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martes, 23 de octubre de 2012

en memoria de mi jefe gran pewriodista, gran periodista y mejor persona


RAFAEL GARCÍA SERRANO, MI PISO DE LONDRES, DON MANUEL FRAGA Y OTRAS GARAMBAINAS (de mi libro VIVIDURAS Y VIVENCIAS DE UN CORRESPONSAL DE FRANCO ENTRE ANGLOSAJONES)

Rafael García Serrano tenía una vocecilla de guripa de la remonta, aunque él era de infantería, el guizque de sus bigotes algo caído, a lo legionario, espeso mostacho y patillas en boca de hacha casi de banderillero, como era la moda libertaria de los 60, la frente amplia, con algo de barriguita (la bota siempre a mano y la jota, el vino de la ribera que alegra las pajarillas e infunde el valor a los que asaltan el parapeto, tres tiros en el cuerpo y avanzando) y él tenía ese arranque y desparpajo de los soldados de los viejos tercios que se enfrentan a una muerte segura en las trincheras y para conjurar el miedo beben el néctar sagrado, el vino de Olite. Para el guerrero la muerte es como una Eucaristía, un sacramento

 Marte se vuelve compañero casual de Dionisos. Este miedo se hace presente en todos sus libros (La fiel Infantería, uno de los libros que más dinero le dieron a ganar a Lara, Eugenio o la Proclamación de la Primavera, Plaza del Castillo, Los domingos por la tarde –prestábale el fútbol, era del Osasuna y del Real Madrid-, Bailando hasta la Cruz del sur) Me parece que lo hirieron no sé si en Brunete o en Somosierra y se chupó media guerra civil de gira por los hospitales de campaña. Sus detractores, que los tuvo entre la gente del Arriba como le ocurriría al pobre Rodrigo Royo y a Tomás Salvador, le achacaban ese miedo al miura de España y que contaba batallitas… ay si la envidia fuera tiña porque le tocó vivir una época bronca cuando las fuerzas oscuras intentaban desmontar el pensamiento eterno a cambio de un acercamiento a las potencias vencedoras del Eje. Visita triunfal de Eisenhower de 1958, desmanes universitarios… cae asesinado Matías Montero… vienen los del Opus… salen los de Arrese y entran los de Solís. Que en esas estamos… ¿Todavía? Creo que mucho peor

 El Franco de los años 50 tiene poco que ver con el de los tiempos de guerra y los de los 60 cuando España se dispara económicamente bajo la caña de los tecnócratas. El de los primeros 70 se produce una vuelta a los orígenes del régimen basados en los principios de unidad de España y de justicia social, toda esa grandeza que hoy se encuentra tan entredicho porque las poderíos escondidos parecen haber ganado la partida mediante el escarnio y la contumelia  en boca de los vencidos, embelecos de la propaganda antiespañola que los de mi generación tuvieron que sufrir.

 Mirábamos para Europa como lelos pensando lo de aquello “allí tiene mucho mejor que aquí”. Todo es cochura menos la hermosura, ay. El general en su despedida desde el balcón de la plaza de Oriente se refirió, al contubernio, a la masonería, a las que acusa implícitamente del asesinato poco meses antes de su edecán, el almirante Carrero. Sonó la hora del rompan filas y los cambios de chaqueta, se dispersaron las escuadras y, cada uno a su avío, al antiguo jefe de una escuadra falangista de Sevilla le gritaban las mujeres en los mitines cuneros: Felipe, queremos un hijo tuyo…¡Jolines!

Nosotros ganamos la paz, ellos perdieron la guerra y yo, que era  joven, un poco confuso ante el mundo que me rodeaba, con un doctorado en el bolsillo en Románicas, muy anglófilo a la sazón (pronto me convencí que allí no ataban los galgos con longaniza y a tu casa grulla aunque sea a la pata coja) y refractario a las oposiciones pues quería vivir mi propia rebeldía,  me fui a Londres, para casarme con una inglesa ¿Serán mis pecados alguna vez perdonados? Creíamos, ilusos, en el amor pero éste se fue y no vino. Padecí lo mío a aquel respecto pero del amor uno nunca podrá arrepentirse.

