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lunes, 6 de mayo de 2024

 

UNA EXPLICACIÓN A LA PASCUA CRISTIANA Y SUS CONEXIONES CON LA DIVINIDAD ANTIGUA

 





















ANASTASIME



Por antonio parra-galindo

 

Llega la pascua llega la flor y la naturaleza se pierde en cantos de dichas y flores, trinan de madrugada los ruiseñores y han vuelto las golondrinas.  Anastasime era la palabra griega con que se designaba en el viejo cristianismo la resurrección por una mala interpretación del vocablo que aprendo de mis lecturas teológicas que en realidad en oriente era “straurosime” que en Rusia da strajom miedo y stradania o semana de pasión.

 La voz de Internet proyecta los cantos del oficio divino en el que un diacono con voz espesa y como salido de las mismas cajas de los vientos recita las letanías de la pasión y reza por todos (por los caminantes, por los que navegan, por los que se esfuerzan ante el arado o ante el volante, por las mujeres publicas, por las madres, por los santos y por los pecadores por los gobernantes y gobernados por los que sufran y por los que gozan para todos ellos la gracia y el don) y el hesicasmos hace que el mantra repetitivo, auténtica llamada de los siglos, nos  haga  olvidarnos de las miserias presentes (el arte y la religión son para eso)

 Pero una religión sin carisma y sin música a palo seco no es más que un santo triste o un triste santo. Para entrar en el paraíso uno ha de dejar entre renglones a sí mismo y perderse en los arrabales de la melodía que es oración.

 Luego otro diacono de más delgada voz invoca a la Virgen María “bogoroditsa Dieva Maria” la doncella llena de gracia o entona la epístola y al poco el templo con la voz de los coros en peso irrumpe con la gran plegaria del Otse Nash (padre nuestro que estás) y el eco es como un cañonazo en las bóvedas del Sabaoth, siento una calma beatifica dentro de mi corazón, una reconciliación con el mundo y con lo que ha sido mi vida, me afligen mis pecados y el viejo diacono que aun perdura en mi prorrumpe en el aleluya magnifico del Akathistos.

 Nos prosternamos ante la Madre de los Tristes la Señora del consuelo.  Lloran alegres los iconos y las lamparillas del altar de la Virgen parecen sometidas a un huracán de gracia que se mece igual que los trigales en la brisa de la tarde con la llegada del Espíritu.  Spiritus ubi vult spirat.  Y esta soplando por los bits y por los bytes de la Red.  Gracias a ese judío profético las alabanzas a Cristo se esparcen por todos los cuadrantes por el milagro de la cibernética.  Gates lo veo y no hago sino pensar en José de Arimatea.

 Él es el fautor de este Pentecostés que vivimos más allá de las gordas bibliocastas que nos incriminan e insultan y diciendo que no sabemos escribir. ¡Ay esos foros de Dios cuanta tristeza!

 Enchúfate a la red, muchacha, y verás pasar el viento que sopla.

No te quedes en tu poltrona de misa de doce.  Y más allá de las procacidades que han hecho de este soporte un vehículo de contactos.  Lo sexual es  parte de nuestro barro. 

Anastiseme.  Anastasía.  Anastasis.  Resurrección pero todos unos y otros decimos Pascua que es una palabra judía es la Fase de los escriturita.  Phasis.  Tránsito.  Está pasando el Señor.  Es lo que significa pascua de las flores. Y pasa veloz cual la vida misma.

  Lo que procurará muy pronto nuestra analepsia o fortalecimiento de nuestras pobres fuerzas.  Cristo es un reconstituido para los creyentes y para los ateos para los que analizan y lo interpretan. Dejad que se desahoguen los ateístas.  Muchacha enchúfate a la red.  Está pasando el Señor.  Pass over.  Es si se quiere una anábasis o movimiento de crecimiento interior.  Y todo esto tiene que ver con un personaje importante en la mitología griega que acoplan o adaptan a su manera los cristianos más o menos crédulos pero no hemos surgido por generación espontánea y el movimiento cristiano surgido en Israel ciertamente pero de un judío helenista  de la tribu de David que se rodeó de griegos y era el griego el idioma que se habló durante la pasión.  Griego y en arameo.

