Cadellans - decir Barcelona es como nombrar la Meca.
Todos los
chicos de mi generación juntábamos palabras y emborronábamos papel con la
ilusión de ganar un día el premio Nadal, porque no en vano somos el resultado
de una grafomanía que no cesa, y hacíamos pinitos soñando con que algún día en
la noche de Reyes nuestro nombre fuera anunciado en la cena que se celebraba en
el Hotel Ritz. Todos fuimos o quisimos ser aspirantes a ganar el premio Nadal.
No se consumó el sueño pero en esta vida no es lo importante llegar sino
caminar y el reto y el hito siguen ahí plantados. Por eso nos duele esta
manipulación del santo nombre de Cataluña, emporio de la publicación en
castellano que renuncia al legado de Cervantes. Eso será como un suicidio.
Pero, si creen que vamos a romper la pluma o quemar los libros, van listos. Lo
van a tener muy crudo esos insensatos si quieren terminar con nuestros
próceres: Lluis Santamarina, Ignacio Agustí, Carlos Sentís, Bartolomé Soler, el
gran Plá, Sebastián Mariné aquel tarraconense que me enseñó todo el latín que
sé, Corominas o el P. Claret con cuyos hijos aprendí. He cantado el “Virolay” y
me emocioné en Montserrat en la celda donde Iñaqui escribió sus ejercicios.
¡Viva la Murenetta !
Por eso, siempre nos quedará Gerona; y volveremos a
Gerona la escarpada, de numantina mirada deshojándose a sí misma perpetuamente
en el espejo de las aguas del Oñar como la vio Gironella. Los compañeros de
Campanys resurrecto se enfundan la barretina como una carmañola. Esta mañana he
rezado ante el Cristo de Dalí para que Él que todo lo puede conjure el peligro
del separatismo. ¿De donde ha salido ese Puigdemony?
Gerona es el emblema de toda resistencia.
Gerona siempre resiste todo asedio, incluso el de las fuerzas que pretenden
liquidar a España. Desafió al agareno, plantó cara al francés de cuya rapiña
saben harto los catalanes de buena fe. Galdós: Episodios Nacionales son
el alma de Gerona. Al acercarse a los muros de su castillo se siente como un
latigazo de patriotismo porque a España se la puede amar también parlando
catalán.
Todo arranca del scriptorium de Ripoll. Nuestra
vocación de escritores viene de que soñábamos con ser amanuenses o
transcriptores volcando palo seco y neumas en los cantorales y en los códigos
miniados. Si al mundo no lo caligrafías de antemano, no existe. Esta Nuncupatio o prurito nominativo [el
nombre siempre antecede a la cosa y el vocablo al concepto] nos hizo grandes a
los soñadores. El futuro pertenece a los poetas que portan en todo tiempo el
fuego sagrado de la llama del saber. Se nos aparecerá alguna noche ese abad
Oliva, roturador de campos, la lira en una mano, la esteva y el azadón en la
otra, y nos dirá lo que tengamos que hacer:
▬Canta y guarda silencio
No olvidemos que el sile et psalle era el lema de los
benedictinos y el abad Oliva está también en el alma de Cataluña. Y en Gerona
se siente la presencia, soterrada, del general Álvarez de Castro. A dios
rogando y con el mazo dando. Somos mitad y mitad: monjes y soldados. Toda esa
grandeza se encierra en la ciudad de Dalí y del descatalogado Gironella con su
monumental prosa. Lo exprimieron, lo sacó el jugo y lo arrojaron de sí. Dijeron
tuvo su época, éste para que lo queremos ya y es así como uno de los autores
que más dinero ganó en España logrando algo tan difícil por estos pagos como es
vivir de la literatura moriría en la pobreza. Pagó la culpa y hasta eso no le
fue perdonado: escribir en castellano... Gironella en el foso del olvido y un
Dalí resurrecto y manipulado y al que pintan como nunca fue. Pero aquí todos a
callar. Bono ha hecho conserjes a los que Franco nombró capitanes o les dio las
dos estrellas de teniente. Tampoco es
para echar en saco roto que fue precisamente Franco el que restauró la gran
biblioteca de Montserrat, aunque para su desgracia, traidores y corifeos de la
felonía, desde sus estrados partió el grito de rebelión:
▬ Volem
bisbes catalans.
Para ustedes la perra gorda. Pero
no llevan razón. Aviso y el que avisa no es traidor.
