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lunes, 29 de octubre de 2012

JOAQUIN DIAZ... JUSTUS UT PALMA FLOREBIT

ESTUDIO SOBRE LA VIDA Y LA OBRA DE NUESTRO MENENDEZ PIDAL Y NUEVO MIGUEL DELIBES CASTELLANO




Primera parte




Debe de ser como consecuencia de la plegaria que dirigimos mis hermanos de luz y de sangre acompañantes de los pasos de la semana mayor cuando en el seminario invocando al Espiritu Santo entonando en la Fuencisla el Veni Creator, he tenido un felicísimo otoño, sin visitas a los tabernáculos pues émulo y pecador fui siguiendo los pasos de don Francisco de Quevedo, sublime Cojo[1](¿mataste a Erifos?... lo tengo derrotado… uy no te fíes) la persecución ha cejado, veremos cuanto dura, que a muchos les dejo bocas, ineluctable e incontrovertible, con mis argumentos, tanto literarios como políticos de la situación que atravesamos en este pobre país que antes se llamaba España. El obispo sigue sin dar respuesta a las proposiciones de este diácono, pero Dios nos hace caso. La gracia divina no va por arriba, circula por extraños conductos subterráneos. Por eso parece que su Rostro se oculta. Está ahí y no lo vemos. Pues eso.


Camino del septentrión, [yo siempre fui buscando la estrella polar, luz y guía no me desampares, Santa María], a la altura de San Cebrián de Mazotes en la A6 me desvié para ver la iglesia mozárabe reliquia del gran arte cristiano visigótico del siglo X, fundada por monjes cordobeses, de la que se hacía lenguas el profesor Azcarate. Lo mozárabe se ha puesto de moda porque la morisma, de la que vinieron huyendo aquellos benditos frailes visigodos con las reliquias de sus mártires al hombro ha vuelto a la carga. ¿Nos invaden o es que los dejamos? De cualquier forma parezco escuchar el planto de don Rodrigo en la cava. El primer violín ataca las notas en clave de sol de un guay de mi España. Aparentemente la situación, mutatis mutandis, se parece un poco a la de aquellos reinados de los últimos godos: Witiza y Wamba dados a la intriga y a la holganza, aquejados de eso que denominaban morbo visigótico, léase envidia. Y ya se sabe: la mula de Wamba que ni come ni bebe ni jode ni caga pero siempre anda. Bueno dejemos a Jeremías en un ladillo con sus improperios y al pueblo en manos de sus políticos con sus lamentos.


No tuvimos suerte en nuestro intento de ver esta joya. Un veterano estaba a la puerta con su nieto en brazos, un niño muy rico y sonriente que me recordaba a mi Diego, bajo el dintel de una puerta de cuarterón, me informó que la iglesia sólo puede verse a la hora de misa.


-¿A qué hora es?


-Los domingos a las doce y eso si el cura viene.


-Ah, pues tiene usted un niño muy majo, abuelo. Que le veamos en la mili.


-Eso ya no se estila.


-Hombre, es un decir


-Pues de hoy en un año y usted que lo vea.


Por aquí tierra de Mojados y de La Espina la gente es dura y fuerte como sus casas de adobe que mira que resisten pero amable e hidalga. Es esa reciedumbre que se manifiesta en la parquedad de los gestos y del lenguaje. En otras zonas son más parlanchines pero menos leales. La tristeza y el recelo se notan ahora con la crisis en cualquier parte de España vayas donde vayas, aunque en san Cebrián no nos ocurrió lo que a Joaquín y a su equipo en Puebla de Sanabria que quisieron acantearlos tomándolos por periodistas.


Así que con las mismas por una carretera de cárcavas entre encinares y algún que otro tractor que pasa –la semencera viene buena con estas lluvias que han caído por san Frutos y hay bandadas de tordos que emprenden vuelo hacia el sur- me cambio de valle, subiendo la cuesta que va a dar al páramo de Torozos y dejando a la izquierda a una verdadera catedral románica en el campo, santa María de la anunciada en el antemural de la antigua villa de los arevacos que a Roma le costó dios y ayuda conquistarla (Oronia también se asoma a un castro sobre la vaguada) ne acerco hasta Urueña la villa del Libro. Adonde voy y vengo con frecuencia. Cargo las pilas porque lugares así son el frumento espiritual de mi alma partida en tantos cachos.


Me saludan los merlones de una muralla bien conservada, el torreón de una iglesia adusta que carece de atrio pero tiene antojana a imitación de los templos rurales asturianos. Pese a lo inclemente de la mañana está desembarcando del autobús un grupo de turistas de la tercera edad. Pasean por los corros[2], se hacen fotos bajo el arco ojival de la muralla que a mi me recuerdo a Micklegate o puerta de san Miguel en York, visitan el museo etnológico o el centro paleográfico de Alcuino, aquel amanuense de Carlomagno, nacido en Eboracum[3], la patria inglesa de santa Helena, que enseñó a escribir a los monjes de medio Europa en caligrafía rúnica, compran algo de vino y queso y se largan.


Libro y vino son buenos compañeros del hombre. Un libro y un amigo quiero yo en mis lares, libro viejo que leer, viño anejo que beber, leña seca que quemar, amigo antiguo con el que conversar hacen la plena felicidad del justo y, si es al amor de la lumbre y con un jarrillo de clarete de Rueda a mano, mejor que mejor.


