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lunes, 1 de abril de 2019

SI TE GAGAS EN DIOS NO MIRES PA ARRIBA

BLASFEMIAS Y OLIGOANTROPÍA

Había en la catedral de Segovia un penitenciario de origen asturiano creo que de Lastres que era la madre que le parió. No se asustaba de los pecados de los hombres ni de las barbaridades que le contaban ellos y ellas cuando se arrodillaban ante el cajón para “descargar el saco”. Don Corentino que así se llamaba el canónigo, un verdadero adalid en cuestiones de teología moral y en la casuística del derecho Canónico y tan es así que a veces lo llamaban de Roma para consultarle soluciones a algunos casos. Don Corentino tenía la manga muy ancha, por eso su confesionario sobre todo cuando llegaba la Pascua Florida Petaba de gente. La cola daba vuelta a pérgola y llegaba hasta la misma puerta del templo y la catedral segoviana obsérvese que es una de las más grandes de España. Una vez acudió al tribunal de la penitencia el carretero de Cantimpalos… Padre, yo me acuso de haber blasfemado… Hijo, ¿Cuántas veces?... Muchas, ya casi perdí la cuenta, ya sabe mi oficio es duro, las ruedas no encajan en la radial y uno tiene que desahogarse… Pero tú crees en Dios, Tomasín ¿no?... que ha de hacer pues mis dineros me cuesta porque a veces pasa por el taller la pareja de la GC me escucha mis juramentos y me apunta multa (En los tiempos aquellos había un letrero en muchos pueblos que decía: se prohíbe proferir cagamentos bajo multa de cinco pesetas)… Y tú ¿Cuándo juras miras para arriba, lanzando una invectiva contra el Creador?... no, padre, miro para la mi mujer que es una sopazas y no atina o para mi hijo el Velarmín que es un modorro y no espabila… bueno, hijo, bueno, pero si no miras pa arriba esa palabra aunque sea una interjección muy fea no es nada, se trata de parvedad de materia, reza un padre nuestro y recibe el perdón de Dios pero si vuelves a cagarte en lo más alto nunca mires para arriba que te puede caer la bosta de la cigüeña en tus propias narices, quedarás ciego como Tobías. Tampoco has de beber más de la cuenta ni solmenarle a la parienta que me han dicho que a veces preparas escándalos cuando llegas a casa bebido y le zurras a la Anastasia… Ya, señor cura, sé que eso está mal, pero después viene la reconciliación, nos acostamos y le hago un chico” Tomasín el carretero de Cantimpalos tenía doce hijos tan floridos y gallardos como las doce tribus de Israel y todos salieron adelante. Tras los palos y la guerra venía el armisticio y de esa manera contribuía al auge de la demografía patria hoy tan entredicho. Claro que eran otros tiempos y España no adolecía de la oligoantropía que ha despoblado nuestro mundo rural. Entonces nadie hablaba de ese feminismo de base radical que es la causa de la baja natalidad
La execrable interjección sigue sonando con frecuencia en nuestros bares a la hora de la partida de brisca después del café. Los tahúres lanzan por esa boquita lo que no está escrito y ya no hay en los bares carteles donde ponga: “se prohíbe blasfemar bajo multa de cinco pesetas”. Un servidor sigue creyendo con el buen penitenciario del cabildo de mi pueblo que ya estará criando malvas en el cementerio de Llanes que tales juramentos aunque deleznables constituyen parvedad no pravedad de materia. En Asturias suelen echarle mucha imaginación. En un chigre yo escuché una frase olímpica en boca de un fullero: “Por mis cojones, que son claveles, arrastro… ¿Con qué? ¿Con el as de bastos?... No, con lapiculina”. Y en otro corro uno se encartaba por los huevos de Mahoma y hacía las diez de monte. Óyelo un marroquí que andaba por allí y casi se lían a golpes. El moro no entendía que no había intencionalidad manifiesta contra el Profeta. La frase no era más que un decir.
A los supuestos blasfemos siempre se les fue la fuerza por la boca. El del subastado tampoco miraba para arriba. Pobre gente.

