El FSB ruso detiene al autor del atentado contra el general Kirílov

“De su vino bebieron los pueblos; se aturdieron, por tanto, las naciones” (Jeremías 51:7) “Babilonia, misterio religioso, madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra”. (Apocalipsis 17:5).
Babilonia, Babilonia, Gran Ramera, la de los incontables prostíbulos, donde rameros y rameras venden sus almas a Mefistófeles con cornamenta, lamiendo los pies a íncubos y súcubos que les succionan su energía; a egrégores que, subidos a sus chepas, encarnan en ellos su vagabundeo astral, su andadura errabunda e irredenta.
Las élites —anunnakis, reptilianas, o la madre que los parió— ejercen su proxenetismo en el Himalaya de mancebías, lupanares, burdeles y mancebías instaladas en redacciones de periódicos subvencionados, en tertulias televisivas masonizadas, en hospitales deshipocratizados, en cuarteles oenegéticos, en hemiciclos bafométikos, en comités científicos que beben las ponzoñas de los pesebres globalistas, en tribunales sin juicio, en terrazas donde la masa letárgica se bebe su catatonía.
En Babilonia la Grande, en La Gran Ramera, en la Gran Prostituta se vende la dignidad, el honor, la honestidad, la ética, el alma, por un plato de lentejas, por el terciopelo del poder, por el burbujeo del sexo, por las palmaditas en la espalda, por halagos lisonjeros, por un trabajillo con despacho, por salir en una foto, por los oropeles de la vanagloria, etc., es una locura manifiesta, y más cuando, por conseguir estas baratijas, nuestras conductas prostituidas dañan a terceras personas, a colectividades enteras, a todo un pueblo.
No me estoy refiriendo a los gerifaltes ensortijados que montan dragones engualdrapados igual que las brujas cabalgan sus escobas, ni a los plutócratas con sombreros de cucurucho que conspiran contra la humanidad en sus siniestros conventículos carbonarios, en sus hemiciclos mundialistas; ni siquiera estoy enviando al Averno a los politicastros que han vendido su alma a a Asmodeo, a Bafomet, y que machacan, arruinan, enferman, matan y esclavizan a la ciudadanía a la que debían servir con tal de sentir los oropeles del poder la riqueza.
Porque los más típicos representantes de esta estirpe de raigambre cainita son los funcionarios del horror, los ejecutores de los siniestros planes de las élites globalistas, los correveidiles de sus superiores bafométicos, lameculos que, con tal de chupar las golosinas de un trabajo, venden su alma a cambio de un plato de lentejas y un ropaje con lentejuelas, con el que salir chulos en las fotos. lacayos
Sí, son los lacayunos extasiados con las alharacas de poder, con el ramoneo de prebendas en los enmoquetados salones de la élite luciferina; son los chupópteros, lameculos, tiralevitas, sacamantecas, mercenarios, sicarios, esbirros, sayones, matones, verdugos, alguaciles, ministriles de la satrapía del NOM, de las élites plutosatánicas creadoras de plandemias, de guerras, de ruinas económicas, de climodemias, de dictaduras infernales; traidores que habéis prestado servil obediencia a los gerifaltes del Averno, que colaboráis en esta checa gigantesca donde se nos somete a una tortura brutal con el fin de que aceptemos sin rechistar mortíferas vacunas, huellas de carbono, ciudades-prisión, inteligencias artificiales, radiaciones letales, liberticidios sin cuento…
Es así como periodistas, mandos militares, jueces, políticos, meteorólogos, médicos, científicos y funcionarios de toda calaña mienten, roban, engañan, oprimen, esclavizan, e incluso matan; es así como cumplen sin rechistar órdenes que atentan contra los derechos ciudadanos y contra la misma vida, convertidos en lobos para el pueblo al que juraron proteger, sanar, informar, y dirigir.
Milicianos infernales que se escudan en esas tres perversas palabras bajo las cuales se han engendrado todas las dictaduras: «Solo cumplíamos órdenes». Y esas órdenes les dicen que repriman al pueblo, que mientan creando colosales Himalaya de mentiras, que apliquen a la población medidas sanitarias perjudiciales que quebrantan salud, que arruinen países enteros a base de confinamientos y medidas despóticas, que cierren las ciudades para confinar a los rebaños en las nuevas checas; que nos inciten a comer bichos, a chatarrear nuestros coches; que nos obliguen a pagar por el carbono que emitimos, que nos fumiguen incesantemente…
Sí, les ordenaron esas cosas, y ellos, todos a una, obedecen sin rechistar, aunque saben de sobra el mal que están haciendo a sus semejantes y a ellos mismos, ignorantes de que la guadaña que alzan en alto también caerá sobre sus cuellos, de que también probarán el horror tecnológico y las hambrunas… porque el meteorito del NOM también les aplastará a ellos y a sus familias.