 De  carambola, extraña casualidad o designio divino (siempre he creído en los milagros y la fe cristiana me sustenta y me hace pensar que mi patria superará las dificultades pues España es un país mágico que no se parece a nadie, desgobernado por esas cien familias que se instalaron aquí y se enriquecieron con la desamortización de Mendizábal y por una iglesia poderosa pero que hoy ha renunciado a su esencia y para adaptarse al medio cambia de piel como las serpientes) acabé alcanzando el sueño de cualquier periodista: una corresponsalía en Londres. ¡Bendito sea Dios! Entré en el círculo de los elegidos,

 Tuve el orgullo de signar mis crónicas al lado de grandes plumas como Félix Ortega, Enrique Laborde tremendo escritor pero de fama gris, que escribió “Viaje al Calor” una gira por la Mancha que debiera ser un clásico entre nuestra literatura de viajes, Alejandro Pistolesi, Cesar Santos, Aboín etc. Era una hora magna ciertamente y por haber formado parte de esta escuadra de hombres brillantes le estoy muy agradecido al Altísimo.

Nunca contó este país una frezada de periodistas y corresponsales diplomáticos tan independientes, originales y tan buenos como aquellos. España poseía una política internacional independiente con cancilleres tan eminentes como Castiella, Cortina Mauri, López Bravo al que asesinó  ETA y otros. Éramos libres. Jamás me censuraron un artículo o me “caparon” una crónica. ¡Qué paradoja! Hasta que llegó don Manuel que entró en escena como un elefante en una cacharrería. El New York Times decía que tenía maneras de sargento mayor a cargo de un platoon de caballería. ¡Pobre don Manuel no sabía en la grillera que se metía!

Extrañamente el Palacio de Santa Cruz pinta poco en el mundo. Carecemos de política exterior con todos mis respetos para el ministro del Ramo, señor Margallo. Somos los corifeos de una extraña orquesta donde otras batutas imponen su partitura. Pero nosotros dimos el do de pecho. Éramos como moscas cojoneras en Downing Street.

Yo tenía la casa vigilada y el teléfono pinchado por un agente del M05 británico y el Departamento de Estado me dio un plazo de 48 horas para abandonar Nueva York. El KGB quiso coquetear conmigo. Debían hacerle gracias mis críticas al liberalismo y a la democracia de corte occidentral (frase hecha por aquel entonces y que tenía que repetir como una consigna en mis despachos) al parlamentarismo vacío y tuvo la gentileza un tal Ivanov de invitarme a cenar en restaurantes de Holborn y me traía vino georgiano cada vez que viajaba a la URSS, pero como espía debía de ser un sopazas, porque yo le toreaba de salón y en sus interrogatorios me salía por la tangente. Aquello en sumo me divertía. Los ingleses y los norteamericanos eran mucho más peligrosos y contundentes. Jamás me llevaron a comer.

 Mi enfrentamiento con don Manuel Fraga a la sazón embajador en la Corte de San Jaime debió poner en berlina en los circuitos de inteligencia. Fraga quiso echarme de Londres pero García Serrano y el pobre Antonio Izquierdo le hicieron cara y luego el bueno de don Manuel acabaría pidiéndome perdón. Se había puesto hecho un basilisco por lo que yo decía que alguien le estaba segando la hierba bajo los pies en Madrid, un hecho cierto que luego se cumplió: nunca sería el jefe de gobierno. Cuando la zorra predica no están seguros los pollos. No hay que fiarse de las apariencias y menos en política.

 Cometió el error de tirar por la borda la política de Castiella sobre Gibraltar y el gallego ex ministro de Información y Turismo. Era hombre inteligente, muy trabajador, un empollón, y de corazón bondadoso pero le pasaba un poco lo que a Joaquín Costa. Había leído demasiados libros, creía que la Democracia eran los Reyes Magos.