 Son, empero, blasfemias muy gordas las que se escuchan por televisión a todas horas: estupros, asesinatos pasionales, abusos sexuales de párvulos a cargo de personas consagradas. La violencia de género es el afrecho que echan al duerno de la pequeña pantalla ciertos colegas. Todo cuanto es inquietante, perturba las conciencias e incita al odio o a la desesperación es blasfemo y obra del Maligno. Quieren cargarse lo más sagrado de nuestras costumbres y valores en connivencia y las bendiciones de ciertos jerarcas que utilizan la religión, dándole la vuelta a lo que dijo el profeta Isaías, no como reja de arado sino como arma arrojadiza, siendo víctimas de la soberbia y desmesura del poder político. A esos tales no les absolvería el penitenciario de mi pueblo don Corentino. Por constituir materia reservada que atentan contra el dogma. Nadie puede perdonar a los que pecan contra el Espíritu Santo.

LOS INGLESES HABLAN DE DIALECTOS Y NUNCA DE IDIOMAS REGIONALES

If you can’t embrace regional dialect, you can kiss my chuddies

The Oxford English Dictionary’s inclusion of regional terms shows off what the UK has in common – linguistic ingenuity
Bars high above Victoria Street in historic Old Town district of Edinburgh , Scotland, United KingdomGFX0P3 Bars high above Victoria Street in historic Old Town district of Edinburgh , Scotland, United Kingdom
 ‘It feels reassuring to learn that, linguistically at least, Britain is embracing difference and change.’ A sitooterie in Edinburgh. Photograph: Alamy Stock Photo
In a rare piece of happy news to distract us momentarily from all the chaos, those lovely linguists at the Oxford English Dictionary have announced an abundance of new words all taken from regional dialects.
The new entries include the Indian-English phrase “kiss my chuddies”; the delicious word “jibbons”, which is what spring onions are called in Wales; and the Scottish words “sitooterie”, which is (obviously) a place to sit out, and “bidie-in” (“a person who lives with his or her partner in a non-marital relationship”), which surely should have been in the dictionary ages ago, since the author Val McDermid, a fine connoisseur of the English language, uses it in her Twitter bio.
That the wise custodians of the English language are actively embracing regional variation is pleasing for many reasons. A recent report revealed “accent softening” lessons are becoming big business in the UK, especially since the Brexit referendum. Regional accents really are “a bar to social mobility”, according to experts at the University of Manchester, who have found: “We can still sound regional in the workplace, but not too regional.” But I’m with the linguists: now, if ever, we should come together with our fellow Brits, celebrate our diversity and make an extra effort to understand each other. Even people who say “scone” instead of “scone”. Perhaps that would have avoided the sort of consternation that was caused recently when certain London-based commentators realised that Jess Phillips MP wasn’t necessarily dragged up in a barn just because she speaks with a West Midlands accent. So, people in Birmingham can have office jobs, too? Well – as they say in Yorkshire – I’ll go to t’foot of our stairs.
In middle-class offices around London last month, all eyes were onthe New York Times’s dialect quiz with which an American newspaper delighted British and Irish readers by reminding us that we’ll always have our cute accents, no matter what else might be jiggered. After reading it, half the country vowed to use the magnificent word “nithered” (cold) more often; scousers wondered why nobody else has a special word for “scally”; northerners tried to figure out what’s special about the word “put” that makes southerners pronounce it properly (despite saying “but”, “cut”, nut”, etc, all wrong); and nobody managed to resolve whether the evening meal is called dinner or tea. (Tea. It’s tea.) We can learn a lot about people from the things they say and how they say them. Only Scotland, for example, would have so many unique ways of describing folk with “an exaggerated sense of [their] own importance”. (The OED mentions “bigsie”, and “fantoosh”, meaning showy or flashy.)
It feels reassuring to learn that, linguistically at least, Britain is embracing difference and change. Periodically, lovers of variation in the English language fret that regional idiosyncrasies are being ironed out by some sort of ugly, modern, homogenous tone. In the 1990s, linguists talked about “upspeak”, or “high rising terminals”, which made young people talk with an upward inflection at the end of sentences as though they were constantly asking questions. One theory was that they’d got it from watching Neighbours, and that it was all the fault of new towns where nobody had any proper English roots. Some observers thought that upspeak sounded ridiculous and infantile, until Tony Blair and George Osborne came along with their fake glottal stops, and then young people asking questions suddenly didn’t seem so silly any more.
My own voice comes from Yorkshire, where children getting in the way of adults were told, “Eee, tha’s like ’oss muck – allus in t’road”; the Wirral, which scousers think is dead posh; Plymouth, whose locals are called janners; and Derby, where I learned to appreciate a flat pint of Bass in a jug please, duck. I’m a linguistic shapeshifter, a fan of a neat phrase and an in-joke, and a proud citizen of all over t’shop.
The OED promises to continue its search for regional terms, showcasing all the diverse glory of British English, as well as reminding us of everything we have in common – our wit, our ingenuity, our endless enthusiasm for a bum metaphor. I for one am all in favour of upspeak, variety, linguistic inventiveness and chuddies. And maybe, if the expert team at the OED keeps investigating, one day they might even figure out what Jacob Rees-Mogg is on about.
 Katy Guest is a writer and editor, and a commissioning editor for the publisher Unbound