 Porque los soldados romanos no hablaban latín por mucho que os sorprenda. 

Así que venimos todos un poco de Grecia y de Platón y de Venus Anadiomena que es precisamente la imagen que proyecto aquí y que es otro sinónimo de resurrección y de vida.  La vida saltó a la ribera cuando una hermosa hembra cruzó la línea que separa el agua y la arena en una playa de Chipre.  La mujer que fue un parto de las olas.  Anadiomena olímpico.  El triunfo de la fuerza y la potencia engendradora.

  Claro que a estas alturas muchos los pobres adolecen de la anafrodisia y tienen que acudir a las famosas pastillas azules que son del mismo color de Venus y es que los pobres abusaron de su pertenencia.  Baco o Dionisio el dios de la catarsis la divinidad de la engañifa eufórica les llevó por malos pasos y ahora no pueden honrar a Venus.  Ya adoraron lo suyo a Dionisio los muy lechuzos y borrachuzos y Anadiomena no perdona.

 Es una divinidad cruel que festejaban los griegos en aquellas fiestas anakeyas y luego en las saturnales los romanos, esto es la catarsis, la mudanza interior.  Somos una mixtión del ágape o amor griego y de superstición pagana y de prejuicios a causa de los malos hábitos adquiridos pero los dioses perdonan, estan lejanos repantigados en sus anacrisias o lechos conyugales del olimpo tumbados a la bartola en lo alto de la cumbre. 

Sale el sol de Cristo Zeus el verdadero salvador de la humanidad y como dijo San Pablo otro gran fustigador de mitologías y combate a Platón  y los pedisecuos del vicio a veces nefando pues los atenienses pensaban que las mujeres no tenían alma y de los suyos que no sabían ni siquiera que hubiera Espíritu Santo. Abandonemos la carcasa del hombre viejo y ciñámonos de la vestidura blanca del sol de Cristo.  Amanezca pues.

 

LITURGIA PATRIARCAL




































 

sábado, 27 de abril de 2024

 

EL ADELANTADO DE SEGOVIA EN SUS PÁGINAS APRENDÍ A LEER SOÑABA CON SER POETA

 

EL ADELANTADO DE SEGOVIA.

El Adelantado” ha salido “El Adelantado” lo voceaba por la calle Real con bronca y acatarrada voz un señor con boina que tenía cara de buena persona seria y fría y acento de segoviano cuando entrábamos en el Portalón a comprar pipas o un cucurucho de castañas pilongas a la seña Isabel viuda de guerra que a su marido Zoilo cabo pieza artillero se lo mataron los republicanos en el Alto León durante la primera embestida los primeros días de guerra y estaba echando la pobre los papeles para poner un estanco que no se lo pusieron nunca, y pendientes de aljófar-no se los quitaba nunca y era una nota saliente de coquetería femenil en medio de aquellos lutos y aquel dolor de la posguerra que no fue tan triste como algunos dicen sino algo más cachonda y fraternal de lo que determinados mendas suponen pues los españoles por aquel entonces éramos pobres pero honraos y lo pasaopasao que teníamos que tirar palante- cuando no a la Tía Concha que subía y bajaba calle arriba calle abajo con su bandeja atada al cuello con un cinturón de cuero regalo seguramente de alguno soldado compasivo. La Concha vendía el pirulí de la Habana algo de regaliz de palo juanolas para la tos y a veces otras muchas cosas.

La Concha otra pobre era hermana de la Felisa muy guapetona ella y que según dicen y casi lo puedo certificar como testigo de vista no como usuario que uno era un niño por aquel entonces a juzgar por las largas colas de hombres que aguardaban turno ante su puerta de su chiscón ubicado en la Casa la Troya donde nací yo a todas horas había ejercido el oficio más viejo del mundo en la Corte y hasta dicen que fue querida de don Inda don Indalecio Prieto quiero decir y era de ideas.