La lectura alarga la vida y el vino la alegra. Converso con mi amigo Jesús el librero de lance que regenta la bookshop más antigua, la de Alcaravan con veinte años tras el anaquel, y mucha experiencia entre sus barbas, catalogando, tallando volúmenes, poniendo etiquetas y registrando plúteos donde duerme la sabiduría del mundo.


Ya es pena que tan abnegado y sacrificado oficio (estos libreros de lance son la mejor compañía del escritor que siempre va buscando su arrimo encontrando en ellos comprensión, tolerancia y un poco de conversación, claro que no todos, porque también en este rebaño bala alguna que otra oveja negra) no esté tan valorado y mucho menos pagado como debiera. Los libreros portan la llama del fuego sagrado; son como San Cristóbal que cargan con los sueños, con las pesadillas, los pecados, injusticias y también virtudes del mundo, sobre sus recios lomos porque sin libro volveremos al Neardenthal, al encefalograma plano que es lo que parece que pretenden los demiurgos de la imagen.
He aquí el cordero de Dios. Ecce agnus dei qui tollis percata mundi… padre, perdónalos, quieren quemar todos los libros como dicen que hicieron los nazis, quieren por lo visto borrar la memoria, porque hay cláusulas que no les favorecen. Son un poco tramposos y algo nazis estos askenazis ¿sabes?


Prohibido soñar. ¿Por qué? Felipe Roth el flamante P. de Asturias de las Letras (esos premios principescos están algo devaluados, nadie habla de ellos en la prensa internacional y son una especie de calderilla en forma de Nobel español sin prestigio y que cuestan un ojo de la cara, demasiado bien pagados, un despilfarro sobre el pescuezo del contribuyente, nos mean y dicen que llueve y se lo dan siempre a los judíos) que ha tenido la descortesía de no estar en Oviedo, dice que, si pudiera, que apostataría de la literatura. Menudo panorama. Pero él cobra, publica, recibe laureles y honores y a los demás que nos zurzan.


Nos pone el tal Roth de vuelta y media desde las páginas del NYT y aquí van y le galardonan con unos milloncejos. ¿Cómo se come eso? El famoso rotativo neoyorquino no puede ver a España ni en pintura. Nos advera de muertos de hambre porque andamos revolviendo el cubo de basura y además secunda la independencia de Cataluña.


-Ceferino, ¿tú como lo ves?


-No digo nada; que son unos jodios impresentables.


-Chist, punto en boca ya lo sabes. Del rey y de la inquisición chitón, que me chivo a Gallardón.


-Eso sí que es morrocotudo.


Estaba algo triste, afligido por los fantasmas que se lían a despotricar, a lanzar porvidas y juramentos dentro de mi cabeza que parece un cajón de sastre pero guarda cierto rigor, a la vista de cuantos despropósitos nos rodean e indignan como por ejemplo esa ministra del Paro, a su cargo la cartera de Trabajo, una andaluza a la que llaman caracuadrá y un consejo de ministros presididos por Rajoy que parece la orquesta del Titanic. Posan muy sonrientes y repeinados delante de la cámara. Por delante risas pero por detrás debe de haber un navajeo feroz que menudas cuchilladas. Todos tan modositos que parecen una terna de los doctrinos pero atame esa mosca por el rabo. Es su máxima en la vida: paso de buey, diente de lobo, y hacerse el bobo.


Eso sí; todos se pegan por salir en la foto mientras Gallardón, el más peligroso, nos ha subido las tasas judiciales, pleitos tengas y los ganes, que en esta republica coronada te empapelan por menos de nada. Y de paso el señor ministro de Gracia y Justicia ha dictado un ukase que nos devuelve a los españoles a los tiempos de los quemaderos y de los autos de fe, ahora son para combatir heterodoxias democráticas pero qué más tiene, tanto monta, monta tanto.
Son los mismos galgos con otros collares. Los personajes de la inmortal obra de Delibes, el Hereje, vuelven a caminar por nuestros caminos perseguidos por los corchetes de lo políticamente correcto. Ahí va eso. Pintémoslo de verde. Es la vesse, el pedo del diablo que ya anunciara Villon.


Si abres la boca o escribes algo, puedes acabar en la cárcel y en la ruina porque las minutas del rábula las ha puesto por las nubes Gallardón, subiendolas casi un setenta por ciento, y a nuestras humildes posaderas de cara al paredón. Volvemos a ser carne de horca y de presidio los españoles.


En medio de tales cavilaciones y malos barruntos, la hospitalidad de Jesús el librero y su buen trato me sacan de mis amarguras porque yo me lamento de la dureza de esta profesión en este tiempo. Como los escritores intentamos robarles el fuego sagrado a los dioses, estos se vengan de nosotros. No sé si seremos malquistos o dejados de la mano divina. Deus meus, Deus meus, ut quíd dereliquisti mihi[4], el grito que lanzó Nuestro Señor en el Calvario es el mismo que ahora nosotros damos muchos escritores y libreros españoles. Aquí siempre se tuvo un gran respeto a la letra muerta y al libro en reverencia pero han llegado los nuevos bárbaros del norte con sus caballos bajo cuyos cascos no volverá a crecer la hierba aplastándonos las cabezas.


Sin embargo quienes emborronamos papel somos un elenco correoso y no nos rendimos fácilmente. Cruzaremos el vado con una cuchillo entre los dientes como ha dicho Juanqui y confiando en la ayuda del Todopoderoso.