Capítulo 5
Por mucho que les laven la cara, nadie podrá
arrebatarles a esa gente que siempre llegaba de Berbería, con nocturnidad y
alevosía, el título de piratas. Se me vienen al pensamiento las palabras
siguientes que recuerdan antiguos horrores y suplicios a mis antepasados:
redención de cautivos, alfaqueque, baños de Argel. Y por supuesto los versos de
aquel fraile mirobrigense que ahorcó los hábitos para seguir a una alemana e ir
a defender la cruz del emperador asolada por los sarracenos en Praga.
Ribaldo eres amor
En perfidias el turco
No se te alcanza.
El soldado de España, autor de estos versos, y que
quebró en Viena algunas de sus lanzas, las de hierro y las de sus amores, se
llamaba Cristóbal de Castillejo y es un poeta al que a todos les recomiendo
para leer estas pascuas.
Razón de más para volver a Granada. Clarines de
anúteba. Clamor de campanas. El enemigo está poniendo sitio a la plaza. Este
gobierno de Ankara, tan diserto, tan aseado y políticamente correcto, pro
occidental nos dice, es uno de los que con más tesón se ha movido junto con
Marruecos para conseguir la islamización de la Ciudad a orillas del Darro y del Genil. Nos están vendiendo la burra mal
capada. Nos ponen la historia del revés.
Es evidente que lo que nos tratan de demostrar
era que doña Isabel de Trastamara que quería entrar en Constantinopla y en
Jerusalén con sus milicias de la Fe era una iluminada. Eso de las
cruzadas no era más que una patraña. De lo que se trata es no ya meramente de
descatequizar a España sino de conseguir la islamización de Europa. Así de
crudo. Así de total. Razón de más para volver a Granada aunque este regreso no
pueda ser físico. Más bien sentimental. Cuando nuestra vida, nuestra hacienda,
está amenazada, hay que tomar báculo de camino, echarse el morral y la
cantimplora a la espalda, hacerse en las cáligas o en las abarcas que heredé de
mi abuelo una buena lazada. Calarse las antiparras y repasar nuevamente el
libro que yacía en el polvo del armario, y que se llama “Guía de Perplejos”.
Bambi feroz deambula por el bosque y yo con estos pelos.
Como aquí nada es lo que parece y todo anda dado la
vuelta, no es un gamo. Tampoco un alce ni un sarrio ni ninguna otra clase de
venado. Nos metemos ya en los ámbitos de la alegoría. El mundo se ha vuelto tan
paradójico que la actualidad semeja a uno de esos capiteles historiados del
románico. Desde el capialzado de las arquivoltas nos hablan las harpías, se
montan unos a otros los marimachos cuerpo de león y pico de corneja, tocan la
campanilla mientras se zampan racimos de uvas dos campesinos borrachos con aire
de santibamquis en cogulla. Son los famosos hocuspocus que ambientaban la
entrada de las catedrales con juegos de manos. Allí estaban la última vez que
fui a venerar la tumba de los Reyes Católicos. Seres fantásticos Ciertamente,
que Cristo reina y reinará siempre en la mandorla del Pantocrátor. Mas, rodeado
de monstruos, su trabajo le cuesta. Un teatino- es imagen que tengo yo grabada
desde que la vi esculpida en una misericordia del coro de la catedral de
Zamora- ha bajado a los infiernos y predica a los diablos, que tienen todos
cara de burro y se muestran de una euforia que no hace pensar en un templo
cristiano sino en las sinagogas de Satán, donde la gente se mueve mucho y
parlotea más, hace que reza y no reza y se arrasca luego por detrás o habla de
sus ganancias y de la combleza que les salió en la ciudad.
Allí se trata un poco a cachondeo a la deidad
entre salmos sin gloria patri y mucho meneo y rumbo de filacterias. A esos
oradores no perderles de vista. Escupieron para arriba y fueron a refugiarse a
la corte del Gran Turco y del Alauita. Jurarían que un día vendrán, pueblo duro
de cerviz, empuñando con la siniestra un tomo del Corán, y con la dextera el
pomo de la espada. El trapo verde insignia del Profeta con el que quieren
entrar bajo palio en Granada les servirá de mortaja. El mundo ya no es mundo
sino una aldea global y estos trinos andan en boca de los pundits del aduar
mediático. ¡Joder con la tarjeta de felicitación de Navidad!
Sin embargo, yo pienso que eso de escupir para
arriba puede ser peligroso. Su propio gapo les aterrizará en la cabeza. Estas
alianzas con el mahometano casi siempre salen mal. Luego les cortarán la cabeza
y tendrán que apostatar como hicieron con Maimonides. Creo que a vuela pluma he
explicado ese concepto de las sinagogas de Satán; tales conventículos nada
tienen que ver con las sinagogas del amor donde resuenan los cantos de David.
En ellas predicó Cristo Jesús el Mesías. Ya va siendo hora de separar a
los corderos de los cabritos, de trazar una divisoria entre préditos y
bienaventurados.