No la fusilaron de milagro pero la emplumaron y la cortaron el pelo no por puta sino por roja. La Concha pregonaba por las ferias de san Juan o en la tablada que llamen Dehesa del Rey Enrique IV mal llamado el impotente, donde se preparaba el ferial detrás de la estación y mismo al lado el cuartel de la GC el pirulí de la Habana a perra gorda a perra chica caramelos de limón y menta que el que no los come revienta (era la caramelera un prodigio de la publicidad  por el sistema del boca a boca) y a real la media docena.

 Cuando la romería de San Marcos por abril o pasado verano en las fiestas de la catorcena se escuchaba la voz aguardentosa de la Concha dale que dale anunciando a real su mercancía:

-         A ral…. A ral…ral… el pirulí de La Habana para el nene y la nena.  Fresa. Limón y menta el que no los toma revienta

Antes de salir a vender le gustaba su copa de anís o su copita de ojén y salía a despedirla su hermana la Feli en negligé.

 Las dos eran altas y la Felisa lo que se dice una mujerona con aquellos tupés apelmazados sobre las sienes y su cara de mirar antiguo depiladas las cejas que se parecía un poco a la gitana de Romero de Torres el pintor que pintó a la mujer murena la de los billetes de cien pesetas.

 Un domingo por la tarde que había un bautizo porque habían bautizado a un chico que tuvieron la Serafina (pobre serafina que alma más buena, recogió a la Feli desahuciada por la sífilis y se la llevó a morir a su casa) la de la tía Carnerita y su marido el Iglesias, un socialista histórico que acababa de salir del penal de Cuellar y era un rapsoda de profesión que recitaba “El Pillayo” de Gabriel y Galán mejor que nadie, estábamos a la puerta de San Valentín una cuadrilla de chaveas esperando el arrobo y que se estirase el padrino que si no le espetábamos al bueno del padrino aquello de arrobo cagao que a mí no me han dao si cojo al chiquillo le tiro al tejao, pues se presentaron la Concha y su hermana.

 La Feli tan cariñosa como siempre me estampó un par de besos en los carrillos que olían a aguardiente o a vino peleón que tiraba pa atrás pues en la Casa de la Troya esto es en San Valentín numero 4 yo era una personalidad porque mi padre el hombre en aquellos años del hambre nunca volvía a casa del cuartel de vacío.

Venía con él el machaca con un saco chuscos de las sobras de mayorías un fardel de judías o de patatas el rancho mismamente o los desperdicios de las perolas que le regalaban los rancheros y los repartía entre los inquilinos de la corrala.

Todos eran pobres y pertenecían al bando de los perdedores. Sólo había tres familias que habían hecho la guerra con Franco: las dos solteronas del tercero Maruja y Carmen que iban a misa todas las mañanas a la catedral y eran muy amigas del precentor o maestro de capilla don José del Moral una de ellas enfermera de Falange. El cabo de la guardia civil al que llamábamos el señor Juan y del que hablaré después pues al retiro se colocó como portero vigilante en nuestro seminario y allí le veíamos muchas tardes con su gesto adusto entretenido con la lectura del Adelantado de Segovia que se leía hasta los anuncios.  Le interesaban en particular las esquelas.

Era un hombrón. Infundía un poco de respeto cuando le veíamos abandonar el domicilio y estaba de servicio con el tricornio las cartucheras los correajes y el máuser que debía de pesar sus quince kilos. Él se lo echaba al hombro como si nada. A la espalda un zurrón y escarcela impresionante.

Iban de correría y a la puerta de San Valentín le aguardaba el otro número de la pareja un guardia menudito un jijas pequeño renegrido pero con un gran bigote cuyo nombre era Venancio. Se cuadraba ante su superior.

-Sin novedad mi cabo.

 -Pues andando que es gerundio- entonces decía el señor Juan

 Y los dos que parecían la l y la i se perdían calle arriba y desparecían al trasponer la arcada umbría de la puerta del socorro que tenía una repisa con un arcángel flamígero desenvainando la espada y al otro lado un altar con una virgen románica y su galería. Llevábamos una vida militarizada.