Cervantes acabó de palanganero en una mancebía de Valladolid, a Zorrilla lo tuvieron que enterrar de caridad y al pobre Tomás Salvador el mejor novelista en los últimos decenios murió en la miseria, Quevedo sufrió un largo cautiverio y sus deudos le robaron lo poco que tenía, según me entero por mi comunicante.


Para consolarme me regala un librito de Joaquín Díaz, EL ASFALTO Y EL BALAGO, que ha sido un verdadero hallazgo y que desconocía. Se trata de un opúsculo con una colección de cuentos y de artículos, muy sucinto y que prende en el lector por su sutileza, concisión y exactitud, eso que llaman los alemanes acribia, el punto exacto, con referencias personales de recopilador de esa gran literatura oral que produjo Castilla y sus andanzas por los Ancares, por Sanabria y Tierra de Campos.


En sus paginas resplandece el gran escritor que es y lo buen prosista castellano Joaquín. A imitación de los hombres universales del renacimiento es capaz de tocar todos los instrumentos musicales, compositor sinfónico (sus obras de una gran impronta religiosa hacen pensar en Tomás Luis de Vitoria, el precentor o primer chantre de varias catedrales españolas del XVI) filólogo y matemático. Cuenta chistes como nadie. Es bondadoso y noble. No tiene envidia ni resentimiento ni la cólera que nos domina a otros y nos vuelve peligrosos desde las teclas de un portátil.


En Urueña y en Castilla a nadie oí murmurar sobre su persona, todos le quieren bien. En esta obrita en la que narra alguna de sus experiencia personales y su visión sobre la vida y las gentes y la época que nos ha tocado vivir a los que rezábamos el confiteor y cantábamos el perdona a tu pueblo o el amante Jesús mío y hoy nos cuesta trabajo ir a misa los domingos porque la liturgia al vulgarizarse ha perdido ese carácter mágico de misterios órficos y de vida del más allá que constituía su médula espinar; ahora nos hicimos laicos y todo nos da igual.


Aquí se manifiesta de cuerpo entero pero su bondad no le permite derramar acíbar determinándose hacia parámetros científicos pues es también sociólogo[5] y no reparte caña como hago yo, que soy un par de años más viejo pero de la misma generación del 68. Suaviter in modo y con esa ponderación tan vallisoletana introduce sin embargo la lanceta en las carnes doloridas de nuestra comunidad pero sin buscar soluciones ni meterse a redentorista. Dando una versión objetiva de la realidad. La música de Joaquín Díaz nos hizo gozar en la juventud y ahora su pluma en la madurez nos obliga a pensar dentro de un marco de esperanza y de compasión hacia el género humano del que se aparta para vivir en plenitud su yo y su realidad. El ruido le asusta como también las corbatas. Viaja casi siempre en autobús por no gustarle demasiado conducir, según creo.


El libro que me regaló Alcaraván y que leí en un par de horas al llegar a casa sin acusar el cansancio del viaje es uno de esos textos fundamentales que le obligan a uno reconciliarse con la vida y decir hay que ver lo bien que está escrito esto y esta situación… pues no se me había ocurrido. Es galardón del genio contemplar en las cosas lo que está oculto al común. Sus páginas son puro deleite espiritual y me traen a los ojos el tamo de aquellas trojes, de aquellas eras donde ya no trillaré nunca ya ni reverdecerán alguna vez más. Hay que mover el balago, chiquitos (beldar, segar, acarrear, remecer y remeter) y también menear el tango[6].


Significa trabajar y es antónimo de echarse al surco. Bálago de los yeros y balago del trigo y del centeno que segábamos de madrugada.


Y Joaquín, tan laborioso, menea el balago con destreza trayendo a la memoria palabras olvidadas que hoy duermen en los calepinos de nuestra mocedad y no son más que una cendrada en el cenicero del olvido. En algunas partes el tamo se conocía con el nombre de cisco y era la atmosfera de los pueblos por antonomasia. El balago era saludable, picaba un poco cuando se metía entre las albarcas o los fondillos pero tenía un olor muy saludable y natural emanado de las barbecheras y rastrojos. Por el contrario el asfalto es nocivo y pernicioso. Dicen que es agente cancerigenos por la brea y el alquitrán, por el humo de los tubos de escape, por el ruido que levantan al deslizarse sobre él el tráfico rodado.


Miguel Delibes fue el último vate de aquella sociedad que dejó de existir en poco más de dos generaciones con la emigración masiva del agro a la urbe. Algunos antes de tomar el coche de línea iban al pajar y se metían un puñado de hierba en el bolso de la chaqueta como talismán. Las espigas de aquella última cosecha que segamos antes de vender las tierras a los agiotistas o la llave de la casa del pueblo que cerramos nos acompañarán de por vida.