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UNA FOTO DE PULITZER


domingo, 31 de marzo de 2019


SIN EL CULTO A LAS RELIQUIAS NO ES POSIBLE LA RELIGIÓN CRISTIANA

Cristo habla al corazón y al perdón. Menos, a la razón cerebral.
Hoy los rusos celebraron la fiesta de san Nicolás de Mirna Nicolás glorioso el que salvó a tres doncellas pobres de caer en la prostitución, con una pontifical de campanillas celebrada por el patriarca Cirilo en la catedral moscovita de Cristo Redentor nunca al cerebro.
Siempre tuve a gala a fuer de ser acusado de fetichista de venerar a las imágenes (soy incapaz de dormirme sin apretar las cuentas de un rosario) y creo que una gracia especial se difunde misteriosamente de los huesos de los santos, de los libros que usaron, las sotanas que vistieron, o el cordón franciscano de san Antonio. El culto a las reliquias se extendió por toda Europa después de las persecuciones de los emperadores romanos y sobre todo a partir de las Cruzadas. Santa Elena aquella inglesa que nació en York fue la responsable al descubrir la cruz donde fue ajusticiado el Señor en la montaña del Calvario de esta veneración tan crédula e inocente pero que dio pábulo a abusos inconfesables.
En Alemania desde el pulpito fulminaba Lutero tal devoción mofándose de la esposa de Constantino. Decía que con las astillas de la cruz esparcidas y encontradas por Europa pudiera repoblarse en Alemania bosques enteros de la Selva Negra.
Sin embargo, a los sencillos que creen conviene advertirles la frase del Evangelio "tu fe te ha salvado" como consigna. Es el argumento que esgrimían los iconoclastas de Oriente y una secta de los iconoclastas egipcios desembocó en el credo mahometano. Las quirotecas (urnas de los huesos santos) adornadas de plata y oro rubíes y otros metales preciosos instigaron el espíritu artístico de las catedrales españolas. Se guardan en las sacristías objetos personales y memorabilia de mártires olvidados, de confesores de la fe, de vírgenes que defendieron su castidad frente al tirano, de santos taumaturgos que pasaron por la vida haciendo milagros.
Es creencia devota que yo profeso firmemente de que del contacto con estos objetos emana una fuerza que no se ve pero que está ahí. Y a eso se le llama filocalía: amor a la hermosura de Dios, a su fuerza, a su amor.
 Esta belleza de la naturaleza divina es lo que vuelve a ser humano trascendente que lucha contra la Bestia y necesita de apoyos mediante la intercesión divina. Pendemos de un hilo. Nos colgaron del vacío pero Dios no nos abandona aunque parezca que está lejos.  

MISA DE UNA EN ARBÁS

Se deshiela la nieve en los altos montes de las Ubiñas
Sueño de las Españas
Riscos de la España eterna
Por conde asoma la punta el yelmo
De una Asturias inexpugnbable
Cumbres cenicientas de Pajares
Esperanzadas soledades
Y una virgen en lo alto
Del monasterio más alto de España
Se oye la voz espectral de los monjes
Que cantaron las alabanzas
Al Creador del mundo
En estos recintos del arva romano
Que quiere decir sel o campos montañosos
En estos tablares y gollizos
Peñascos gigantes
Donde nace el río Bernesga
Oímos misa
Que ya lo dijo don Rodrigo Díaz de Vivar
Cuando subía estas cuestas
Con su hueste asturiana
Por oír misa y dar cebada no se perdió jornada
Era la hora de los gallos cantar
Y sonreía Doña Ximena la ovetense
A la hora de alzar
Cazaderos regios de León
Cumbres del Rabizo
Un cura humilde y entrañable
Don Primo
Consagra a Dios
Vienen pocos a misa
Pero es igual
Él y yo cantamos la Salve
Entre los dos
Sumamos ciento cuarenta años
Ad Deum qui laetificat juventutem meam
Pero vuelve a saltar nuestro brio de la lejana juventud en el pueblo más alto de León  Busdongo
Recordando las preces de nuestro seminario
Entonad nuestros salmos
Que retumban contra la carrocería
De un tren parado en vía muerta
Querido don Primo
Nombre de mártir romano
Dios te guarde
Nuestra Señora de Arbás
Nos bendice
Y desde el cielo cantan los ángeles
Un historiador el gran don Ramón
Y un arquitecto su hermano Menéndez Pidal que edificó esta nave
Se asoman desde el Paraíso
Arbas es la puerta de entrada
Al Edén asturiano
Cristianos acudid a misa de una
En los alto de Pajares
Conoceréis la dicha
Ella os habla y enaltece vuestras pobres vidas
Consoladora de afligidos
Y refugio de pecadores