 Aun resuenan en mi memoria sus palabras y la vehemencia con que las pronunció… usted a la calle. Estábamos tomando un cocido para chuparnos los dedos, regado de un cariñena que contentaba el corazón. Tomé el olivo más corrido que un micho en misa entre la hilaridad y el alucinamiento de mis colegas. Al salir, un ujier galoneado y con peluca me abrió la puerta entre grandes reverencias… tú a la puta calle. Era una mañana gris. La niebla londinense se aplomaba sobre Belgravia Square.  ¿Y ahora qué hago? Sea lo que Dios quiera. Encontré un pub abierto en Kings road y al zambullo de este cura fueron a parar seis o siete pintas de la mejor ale que tenía el tabernero. Cuando no hay remedio, litro y medio. Me fui a dormirla hasta que casi a media noche picaron a la puerta. Era Mañé el de la BBC de quien abajo hablaré.

Ninguno sacó la cara por mí: Raúl del Pozo Federico Abascal, Pepe Meléndez de Efe, Juan Cruz del País, Federico Abascal de la Vanguardia a punto de ser sustituido por Félix Foix. Sin embargo, mis directores de la agencia Pyresa y el del Arriba pusieron oídos de mercader a la demanda de mi regreso a Madrid. Entonces yo pasaba un poco de todo y lo sentí más que por el baldón de que te expulsen de una embajada por aquel cocidito y aquel Cariñena que se3 estaban metiendo entre pecho y espalda mis colegas. Nunca me sentí más agradecido pues la cosa iba en serio sobre todo cuando un catalán de la BBC, Mañé, se entrevistó conmigo correctísimo y también me ofreció su ayuda asegurándome que el cabreo de Manuel Fraga era olímpico. Hasta su jefe de seguridad un policía nacional amigo mío me informó… ¿qué le dijiste? Está hecho una furia. Luego todo pasó pues el eminente político era un hombre impulsivo pero nada rencoroso lo que era un aval de su buena crianza. En otra época, en el pasado siglo, hubiese sido un jefe de Gobierno pero había pasado la era de Cánovas y de Sagasta y hoy aguantan más los políticos menos formidables, más manejables y anodinos pues se premia más la medianía que la valía.

 La brillantez es incómoda y ofusca a muchos en estos años que corren pastueños y acomodaticios. Los sanedrines que manipulan el gran guiñol norteamericano de las mismas piedras te fabrican un presidente USA todos cortados por el mismo patrón asertivo, inocuo, al servicio de los intereses del dinero y de la media. Por eso les denominan King makers. Hacen reyes, los coronan y los destronan como le ocurrió a John Kennedy. En esa onda estamos ahora en España pero en los años 70 del pasado siglo las cosas no eran así.

 Fraga fue un poco el último mohicano del parlamentarismo decimonónico (ese que tanto encandilaba a los grandes juristas de la Complutense como Sánchez Agesta por tales calendas) hombre brillante, denso de ideas, escritor, filosofo articulista. Pero los leones que montan guardia cerca del estilóbato del Palacio de las Cortes daban síntomas de cansancio y empezaban a bostezar aburridos.

Incomprensiblemente luego giró al galleguismo y como padre de las autonomías ahora estamos pagando todos aquellos gatuperios del café para todos. El ministro de Franco ha sido en parte culpable del guirigay independentista, la confusión lingüística y el café para todos. Quería de esa forma vengarse de Adolfo Suárez que le quitó el puesto, tratando de ser más papista que el papa en libertades. La historia lo juzgue aunque yo creo que no le perdonará sin que sea óbice aducir que era un español generoso, corono, adornado de las virtudes características de un señor de bien que se pavoneaba de llevar el Estado en la cabeza. Los sesos se le volvieron agua. Gozaba de una gran inteligencia, una eximia preparación, pero le faltaba algo imprescindible en un hombre de estado: intuición, previsión de futuro. Desmoronó a la Falange de la que se declaró enemigo, no vio el contubernio, y ahora tenemos esa derecha de plexiglás cuajada de mediocres. Asno sea el que a su asno batea, dice el refrán y este asno era gallego. Rebuzna, tira de la vara un poco, se vuelve al corral y luego todos se dirigen al pesebre.