Acabamos con una cita del distopicador George Orwell, dirigida a los periodistas, pero que se puede aplicar también a todos los colectivos que vendieron su alma a quien yo me sé, como siniestros Faustos: «Ante todo, un aviso a los periodistas ingleses de izquierda y a los intelectuales en general: recuerden que la deshonestidad y la cobardía siempre se pagan. No vayan a creerse que por años y años pueden estar haciendo de serviles propagandistas del régimen soviético o de otro cualquiera y después pueden volver repentinamente a la honestidad intelectual. Eso es prostitución y nada más que prostitución».
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Cheyov Putins KLEINE Schlampen. MEINE LEBENSGESCHICHTE
Tschechows Bücher geben mir Seelenfrieden und etwas Enttäuschung über die Dinge der Welt. Stille und Traurigkeit. Alles ist vergänglich, Omnia-Transit. Ich kehre zum x-ten Mal zu „Die Geschichte meines Lebens“ zurück. Das ist das Leben eines Schriftstellers.
Das ist mein Leben, ein Kampf mit Windmühlen, der Grausamkeit der Menschen, Langeweile, kalter Winter, Theater, gescheiterte Liebe.
Der Vater von Anton Pawlowitsch Tschechow war ein grausamer Mann, der dieses Genie der russischen Literatur in seiner Kindheit besiegte.
Ich sah mich in jeder seiner Passagen widergespiegelt. Ana Blagovo, erste Liebe, die nicht geklappt hat, und eine gescheiterte Ehe. Mascha, seine Frau, rennt mit dem Amerikaner durch. Im Vergleich zur körperlichen Arbeit gibt es bei der geistigen Arbeit noch ein weiteres verborgenes Thema. Die Hauptfigur ist ein Herr (Edelmann), der angesichts der Verurteilung seiner gesamten Familie zu einer skrupellosen Person wird
Ein Maler installiert mit breitem Pinsel Zinkdächer auf den Dächern von Zwiebeltürmen.
Wie sehr beeindruckte mich dieses Detail, als ich vor mehr als fünfzig Jahren in der U-Bahn „Die Geschichte meines Lebens“ in einem Buch las, das ich aus der Bibliothek von Cuatro Caminos ausgeliehen hatte, weil ich nicht das Geld hatte, ein Exemplar zu kaufen.
Dies ist ein Ideogramm-Roman, der meine Schritte im Leben ankündigt. Ich habe das noch einmal im Flugzeug gelesen, als ich in einer nördlichen Stadt ankam, um zu heiraten, und meine Freundin mich an der Tür der Kirche zurückließ, die Hochzeit scheiterte, aber ich liebte diese Sondia Sotrondia nicht, meine wahre Liebe war in ihr. Ana Blagovo. Ein süßes englisches Mädchen mit blonden Haaren, weißer Haut und verschmiertem Gesicht.
Liebe, die nicht kam. Dann würde es andere Lieben geben, die Enttäuschung und Enttäuschung in mir säen würden, mein Leben wäre ein Kampf mit Langeweile, Elend, Barbarei, mangelnder Kommunikation und Hahnrei. Tschechow war für meinen Propheten der Verkünder des russischen Humanismus, des Christentums, das nichts mit unserem unversöhnlichen und neugierigen Katholizismus zu tun hat.
Wir sind alle Sünder. Christus kam, um uns zu retten. Das sind Retter. Aber die Menschheit verändert sich nicht. Wir haben nur deine Vergebung.
Heiliges Russland, Evangelisches Russland. Voller Widersprüche. Dies ist eine wunderschöne Liturgie neben den Sexhaufen. Schöne Frauen mit nach oben gerichteten Ärschen zeigen online ihr Fleisch. In den medizinischen Zentren.
Putins Huren und Fotzen sind zurück.