 Siempre me impresionó el cabo tan  serio y cara de pocos amigos. Sonaban sus pisadas en la escalera y todo el tillado se resentía. Era un hombrón y mucho más con el chopo a las costillas. No solía dar los buenos días pero una excelente persona y, jubilado, le recuerdo leyendo el Adelantado en su garita de la portería del seminario.

El mal humor y la esquivez de su carácter eran fruto de la enfermedad que tenía. Padecía una próstata muy maligna que le llevó a la tumba. Creo que era un noble hijo del duque de Ahumada. Sirvió a la Benemérita cuarenta años y a la Iglesia los últimos siete de su existencia. Una vida de servicio aunque fuese un civilón a la antigua uno de aquellos mangas verdes que nos hacían poner pies en polvorosa cuando asomaban la gaita y el perfil inconfundible de la pareja avanzaba por los caminos. Guardia civil caminera te llevará codo con codo, Lorca dixit.

 El otro vecino de derechas de aquella corrala era mi padre Silvino que gloria esté. Era  el que traía el rancho del cuartel. Los chuscos les sabían a gloria por ejemplo a la familia de la señora Antonia la catalana viuda de otro fusilado por los franquistas. Vinieron a Segovia  desde Lérida después de un bombardeo con lo puesto y yo prácticamente me crié en aquella casa y crecí escuchando hablar catalán una lengua entrañable para mí pues fueron las palabras primeras que escuché en mi infancia cuando hablaba aquella familia que compartían derecho a cocina con Serafina la hija de la Carnerita casado con el Iglesias del que ya hablé y hermana de Claudio el chato que era el portero de la Gimnástica Segoviana y cuando jugaba en el Peñascal a mí me dejaba pasar de balde a ver el fútbol por ser hijo del sargento Parra.

Claudio cuando estaba en la puerta me colaba y así me colé a ver muchísimos encuentros de tercera división de la Gimnástica de gorra.

Claudio tenía una hermana la Carmen a la que hizo un chico un italiano cuando los balillas de Mussolini estuvieron de asiento en Segovia durante la guerra, -tener un hijo de soltera en aquellos tiempos era una cosa bastante peliaguda por aquello del que dirán y las habladurías- el Antoñito que sería muy amigo mío pues en la infancia no entiende uno de tales prejuicios y los dos salíamos juntos a nidos por Tejadilla.

Me quisieron como a un hijo las de Lérida y yo bajaba a que me diese croquetas la señora Antonia que estaban más ricas  que las de mi madre y a sentarme en la cadira[1] que era más cómoda que las de casa.

Desde entonces siento una veneración y respeto por la lengua de Verdaguer y digo yo que qué tendrá que ver el habla con la política. Los hijos de la señora Antonia se llamaban Ramón el peluquero, Quico que tuvo un garaje de recauchutados en el Camino Nuevo, la Juani que me crió prácticamente y vendía helados mantecados en el Columba por el verano y Agustina a la que llamábamos la Agus que era la que hablaba más en la jerga ilerdense de todo el grupo en un catalán elegante y señorial que a mi me sonaba a uvas y queso y las uvas con queso saben a besos.

En el tercero mirando para las cuevas del Pinarillo vivía la señora Segunda a la que siempre recordaré viejita y encorvada sobre el fregadero lavando cacharros y cerca del puchero de la cocina de carbón. Era tan pequeñita que no alcanzaba la taza del fregadero sino era subiéndose a un tuero. Tenía una cara muy bondadosa, siempre vestía de negro y un lobanillo al lado del labio inferior de la que salían unas cerdas algo así como una barba de tres pelos. O cuatro

 A un hijo se lo fusilaron cuando el Alzamiento. Pertenecía al partido comunista y le dieron mulé en el foso del Alcázar y a otro Gabriel porque era cojo e impedido que sino también le “pasean”.  Nunca se recuperaría de aquel golpe la señá Segunda.

La poliomielitis determinó que aquel hombre tan inteligente estuviera condenado a una silla de ruedas.