Él parte del mismo supuesto de abandono del medio rústico y del fin de una civilización pero con diferencias de matiz. Cada uno de los dos artistas tiene su propia personalidad. Don Miguel fue de la generación de la guerra y Don Joaquín es de la del 68, la que tuvo que pelear con los grises, la que se hizo contestataria e iba escucharle sus recitales, únicos e irrepetibles, que daba en los campos de la Universitaria. Música Folk. Tan española, cantares de siempre, y que sería arrasada, ay, con la debacle del pop (los Rolling Stones, los Beatles, los Bee Gees, The Mamas en the Papas que degeneraron a ese desmadre cacofónico en que viven los hijos y nietos de todo aquel desmadre) y nuestro mocerío- aquello fue toda involución de viejos valores- se puso a cantar en inglés. Joaquín Díaz hizo mutis por el foro. No quería que le comparasen con Raphael. Prefirió dedicarse a la investigación y gracias a esta labor musicológica el arte de la palabra estará en deuda con él para siempre: la recuperación del romancero castellano, las viejas tonadas sefarditas, coplas para la siega, cantos de la parida, seguidillas para ir de ronda, y luego el elenco de motivos religiosos que es inmenso. El hidalgo de Urueña nos enseñó a amar a España y a escucharla tal y como sonaba en las tabernas, en las jotas y rondallas, en misa, en el cementerio, en las bodas y convites, en la bodega, en la guerra y en el amor.


Otro aspecto que le diferencia con el autor del camino es la impronta religiosa. La generación que hizo la guerra se manifestó un tanto agnóstica con ese agnosticismo de los que estudiaron en tiempos de la republica, nosotros los del 68 estudiamos desde el parvulario al bachillerato con los curas y en ese ambiente que ha dado en llamarse Nacional Catolicismo que hoy algunos detestan pero que tuvo cosas muy positivas y que falta ahora. Joaquín Díaz fue seise o niño de coro en la catedral de Valladolid, creo, vivió en todo su esplendor los ritos semana santeros en su Zamora natal[7], asistió a los entierros de antiguamente donde se cantaba aquellas pavorosas Tremendas[8], vio las procesiones cuando los soldados de la escolta de los pasos desfilaban al son de los tambores con el tubo del fusil boca abajo en señal de duelo, se había muerto Cristo, y se aprendió el confiteor en latín para ayudad a misa. Eso deja huella, marca carácter aunque hoy sea solo parte del folklore.


De los relatos que incluye EL ASFALTO Y EL BÁLAGO hay uno que impresionará al lector cuando refiere la pesadilla que tuvo en Roma donde fue huésped del P. Federico Sopeña[9] pues nos hace pensar en Edgar Alan Poe y en otros autores de literatura fantástica por su fuerza. Lo alojaron en una habitación de cuyas paredes colgaba una reproducción del retrato del papa Inocencio X el cual por la pericia de Velázquez mira para el contemplador con una mirada tremenda, casi asesina. Esta mirada le desasosegó y no pudo pegar ojo en toda la noche y hasta sintió que alguien llamaba a la puerta. Abrió y no era nadie. Había recibido la visita de un fantasma. La impronta de lo mágico vuelve a repetirse con su visita al pozo Airón o Laguna Negra en Soria. También realiza el autor un verdadero tour de force de conocimientos antropológicos o filológicos como en Buenas pécoras al hilo del paso de un cordel de la mesta por Tordesillas. Nosotros- comenta-utilizamos muchas palabras para no decir nada: en profundidad, en tiempo real, ecosistema, cañadas, desertización. Sin embargo, los pastores que bajan y suben sus rebaños aguas arriba del Duero hablan un idioma más preciso: varas, leguas, reteles, manseras… allá va el mastín con su carlanca y el morueco destacando por la cornamenta de carnero padre y gran alzada. Los rebaños de la mesta se desplazan al paso de una mujer hilando y su vida trajinante tenía poco de bucólica y nada de las ternezas con que los apoda la novela pastoril o las églogas de Garcilaso. Cuando llegaban a un pueblo, las mujeres rememorando el rapto de las sabinas, huían o se ocultaban pues tal era el apetito sexual de los gañanes desmadejados por meses enteros de continencia en la majada.


El sentido del humor castellano que se parece poco al ferrete coruñés o a la zumba de los asturianos y para nada al humor inglés se nos muestra en el Brazo de Matías…con que en esto oigo un chasquido detrás de mí y la mula que se me espanta… cago en tal. Matías el manco cuenta a los niños cómo una muta lobuna y concretamente una loba con una boca como una cueva de grande y negra le enganchó el brazo y se lo llevó, pero quia. Matías perdió su brazo de otra forma menos heroica. Era un buhonero que cuando llegaba a una venta siempre decía lo mismo: dos huevos fritos para mí y a la mula no le eches algarrobas que viene cenada. Uno de los posaderos se dio cuenta de que Matías le robaba y una vez que el ladrón estaba con las manos en la mesa o en la artesa mejor dicho soltó de repente la tapa del arcón dejándole sin medio brazo.


Otro detalle en la iglesia hasta el siglo XII con la reforma cluniacense no había instrumentos- el único que se permitía era el de la carraca de viernes santo día en que tampoco se podían tocar la campana. La mejor guitarra, el mejor adufe era la voz humana, costumbre al que siguen aferrándose los griegos sin detrimento de su esplendor litúrgico que se atiene a estos orígenes milenarios. Y así nos lo cuenta Joaquín que de esto sabe un rato pues ha resucitado la zampoña, el rabel, la vihuela, los crótalos, el bombardino y los sabe tocar…. El rabel que ha de ser fino ha de ser de verde pino, la vihuela de culebra y el collar de mula negra, canta en una de sus composiciones.