La política es un duerno del que zampan los incompetentes, los caraduras y los felones, todos con buena planta eso sí. Ninguno de ellos salvará a España de la que se nos viene encima. Fraga por el contrario no tenía buen talle y en su honradez de funcionario y abogado del Estado, oposiciones que aprobó con el número uno, integérrimo. Poco le han imitado sus émulos en eso en su brillantez. Tenía el estado en la cabeza. Se sabía con pelos y señales la época más difícil de nuestra historia que es el siglo XIX y había leído más que Joaquín Costa en cuya obra se inspira. Pero aquí tenemos a don Mariano Rajoy que se ufana de leer sólo el Marca, a Feijoo que no agarra un libro desde que salió de los maristas. Esperanza Aguirre no es más que palmito, imagen, trajes bien cortados, las ideas poco claras y en la cabeza serrín. Cospedal ídem de lienzo. Cortita de alcances. Aquí todo es imagen, adobo, maquillaje, peluquería. Envoltorios acaramelados de testas llenas de serrín. Y de la izquierda nada se diga. Es más vocinglera y no puede ocultar el origen franquista de los que se dicen del PSOE (hijos e hijas de militares, magistrados, periodistas y funcionarios del antiguo realce). Reacción e innovación aparte, aquí mandan, escriben, empluman, confiesan y confirman, siempre los mismos.

 A Rafael lo mandaron de corresponsal a Roma a sustituir a Ismael que escribió un pundonoroso libro sobre la caída del Fascio, Italia fuera de combate. A veces tuvo problemas con la curia porque aquel navarrito católico a machamartillo debía pertenecer a la estirpe de los que se volvían temerarios recién confesados y comulgados. Fe del carbonero buena es. Nada de pamplinas. No exactamente un meapilas sino viril. Rafael tuvo no sé cuantos hijos y a todos los sacó adelante con sus colaboraciones y artículos. La última vez que nos vimos fue en su casa de la zona de Ventas. Le habían concedido el premio Espejo de España y el maestro me recibió en su casa en zapatillas, despechugado, entrañable, con dos grandes retratos de José Antonio, La mesa desordena rebosante de papeles y a un extremo, una Olivetti. Estaba algo pachucho, se le había hinchado el vientre y hablaba poco. Pasaba por dificultades económicas. Un ministro de alianza Popular, Marcelino Oreja, le había expulsado de la prensa del Movimiento creo que sin indemnización y no pudo pasar a la Administración del Estado según el ukase de Adolfo Suarez que nos repartió a los periodistas por los gabinetes de prensa por los diferentes ministerios como si fuéramos agua va.

 Estaba un poco pachucho y se sentía cansado pero esta época, cuando el pequeño Marcelino con esa arbitrariedad que caracteriza a los ineptos, dio el finiquito a esta eminencia de nuestras letras, fue una de las más fecundas de su carrera periodística, porque a ella pertenecen sus artículos antológicos en la tercera del ALCAZAR. Me pareció  aquella defenestración  un sacrilegio y lo mismo me parece ahora la de su hijo de los vaivodas de esa Santa Casa que parece la de los líos y a la que llaman Intereconomía. Rafael le devolvió el golpe mofándose en sus gacetillas del “pequeño Marcelino” aquel rompetechos vasco injerto en UCD.

 Pocos se acordarán de aquel ministro de Exteriores que llegó... a dar con la cabeza en un pesebre pero el autor de La Fiel Infantería será un columnista de referencia para las futuras generaciones.

 La derecha fraguista nos trataba a patadas y la izquierda puño en alto amenazaba con cortarnos la cabeza. Recuerdo algunos tiempos con pavor cuando iba a la oficina temeroso de tener algún encontronazo con aquellas jefas de negociado que taconeban su feminismo por los pasillos con mucho mando, sed de vindicta reivindicativa- se decía que había que matar al padre, capar al macho, hijos sí maridos no, émulas de Pasionaria- la mollera a pájaros y sin una idea clara de como se gobierna a un país, el cargo lo ejercían pro domo sua y eran arbitrarias, fementidas y estaban muy contentas del momio de un Estado que les había legado el Caudillo en el que entronaron como un elefante en una cacharrería poniéndolo todo patas arriba. Se les subió el cargo a la cabeza a estas hijas del arroyo que antes habían sido Hijas de María.

