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martes, 3 de mayo de 2011

la corrupción en españa y jesús gil

JESÚS GIL EN EL RECUERDO, Y UN POCO LO QUE ESTÁ PASANDO


Antonio Parra

Vuelvo a Segovia vuelvo a mi hogar y antes de sofaldar por la cinta de la carretera corriendo a pie de monte a la Mujer Muerta y de columbrar la torre de la catedral llama de piedra rosácea verdegay o de iluminado aliento, según la hora del día y la luz con que lleguemos, dejo a mi siniestra tras el Portachuelo el complejo de los Ángeles de San Rafael, un casar moderno que guarda la huella si se quiere trágica y con algo de mal fario de su institutor, Jesús Gil y Gil. No se llamaba Jesús que se llamaba Gregorio y era creo de Burgo de Osma o de por ahí. “Que nunca se supo en la historia que hiciera mucho bulto la gente de Soria” advierte el refrán y al parecer en falso porque don Goyo era grande e inmenso como la vida misma. Llenó toda una época y para comprender un poco de lo que está pasando en la costa quiero decir la del Sol de la que él también fue uno de los pioneros y donde hay moros, judíos y cristianos confesionales y no confesionales, apátridas y ateos, rusos y americanos en totum revolutum y mucha mafia, corrupción a punta pala y palacios de lujo, que viva quien lo trujo. Julián Muñoz en el banquillo (lo crió a sus pechos) y casi toda la corporación del ayuntamiento en pleno de Marbella a la sombra, corrupción hasta las cejas. Mucha corrupción. Sobornos, corretajes, untes, mordidas, recalcificaciones en falsa, un ochenta por ciento de nuestro Levante es una gran urbanización. Grava y cemento armado.

Don Jesús no era el del Gran Poder pero quiso hacer - faraónico proyecto y delirios de una mente enferma como la de muchos políticos- el Manzanares navegable y fletar en sus aguas de escorrentía ayer meome un burro y hoy me ahogo decía Góngora, un barco que hiciera las veces de casino flotante, era “ansí”: megalómano, grandiosista, manso pugnaz y lenguaraz pues sus frases preferidas y mira que yo se las escuché decir eran de una lexicología muy primaria: “mira que te pego una hostia” y “tú a la puta calle”. Y no solamente amagaba. También sacudía cuando alguien le guardaba las espaldas y algunos de sus ganchos se retransmitieron por televisión.



Otras las recibía pues dicen los que lo conocían que de impulsivo nada, que era un poco cobardón, que meditaba, pese a sus aires espontáneos, mucho sus actos de antemano, y que se crecía si estaba rodeado de sus pretorianos y zaguanetes que llevaba toda una escolta dellos y a sus enemigos como José María García y a Ramón Mendoza al que acusó de ser del KGB y de haber allanado su chalé para robarle jamones les colocaba rondallas para que les hicieran seguimientos de película. Fue el caso de Arteche el pundonoroso jugador del Atlético de Madrid (un coche negro con dos tipos montaba guardia cerca de su casa) y al bueno de Luis “el sabio de Hortaleza”, su entrenador colchonero al que mandó a tomar pol culo y a la puta calle (sic) le puso el mote que ahora ostenta de “zapatones”.

A uno de su cuadrilla y era nada menos que inspector de policía en un pub de Fernández Ladreda de Segovia, recién salido de la cárcel, que yo no lo vi aunque me lo contaron mis compoas, Julio Cesar Fernández, aquel locutor de Radio Segovia EAJ49, que era amigo de mi compañero de juegos de infancia en la colonia militar de Valdevilla Bibiano Recellado Olmos que se ahogó el pobre en el Sil cuando había hecho que aprobar el ingreso en la General de Zaragoza, y que quedó maltrecho del accidente ocurrido en los Ángeles de San Rafael (se salvó de milagro por hallarse en la mesa de presidencia) pegarle a sobaquillo y lanzarle dos metros contra una de las mesas. “No hable usted así a don Jesús”. “Yo hablo como me da la gana se entera y ni a usted ni a él quiero verles más por Segovia”. Gil y Gil ante semejante socollada salió de naja. Y mira que a Cesar le sacaba más de la cabeza pero jolín cuando uno de Segovia saca el encaste.