Ich schaue sie manchmal an und meine Seele ist voller Traurigkeit, wenn ich sie wie Katzen in der Hitze brüllen höre. Russland ist ein Mysterium. Ich habe das schon mehr als einmal gesagt
ABUELO BENJAMÍN
El abuelo Benjamín era otra cosa. Casi fue el que me crió en la aldea de Fuentesoto pueblo también románico con una vega triunfal camino de los monasterios de Cardava a la cual se asomaban los somos, cañadas y eriazos. Por lo menos no me tiraba piedras cuando pisaba sus viñas que el otro estuvo a punto de deslomarme de un cantazo. Aquellas vivencias hicieron de mí un escritor, acaso un escritor iconoclasta y a redropelo del sentir general. Mala cosa llevar la contraria pero yo siempre me mantuve en mis trece seminarista fracasado pasado por el filtro de la literatura pero mi alma se moldeó en aquel seminario cuyas vivencias rememoro cuando estoy aquí postrado en la cama del hospital recién operado de la próstata. Las ideas se agolpan, quieren salir a toda prisa, pues siempre pensé y escribí a gran velocidad y me aturullo me atasco y pierdo el anhélito, vuelve el ritmo pero mi vida es un eterno combate con las ideas y los formularios volcados en palabras, angustia vital, desazón, vértigos, el vértigo del escritor que sólo se cura pufando pipadas de humo o camino de la despensa, somos propensos a criar carnes, la furia del español sentado en su sillón que se desgañita contra la injusticia contra esto y lo otro. Extraño mi cachimba que ha sido compañera de mis largas vigilias, mi ametralladora, mi “novia” y mi tormento, que a veces no me deja ni respirar. Saltan las imágenes de un lado a otro, se enredan las palabras. Viene Maite la dulce enfermera. ¿Cómo estás, cariño? Quisiera fumarme una pipa, no se puede, corazón. Dentro de un rato vendremos a hacerte una extracción, más tarde la compañera te tomará la tensión. La urraca del patio central faltaba poco para acabar de construir su nido. Las noches se hacían largas e insomnes. A la madrugada el diligente córvido seguía su labor. Pronto te darán de alta. Esto no ha sido nada. ¿Nada? Un cáncer, hoy el cáncer si se coge a tiempo es curable. Más duro lo tenías si fuese de pulmón. Era lo que temía yo, pero el tak que me hicieron revelaron que estaban limpios. Soy un fumador empedernido. El vicio lo cogí a los catorce años con un mataquintos que sabía horrible. Me vio mi padre que venía del cuartel y apagó la targanina de un sopapo. Zas.
Ando en desacuerdo con Andrés Laguna autor desconocido y al que yo he descubierto como autor críptico del “Lazarillo de Tormes” gloria inmortal de la novela picaresca y que he sacado de pila librándole del anonimato de siglos, que dijo:
─Se escribe por la honra pues la fama es la orla de la artes.
No, señor, hoy se escribe para echar los demonios fuera, lanzar pestes contra los nazis y los judíos que pueden ser consistentes en el mismo perjuicio los extremos se tocan la serpiente cambia de piel. Eso de ser escritor famoso debió de ser antaño, hogaño el vulgo vierte suspicacias sobre nosotros. Nos mira mal. Somos delincuentes y nos desprecia o nos compadece como enfermos bipolares, o adictos a un vicio tan inconfesable como el onanismo. Escribir consiste en masturbarse con palabras y eyacular proposiciones y asuntos que no son de recibo. La gente lo que quiere es que la dejen en paz, que no la vengan con historias. Tú no te pases, mira lo que te digo. El escaparatista de Arévalo un martes de mercado me largó está pregunta a bocajarro:
─¿Sigues escribiendo?
─Sí
─¿Y te la meneas?
─¿Por qué no?, de vez en cuando
El librero Gomis un tipo un malauva el cual me ha maltratado, timado y puesto en berlina todo lo que ha querido me recibió con una frase que es todo un dardo al bandullo de un poeta.
-Tus libros no se venden, deben de ser muy malos.
-Si no los pones en el escaparate y los tienes ocultos en la sacristía ¿cómo se van a vender, cacho cabrón?
Le hubiera dado al librero de lance un garrotazo en los hocicos pero no estaba de nones sino de pares. Por lo demás buenas tragaderas he. En una bella mañana de octubre no merecía la pena meterse en reyertas con un hijoputa. Escribir es llorar larra dixit hay que estar dispuesto a ser crucificado y coronado de espina cuando no de gargajos como le ocurrió a Lázaro de Tormes en la novatada de Alcalá. La desconsideración la mala educación y el morbo visigótico o envidia es ek estigma de esta nación. Tengo que confesar a mis detractores para que se calmen y no se pongan nerviosos que yo solo emborrono papel para dejar de fumar o el que se divierte con papiroplaxias, o pintando monigotes. Así nos las van a dar todas en un carrillo.
El abuelo benjamín era otra cosa. Sólo me pegó una vez con el cinto. Habíamos ido a melones y nos pilló el guarda Melares, quien a la noche se presentó en casa y dijo tu chico fue cogido in fraganti haciendo destrozos en la finca de la tía Piquilaya. Son cinco pesetas de multa. Ah si, bajate los pantalones, chiquito. Diez vergajos con la correa ni uno más ni uno menos. Desde entonces no se me ocurrió ir a melones, ni a peras, ni a sandías. Fueron los chicos del pueblo que me malmetieron y yo inocente de mí caí en la lazada.