Sin ser misógino ni misoneista es amante de la soledad sonora, aquella que cantara fray Luis de León en sus estrofas a la música de Salinas y a la vida apartada. En un mundo de ruidos y con el altavoz a toda mecha vivimos alienados. Pero los nuevos inventos (el móvil, televisión interactiva, tabletas, wasaps) han incidido en un aumento de la incomunicación y del aislamiento. Algún tales recursos, ojalá, sean aprovechados en beneficio de la cultura. Por el momento son un incentivo al desconcierto, el resquemor, la ignorancia y la pornografía con la que nos lavan el coco los amos y mercachifles de estos trebejos cibernéticos, cada uno con su pin y su consola.




continuará




[1] Góngora se mofaba dél por su afición al vinazo
[2] en Urueña las calles se llaman corros
[3] este lugar se trae un aire con la urbe inglesa a la vera del río Ouse
[4] señor mío y dios mío por qué me abandonaste, fue el grito que profirió el Salvador en la cruz poco antes de expirar
[5] se recomienda visitar el Museo de los pueblos de Urueña la Villa del libro
[6] tango era el palo del juego del chito acostumbrado en tierra de Segovia
[7] aunque nació en Zamora su familia procede de la montaña asturiana lindando con León
[8] dies irae dies illa, secuencia del oficio de difuntos
[9] el padre Sopeña fue un cura que decía misa para

martes, 23 de octubre de 2012

en memoria de mi jefe gran pewriodista, gran periodista y mejor persona


RAFAEL GARCÍA SERRANO, MI PISO DE LONDRES, DON MANUEL FRAGA Y OTRAS GARAMBAINAS (de mi libro VIVIDURAS Y VIVENCIAS DE UN CORRESPONSAL DE FRANCO ENTRE ANGLOSAJONES)

Rafael García Serrano tenía una vocecilla de guripa de la remonta, aunque él era de infantería, el guizque de sus bigotes algo caído, a lo legionario, espeso mostacho y patillas en boca de hacha casi de banderillero, como era la moda libertaria de los 60, la frente amplia, con algo de barriguita (la bota siempre a mano y la jota, el vino de la ribera que alegra las pajarillas e infunde el valor a los que asaltan el parapeto, tres tiros en el cuerpo y avanzando) y él tenía ese arranque y desparpajo de los soldados de los viejos tercios que se enfrentan a una muerte segura en las trincheras y para conjurar el miedo beben el néctar sagrado, el vino de Olite. Para el guerrero la muerte es como una Eucaristía, un sacramento

 Marte se vuelve compañero casual de Dionisos. Este miedo se hace presente en todos sus libros (La fiel Infantería, uno de los libros que más dinero le dieron a ganar a Lara, Eugenio o la Proclamación de la Primavera, Plaza del Castillo, Los domingos por la tarde –prestábale el fútbol, era del Osasuna y del Real Madrid-, Bailando hasta la Cruz del sur) Me parece que lo hirieron no sé si en Brunete o en Somosierra y se chupó media guerra civil de gira por los hospitales de campaña. Sus detractores, que los tuvo entre la gente del Arriba como le ocurriría al pobre Rodrigo Royo y a Tomás Salvador, le achacaban ese miedo al miura de España y que contaba batallitas… ay si la envidia fuera tiña porque le tocó vivir una época bronca cuando las fuerzas oscuras intentaban desmontar el pensamiento eterno a cambio de un acercamiento a las potencias vencedoras del Eje. Visita triunfal de Eisenhower de 1958, desmanes universitarios… cae asesinado Matías Montero… vienen los del Opus… salen los de Arrese y entran los de Solís. Que en esas estamos… ¿Todavía? Creo que mucho peor

 El Franco de los años 50 tiene poco que ver con el de los tiempos de guerra y los de los 60 cuando España se dispara económicamente bajo la caña de los tecnócratas. El de los primeros 70 se produce una vuelta a los orígenes del régimen basados en los principios de unidad de España y de justicia social, toda esa grandeza que hoy se encuentra tan entredicho porque las poderíos escondidos parecen haber ganado la partida mediante el escarnio y la contumelia  en boca de los vencidos, embelecos de la propaganda antiespañola que los de mi generación tuvieron que sufrir.

 Mirábamos para Europa como lelos pensando lo de aquello “allí tiene mucho mejor que aquí”. Todo es cochura menos la hermosura, ay. El general en su despedida desde el balcón de la plaza de Oriente se refirió, al contubernio, a la masonería, a las que acusa implícitamente del asesinato poco meses antes de su edecán, el almirante Carrero. Sonó la hora del rompan filas y los cambios de chaqueta, se dispersaron las escuadras y, cada uno a su avío, al antiguo jefe de una escuadra falangista de Sevilla le gritaban las mujeres en los mitines cuneros: Felipe, queremos un hijo tuyo…¡Jolines!

Nosotros ganamos la paz, ellos perdieron la guerra y yo, que era  joven, un poco confuso ante el mundo que me rodeaba, con un doctorado en el bolsillo en Románicas, muy anglófilo a la sazón (pronto me convencí que allí no ataban los galgos con longaniza y a tu casa grulla aunque sea a la pata coja) y refractario a las oposiciones pues quería vivir mi propia rebeldía,  me fui a Londres, para casarme con una inglesa ¿Serán mis pecados alguna vez perdonados? Creíamos, ilusos, en el amor pero éste se fue y no vino. Padecí lo mío a aquel respecto pero del amor uno nunca podrá arrepentirse.