 Los del Frente de juventudes le fabricaron por mediación de don Tomás que era el jefe de abastos y que vivía en la casa de la esquina justo al lado de la muralla un coche silla y pedaleando con las manos se desplazaba todas las mañanas a la estación del norte a vender pipas caramelos y cromos.

 La bajada por la escalera del querido Gabriel era tan sonora aunque mucho (plon, plon peldaño va peldaño viene y además el resuello de su penoso respirar) más trabajosa que el del cabo de la Benemérita.

Quico el catalán  le agenció unas rodilleras con neumáticos de camión y unas chanclas para las manos y a rastras se deslizaba desde el tercero hasta el cochecito que le aguardaba a pie de calle.

Era todo un experto en el manejo de su vehículo y los amigos le llamaban el rey de la montaña por la celeridad con que subía las cuestas manoteando sobre los pedales y en una ocasión pues era muy decidido se propuso hacer el viaje hasta Madrid pero al llegar al Portachuelo antes de San Rafael pinchó una rueda y tuvo que traerlo a casa la Guardia Civil precisamente el señor Juan que por aquellos días estaba de servicio por aquellos pagos unos dicen que tras la pista de unos quinquis que robaban gallinas por la Losa y otros que a cazar gamusinos.

Fue una noticia muy comentada en la localidad y salió su foto en el Adelantado pues la hazaña del cojo tuvo mucho mérito. A Gabriel se le quería mucho y todos conocían por lo que le había sucedido que Franco no era santo de su devoción. Sin embargo él y mi padre se hicieron muy amigos y a veces discutían –sin reñir- de política.

Cuando nos mudamos de casa a las casitas militares del Puente de Valdevilla mi padre me mandaba bajar a comprar el Adelantado por toda la pista que no sé si el periódico valía un real como los pirulís de la Concha pero a mí – jo papá no tengo ganas- se me hacía muy larga la caminata hasta el quiosco del Tío Braguetita que estaba junto del Regimiento pero yo no hacía gratis el mandado.

 Recababa de mi progenitor una perra chica esto es cinco céntimos. Nuestro periódico era muy conservador y de derechas o más bien de tono objetivo e imparcial por lo que resultaría inconcebible que el señor que lo voceaba en el Portalón cerca de la Casa de los Picos muchas tardes pudiera aportar a los titulares algo de su cosecha como ocurrió en cierta ocasión en León con Genarín- Jesús la que se preparó- y pregonaba el diario Proa de la prensa del Movimiento.

Una tarde en que había pimplado más de la cuenta y no se le acercaban clientes le puso titulares sensacionalistas al rotativo él mismo y se inventó la noticia:

-Proa…Proa… ha salido Proa… últimas noticias. El Papa Su Santidad Pío XII cuelga los hábitos, y se fuga del Vaticano con la Hilda… Proa. Ha salido Proa. La pareja se va Honolulu de viaje de novios.

La gente se arremolinó en torno al pregonero que despachó su mercancía en un suspiro. Se produjo un alboroto, casi una conmoción social ante la indignación de las gentes bienpensantes que no había sabido percibir una broma de borracho y a Genarín se lo llevaron a la trena los guindillas.

Pero eso solo podía pasar en León tierra de cazurros, en Segovia jamás.

Allí éramos un poco más señoritos circunspectos y delicados. Pobre Genarín esa es otra historia. Todo el mundo conoce su triste final. Lo arroyó un camión de la basura mientras exoneraba el vientre y la vejiga cerca de la muralla romana una noche de viernes santo.

En Segovia había otros singulares personajes como Mariano Conejo el hospiciano que tenía una voz poderosa e iba por las casas a pedir con su traje marrón de los presos y espiaba a las mujeres mientras fregaban la escalera. O Fernandito que una vez se disfrazó de fantasma en la Alameda e iba asustando con una sabana a las parejas. Uh…uh...uh. El Fernandito era un aprendiz de lo que ahora se llama violencia sexual, un violador en potencia, vamos, pero la gente se lo tomaba a chacoteo.

El mismo Tío Braguetita era otra personalidad local. Había estado en Rusia con la División Azul. Regresó del frente del Este con un pie congelado. Le dieron un quiosco pero se emborrachaba con frecuencia y cuando estaba beodo iban los chicos a cantarle:

         -Tío Braguetita… tío Braguetita.