Derechos de autor
Vuelvo a Granada, vuelvo a mi hogar. Gracias, Miguel
Ríos por prestarme ese estribillo. No me hagas pagar derechos de autor que
estoy sin blanca. No soy más que un pobretón escritor de Internet, amante de
los profetas y de sus enseñanzas y que canta las verdades al Lucero de Alba.
Puede que me vuelvan a crucificar, ya ves tú, pero no pasa nada. Nunca pasa
nada y si pasa- lo que decía José Antonio- ¿qué importa?
Le crecieron zarpas al cervatillo y le han
salido en la maula unos colmillos de gato pardo o que para sí los quisiera el
león. El león se aparea con el cordero y se están convirtiendo los arados en
lanzas. Discursos de Isaías al revés. A esta gentuza siempre le gustó darle la
vuelta a la historia, sacar los ríos de madre, profanar los altares, jugar con
los símbolos y retorcer los cojones del personal atacando lo más vivo de sus
creencias. Por una cosa así ya mandaron crucificar al cordero inocente, y a
otros muchos más, Un poco apocalíptico ¿No?
Vendrá a separar los corderos de los cabritos pero se cachondean ahora
de sus amenazas, raza de víboras, pregonadora de que Ese Hombre no existió.
Bueno pues yo pienso con el Credo de Nicea que escribió precisamente un andaluz
que vendrá a juzgar a vivos y muertos. Es su táctica estos últimos años amargarnos
las pascuas o mandarnos por el imeil Christmas envenenado. Por nochebuena
dieron mulé a Ceaucescu y Rumania se alzó en armas el año 89 y otra navidad al
Cara de Piña le echaron mano y bombardearon Panamá. La Collares , esa prenda mal hablada que pronuncia la palabra cojones en inglés
con bastante garbo, ordenó con la aquiescencia del sobrino de don Salvador
bombardear Belgrado, una de las tres cunas de la ortodoxia, un Viernes Santo.
No caían, precisamente, margaritas sobre los templos con cúpulas de cebolla
sino obuses de mucho calibre, llenos de radiactividad y carga de muerte y
enfermedad, desde las panzas sofisticadas de los F-15. Son doctores de le
hermenéutica que se atienen al abraxas de los símbolos y actúan siempre con
segundas. Para muestra un botón. Aquel bombardeo nos puso en antecedentes de lo
que iba a ocurrir después. Se había firmado en perjuicio de Europa y la
cristiandad la alianza con el otomano. Eso no hay quien lo mueva. Nos avisaron
y el que avisa no es traidor pero aquí estamos todos templando gaitas. Metiendo
todos la cabeza bajo el ala y a cobrar sospechando del hermano, pleiteando con
el vecino [cómo es posible que las familias se lleven, Dios santo, tan mal] y
cada uno a su bodigo, cada mochuelo a su olivo y cada pobre a su pajar. Ahora
las pagaremos todas juntas. Fomentaron las rencillas entre hermanos. Pusieron
pueblo contra pueblo. Aldea contra aldea y ciudad contra ciudad.
¿Es el Sacromonte la espina dorsal de mi patria? ¿La quiroteca donde
se guardan los huesos más santos de la España sagrada, el tarro de las
esencias por decirlo así? Ha sido nuestra cuna profanada. Pavanas de la muerte
danzan bayaderas negras. Pisotean nuestras reliquias. Al fondo estallan
carcajadas. Nadie dice la más mínima no ser que sea políticamente incorrecto y
se enemisten con el Amo que desperdigó por la faz de la tierra toda una hueste
de cajeros automáticos y de contadores espías. Las bacantes tienen por virgen a
una tal Herodías por cuya causa maligna se cometió un asesinato. Descabezaron al
santo de Israel y el santuario profanaron.
Leo casi con desgana a Hurtado de Mendoza en sus anales perfectos que
se llaman “Historia de la rebelión y castigo de los moriscos”. España aquella
vez derrotó al terrorismo islámico del que algunos escritores que reciben un
sobre bajo cuerda de los jeques y se van a vivir a los palacios de Medina
Azahara hacen apología del terrorismo en sus quinta columnas enigmáticas.
¡Cuanta furia traen los papeles! ¡Cuánta infamia! Go digital, baby
Chavicos.
No era sin embargo una forma de bajarse al moro.