Era tan inocente que me creía todas sus infamias. El Pedrete el del tio herrero, el Elpidio, el Agustín mi primo hijo del sacristán y su hermano el Maudillo, el Micha hijo del sastre que era tan pequeño que no podía con las albarquillas, el Julián el de la tía Pilar y el tío Pedro Sancha pero el más cruel de todos era Pedrete. Fue el que me encomendó la tarea de asaltar el melonar de Piquilaya.
─Entra ahí en eso, segoviano, y arramplas con un par de melones.
─Tengo miedo, mi abuelo me dice que hay que respetar lo ajeno.
─Tú ¿miedo? Eres hijo del sargento Parra.
─Yo no tengo miedo a nada
Y salté la cerca. Fue entonces cuando vi venir al Melares pegando voces y juramentos apuntándome con su tercerola. Del canguis que me entró se me cayeron los melones del regazo que no estaban maduros, eran badeas. Los otros habían puesto pies en polvorosa, me dejaron solo como siempre. Por las orejas y yo llorando como una magdalena aquel esbirro me condujo al cuartelillo, vino el juez de paz el tío Bernardo. ¿Qué ha hecho el chico? Robar melones. Vaya una educación. Que se avise al tio Benjamín Galindo. Mi abuelo el pobre estaba avergonzado y corrido de mi “hazaña”. El juez de paz era su amigo. Eran quintos, él, el tio Dominguín y mi abuelo. Nacieron en 1885. Se ufanaban de ser quintos del rey Alfonso XIII. sentabanse en un banco de honor en el presbiterio durante las ceremonias religiosas. La noche que recibí la somanta de palos con la correa del abuelo era una noche de luna lo recuerdo bien. Al otro día tomamos el coche de línea y para Segovia.
─No podemos contigo. Así que te mando a tu padre a que te dome.
Cuando regresamos a Valdevilla la colonia militar donde vivimos mi madre me recibió con la zapatilla. Asi te comportas, dijo y me puso el culo como un tomate. Yo no tuve la culpa fueron el Pedrete y el Agustín los que me mandaron asaltar la cerca de la tía Caya. ¿Robar? Vaya un hijo. Traté de escapar y anduve perdido por los peñascales de Valdevilla recorriendo los andurriales del río Clamores llorando mis desdichas, esta vez temiendo la correa de papá. Venida la noche, llamé a la puerta de la casa que era verde y de madera de pino con mucho tiento y sigilo. Me estaban buscando. Mandó mi padre al machacante por ver si me encontraba. Pero en vez de la correa fui recibido con besos y abrazos. El sargento Parra saltaba de alegría. Hijo, hijo.
¿Por donde te has metido, donde anduviste? Tu madre y yo creíamos que te había ocurrido algo. Me senté a la mesa. Huevos con patatas fritas. El abuelo había traído un clarete que pasaba bien al cabo de tantos sinsabores por culpa mía.
─Bebe, Silvino.
─Gracias, señor suegro, de hoy en un año.
Y tentó la bota embelesado con un largo trago. Por la provincia de Segovia los casados llaman al padre de su mujer “mi señor”. El chico es un poco mostagán pero hay que meterlo en vereda. Hay que llevarle al seminario. El dictamen del abuelo se cumplió al cumplir yo once años. Había habido muchos curas en la familia. Estaba don Linos pariente suyo que ejercía el arciprestazgo de Calabazas, el P. Galo que se fue de misionero al África y nunca se volvió a saber más de él o don Priscilo cuñado suyo nombrado por oposición canónigo magistral de la catedral de Burgo de Osma. Tanto los Parra como los Galindo tenían fama de beatos y no existen dudas de que esta veta tan clerical y bíblica les venía de su ascendencia.
Aquel rincón extremo de la provincia segoviana había sido repoblada por moros y judíos y se produjo el milagro de que Alá, Moisés conviviesen en plena armonía practicando usos y costumbres ancestrales, ritos, intercambiables, diciendo ojalá cuando les acuciaba un deseo de que algo ocurriese, o pronunciando el nombre de Jesús al estornudar al besar el pan cuando la hogaza se caía de la mesa
EL CORBACHO
Antonio Parra
Si Marina non te place, Catalina, pues sí, face. Para leer a Alfonso Martínez de Toledo, el arcipreste de Talavera que lo mismo que el otro, el de Hita, era un pinta y de mujeres sabía lo bastante, conocimientos que, por lo que parece, no aprendió necesariamente en el confesionario, hay que estar bien dotado y con la libido en su sitio. Ser joven, gallaspero y algo marchoso como corresponde a aquellos monjes giróvagos y clérigos bigardos itinerantes por las aldeas de la cristiandad y aleluya aleluya cada uno con la suya que sabe más el necio en su casa que en la del cuerdo. La lectura de sus páginas me pone en guardia contra los insensatos que han intentado amargarnos la vida convirtiendo la religión católica en una cuestión de bragueta. En esta fe, profesada por los pecadores, no faltaron jamás los líos de faldas y de pantalones.