         -Si voy ahí chiquitos os meto un brazo por una manga.

Hacía un amago de salir de su tendejón y los malvados chavales  que le arredraban emprendían una carrera sin parar hasta los jardincillos de Santa Eulalia donde crecía y crece un centenario y señorial almez todo un orgullo de la botánica segoviana. Vuelta y otra vez:

         -Tío Braguetita…. Tio Braguetita.

Pero aquel veterano de una de las guerras más cruentas que ha tenido la humanidad era inofensivo incapaz de matar una mosca. Hay que decir que no cumplió la promesa de maternos un brazo por una manga.

Algunos de sus camaradas ex combatientes se acercaban a visitarle entre ellos el teniente Ricardo que era nuestro vecino un artillero alto y cenceño que debajo de la guerrera siempre llevaba camisa azul y bajaba a comprarle el Arriba y hablaban de los viejos tiempos y de las fatigas del frente de Novgorod y de Leningrado.

El quiosquero que se llamaban Crescencio departía en largas parrafadas con el teniente Ricardo y con el brigada De la Paz también divisionario, aunque todos le conocieran por el apodo de la dichosa bragueta y eso porque la gente que se fija en todo observó  un día que tenía que orinar con frecuencia y tenía un perico dentro de su garita para hacer pis que debía de padecer poliuria o incontinencia de orina y olía por allí a meaos que tú no veas y por el verano todas las moscas del barrio venían a posarse en su bragueta con ronchones sospechosos lo que era recelo de diabetes pero el tío Braguetita no murió del azúcar ni del tenesmo.

Se le cantó el gorigori por otras causas. Una borrachera de anís. La cogió temblona y se lo llevó por delante.

 Sereno era una delicia de paisano. Nos decía algunas palabras en ruso y a mí me enseñó el paternóster en ese idioma…. Otse nash

 La estepa había cambiado su percepción del mundo y decía que el pueblo ruso aunque se les motejara de comunistas y de rojos perdidos eran buena gente. Él mismo ostentaba un icono de la virgen María que le regaló una baba (vieja) o una panienka (moza en polaco) cuando pasó por Grodno que en este momento no me acuerdo a punto fijo.

 De lo que sí me acuerdo es de la bondad de aquel rostro cansado y vencido por los sinsabores de la vida pero que no perdía jamás la paciencia y la serenidad. Nunca nos dijo chico si voy ahí os capo que eso si que hubiera sido más morrocotudo y es con lo que nos amenazaba, por ejemplo, el tío Juvenal el tendero de Castrobocos que tenía peores pulgas.

Don Crescencio sólo se atrevía a sentarnos las costuras de manera más leve: meterle a uno un brazo por una manga no debía de ser gran cosa.

Su entierro se recodará en los anales de la ciudad como uno de los más multitudinarios. Vinieron coroneles y generales entre ellos Muñoz Grande y el general Infantes mandó un telegrama de pésame.

En el Arriba el periódico que llevaba siempre el teniente Ricardo bajo el brazo y era uno de los mejores periódicos que se publicaban en España por las firmas que en él aparecían desde Eugenio D´Ors hasta don Pío Baroja y el mismo Ortega- estamos hablando de una España no de revancha sino de reconciliación- yo me hinché a escribir crónicas desde Londres desde Nueva York así como en  los otros cuarenta y tantos restantes de la querida prensa del Movimiento.

 En el Adelantado hice mis primeros pinitos literarios y di a la estampa mis primeros versos como un romance al Eresma glosando a Gerardo Diego.” Río Eresma río Eresma que vas camino del Duero para estar contigo a solas esta tarde he bajado solo y triste. He bajado con el viento... etc”. Muy malos versos y casi una copia del romancero pero todavía traen un perfume de aquel ayer- años 62 al 64- y algunos números de entonces aun los conservo.