Todo lo contrario. Era volver a las raíces perennes. Precisamente fue en
Iliberis o en Iliberris y luego Elvira que comenzó la larga andadura de la
cristiandad en la nación española. Allí fundó uno de los Siete Varones Apostólicos,
San Cecilio, la primera diócesis. ¿En Iliberi o en la vecina Acci a la que los
árabes renombraron por Wadix el Guadix actual y también obispado venerable e
importante seminario hoy sin seminaristas? Allí aprendió las primeras letras
uno de los grandes impulsores del periodismo español: Juan Aparicio y maestro
de tantos y tan buenos profesionales. ¿Don Juan era de Murtas? ¿De Castiñeiras?
¿De Trevelez, el pueblo más alto de toda la Iberia , buen jamón para pasárselo por el pico a los que abominan del jalufo,
que será impuro el animal pero están buenos hasta los andares? ¿O de Lanjarón?
Sobre las haldas de los escarpados montes que hacen pensar en las laderas de un
nacimiento de chocolate. Va a nacer el Niño y yo no tengo que llevarle.
Pero voy pa Granada en busca de las nochebuenas del recuerdo que quedaron
colgadas de las crestas penibéticas, verdadero lomo del mundo. Alto faro de la España Sagrada.
¿Cómo renunciar a nuestras creencias seculares
y columpiarnos de las lianas de la apostasía? Granada es baluarte de mi fe. Por
eso hoy Nochebuena de 2004 me pregunto si no vendrá de esa querida tierra que
recuerda al paraíso terrenal si no vendrá de Granada este dulce sentir.
Es la llamada del Portal. Vamos pastores vamos. No puedo menos de evocar
aquí a don Juan con su cara de luna con su mayestática verticalidad. Sin
embargo, está a punto de nacer el niño y yo no tengo que llevarle. En mi ruta
me cruzo con cuadrillas de gallegos que vuelven de segar y cohortes de
cortadores de cabezas. El Amazonas está en Madrid. Todos los cortadores de
cabezas han aterrizado en ésta en vuelo desde los Andes. El alcalde Gallardón
les abrió la puerta. Ladrones y carteristas rumanos por todas partes. Cuatreros
de automóviles que llegaron de allende el telón de acero. Vamos, pastores,
llevemos requesón y miel al Portal de Internet huyendo de la barbarie. Allí el
Amor yace reclinado entre pajas. Nos bendice desde el pesebre de una página
Web.
Mas como soy perro chico y hombre despreciable ya no
tengo quien me sueñe, ni me cose ni me lave. Tampoco tengo nadie que me
publique a no ser el bueno de Navas. El furor uterino relincha en las esquinas
entre los ollares de las yeguas del recuerdo que hembras al fin y al cabo se
dedican a pisotear los cuadernos de las antiguas partituras en cuyos neumas
antiguos se guardaban los secretos de los antiguos cantos. Ahora no valgo un
chavico. Ya valdré más. Y tú no ates moscas por el rabo. Satanás, a ver si te
callas. Pronto sonará el grito de vayámosle a enforzar.
En una ocasión le vimos llegar, la poderosa testa de
patricio romano, la voz clara, el pensamiento jonsista y fundador, el aire
cansado de bregar por los caminos de cabra de la política, y por arduas
sendas de la Alpujarra ,
con su cachava y su oronda humanidad a la redacción de SP que estaba instalado
en el suburbio de los traperos, un garaje allá donde la barriada de Estrecho
perdía su honesto nombre, en la calle de Santiago Cordero; fue todo uno
quitarse el sombrero de felpa, enjugarse el rostro con un pañuelo de hierbas, y
decir:
—Vengo de mi Penibética.
Detrás de este barrio trapero había unos descampados
solemnes e intransitados del amor, un poco como el pícaro Cerro la Plata , lado norte, donde tusonas misericordiosas te echaban una firma y te
hacían un favor a duro el cuarto de hora. Las putas y los periodistas y los
curas preconciliares siempre vivíamos contiguo según la tradición del medievo.
En residencias pared de por medio. Entonces las chicas eran de pago y no había
tanta violencia de género. Ahora ya no. Ahora cada oveja con su pareja. El
perfil de los tiempos es más recio. No está el manto de Magdalena para
tafetanes, ni el verde para pitos, ni el alcacer para zampoñas. Solía decirse.
Escritor siempre de luto
Creo que fue Martínez Mena, un señor que siempre vestía de negro, por
sus lutos constantes -se le había muerto la suegra y acababa de enterrar a su
padre y a su madre- y que escribía unos cuentos y unas novelas que ahora se
dejan leer con delectación melancólica, el que le trajo una gaseosa del bar del
Tino y el escritor, el periodista, que había venido a ver qué hacía Rodrigo
Royo con todos aquellos chicos con ganas de meter caña - una juventud venía
pidiendo paso y Juan Aparicio era un chaval de 75 años- bebió con delectación
toda una jícara. Sed de justicia social. Ansias de España que siempre acaba
matando a sus profetas y dando la espalda a sus verdaderos hijos que depositan
en ella su corazón. ¿Cómo aventar el polvo de nuestras perfidias iconoclastas y
sacudirnos las alpargatas en el camino?