Ahora bien, nos proviene con el salmista de los peligros del amor humano –cárceles, torturas, estupros, violaciones, crímenes, celos, adulterios, allanamientos de morada, raptos, toda esa tristeza poscoital- pasajero y exhorta a gozar de las mieles del amor divino que es eterno. Vinagres y dulcedumbres. Con más renuncias pero con menos complicaciones. Con toda su moralina, pese a todo, nos previene el buen arcipreste de que en este campo no hay remedio.
Pues, litro y medio. Pero con frecuencia la botella pone peor las cosas. ¿Y cómo la Vd.? ¿Medio vacía o medio llena?
Según se mire. A mí lo que me interesa es la prosa. El párrafo cuadrado, la palabra exacta; lo demás, percata minuta, ya digo pero vivimos en una época en que, a pesar de todo lo dicho, nadie se baja libros de Internet. El mundanal ruido del porno y los discos. Evasión quiere la masa. Y se hacen mangas y capirotes con la belleza, la estética y todos esos conceptos antiguos. En los bloggers están apareciendo millones de escritores, asociaciones, contando, bien o mal, dexteramente o en zafiedad, sus locuras, sus experiencias. Por las planchas ha pasado la apisonadora. Y la imagen que se presenta es la de una humanidad en ebullición (parejas de recién casados que nos cuentan cuanto se aman, pensionistas de Pasadera que van a las Vegas y se retratan en tejanos y con sombreros en tejanos, y luego la otra cara de la moneda, la noticia que nunca traerá en sus titulares el NYT, la del soldado que acaba de perder las piernas en Bagdad y regresa a casa lisiado a una casa vacía, la Asociación de Veteranos le ayuda con los folletos de reclamación pues esta carne de cañón estadounidense no anda muy bien de letras, las cuatro reglas y vas que chutas, existe una hoja de reclamaciones y no lo saben, serán vagabundos carne de cañón y carne de taberna. Fue siempre así. A los mendigos de Castilla la Vieja en el XVI triste paga y retornar triste del soldado aunque sea de una guerra gloriosa y vencida en buena lid nadie les hacía caso y su futuro era la mendicidad. Hay que ser un pícaro o transformarse en bolchevique o en un cínico si no quieres que se te revienten las meninges.
Daca huevos, daca estopa, daca vino para estocada. ¿Y a ti quien te lo hizo? ¿Quién te pegó la puñalada? ¿Qué son esos lloros? Lloro mi desventura y estoy desarmado ante la vulgaridad y los equívocos del presente. ¿Quién vos firió en la cara? ¿Quién me vos mató? Pero oiga ¿no era Prosegur la empresa en la que trabajaba el Dioni el que se fugó con toda la pasta? Pues sí y míralos de pardo y míralas actuar tan jacarandosas. Guardia de seguridad que se cree el ombligo del mundo. Dale a un español un poquito de poder y tendremos a un tirano. Aquí lo importante es controlar al otro. Deudos somos de los inquisidores y la Prosegur vestido de pardo, el uniforme de los hitlerianos, me dan arcadas recordar, se me revuelven las tripas del estomago pues soy algo judío no faltaría más, camina lentamente por el corredor de la planta noble. La niña quiso ser policía nacional, suspendió para la Benemérita y acabó en securata. Se da aires y mucha importancia. Controla a la peña de funcionarios. Todos a sus pies. Disciplina inglesa. Dales caña. La Prosegur quiere ser la Santa Hermandad a la americana. Las mangas verdes sustituidas por una chaquetilla de paño. Canana y pistolón al cinto.
Hombre, hay que ser un poco más optimista.
La lectura es primorosa y refrescante y refleja la alegría de vivir de los siglos medios por medio que la obsesión primordial sea el sexo pero muy puesto en solfas moralizantes como reprobando los vicios y denostándolos pero en secreto practicando una inclinación inconfesable a las fuerzas de nuestra naturaleza genesica y genérica.