 Recuerdo la bondad con que el director Cano de Rueda aceptaba mis ripios. Pero eso de ver mi firma estampada en la página literaria de los jueves me hacía sentirme un tío importante, casi un Tolstoi. En este rotativo tabloide que tenía forma de sábana y muy pocas hojas probé yo ese veneno, esa comezón que deja en el alma el duende de las imprentas.

. Río Eresma, Río Eresma que vas camino del Duero… Adelantado de Segovia uno de los diarios más antiguos que se publican en España humilde y entrañable y sin demasiadas paginas. La voz de aquel señor con voz ronca que pregonaba el vespertino en el portalón atiza en mí recuerdos de la niñez

 

sábado, 27 de abril de 2024


viernes, 5 de abril de 2024

 

ANTÓN CHEJOV “HISTORIA DE MI VIDA” LEER A ANTÓN ME CALMA. MUCHOS ESTAMOS DE LOS NERVIOS POR CULPA DE LA BESTIA

Este autor ruso 1860-1904 en su novelita corta Historia de mi vida narra un poco su vida y en parte la mía y la de todo aquel que se precie buen escritor. Sus libros son como un toque de varas, un sacramento que imprime carácter. Ungidos por el óleo sagrado de su forma de narrar sencilla y sin estridencias ya nunca seremos capaces de extirpar de ese crisma que es carisma, aunque tratemos de borrarlo, de extirparlo. A los libros de Chejov acude en tiempos de tripulación o estoy nervioso como en las actuales circunstancias de la guerra fratricida ucraniana, tiempos de la gran apostasía. Entonces me sereno, vuelve a mí la quietud y la paz. Este gran genio de la literatura rusa y universal nos enseñó a ver el mundo bajo su óptica particular. Su prosa nos hace ser mejores, lamentar el triunfo de la indolencia, el alcoholismo, la estupidez, el desamor. Aquí se plantea dos cuestiones principales o más bien tres: la nobleza y la alcurnia contra la plebeyez, el dilema campo ciudad y el dilema trabajo manual trabajo intelectual. Sobre estos ámbitos planea el alma rusa con sus esperanzas y sus contradicciones. Todo ello sazonado con ciertas dosis de humorismo y cierta piedad. Hay otro contraste: Masha Victoriana amor carnal con la que se casa el protagonista para irse con otro y Ana Blagovo la dulcinea de sus pensamientos amor ideal representante de la belleza, el desinterés y la ternura. Ana Blagovo. Ah, yo la busqué por todos los países del mundo y la quise con todas mis fuerzas para aterrizar en una realidad más prosaica y letal. Ana Blagovo se escapó de mi existencia y me di de bruces con esa mujer fatal que es el destino de los grandes idealistas Masha Victoriana la carne contra el espíritu representado por esa mujer etérea la Dulcinea de nuestros pensamientos que acaso no existe. Antón Chejov nos enseñó a mirar la vida con sus cristales de aumento con los cuales nos hace reír, nos hace llorar y un día nos hizo soñar. Es bello vivir pero no tan fácil

 

viernes, 5 de abril de 2024

miércoles, 27 de marzo de 2024

 

El Seminario o el periodismo que perdura

25 de Marzo del 2024 - Agustín Hevia Ballina

Se acercan fechas importantes en la vida del Seminario. La fiesta del Glorioso San José adquiere connotaciones importantes en el ámbito del Seminario Metropolitano, con especiales repercusiones para la diócesis entera, que celebra, en la ocasión, el Día del Seminario. Es como una tradición viva en todas las diócesis hispanas, que lanzan las campanas al vuelo para recordar al fiel cristiano que las vivencias espirituales de ese día han de tener por meta su Seminario. Para la nuestra, todas las resonancias enfocan desde todas sus parroquias al Prau Picón, donde un grupo de seminaristas se preparan para incorporarse, después de su ordenación sacerdotal, al presbiterio diocesano y al de algunas diócesis hermanas de Hispanoamérica.