Desde el vértice de Pajares
Entrad en esta iglesia que es una catedralina rural

Nuestra Señora de Arbás os sonreirá










jueves, 21 de marzo de 2019


PALOMNIKI PEREGRINO RUSO

La imagen puede contener: una o varias personas y personas de pie
El Peregrino Ruso es una obra anónima que leí años ha y que me impresionó. Se refiere a la espiritualidad itinerante de algunos penitentes que, para expiar los pecados de su vida anterior, recorrían verstas y verstas, a lo largo y ancho del inmenso país, visitando monasterios y aldeas.
Como dijo el Evangelio, no lleveis bolsa ni alforja, ellos trataban de hacer de esta máxima su forma de vida.
Se hospedaban en las casas rurales y daban, al llegar, la paz a los moradores.
Si, se les rechazaba por alguna causa, nunca maldecían a sus moradores; simplemente, tomaban el olivo y marchaban en otra dirección murmurando la plegaria del Maestro "mi paz os dejo mi paz os doy" (Mir vsiex paz a todos).
 Un libro de oraciones y un viejo nuevo testamento de hojas muy gastadas eran todo el peculio que guardaban en su escaso morral.
El peregrino autor de este libro anónimo al que me refiero y que a mí concretamente me mostró nuevas vías de acceso a la espiritualidad, había tenido el vicio de la bebida.
Cuando le entraban las ganas de tomarse una copita, abría una página del  Nuevo Testamento al desgaire y leía un capítulo, cualquiera. Así se le pasaban las ansias de empinar el codo y loaba a Jesucristo.
Se trata de un camino de perfección difícil, muy duro, no carente de peligros, que  estos frailes vagabundos de la Ortodoxia lograban sobrellevar mediante la gracia del Espiritu Santo. Se les llamaba en Rusia los "locos del Señor". Se trataba de verdaderos tramps, gentes sin techo, y como tal eran tratados, aceptando ellos esta humillación como penitencia y medio de santificación. 
Muchos morían de hambre y de sed, asesinados por bandidos, o congelados en las grandes rutas de la estepa.
El sitio de mayor afluencia de palomnikis era el santuario de la Virgen de Kazan. Rasputin -en todo cenáculo nunca falta un judas- practicó esta forma de monacato itinerante. Al contrario que los monjes  de la iglesia latina, estos ortodoxos hacían voto de castidad y de pobreza pero no de estabilidad. Y su hábito era un simple cruz que cogaba de su rubaska de mujik. Tampoco accedían a las órdenes sacerdotales excepto el diaconado. Alguien los llamó los Diáconos del Nazareno. Y  a diferencia de los benedictinos o de los cistercienses y cartujos; carecían de regla. Oraban en la mayor soledad pero intentaban poner en práctica el principal mandato del Nuevo Testamento: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Una forma de santificarse en medio de los peligros del mundo. Su regla era mucho más dura que la de los conventuales. Tolstoi quiso convertirse en palomniki o yurodivi (loco por el Evangelio) pero murió en una lejana estación de su provincia cuando esperaba el tren.


miércoles, 20 de marzo de 2019

no abras que son moros UN MILAGRO DE LA VIRGEN EN LORCA














ALFONSO X EL SABIO LORCA Y LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN MARÍA