No es que don Juan hubiese hecho todo el itinerario desde la Sierra Nevada nativa per pedes Apostolorum sino que le había rendido su caminata
desde el metro hasta aquel cuchitril entrañable y en aquellos tiempos con los
ardores de julio mesenterio (entonces hacía mucho más calor en Madrid y los
veranos eran veranos). Estaba jadeante y creo que Juan Santiso le hizo una foto
y yo una de mis primeras interviús nada menos que a don Juan Aparicio una
institución en las letras hispanas y sin embargo hombre sencillo el fundador del
“Español” que no se cansó de repartir juego y trabajo abriendo tantas sendas y
perspectivas a los que empezábamos. Era hombre que congregaba en vez de
disgregar. Ya quedan pocos periodistas así con un sentido de corporativo amor
al cuerpo. ¿Vendría de Granada aquel lejano sentir? Yo jamás la vi. Ha sido un
poco mi condena, como dijo el poeta, de ser ciego en Granada. Pero de García
Lorca no nos vamos a poner a hablar aquí. Me machacaron ese nombre desde niño
sobre las orejas y tengo los tímpanos destrozados de tanto oírlo. Más tarde he
llegado a descubrir que no es tan buen poeta como dijeron. Que nos lo
pudieron en los cuernos de la luna. Más que un escritor, dramaturgo bastante
bueno que sobresalía del montón, era la bandera de un ajuste de cuentas. Cuando
el Arte se confunde con la Política es
como esa razón que cría monstruos. Estos odios nos conducirán de nuevo a los
aguafuertes de Goya. Juan Aparicio fue en un mi vida como en la de otros muchos
que empezamos mucho más significativo.
El granadino perdonó mi bisoñez y mi nerviosismo y me dio uno de esos
sabios consejos que se olvidan difícilmente:
— Mire, joven, el periodista es mitad tesón, mitad olfato y una quinta
parte de mala leche. A la noticia hay que darles siempre la vuelta como a las
tortillas. Siempre escriba un poco al refez y al desgaire y como quien no
quiere la cosa. Creo que siempre tuve buen olfato pero me faltó la mala hostia.
La candidez de paloma- ese creer en que to er mundo e güeno- creo que fue mi
perdición. Pero no crean también poseo mis propios recursos y estoy vacunado
contra esas miasmas. No soy un iluso.
Don Juan era accitano y se desmarcaba ya en aquellos tiempos por su
buen decir y su elegante prosa cuajada de archipámpanos y de citas al quiebro.
Nos enseñó a capear los cuernos del morlaco de la censura. Hoy ya no se escribe
de esa manera y los censores hogaño comparados con los pastueños mansos de
entonces son miuras astifinos que casi ni se pueden torear. ¿Qué fue de aquella
vieja libertad? ¿De aquel compañerismo? Los profesionales de entonces se han
convertido en amanuenses a sueldo del Gran Hermano. Es un señor en el curul
potestativo sentado y no os dejará pasar ni una. Gobierna gracias a un invento
muy suyo que es el terror y esparce el humo de la confusión para no dejar pistas.
Si le cantas las verdades, dices que eres un instigador del odio, y esparcidor
de la cizaña xenófoba. Hay temas que no se les puede ni tocar. Son sus
comodines. ¡Ay de ti si le pisas su parva! Con los tontos hace gavilla y la
ignorancia es su caldo de cultivo particular.
Miedo
No se le ve. Hoy hay miedo. No existe apenas
sentido del humor y en las redacciones había un perenne cachondeo. Frente al
envaramiento actual éramos como más fraternos. Pocos pájaros hogaño quedan en
los nidos de antaño.
Se trata de explicar el mundo de una forma demasiada simple y escueta
a lo norteamericano cuando la vida tiene tantos recovecos y es tan compleja.
Siempre me ha aburrido ese estilo anglosajón. Por ejemplo, el NYT sin el que no
podía vivir mi admirado Manolo Blanco Tobío- tenía que tener un ejemplar de ese
diario junto a la taza de su desayuno- es de un estilo ramplón y pedestre.
Estilo periodístico convertido en prosa curial. Con las galeradas de la mentira
se hacen pajaritas de papel y galernas que se transforman en tempestades en
lejanos puntos. Hay que vender armas. Muñir revoluciones.