En mi pueblo donde con los de la provincia vecina no nos llevamos del todo bien y llamarle a un tío soriano eso no está tampoco bien que esas rivalidades regionales asustan a uno soriano es como llamarle gilipollas. Pero esta tradicional “dis-conllevancia” no era óbice. Lo que sentaba mal en la ciudad del acueducto es que el promotor de la urbanización de marras cuyo suelo se vino abajo total 58 muertos y casi doscientos heridos, local construido sin licencia de obras y toda una chapuza vaya hubiera ingresado en la cárcel provincial por la cual pasaba yo tantas veces de niño camino de la escuela y la hubiera convertido en un hotel de cinco estrellas permitiéndose el lujo de invitar a langostinos a los celadores, tener al alcaide de su mano y a toda una camarilla de internos haciendole la corte al promotor inmobiliario.

PRISIÓN DE VILLA ÁNGELA



El presidio estaba detrás de los jardines de Villa Angela y fue allí donde tras los altos muros y entre barrotes escuché cantar a Agapito Marazuela tonadas maravillosas. “Que tunos son los labradores madre qué tunos son. Las tierras del camino las aran mejor”. El gran folclorista castellano estuvo entre rejas por rojo y por malos quereres que en mi pueblo los hubo bastante y no quiero pensar más en ello. Nuestro dulzainero purgó larga cadena, evidente injusticia, mientras que el negociante y más de uno le llamaba farsante gracias a sus buenos arrimos se fue de rositas con 52 muertos a sus espaldas a causa de su imprudencia temeraria. Pleitos tengas y los ganes que dice el gitano.

Debió de tener buenas aldabas. Escribe Juan Luis Galiacho que recibió la condicional y luego el indulto firmado por Carrero Blanco en 1972 merced al valimiento del Opus y de grupos de negocios cercanos a la Sinagoga de la calle Balmes madrileña. Se decía amigo de López Bravo y Laureano López Rodó. ¿Ubi sunt? ¿Dónde están? Los dos primeros murieron de forma trágica. El tercero en su cama. Y don Jesús tras una vida azarosa cría malvas no sé si desde hace un año o desde hace dos que me falla algo la memoria.

Siempre que corono en mi coche este collado segoviano donde se ven las puertas del casar urbanístico de granito con las pasarelas alzadas y un aire triste en sus dos monolitos como de duelo perenne pienso en el impacto que causó en España (trabajaba yo en SP y era redactor de noche y me acuerdo que se disputaba la final de la Copa del Generalísimo). El país era un clamor. El nombre de Jesús Gil y de mortuis nihil nisi bonum (no hay que hablar mal de los difuntos) Dios lo haya perdonado me retrotrae a una época con sus grandezas y sus miserias. El primer seiscientos, las vacaciones pagados, el sueldo de ocho mil pesetas, pisito a plazos a casarse se ha dicho, la nevera, el televisor, el tocadiscos y el sueño de una parcela en el campo. Se estaba produciendo el fenómeno social de la emigración masiva a las ciudades España dejando de ser rural pero los españolitos de a pie soñaban tener con su segunda vivienda fuera de la urbe o su cigarral.

En fin el despegue y en parte eso se lo debemos a ese espíritu pragmático de los tecnócratas del Opus un ojo en el cielo y otro en el suelo tal vez pero a mí siguen sin salirme las cuentas. España dejó de ser mística para dedicarse a los negocios basándose en palabras como renta per cápita, aggiornamiento producto bruto tablas in put out put y polos de desarrollo. Todo cambió y ya no nos conocía ni la madre que nos parió.

HOMBRE DE SU TIEMPO



De facto Gregorio Jesús Gil es un hombre de su tiempo un hijo de su época rueda voltaria en la cual rodamos todos arriba abajo adelante detrás. Es la furia del espantapájaros y del peregrino perseguido por su sombra a la cual nunca más volverá a pisar. No era desde luego el antiguo chatarrero y ventajista que llegó a alcalde de Marbella y a presidente del Atlético de Madrid, sabiendo poco de futbol un deporte que no le interesaba, sólo lo utilizó de trampolín hacia el poder, aunque lo hubiese practicado en sus años escolares con los claretianos de Aranda, un bausán aunque fuese por el mundo con ínfulas de bufón y estafermo perdonavidas. No era sin embargo más que la cabeza de turco. Debajo de la chistera de Jesús Gil se agazapaba el conejo de muchas otras movidas. Éstas, por ejemplo que estamos padeciendo con efecto retardado. El país se ha convertido en un gran círculo marbellí de tomas y dacas gatuperios y enjuagues. Él fue el que encentó aquella olla.