 De  carambola, extraña casualidad o designio divino (siempre he creído en los milagros y la fe cristiana me sustenta y me hace pensar que mi patria superará las dificultades pues España es un país mágico que no se parece a nadie, desgobernado por esas cien familias que se instalaron aquí y se enriquecieron con la desamortización de Mendizábal y por una iglesia poderosa pero que hoy ha renunciado a su esencia y para adaptarse al medio cambia de piel como las serpientes) acabé alcanzando el sueño de cualquier periodista: una corresponsalía en Londres. ¡Bendito sea Dios! Entré en el círculo de los elegidos,

 Tuve el orgullo de signar mis crónicas al lado de grandes plumas como Félix Ortega, Enrique Laborde tremendo escritor pero de fama gris, que escribió “Viaje al Calor” una gira por la Mancha que debiera ser un clásico entre nuestra literatura de viajes, Alejandro Pistolesi, Cesar Santos, Aboín etc. Era una hora magna ciertamente y por haber formado parte de esta escuadra de hombres brillantes le estoy muy agradecido al Altísimo.

Nunca contó este país una frezada de periodistas y corresponsales diplomáticos tan independientes, originales y tan buenos como aquellos. España poseía una política internacional independiente con cancilleres tan eminentes como Castiella, Cortina Mauri, López Bravo al que asesinó  ETA y otros. Éramos libres. Jamás me censuraron un artículo o me “caparon” una crónica. ¡Qué paradoja! Hasta que llegó don Manuel que entró en escena como un elefante en una cacharrería. El New York Times decía que tenía maneras de sargento mayor a cargo de un platoon de caballería. ¡Pobre don Manuel no sabía en la grillera que se metía!

Extrañamente el Palacio de Santa Cruz pinta poco en el mundo. Carecemos de política exterior con todos mis respetos para el ministro del Ramo, señor Margallo. Somos los corifeos de una extraña orquesta donde otras batutas imponen su partitura. Pero nosotros dimos el do de pecho. Éramos como moscas cojoneras en Downing Street.

Yo tenía la casa vigilada y el teléfono pinchado por un agente del M05 británico y el Departamento de Estado me dio un plazo de 48 horas para abandonar Nueva York. El KGB quiso coquetear conmigo. Debían hacerle gracias mis críticas al liberalismo y a la democracia de corte occidentral (frase hecha por aquel entonces y que tenía que repetir como una consigna en mis despachos) al parlamentarismo vacío y tuvo la gentileza un tal Ivanov de invitarme a cenar en restaurantes de Holborn y me traía vino georgiano cada vez que viajaba a la URSS, pero como espía debía de ser un sopazas, porque yo le toreaba de salón y en sus interrogatorios me salía por la tangente. Aquello en sumo me divertía. Los ingleses y los norteamericanos eran mucho más peligrosos y contundentes. Jamás me llevaron a comer.

 Mi enfrentamiento con don Manuel Fraga a la sazón embajador en la Corte de San Jaime debió poner en berlina en los circuitos de inteligencia. Fraga quiso echarme de Londres pero García Serrano y el pobre Antonio Izquierdo le hicieron cara y luego el bueno de don Manuel acabaría pidiéndome perdón. Se había puesto hecho un basilisco por lo que yo decía que alguien le estaba segando la hierba bajo los pies en Madrid, un hecho cierto que luego se cumplió: nunca sería el jefe de gobierno. Cuando la zorra predica no están seguros los pollos. No hay que fiarse de las apariencias y menos en política.

 Cometió el error de tirar por la borda la política de Castiella sobre Gibraltar y el gallego ex ministro de Información y Turismo. Era hombre inteligente, muy trabajador, un empollón, y de corazón bondadoso pero le pasaba un poco lo que a Joaquín Costa. Había leído demasiados libros, creía que la Democracia eran los Reyes Magos.

 Aun resuenan en mi memoria sus palabras y la vehemencia con que las pronunció… usted a la calle. Estábamos tomando un cocido para chuparnos los dedos, regado de un cariñena que contentaba el corazón. Tomé el olivo más corrido que un micho en misa entre la hilaridad y el alucinamiento de mis colegas. Al salir, un ujier galoneado y con peluca me abrió la puerta entre grandes reverencias… tú a la puta calle. Era una mañana gris. La niebla londinense se aplomaba sobre Belgravia Square.  ¿Y ahora qué hago? Sea lo que Dios quiera. Encontré un pub abierto en Kings road y al zambullo de este cura fueron a parar seis o siete pintas de la mejor ale que tenía el tabernero. Cuando no hay remedio, litro y medio. Me fui a dormirla hasta que casi a media noche picaron a la puerta. Era Mañé el de la BBC de quien abajo hablaré.

Ninguno sacó la cara por mí: Raúl del Pozo Federico Abascal, Pepe Meléndez de Efe, Juan Cruz del País, Federico Abascal de la Vanguardia a punto de ser sustituido por Félix Foix. Sin embargo, mis directores de la agencia Pyresa y el del Arriba pusieron oídos de mercader a la demanda de mi regreso a Madrid. Entonces yo pasaba un poco de todo y lo sentí más que por el baldón de que te expulsen de una embajada por aquel cocidito y aquel Cariñena que se3 estaban metiendo entre pecho y espalda mis colegas. Nunca me sentí más agradecido pues la cosa iba en serio sobre todo cuando un catalán de la BBC, Mañé, se entrevistó conmigo correctísimo y también me ofreció su ayuda asegurándome que el cabreo de Manuel Fraga era olímpico. Hasta su jefe de seguridad un policía nacional amigo mío me informó… ¿qué le dijiste? Está hecho una furia. Luego todo pasó pues el eminente político era un hombre impulsivo pero nada rencoroso lo que era un aval de su buena crianza. En otra época, en el pasado siglo, hubiese sido un jefe de Gobierno pero había pasado la era de Cánovas y de Sagasta y hoy aguantan más los políticos menos formidables, más manejables y anodinos pues se premia más la medianía que la valía.