Lo objetivo nos esclaviza. Lo subjetivo nos hará
libres. Yo prefiero el candor de las parábolas evangélicas a lo abstruso del
pensamiento de Kundera. Y candorosa y evangélica es aquella Penibética que
traía don Juan en su semblante paternalista. No se quitaba la camisa vieja pero
la de don Juan no era azul sino negra. Cuando
yo le conocí ya iba camino de la edad provecta pero seguía conservando aquella
voz clara que parecía brotar de los manantiales de Lanjarón y era tan
cristalina como su pensamiento. ¿Vendrá de Granada este dulce sentir? Cerca de
la puerta de Elvira estuvo el hontanar de nuestra civilización.
Otros aseveran que la piedra fundacional, la roca del nuevo Israel sobre
las raíces de la cepa ibera fue colocada en Ávila cerca de Mingorría por
el obispo san Segundo que fuera discípulo de san Pablo. Nos cuadran nombres
vascos. ¿Toda España fue Vasconia en la remota antigüedad o fue la cosa al
revés? ¿Vendrá de Granada este lejano sentir? Yo jamás la vi. Al volver a Granada no nos bajamos, por tanto, al moro sino al
cristiano. Al conquistar esta plaza los Reyes Católicos después de 777 años
recuperaron el talante de nuestros ancestros. Una forma de ser. Es el espíritu
ibero que cabalga entre la niebla de los años perdidos desde la Puerta de Elvira hasta la de Bibarrambla. Y
allí habló un alfaquí de barba florida y cana. Me vienen pujos del romancero al
evocar aquellos versos que yo escribí recorriendo los claustros de Oxford.
Iliberri con su poder evocativo forma parte de la España sagrada. Volver a Granada por tanto significaba algo más que la letra
de una canción de Miguel Ríos que nosotros empezamos a canturrear desde el
corazón. Todo es como un gran popurrí, una bella jarcha a ese laberinto
español, esa empanada mental que llevamos dentro. Al que amamos y al que ay
también maldecimos pues lo desconocemos. En el pináculo del Mulhacén se
encuentra nuestra aula mater. Montañas nevadas, banderas al viento sí, y una
ilusión en el pecho. Soy cristiano y no me arrepiento de proclamar esta fe
vieja. Lo sé. I am the odd man out, pero
siempre me gusto ir contra corriente.
El adopcionismo y los Beatos
Conviene tener presente que Granada es incluso
anterior al catolicismo romano y a los cánones puesto que la fe en Cristo llegó
a España por el sur, no por el norte y lo trajeron patriarcas bizantinos y los
varones apostólicos estrictamente judíos. De ahí esa tendencia que tuvo esta
religión entre nosotros a la herejía (Prisciliano, los donatistas, los
arrianos, el adopcionismo típicamente hispano) pero ya lo decía san Pablo:
“Opportet haeresses esse”. Sin herejías no vamos a ningún lado. Del alma
contestataria de España surgieron muchos gigantes. Iliberri, nombre
vascongado, quiere decir libre y de accitanos y de libertarios aquí todos
tenemos algo. Nos derrochó la noche y somos hijos del sol. Córdoba áurea
y senequista que nada tiene que ver con esos licurgos y zoilos, perros de
muchos collares, que se amariconan y sodomizan entre sí, cálamo currente,
chorreando sangre y lefa, no me habléis de cuestiones tan aljamiadas. Yo pienso
en san Leandro y en san Eulogio y por supuesto en la sangre virgen de Pelayito
de Tuy, el hijo de aquel obispo que no quiso renegar. Profanaron su cuerpo. Le
hicieron cuartos y lo arrojaron al Guadalquivir. Crudérrimos califas a
los que ahora les dan bombo y pasan de tolerantes. ¡Qué va! Son cosas del nuevo
talento y el talante. ¿Quién no teme al Bambi feroz? Manguemos de nuevo los
astiles y paguemos al ulema su soldada. Tengamos apresto el mangual, por si
acaso.
Hubo una época de oro en la historia de la iglesia,
la de los mártires. En aquel tiempo los perfectos de media cristiandad miraban
a esta ciudad como puerta del cielo y hacia ella se acercaban peregrinando a
tierra de moros en busca del martirio seguro. Esa creencia, una constante en la
alta y baja edad media, llega hasta los años de Teresa de Ahumada. Ella se
escapó del hogar en compañía de su hermano Rodrigo a tierra de moros. Iban
buscando la rueda de Santa Catalina con sus cangilones de oro que portan los
ángeles y en cuyos giros y evoluciones de convólvulo abren la puerta del
paraíso. ¡Qué envidia me dan! Hoy ya nadie quiere derramar la sangre por el
Salvador. El cielo de Andalucía está empedrado de cornelinas. Todas las gemas
del cielo brillan con luz propia. Son los cuerpos de los mártires que rutilan
transformados en luceros. Han colocado cipos en la Ruta de la
Plata la que nos conducirá a Iliberis
por las strata con sus puentes, sus piedras cinerarias, los templos y edículos
del camino con el óbolo a los dioses, los pozos de mi sed, el polvo de las
cunetas cubriendo las cáligas y crépidas de los legionarios romanos.