Una fría noche de enero de 1437 llamaron a la puerta de un convento franciscano. Sonaban voces de algarabía y el guardián del monasterio ya iba a abrir cuando se escuchó una voz de lo alto que decía:
▬ No abras que son moros.
Era la Virgen María que avisaba del desembarco de un tropel de piratas berberiscos. Cuenta la leyenda que el rey Alfonso X el Sabio dos siglos antes había conquistado este bello enclave murciano gracias a la intercesión marial. La hueste castellana fue envuelta en una nube con lo cual no pudieron ser vistos por los defensores de la plaza gobernada por un alcalde taifa que rendía tributo al rey de Granada. Por la intercesión de Nuestra Señora creyó este buen monarca hijo de Fernando III el Santo se consiguió esa victoria. Entonces decidió componer en gallego sus "Cantigas a Santa María". He visitado Lorca estos días y me he acordado del Rey Sabio tal y como venía en nuestro libro de historia y lo explicaba nuestro profesor aquel don Ramón alto y hercúleo un verdadero "curón" que daba clases en el seminario de Segovia y oficiaba de capellán del hospicio. Las imágenes de su tiempo nos lo pintan barbitaheño y pelirrojo con unos ojos muy despiertos de intelectual más que de guerrero aunque tengo para mí que la historia no le hizo justicia al señalar que como andaba a la procura del trono del sacro imperio germánico por estar casado con doña Constanza,  reina de Suabia, abandonó las tareas de la reconquista. Y no es verdad porque en Lorca le recuerdan con cariño y en Jerez tiene una estatua de bronce erigida en un patio del castillo. Escribió el Fuero Juzgo que es la norma por la cual nos hemos venido gobernando los españoles ante los tribunales de justicia y sobre todo los Loores de Nuestra Señora que empiezan con aquel verso de "Eya velar, eya velar castillo de los cristianos" etc. De esta tradición arranca la fuerte veneración que siente hacia la Madre del Consuelo, refugio de los cristianos y reina del amparo esta hermosa tierra murciana. He venido a peregrinar al santuario de la Fuensanta (la Fuensantica) y me he empapado de candorosos misterios de mi niñez. Ante su imagen que salvó a mi padre de graves peligros en la guerra civil me he prosternado. Se me saltaban las lágrimas.

LEONIDAS ANDREIEV CIEN AÑOS UN RUSO ORTODOXO QUE MURIÓ DE HAMBRE EN EL EXILIO DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE







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ANDREIEV
Leonidas Andreiev nació en Orel en 1871 y murió en noviembre de 1919 en cerca Helsinki a causa del hambre. Fue una de las primeras victimas de la revolución de octubre que él incoó pero Trotski, Kamenev y toda la banda de judíos que se puso al frente de la revolución rusa le condenaron a muerte, hubo de exiliarse. El cristianismo que profesa en sus escritos este ruso blanco no se compadecía con las creencias del materialismo dialéctico. En toda la obra admirable y, por dicho de eso, profética, se escucha el eco de las siete Palabras pronunciadas en el Golgotha entreveradas con las enseñanzas del Sermón de la Montaña: Sacha Yegulev anuncia la guerra en Yugoslavia, “Los espectros”, “Dies Irae”, “Diario de Satanás”, “La Risa roja” “Judas Iscariote” y “El Océano” anuncian la venida de un mundo nuevo pero Cristo estará siempre en la historia hasta el final de los tiempos.
Andreiev es un escritor impresionante al que empecé a leer en mi juventud cuando bajaba todos los sábados a José Antonio 32 hoy Gran Vía sede de Espasa Calpe, la gran librería de Madrid, y adquiría los textos del escritor ruso traducidos al español por 25 pesetas.
Entre el desconsuelo, la desdicha, la esperanza y ese fucilazo genial que sólo se atisba en algunos escritores rusos se me anunciaban misterios de la existencia que de mozo no entendía y ahora entiendo: el terrorismo, la quema de los montes, las nuevas armas de destrucción masiva, el envenenamiento de los océanos, la desforestación, el hacinamiento de las megapolis, la corrupción política ─vemos al diablo bien trajeado vestido de demócrata acudiendo a votar en las elecciones generales─ y la incomunicación creada por la irrupción de los nuevos inventos, son algunos de los temas que aborda. 
Andreiev es un escritor moderno pero al propio tiempo profundo creyente ortodoxo, cuyas páginas nos invitan a abrir capítulos del Evangelio.

Para él la tierra es un gran templo donde se consuma el misterio de la eucaristía base de nuestra redención. Sus personajes preferidos son seres marginales: borrachos, prostitutas, grandes propietarios en quiebra, campesinos que viven en  la miserias una isbas apartadas, estudiantes sin colocación y bellas princesitas enamoradas que mueren de consunción.