Y hablando de géneros y de violencia genérica o domestica eso y no hay más que darse una vuelta por las primorosas prosas del Corbacho, que es el libro que en las letras castellanas más recuerda al Decamerón de Juan Bocacho, este canónigo de Toledo que nadie sabe por qué se fue a vivir a Cataluña y formó parte del cabildo de Tortossa nos cuenta la historia de la bella Argentaria una buena moza de Barcelona que para no ser descubierta por su marido con su amante ahogó a su hijo con una de las cintas de su pelo. Aunque a la inversa el mismo suceso acaba de ocurrir en Alcalá donde un cubano se llevó por delante a la mujer con la cual cohabitaba y a un niño de once años que les espiaba.
Viejo y cruel como el mundo es esta guerra de sexos pero siguiendo con la historia de la Argentaria en el tormento ésta confesó el amor que sentía hacia aquel hombre, el aborrecimiento por su legítimo declarando que volvería a matar una y mil veces al fruto de sus entrañas que le había arrebatado lo que más quería.
El caso hizo época y fue tema de novelas de caballerías y de romances pero el arcipreste que fue testigo presencial del ajusticiamiento de la pobre mujer en el rollo de Barcelona aclara que él vio con sus propios ojos cómo la Argentaria fue violada después de muerta por el verdugo que la ejecutó. El sayón luego se echó con ella.
El texto es una joya para apreciar la belleza del castellano y de las relaciones que tuvo con el catalán el valenciano y el primitivo balear. También es todo él un canto al desengaño amoroso y por ende algo misógino. Retrata al amor desde el espejo de la muerte. Eros y Tanatos suelen ir de la mano pero un derroche de poderes descriptivos de la catolicidad bajo los papas de Aviñón y la gran impronta aragonesa. Y un torrente de adjetivos. Donosura medieval. Excelente fabla. Palabra bogal. Excelente alternativa.
ALEJANDRO ARNOUX CABARET
Mnuel Azaña tradujo esta obra y se muestra como eximio escritor supo sacarle las vueltas al castellano extrayendo estampas de la primera guerra mundial de una elegante prosa de este escritor francés. Arnouz pasó por humorista pero era un lliterato vivencial parisino cien por cien. El cabaret aparece como un local cuadra cargado de botellas, duelas y toneles, mucho humo de tabaco y gente que va a pasar el rato para olvidar los rigores de la guerra. Se monologa, se charla, se rumian los pensamientos. Soldados campesinos que se enfurecen al ver cómo la artillería destroza los trigales. “Somos de la Beuce” culos de tierra. Desde las alambradas de enfrente tiraban los boches. La narración a saltos parece disparatada pero es congruente al mostrar las incongruencias de aquella hecatombre en Arras, en la Marne, el Somme, Verdun, en Flandes. En los hospitales de sangre a los heridos nos trataban a cuerpo de rey dos vasos de aguardiente como el Papa. En Europa se organizó la gran carnicería. “Lo principal para la guerra es la moral y la moral no se fabrica en los periódicos con tinta de imprenta y discursos patrióticos: hacen falta artillería y cocina”… no es lo esencial tener razón en la guerra lo que hay que tener es suerte… los artilleros antes de entrar al cabaret mearán en la tapia de la iglesia mientras canta el cura, son gentes pesadas que se enredan con el peso de sus espuelas y recuerdan siempre a las ruedas de sus armones. La guerra es una borrachera. Se bebe el champán del absurdo… soy recto como un junco, franco como el oro, no quiero nada con los jesuitas. La artillería y la infantería en el cabaret se lían a mamporros por cuestiones de honrilla mientras pellizcan a las mozas y les dan palmadas en el trasero
VII CENTENARIO DEL PATRÓN DE LOS ARCHIVEROS SAN ALBERTO MAGNO
Antonio Parra
Pasado san Eugenio, el
visigodo francés que ganó la Silla de Toledo, las bellotas en el barreño, dice
el refrán. Hermoso tiempo de granazón y de días tibios, el campo es un sedante
a los ojos, y los paisajes de España parecen de terciopelo. Poco se compadece
esto con el vértigo, el desasosiego, las trifulcas que estamos viviendo.
Peregriné a Soria por promesa y por agradecimiento - de esta hégira Deo volente
les hablaré otro día ya que aquel baguda vasco hispanorromano que renunció al
matrimonio con la hija del rey Godo y se fue al desierto de la Peñalba para
mirarse en Dios y acaso encontrarse a sí mismo en los soledosos pedregales de
la alta paramera, me parece de gran interés- pero se acaba pasar la fecha del
tránsito, coincidente en la epacta mozárabe con el del glorioso arzobispo de
Toledo, de Alberto Magno que murió un 15 de noviembre de 1280; nació en 1206.