Curiosamente los “ferentarios” o fuerzas de choque de estas divisiones no hicieron
la guerra con bota sino en alpargatas. Detrás de sus estandartes caminamos. La
cohorte avanza detrás de los équites de Germania. En los macutos de estos
mílites que provenían de Dacia y de Constantinopla vino la cruz de Cristo.
Fueron encontrados anillos signatarios de los centuriones en los que
se esculpía el “ixthios” o pez eucarístico. Pero también las excavaciones
atestiguan que el proceso de romanización y de cristianización fue lento. La
moneda en el interior de algunas calaveras confirma la creencia de que Roma
enterraba a sus difuntos metiendo una moneda al muerto entre los dientes para
pagar la soldada al barquero que nos pasará a la otra orilla, esto es, a
Queronte. Y a los pies de la sepultura queda siempre un ánfora sepulcral,
alguna figurilla de Baco con un odre de vino a mano, las efigies de Venus,
algún sátiro. Incierto más allá, pero Roma creía en la vida después de la
muerte a través del amor a sus difuntos. El Lacio sentía henchírsele el corazón
de vida eterna. Construía siempre no de cara a la galería como algunos
arquitectos pelanas sino pensando en la eternidad. Ciertamente, es cosa de
admirar esta “cupiditas aedificandi” de los “structores” de Roma.
Prédicas
Eso hizo más fácil las prédicas en España de
San Pablo y de los Varones Apostólicos. La taxonomía evangélica fue calando
poco a poco. Proceso de ósmosis ¿Vendrá de Granada este lejano sentir? Soy
cristiano pero esta fe no presupone a mi fe contra las deidades antiguas de mi
tierra ancestral. Antes bien, las complementa. Creencias y supersticiones las
arrastro, pues, como todo español, en la masa de mi sangre. Hay lugares mágicos, centros que salvan y ciudades como Granada donde
uno se encuentra bien. Además reconquistarla costó mucha sangre. Pingan de las
almenas y matacanes los estandartes del valor. Y yo necesito mis tégulas, mis
idolillos y mis rosarios para ir tirando. Me parece una aberración la
idiosincrasia de un Dios a palo seco en las alturas que te habla desde una nube
o desde una zarza incandescente. Estos dioses míos, mis santos del día —los
españoles tendríamos que canonizar a ese santo y sabio abad que fue fray Justo
Pérez de Urbel que nos regaló con sus menologios, sus leyendas áureas, y que
cada día tenga su patrono—, no dejen, cuando me vaya, de pagar
el gallo que le debo a Esculapio ni de ponerle perejil a san Pancracio para que
nos toque la lotería que me libran de capillas sin altares y días a palo seco.
Aquí no somos jansenistas. Llevamos mucho cascajo romano metidas en las
sandalias, como chinas en el zapato. Somos masoquistas hechos del barro. Nada
humano me es ajeno y de vez en cuando es necesario que haya herejes. Los
desvíos ayudan a encontrar de nuevo el camino. La lectura de las epístolas de
san Pablo no me hará apostatar como a Lutero sino que me conducen a Granada.
Opportet haereses esse. Conviene que haya herejías pero no me den
telepredicadores norteamericanos que es lo que más aborrezco en este mundo. Que
alguien alce el gallo y lleve la contraria. Un mundo monocorde es muy aburrido.
La historia de la Iglesia no
es pensamiento único. Esa es una de las mayores grandezas. Los monolitos me
asustan. Cosas de un solo bloque como la piedra de la Kaaba son profanaciones dogmáticas de la solemne libertad.