Mal estudiante de veterinaria alguna magdalena misericordiosa le ayudó a pagarse la pensión y le daba para un bocata cuando no le alcanzaba. Y la verdad es - no nos duelan prendas al arrimo de alguna criada o alguna viuda compasiva- que todos los de esta generación hemos sido un poco macarras. Fue muy duro abrirse camino pero Madrid era una tierra de oportunidades y nos sobraba el trabajo. Sin embargo, esto tenía sus riesgos. Gil fue por la vida con ínfulas de nuevo rico guiado por su buena estrella que tampoco le libró de algunos estacazos. Yo nunca llegué a creer que pudiera haber tanta codicia y tantas ganas de trepar por la cucaña en los pechos de mis compatriotas hispanos al regresar desde el extranjero cuando cambió la tortilla.

Era el vale todo y el quitate tú para ponerme yo. Los malos modos. El enchufismo, el cainismo, la fanfarronería y para colmo en torno suyo creció el síndrome de García. La falta de ideales. A tomar por culo la deontología profesional y la ética. Los años ochenta y noventa España fue un país triste. Medio país se levantaba con Luis del Olmo, pasaba las tardes con Encarna y se acostaba con el “Butanito”. A la sombra de Jesús Gil, como animador cultural o más bien mamporrero de vicios y ocios se produjo el síndrome de la corrala mediateca con su vulgaridad y su ramplonería. El fútbol es en España una droga.

Cundieron las malas formas. Y como para muestra un botón no hay más que remitirse a los comunicados de prensa de prensa que emitía Antonio Domínguez Olano cuando era el hombre encargado de la imagen dios los cría y ellos se juntan de Jesús Gil como jefe de informativos del Atlético de Madrid. Toda esa zafiedad de entonces la cría actualmente la llamada prensa rosa.



¿Qué se hizo de tanto frenesí? ¿Qué fue de tanto galardón? ¿Dónde nos dejamos al caballero español? ¿Casta de hidalgos? Ni mucho menos. Los tiempos dieron paso a los perailes del azoguejo a los diablos cojuelos. Murió don Quijote nació Sancho. Vino el navajeo entre nosotros la envidia la emulación y los azotacalles y arrebatacapas que todos querían medrar y un cargo en el gobierno pero el soufflé no sube dos veces que dijo el Gran Ciprés. Entraron en trompa las percheleras pechugonas y los truhanes del Potro cordobés, los descuideros de Zocodover y los hijos de Tigre Juan en el Fontán ovetense.



PERCHELERAS

Me dije consternado ante el espectáculo de mi profesión ¿Pero este es el país por el que yo he luchado a brazo partido contra los ingleses y contra los galernazos batiendome en duelo con los topos del KGB y los “moles” de la CIA al grito de mi país con razones o sin ellas? No podía ser. No daba crédito a mis ojos pero ciertos son los toros. Ahora estamos recogiendo lo que sembramos en aquellos años y si nuestra patria se desmiembra es porque nosotros mismos los unos y los otros la llevamos al caos. Inducidos desde luego por “alguien” que dirige el guiñol de las marionetas en la sombra. La Gran Sabiduría donde había amor y conformidad puso odio envidia rebeldía y emulación. Poderoso caballero fue el que volvió las tornas.

El Gil no es más que un paradigma un semblante. Yo hice mutis por el foro. Se nos cerraban las puertas de las redacciones de las editoriales y las imprentas. ¿Que hizo Vm. don Verumtamen? Pues vivir beber y seguir escribiendo llevado por el lema horaciano del Beatus ille qui procul negotiis. Cuando todo el mundo empezó a cambiar de chaqueta yo pensé para mi capirote muchas judiadas debieron de hacer aquellos cabrones cuando los que no queremos dar nuestro brazo a torcer y seguimos acérrimos en la honestidad de siempre nos han cogido de pendejos y nos toman de cimbel. Ojo al cristo que es de plata, Verumtamen. Me hice el loco. Es un remedio que a`rendí en los supervivientes del gulag con Stalin yo que he pasado las horcas caudinas de Felipe más luego el extrañamiento de José Mari que creo que fue incluso peor con la Aguirre de gran comadre y ahora estoy instalado en la Zapatería.