Su perfil obedece a esa
Iglesia pregrinans in terra que guarda poco lado con esa otra Iglesia de
la política, la de las mitras y los báculos, la de los obispillos blincas,
rencorosos imbuidos de la satánica soberbia, y no digo nombres, la de los curas
trabucaires que otra vez se han tirado al monte, pistola al cinto y defienden a
un ejército de liberación nacional-entre paréntesis- que asesina por la espalda
que se lleva cargados a más de mil españoles inocentes. Todo eso es apariencia,
aspecto, accidente, coyuntura. Y yo voy por las sustancias y las esencias.
El tiempo de Dios y el tiempo de la Iglesia no
coincide con nuestros cómputos seculares. Yo hablo de esa otra Iglesia
esotérica que se nutre del rescate y del milagro de la sangre de la redención.
Conductora del pueblo y espolique de la sabiduría. A esa es la que pertenece
este alemán, lumbrera del siglo XIII. Después otro coterráneo suyo Parecelso le
daría la razón diciendo que hay que estudiar la Escritura y henchir el corazón
de las tres virtudes teologales que son la fe, la esperanza y la caridad, pero
actuar como si Dios no existiera estudiando la naturaleza donde late el
pensamiento divino y se palpa la economía de la salvación- los planes de
Criador para el mundo por Él criado en perpetuo movimiento, desarrollo y
cambio, claro que permite el
entendimiento de las causas y los efectos. Un gigante en definitivo era Alberto
Magno o Alberto el Mago porque en su afán por el estudio no le hizo ascos
incluso a la práctica de las ciencias ocultas.
Según refieren sus biógrafos llegó a inventar
una cabeza parlante, un robot (parece ser que esta iniciación en la matemática
aplicada le vino a través de los templarios que fueron los precursores del
ordenador y de la televisión y mirando a las estrellas muchos de sus freires
conocieron los secretos de la telepatía y la telekinesia; me estoy refiriendo
al famoso baffomet que funcionaba mediante impulsos binarios, esto es en
bytes como un PC como éste en el cual les estoy escribiendo).
Sin embargo este “monstruo”
asustó de tal manera a su discípulo santo Tomás de Aquino que lo destruyó a
martillazos. Parece ser que el napolitano aunque le llamaran el Doctor Angélico
luego de angelical tenía muy poco. Corrió por los tránsitos de su convento a
una bella jarifa - a las mujeres no sé por qué siempre les han gustado los
frailes y sobre todo si eran jóvenes y apolíneos como Tomás de Aquino en su
juventud, luego engordó pesaba más que yo 125 kilos y tenían que sacarle en una
silla al sol, murió de gordo a los cuarenta y tantos antes que su maestro, por
una apoplejía- con un tizón encendido al grito de vade retro, la moza desnuda
como la madre que la parió y el pobre novicio lleno de ira meneando sus
capisayos y manteos en pos. Tea a la tentación. Iskra.
San Alberto es patrón de los archivos porque
creía que el conocimiento se almacena y de los legajos, mamotretos, tumbos, se
desprende después la conclusión del progreso y de los avances técnicos. Su obra
gigantesca (escribía cinco folios al día) y tendría luego en España un imitador el P. Torquemada alias el Tostado.
Nada daba por supuesto ni de contado. Su credo de comportamiento era el estudio
y la compulsión de todo lo que sorprende al ser humano en su paso por la
tierra. A sus Summa de criaturas agregó el Comentario a las
sentencias y el de las Exégesis. En números redondos más de cinco mil
páginas. Criticó a los escolásticos reduccionistas y retóricos y su lema era:
“terminaremos todos hablando de las cosas de Dios”basándose en el dictamen
paulino de que “ninguna cosa humana me ha de ser ajena”, lo que a algunos de
sus contemporáneos escandalizó bajo sospecha de herejía y de panteísmo.
Incluso estableció un laboratorio en su
convento donde tenía una alquitara y un taller mecánico. Mucho de aguantarle el
prior que temía por la seguridad de ña casa y al que aquellos cachivaches le
daban miedo. Murmuraban sus hermanos de hábito porque parece ser que en
aquellos tiempos fray Adalberto de Lauiengen era una especie de profesor
chiflado, pero adelante el inventor.