Nos gusta construir casas y afirmar esquinas. Ese legado romano
pervive también en la raza o si no fíjense en que ahora aquí y ahora todo está
montado sobre este andamiaje de ladrillos y adobes. Edificadores somos piedra a
piedra de la casa del señor. Cristo es el gran aparejador. Queremos se
conserven las diócesis de la Penibética , la Tarraconense y la
Lusitana y que no vuelvan las coras
(división territorial muzlamita). Nos llamarán rumíes,
nos llevarán a las hijas al harén, retajarán nuestros cuerpos pero nunca
nuestras almas. Esta es la historia de una vieja lucha con improntas en la
historia de recuerdos trágicos. ¿Por qué volver de nuevo a empezar? Murallas de
Paparanda, guaridas de libertad, lejos estáis de mí. Lo primero que hicieron
los conquistadores tras Guadalete fue cambiar los nombres de las calles y
cambiar las toponimias. Iliberis se convirtió en Elvira y más tarde en Medina
Hadira. Granada. Poco a poco se fue degradando por estadios: urbs, civitas,
populus, mansio a orillas del Darro y el Genil. En el Sacromonte se encuentran
las cenizas de nuestros santos. De los que dieron testimonio. Hay citas de esto
en el códice Ihata escurialense que incluyen los nombres de los primeros
obispos de Iliberis después de san Cecilio del que se dice que era ciego y que
curó su ceguera cuando Cristo le impuso las manos. Pero ya les iré contando más
cosas de este reino apasionante. Basta por hoy. Acepten sinceramente esta
carta de Navidad de quien todo el empeño, el mejor talante, les desea
parabienes en la nochebuena y unas Felices Pascuas. Seguiremos con el tema otro
día.
Capítulo 6
CÓRDOBA LA SULTANA.
Los episcopologios de Iliberri e Hispalis atestiguan
que san Cecilio fue la primera mitra de esta sede, fundada supuestamente por el
propio san Pablo. Una leyenda muy bonita cuenta que éste era un mudo que siguió
los pasos del Señor cuando predicaba por los caminos de Galilea. Jesús le curó
de su enfermedad en uno de sus muchos milagros, lo mismo que su hermano Tesifón,
otro de los varones apostólicos, que era ciego. A ambos les ordenó sus
discípulos en la segunda leva de los 72 que hablan los Hechos y acompañaron a
Santiago en su primer viaje a Hispania donde estaba Iliberis, la ciudad sagrada
por excelencia de los iberos.
Allí consiguieron la renuncia de sus moradores a los ídolos. El Códice
Emilianense del Escorial cita como sucesores en el obispado de Cecilio a
Gaponio, Batonio, Ascanio, Leubesindo, Eucario, Aganio, Trectemundo,
Arginamdonio. Todos estos nombres cubren esa larga
azeuxis o hiato cronológico de los primeros siglos del cristianismo que median
entre el siglo segundo y el octavo. Iliberris tuvo fuertes relaciones con la
silla de Gerona y la de Tarragona, así como con Toledo e Hispalis. La historia tuvo
sus días y sus fueros y en este tiempo todo está bastante confuso. Las sedes
episcopales eran independientes o iglesias autocefalas. La primacía no la
ostentaba Roma sino Bizancio y los patriarcados de Antioquía y Alejandría. Los
concilios para ajustar las normas de la fe y la conducta eran frecuentes y a
uno de ellos, el de Nicea, Hispalis envió al presbítero Osio, un poeta. Una
composición suya se adoptó como Símbolo de nuestra religión y es el Credo que
los cristianos después de casi diecisiete siglos. Nuestra
religión se abrió paso en medio de grandes debates. Aquí el arrianismo por
ejemplo caló hondo y picó alto pero Isidoro se convierte en campeón de la
ortodoxia con sus “Etimologías”. Eulogio de Córdoba y san Leandro cierran filas
entorno a él. Una reflexión sobre las ponencias en los diferentes concilios de
Toledo, Tarragona, Sevilla y Zaragoza, Sevilla y Elvira, en uno de los cuales
se adoptó la norma del celibato para los clérigos nos da la clave de por qué
hubo aquí tantísimo debate. Es bueno que surjan herejías y aquí a los españoles
de la
España Sagrada nos gustó siempre discutir pero
llegó el Bambi Feroz y se acabó la tertulia. Pasa siempre. Los dulces trenos y
las bellas palabras del coloquio concluyen bajo la cimitarra de Almanzor o el
mangual de don Pelayo. La letra con sangre entra. No nos engañemos. No hay más
cáscaras. No vine a traer la paz sino la guerra. Tengo
que luchar en este día a día de la vulgaridad contra muchas simplezas y
puerilidades. El personal se descuelga con salidas de pata de banco. Para
consolarme vuelvo a la Vida de los Santos. A san
Leucesquinto tomemos por caso. Fue un diácono que fue martirizado en Anfitrio,
la antigua Hita, en tiempos del emperador Domiciano. A este testigo de la fe se
le cita en los anales del concilio de Elvira el año 305. Era costumbre en la
ortodoxia. Y de ello habla el griego Kazankakis. La hueste cristiana cuando el
turco llegó de Anatolia iba de un lado para otro con las reliquias de sus
santos a cuestas.
Córdoba y el símbolo de la fe
¡Viva Osio, columna y sostén de la iglesia! Otro
santo importante entre los mozárabes que redactaron la profesión o “confessio”
nicena para llamar herejes a los arrianos que no creían en