 La brillantez es incómoda y ofusca a muchos en estos años que corren pastueños y acomodaticios. Los sanedrines que manipulan el gran guiñol norteamericano de las mismas piedras te fabrican un presidente USA todos cortados por el mismo patrón asertivo, inocuo, al servicio de los intereses del dinero y de la media. Por eso les denominan King makers. Hacen reyes, los coronan y los destronan como le ocurrió a John Kennedy. En esa onda estamos ahora en España pero en los años 70 del pasado siglo las cosas no eran así.

 Fraga fue un poco el último mohicano del parlamentarismo decimonónico (ese que tanto encandilaba a los grandes juristas de la Complutense como Sánchez Agesta por tales calendas) hombre brillante, denso de ideas, escritor, filosofo articulista. Pero los leones que montan guardia cerca del estilóbato del Palacio de las Cortes daban síntomas de cansancio y empezaban a bostezar aburridos.

Incomprensiblemente luego giró al galleguismo y como padre de las autonomías ahora estamos pagando todos aquellos gatuperios del café para todos. El ministro de Franco ha sido en parte culpable del guirigay independentista, la confusión lingüística y el café para todos. Quería de esa forma vengarse de Adolfo Suárez que le quitó el puesto, tratando de ser más papista que el papa en libertades. La historia lo juzgue aunque yo creo que no le perdonará sin que sea óbice aducir que era un español generoso, corono, adornado de las virtudes características de un señor de bien que se pavoneaba de llevar el Estado en la cabeza. Los sesos se le volvieron agua. Gozaba de una gran inteligencia, una eximia preparación, pero le faltaba algo imprescindible en un hombre de estado: intuición, previsión de futuro. Desmoronó a la Falange de la que se declaró enemigo, no vio el contubernio, y ahora tenemos esa derecha de plexiglás cuajada de mediocres. Asno sea el que a su asno batea, dice el refrán y este asno era gallego. Rebuzna, tira de la vara un poco, se vuelve al corral y luego todos se dirigen al pesebre.

La política es un duerno del que zampan los incompetentes, los caraduras y los felones, todos con buena planta eso sí. Ninguno de ellos salvará a España de la que se nos viene encima. Fraga por el contrario no tenía buen talle y en su honradez de funcionario y abogado del Estado, oposiciones que aprobó con el número uno, integérrimo. Poco le han imitado sus émulos en eso en su brillantez. Tenía el estado en la cabeza. Se sabía con pelos y señales la época más difícil de nuestra historia que es el siglo XIX y había leído más que Joaquín Costa en cuya obra se inspira. Pero aquí tenemos a don Mariano Rajoy que se ufana de leer sólo el Marca, a Feijoo que no agarra un libro desde que salió de los maristas. Esperanza Aguirre no es más que palmito, imagen, trajes bien cortados, las ideas poco claras y en la cabeza serrín. Cospedal ídem de lienzo. Cortita de alcances. Aquí todo es imagen, adobo, maquillaje, peluquería. Envoltorios acaramelados de testas llenas de serrín. Y de la izquierda nada se diga. Es más vocinglera y no puede ocultar el origen franquista de los que se dicen del PSOE (hijos e hijas de militares, magistrados, periodistas y funcionarios del antiguo realce). Reacción e innovación aparte, aquí mandan, escriben, empluman, confiesan y confirman, siempre los mismos.

 A Rafael lo mandaron de corresponsal a Roma a sustituir a Ismael que escribió un pundonoroso libro sobre la caída del Fascio, Italia fuera de combate. A veces tuvo problemas con la curia porque aquel navarrito católico a machamartillo debía pertenecer a la estirpe de los que se volvían temerarios recién confesados y comulgados. Fe del carbonero buena es. Nada de pamplinas. No exactamente un meapilas sino viril. Rafael tuvo no sé cuantos hijos y a todos los sacó adelante con sus colaboraciones y artículos. La última vez que nos vimos fue en su casa de la zona de Ventas. Le habían concedido el premio Espejo de España y el maestro me recibió en su casa en zapatillas, despechugado, entrañable, con dos grandes retratos de José Antonio, La mesa desordena rebosante de papeles y a un extremo, una Olivetti. Estaba algo pachucho, se le había hinchado el vientre y hablaba poco. Pasaba por dificultades económicas. Un ministro de alianza Popular, Marcelino Oreja, le había expulsado de la prensa del Movimiento creo que sin indemnización y no pudo pasar a la Administración del Estado según el ukase de Adolfo Suarez que nos repartió a los periodistas por los gabinetes de prensa por los diferentes ministerios como si fuéramos agua va.