 Iba a la oficina, ya digo, con mucho canguis, no las temía a ella sino a mí mismo, que soy un demonio cuando se me inflan, sin tener ninguna responsabilidad ninguna jurisdicción, ninguna competencia porque estas se las habían dado a las autonomías Algunos se unieron al carro de los vencedores y ficharon por el País (Rosa Montero, Soledad Gallego Díaz y otros prójimos y prójimas de cuyo apellido no me acuerdo), tuvimos que aguantar la segregación de los funcionarios de carrera. Éramos intrusos. Habíamos entrado por la puerta falsa.  Muchos de los adscritos, sin embargo, coexistíamos con los más analfabetos del país porque Felipe  puso en nómina a albañiles y mozos de cuerda, sin estudios ningunos, conocí a un menda que sabía leer malamente, gente con varias carreras, que hablaba lenguas y había servido a España dando de nosotros lo que mejor teníamos de nosotros mismos.

 No era una bicoca. Era un fin de fiesta. Habíamos entrado en el laberinto. Yo me sentí galeote bogando entre la chusma sin rumbo con la amenaza siempre del rebenque del esparavel sobre mis lomos. Una jefa me hacía la vida imposible. Era la hija socialista de un gobernador civil, fea, floja y fría y que se ufanaba de su tribadismo (que viene del griego “tribo” que significa frotar, vulgarmente tortillera). Le llamaba su novia lesbiana  todas las mañanas a una hora fija. Cuando cogía yo el teléfono, sonaban toda clase de insultos y groserías al otro lado del hilo.

 ¿Qué, se ha aparecido la Virgen María, cacho cabrón?

Estuve a punto de tenérmelas tiesas con la bollera, pero me abstuve de sacudirle el polvo a semejante virgo. Sin embargo, como la paciencia tiene un límite  cuando el de la injuria fue un tío fui a por él y lo lancé contra una mampara de la covachuela, los manguitos, el plumier y la corbata saltaron por los aires y como Carrero voló el tío. Dios la que se preparó. Allí se presentaron todos los secretas del Cesid en aquella sala de la Calle de la Magdalena.

Me suspendieron de empleo, me mandaron al psiquiatra a que hiciese el psicoanálisis. Era ministra de la Cosa doña Esperanza Aguirre que más de la Cultura se preocupaba de sus peinados, sus trajes de corte y sus modelitos. Menudo ganado de machorras que enchufó al momio y a la teta de la vaca administrativa la Hija del Ganadero. La persecución fue sórdida y acérrima. En aquel gulag se premiaba solo a los incompetentes y pelotas. Fue una persecución mísera, a cencerros tapados. Por eso no puedo por menos de solidarizarme con mi antiguo jefe cuyo Plaza del Castrillo y decirle a Eduardo que se anime he vuelto a releer recordando los felices/infelices años londinenses                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          

 Aquella voz atiplada no cuadraba con la reciedumbre y virilidad de su prosa castellana, rezumando hidalguía joseantoniana y amor a España. Con su escribir refulgía y fulminaba. La cadencia de sus frases tenía algo de la majestad y sonoridad de las campanas del carillón de la Plaza del Castillo. Fue todo un caballero. Excelente novelista. Mucho hubiéramos ganado si él hubiera tenido con la novela dedicación exclusiva pero tenía que alimentar a su numerosa familia.

Fue la última vez que lo vi en la tierra. Espero verle en el cielo. Conservo una trarjeta que me envió a Roland Gardens con su autógrafo “Cuando volvamos a ganar serás corresponsal en Londres, en America, en Berlin, donde quieras”. Aquella noche allí esperé as Mañé cuando sonaron las campanadas de medianoche. Yo estaba leyendo lo recuerdo bien “Plaza del Castillo” cuando esperaba al motorista que me trajera el fulminante cese aquella noche toledana de 1974 

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