Hortus conclussus la llaman (jardín cerrado, tierra de María Santísima) pero España quizás regalo de forasteros y generosa con los extraños, y madrastra cruel, síndrome de Saturno, para con sus propios hijos a los que devora, ha dejado de ser para los que acá nacieron ameno jardín. Me temo el finis Hispaniae. La gran nación madre de Europa y baluarte de la catolicidad se acaba ante la labor de zapa de sus enemigos eternos, los interiores y exteriores, que se la tenían jurada y socavan los muros y cimientos de la patria mía.

Al estatuto prostituto que cuando redacto estas líneas se vota en referéndum seguirán la independencia de los vascos y gallegos. Clima de agotamiento moral. A este desenlace nos ha llevado la cultura del pelotazo. El fijador de Mario Conde, la calva de Roldán en la cárcel o el recuerdo de las boutades de Gil que en paz descanse.

SOSTENELLA Y NO ENMENDALLA

No es mi culpa. Y a propósito de esa congoja que ha movido mi pluma durante todos estos años pasados de cosas extrañas pero sin esperanza de publicar denostado y calumniado - ya llegará mi hora porque les he dicho a mis hijos que cuando muera tiren de cajón porque hay gavetas en las cuales se van a encontrar hartas sorpresas y tras de tiempos vendrán tiempos- porque las prensas (imprenta y opresión tienen a veces la misma raíz paradójica y pueden coartar la capacidad de expresión del mismo modo que enjaular el pájaro de la libertad y sacrificar en su columbario a la paloma de la paz) están en manos de quien está.

El síndrome Gil bañó toda la vida española durante dos décadas contagiando a los Lara a los Asensio y al grupo Z que yo no sé si serán los hijos de la gran Z de los que les hablé, los Lazarov, los Cebrián, Polanco y comparsas. El español más famoso de hace tres lustros se llamaba García de la misma forma que el de ahora se llama Rodríguez y hemos puesto un negocio de zapatería pero ya digo no es de él toda la culpa. Es lo que nos merecemos. Sostenella y no enmendalla pero la cosa no tiene vuelta de hoja.

Claro que mirando atrás sin ira no hay que exagerar el lado negativo. Algún justo debe de quedar algún justo de Israel y uno de ellos pudo ser aquel oscuro gobernador civil de provincias y hoy un enfermo desahuciado de alzeimer que la aciaga tarde de junio del 69 en San Rafael se fumó tres cajetetillas y le quitó a Gil la pistola cuando apuntaba para un numero de la Guardia Civil quitate de ahí mamarracho con un par y trató de poner orden en medio de la hecatombe.



Mi recuerdo no puede ser agradecido a este hombre Adolfo Suárez, al que parecen haber olvidado todos y la fortuna le salió esquiva después de todo un cúmulo de desgracias personales. Sin embargo velay y por ironías del destino un falangista convertido un verdadero demócrata y gracias a su altura de miras y a su espíritu patriótico esta paz precaria sí pero de la cual aun gozamos todos. Gracias a él se orquestó el consenso y se evitó que este país cainita se tirase al monte. Adolfo, ponte bueno. Vuelve. Para evitar que toda la pella se nos derrumbe harían falta muchos como él.

REGRESA, ADOLFO

Era uno del comedio, del centro, de la llaneza castellana. Pero lo dejaron más solo que a Romero Robledo. Es nuestro sino. Castilla face los omes... Pero ahí queda eso. La gran obra del Duque de Suárez. Si desmontamos el espíritu del 78 es fácil que podamos regresar a las andadas ¿Otra vez a tiros? Pues sí aquí el personal no parece conforme si no le dan una guerra civil aunque ahora sería pavorosa aunque en realidad ya vivimos un ambiente de guerra civil larvado pero sin armas sin movimientos de ejércitos porque no hay ejércitos ya pero conociendo a los españoles estoy seguro de que tirarán de navaja. En verdad ya se está produciendo ese fenómeno y cuidado con el perro que muerde según declara mi admirado vecino de página Félix Arbolí. Adolfo, vuelve por favor. ¿Cuándo volverá a amanecer? ¿Cuándo a resurgir? Miro enredor y es noche cerrada todavía,

En cuanto a Jesús Gil que pese a sus aires yo creo que era una buena persona y un hijo de su tiempo dios le haya perdonado. Acaban de pasar 37 años de lo del derrumbe del restaurante de San Rafael donde perecieron 52 comisionistas de Spar y hasta el sacerdote que bendecía la mesa murió pero yo lo recuerdo como si fuese ayer. Descansen en paz.

18 de junio de 2006

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