 Estaba un poco pachucho y se sentía cansado pero esta época, cuando el pequeño Marcelino con esa arbitrariedad que caracteriza a los ineptos, dio el finiquito a esta eminencia de nuestras letras, fue una de las más fecundas de su carrera periodística, porque a ella pertenecen sus artículos antológicos en la tercera del ALCAZAR. Me pareció  aquella defenestración  un sacrilegio y lo mismo me parece ahora la de su hijo de los vaivodas de esa Santa Casa que parece la de los líos y a la que llaman Intereconomía. Rafael le devolvió el golpe mofándose en sus gacetillas del “pequeño Marcelino” aquel rompetechos vasco injerto en UCD.

 Pocos se acordarán de aquel ministro de Exteriores que llegó... a dar con la cabeza en un pesebre pero el autor de La Fiel Infantería será un columnista de referencia para las futuras generaciones.

 La derecha fraguista nos trataba a patadas y la izquierda puño en alto amenazaba con cortarnos la cabeza. Recuerdo algunos tiempos con pavor cuando iba a la oficina temeroso de tener algún encontronazo con aquellas jefas de negociado que taconeban su feminismo por los pasillos con mucho mando, sed de vindicta reivindicativa- se decía que había que matar al padre, capar al macho, hijos sí maridos no, émulas de Pasionaria- la mollera a pájaros y sin una idea clara de como se gobierna a un país, el cargo lo ejercían pro domo sua y eran arbitrarias, fementidas y estaban muy contentas del momio de un Estado que les había legado el Caudillo en el que entronaron como un elefante en una cacharrería poniéndolo todo patas arriba. Se les subió el cargo a la cabeza a estas hijas del arroyo que antes habían sido Hijas de María.

 Iba a la oficina, ya digo, con mucho canguis, no las temía a ella sino a mí mismo, que soy un demonio cuando se me inflan, sin tener ninguna responsabilidad ninguna jurisdicción, ninguna competencia porque estas se las habían dado a las autonomías Algunos se unieron al carro de los vencedores y ficharon por el País (Rosa Montero, Soledad Gallego Díaz y otros prójimos y prójimas de cuyo apellido no me acuerdo), tuvimos que aguantar la segregación de los funcionarios de carrera. Éramos intrusos. Habíamos entrado por la puerta falsa.  Muchos de los adscritos, sin embargo, coexistíamos con los más analfabetos del país porque Felipe  puso en nómina a albañiles y mozos de cuerda, sin estudios ningunos, conocí a un menda que sabía leer malamente, gente con varias carreras, que hablaba lenguas y había servido a España dando de nosotros lo que mejor teníamos de nosotros mismos.

 No era una bicoca. Era un fin de fiesta. Habíamos entrado en el laberinto. Yo me sentí galeote bogando entre la chusma sin rumbo con la amenaza siempre del rebenque del esparavel sobre mis lomos. Una jefa me hacía la vida imposible. Era la hija socialista de un gobernador civil, fea, floja y fría y que se ufanaba de su tribadismo (que viene del griego “tribo” que significa frotar, vulgarmente tortillera). Le llamaba su novia lesbiana  todas las mañanas a una hora fija. Cuando cogía yo el teléfono, sonaban toda clase de insultos y groserías al otro lado del hilo.

 ¿Qué, se ha aparecido la Virgen María, cacho cabrón?

Estuve a punto de tenérmelas tiesas con la bollera, pero me abstuve de sacudirle el polvo a semejante virgo. Sin embargo, como la paciencia tiene un límite  cuando el de la injuria fue un tío fui a por él y lo lancé contra una mampara de la covachuela, los manguitos, el plumier y la corbata saltaron por los aires y como Carrero voló el tío. Dios la que se preparó. Allí se presentaron todos los secretas del Cesid en aquella sala de la Calle de la Magdalena.

Me suspendieron de empleo, me mandaron al psiquiatra a que hiciese el psicoanálisis. Era ministra de la Cosa doña Esperanza Aguirre que más de la Cultura se preocupaba de sus peinados, sus trajes de corte y sus modelitos. Menudo ganado de machorras que enchufó al momio y a la teta de la vaca administrativa la Hija del Ganadero. La persecución fue sórdida y acérrima. En aquel gulag se premiaba solo a los incompetentes y pelotas. Fue una persecución mísera, a cencerros tapados. Por eso no puedo por menos de solidarizarme con mi antiguo jefe cuyo Plaza del Castrillo y decirle a Eduardo que se anime he vuelto a releer recordando los felices/infelices años londinenses                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          

 Aquella voz atiplada no cuadraba con la reciedumbre y virilidad de su prosa castellana, rezumando hidalguía joseantoniana y amor a España. Con su escribir refulgía y fulminaba. La cadencia de sus frases tenía algo de la majestad y sonoridad de las campanas del carillón de la Plaza del Castillo. Fue todo un caballero. Excelente novelista. Mucho hubiéramos ganado si él hubiera tenido con la novela dedicación exclusiva pero tenía que alimentar a su numerosa familia.

Fue la última vez que lo vi en la tierra. Espero verle en el cielo. Conservo una trarjeta que me envió a Roland Gardens con su autógrafo “Cuando volvamos a ganar serás corresponsal en Londres, en America, en Berlin, donde quieras”. Aquella noche allí esperé as Mañé cuando sonaron las campanadas de medianoche. Yo estaba leyendo lo recuerdo bien “Plaza del Castillo” cuando esperaba al motorista que me trajera el fulminante cese aquella noche toledana de 1974