Cada año, como si se tratare de un voto o promesa, de grata imposición, intentamos dedicar algunas líneas periodísticas a las vivencias espirituales de nuestro Seminario. Reviso ahora mi primer contacto con los periódicos y me encuentro con que mi primer escrito de iniciación aparece publicado en la revista "El Seminario" y tuvo por presencia y cercanía al Seminario ovetense para hacer la crónica gratamente encomendada por el grupo de seminaristas participantes en un Campo Misión, en las parroquias del alto Ibias (Taladrid, Tormaleo, San Clemente y Alguerdo), bajo la dirección del cura D. Celestino Méndez Couso, donde muy eficazmente nos entrenábamos para ser curas rurales, como el de Bernanos. A partir de aquellas fechas, mucho he escrito sobre el tan querido Seminario de Oviedo y hoy vuelvo a coger la pluma -materialmente, así- para llevar a mis lectores a ese tema recurrente que es mi Seminario, al que dedico estas líneas de sencillez y de cariño inevitable a través de una faceta que quisiera contemplaras con cariño y simpatía.

Sumario: Forja de periodistas en el Seminario de Oviedo

Destacado: Se formaban los seminaristas en estudios favorecedores de las Humanidades, ampliados con el estudio de la Música, la Sagrada Escritura, los Santos Padres de la Iglesia y el Derecho Canónico, la Ética y la Moral, la Cosmología, la Psicología, la Lógica, la Crítica y la Historia de la Filosofía

Voy a hacer presente a ese Seminario del Prau Picón en una faceta muy entrañable, la del "periodismo en el Seminario". Obviamente, he de ser breve, aunque sea mucho lo que habría que decir y diré en "román paladino en que suele el pueblo llano fablar con su vecino". Tras esa pléyade de periodistas y nombres y cabeceras de periódico, que acabaron dejando huella en la formación seminarística.

Se formaban los seminaristas en estudios favorecedores de las Humanidades, ampliados con el estudio de la Música, la Sagrada Escritura, los Santos Padres de la Iglesia y el Derecho Canónico, la Ética y la Moral, la Cosmología, la Psicología, la Lógica, la Crítica y la Historia de la Filosofía, materias que contribuyeron al máximo a su orientación literaria, asimilando bien las lecciones sobre todo del inefable D. Florentino García Arrojo, y a su acercamiento a D. Maximiliano Arboleya, a través de las clases de D. Domingo Benavides.

De las hornadas de seminaristas de aquella etapa del Seminario de Oviedo colean por la historia del periodismo no pocos antiguos alumnos que formaron su espíritu en las aulas de aquella institución eclesiástica: podemos mencionar y traer a recuerdo a José Antonio Olivar, Faustino Fernández, Xavier de Montini, Ceferino de Blas y Julio Puente, ya en el otro umbral. Y de los de hoy, me es grato mencionar a Fernando Canellada y Juan Antonio Ardura, todos ellos, cual fruto de aquella semilla que, en su día ya lejano, plantara Arboleya en el Carbayón. Frente a un periodismo eclesiástico vital para la polémica y la lucha abierta, me quedo con ganas de estudiar la orientación de "Esta Hora" y la gerencia de la misma, después de aquellos tiempos gloriosos de su fundación por D. Víctor García de la Concha con colaboradores asiduos del mundo clerical formados en el Seminario de Oviedo: Espiña, Monchu Cuevas, Martínez Carrocera, José Emilio Díaz, servidor, Javier Gómez Cuesta, Montoto, Sangrador, José Manuel, el cura de Lada y José Ramón Castañón.

Las cabeceras de varios humildes periódicos quedan flotando como vivencias de muchos intentos de llevar noticias de interés para los formandos seminaristas: el "Telón", con pujos de sostener muralmente críticas no siempre gratas a la superioridad. "El Seminario", "Auras del Seminario", MÁS" (pretendía equipararse al "Incunable" de D. Lamberto de Echevarría en la Pontificia Salmantina), "Informe 30", impulsado por el rector Montoto, con auténtica garra periodística, a cuya sombra hacían los primeros pinitos Ceferino de Blas, con José María Martínez y otras prometedoras plumas, no siempre llegados a hacer carrera. En lo que respecta a la radio, destacaría al fundador de la COPE en Avilés, el excelente D. Dídimo.