Los mantistas de la Sorbona
no querían creerlo. Su conocimiento del griego y del hebreo le permitió
estudiar a Tolomeo, las Categorías de Aristóteles y las Etimologías de San
Isidoro. Tenía una biblioteca enorme y su archivo era un digesto de incunables
adquiridos a precio de oro en los monasterios medievales sobre todo los de los
griegos y, tomado el hábito de los frailes mendicantes de Santo Domingo, enseñó
Mechanica en Colonia, Teodicea en Friburgo y el Trivium y el Quadrivium en
Paris. Los datos ciertos sobre su vida los encontramos en el “Cronicón de Helsford” y de la “Leyenda”
que lo describe como un fraile piadoso al que sus condiscípulos y maestros
conocían con el nombre del filósofo. No conoció a san Bernardo de Claraval que
murió muchos años de que él naciera a orillas del Danubio pero toda su
religiosidad parece imbuida del pensamiento templario- cisterciense y del
espíritu de Cruzada pero con su amor al estudio y a la praxis piensa que la
conquista de Jerusalén ha de ser más que física espiritual. De ahí su
esoterismo y su admiración por la gnosis de los monjes del Temple que sabían
mucho de Astronomía y Astrología, de Medicina y de los misterios de la
naturaleza humana tras su paso por el Oriente. Vivió tiempo glorioso cuando se
construyen las grandes catedrales francesas y las ordenes militares expanden su
dominio por el Mediterráneo y por España. Cuenca, Segovia, Ponferrada y otros
baluartes templarios fueron construidos por monjes franceses que seguramente
escucharon las lecciones de Alberto Magno desde su cátedra en la Sorbona. El
triunfo del gótico, la teología y el descubrimiento de una serie de axiomas
soteriológicos que se han perdido y went in hiding como dicen los
ingleses, fueron sumidos por el vértigo de los tiempos pero que algún día
volverán a la superficie.
En este siglo de oro del cristianismo Cristo
era un gran músico y un arquitecto. También era el Christus Medicus que
preconiza la alquimia. Era el espíritu de los tiempos de entusiasmo y de pasión
por el conocimiento que en la Iglesia actual parece brillar por su ausencia con
todos esos clérigos acoquinados o la defensiva. El nivel intelectual de los
ordenados in sacris ha caído en picado y ellos tienen un poco la culpa de que
las feligresías mengüen en las misas de doce que en estas solo haya viejos
porque con sus sermones y feligresías que parecen pronunciados por
extraterrestres aburren a las mismas ovejas.
Si esto sigue así muchas parroquias no
tardando mucho tendrán que echar el cierre por falta de quórum. O facciosos del
gran contubernio como ese Setién. Menos mal que ellos forman parte de la
hojarasca. Lo de fuera. El don de sabiduría, de la curación, del milagro y la
esperanza de lumbreras místicas como Teresa de Lisieux, mi abogada quien por
cierto me acaba de hacer otra de sus “faenas” maravillosas echandome una manita
- bendita sea- se esconde en la pulpa interior. Es en Iglesia en la que creo y
confío, depositaria de la fe, el tesón y a veces la cólera que me impulsa a
escribir.
Hoy si volviera el P. Isla se forraría con una
nueva versión del fray Gerundio de Campazas aplicada a los curas post conciliares.
Esto tiene que cambiar. Que ordenen a presbíteros que aunque sean hombres
casados poseen un cociente intelectual de sabiduría y de amor a la Iglesia
mayor que todos estos destripaterrones con sotana funcionarios o que hacen
encajes de bolillos con discursos incendiarios desde la Cope. El compromiso con
Xto. exige mucho más de lo que ellos están dando. Quieren estar al santo y a la
limosna y el Señor nos lo dijo bien clarito: no se puede servir a dos amos.
En el centenario de San Alberto Magno el hombre de ciencia y
el archivo viviente les exhorto e invito a seguir su ejemplo. Ha pasado este centenario desapercibido en la propia
Iglesia. También hay santos a los que parece ser que las fuerzas Oscuras
quieren descabalgar o bajar de la hornacina según y como, lo que no merma un
ápice la magnitud de este bávaro como el actual sucesor de San Pedro del que se
dijo en su epitafio: “cunctis luxisti, scriptis praeclarus fuisti, mundo
luxisti, quia totum praeclarus fuisti”(a todos iluminaste, fuiste preclaro en
tus escritos, aun muriendo a las cosas del mundo porque todo lo que es
cognoscible supiste). Era un archivo viviente, padre de la poligrafía. Muchos
siglos más tarde el gran archivero norteamericano Dewit se inspiró seguramente
en sus obras para establecer el CDU (Código Decimal Unificado) de 1895 que es
la base de la moderna archivística. Bien es verdad que el conocimiento que
proclama es un conocimiento cerrado y no abierto pero los que acusan a la SRI
de oscurantista ¿no se están guardando ellos también cartas bajo la manda
basados en el aforismo de que saber es poder y hoy más que nunca? pero de todo
eso les hablaré otro día mientras me pongo debajo de esta lumbrera espiritual
encendida por San Alberto hace siete centurias. Por hoy ahí queda eso.
19 de noviembre de 2006