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domingo, 22 de agosto de 2021

 

2021-08-22

maravillosa liturgia oficiada por el patriarca Cirilo con la ordenación de un seminarista de diacono. Me senti en esta tarde del 22 de agosto florar entre las alas del Querubín y Serafín






























































































jueves, 19 de agosto de 2021

 CATEDRAL DE TOLEDO. A MÁS RICA: DIVES TOLETANA

 

La catedral de Toledo sede primada es misteriosa y encaramo bosque de piedra en risco, fantasmagórica, que se alza sobre el cerro sueño del Greco. Se me apareció sobre el paisaje un día de mi adolescencia. Luego en los 60 se puso de moda entre los estudiantes los viajes a Toledo el cigarral donde escribía y trabajaba sin parar Gregorio Marañón. EL trapero del tiempo. 

Es un pecado mortal para un endocrinólogo la perdida del tiempo. A mí Toledo se me clavó en la mirada. Canté su garbo en algunos de mis poemas. Posee toda la grandeza y ese furor de los obispos guerreros que se calaban la celada prevenidos en frontera: Gil de Albornoz o el arzobispo Gelmirez el de las Navas.

A Gil de Albornoz le echaba en cara un papa de Aviñón cuando regresaba de Bolonia donde acababa de fundar el colegio de los españoles sus pasiones bélicas. Ni corto ni perezoso Su Eminencia mandó traer un carro lleno de cadenas y de cerrojos:

— Mirad, Santidad. Ese carro de guerra cargado de cadenas y de candados. Son las puertas de las ciudades que gané para vuestra tiara.

Don Alonso Carrillo cuando recibe un breve de Aljandro VI amonestándole por su mal comportamiento con Cisneros rasgó el papel en cien pedazos y metió en la cárcel al que había de ser uno de sus sucesores en la silla primada. ¿Qué pasaría ahora con el que dicen Papa Francisco? Lo mandarían a tomar por el culo al infierno.

Vuelvo a visitar la catedral para abstraerme de este ambiente deprimente que nos invade a los españoles por las mentiras y desacatos e insultos contra España. La sombra de don Opas vuelve a pasearse sobre la PIEL de TORO.

Aspirar el perfume de los siglos le viene bien a mis pulmones saturados de humo y de los aires mefíticos de la actualidad española. Busco el anonadamiento místico.

Los boceles del tímpano de la Puerta del Perdón elevan mi mente a la serenidad del pantocrátor. Busco la abstracción solemne del airoso botarel, la gárgola de boca monstruosa y los arbotantes que hacen equilibrismo sobre los muros encaramados.

Quisiera escalar el más alto pináculo para tocar la trompeta del juicio final como ese ángel estampado en una de las cresterías.

Voy huyendo de los azotes con que nos disciplinan las noticias de las breve y esta sordidez castrante de los comentaristas políticos con bocas de sapo y desagradables voces de chicharra. Mi alma está sedienta de armonía. Es lo que hoy no acontece.

Busco en los diccionarios la palabra “eutrapelia” que es el resultado del hablar bien y sentirse bien como resultado del goce contemplativo.

 Quise reencontrarme con esa historia de  cuyas enseñanzas se abstraen la educación canalla de esas constituciones que negaron a España. Por el Miradero bajaban los estafermos gigantones y cabezudos y en Zocodover ya instalaron sus reales las carrozas de la tarasca de Corpus. Toledo tres culturas cosmopolita, ciudad. Tres misterios trinitarios, tres maneras de adorar a Dios a veces no de manera constructiva.pienso, Menorah y la Media Luna siempre habrán de situarse a la sombra de la cruz en contra de lo que afirman los irenistas. Las antiguas herejías (pelagianos, donatistas, maniqueos, materialistas, saduceos que no creen en la otra vida) forman parte de la mentalidad moderna.

La paz nunca será posible sin admitir que Jesucristo fue el hijo de Dios verdadero.

Sale a pasear por las calles empinadas mi alma en busca de la melancólica belleza de algo que se fue. Escucho los acordes de la novena sinfonía conjugados con el rabel y las tiorbas de los juglares. Toledo es un gran romance arquitectónico. En cualquier esquina uno puede toparse con los ojos rasgados y misteriosos, ojos de fuego, de las tapadas.

Por estas cuestas subía la mora Zaida el amor de uno de los grandes reyes de Castilla.

Hago mis escorzos novelísticos; recuerdo mi pasado y el ambiente levítico de mi niñez. Yo también fui niño de coro en otra catedral. Me rindo de hinojos ante la Virgen del Sagrario. Junto al tímpano de la Puerta del Mollete sentados en cuclillas piden limosna tres mendigos runabas. Rejas doradas de Villalpando cierran el paso a las capillas.

La catedral de Toledo atrae como un imán a los hombres de iglesia, se agita ese morbo o ese duende de la utopía que llevamos dentro y hay que menear el incensario de los recuerdos pensando en lo que pudimos ser y no fuimos.

Los canónigos cantan vísperas en el coro igual que hace diez siglos delante de un facistol enorme donde se reclinan los becerros forrados de piel de toro con letras capitulares y las pautas del contrapunto. Nuestra vida debiera de ser un salmo de alabanza al Criador. Pero últimamente rezamos poco. Sille et psalle era la norma de aquellos prestes: (guarda silencio y piensa que la mejor oración es la cantada.)

 Cantar y rezar eso es la vida, o debiera ser. Hoy nos embargan las noticias dirimentes y la angustia de los nuevos tiempos. Teníamos madera de santos pero el mundo nos hipnotizó con su mirada de lobo. Quedó, con todo y eso, como un estigma indeleble, esa ternura ese amor a la ciencia, esa belicosidad del guerrero implacable poco sensible ante las miserias humanas.

En las aulas de los seminarios adquirimos esa dureza eclesiástica que tiene en menoscabo los afectos humanos. Vaya lo uno por lo otro. Toledo siempre me dio algo de vértigo; el vértigo de sentirse español. Me hubiera gustado decir misa en la capilla muzárabe que conserva el rito visigótico bajo la mirada del cardenal Cisneros.

El transparente barroco de santo Tomé en la girola es una apertura invleible que causa pasmo. Los rizxos de la capilla de san Ildefonso la puerta del Reloj, la de la Feria y la de los Leones un torrente de armonía sube a la bóveda desde la panza del gran órgano catedralicio accionado desde la tramoya por un manchador o palanquero que carga los fuelles rompiendo la quietud las augustas soledades templo. Colgados de alguna capilla y listados por el polvo de centurias pingan los petasos o sombreros de los titulares de la silla toledana. Aquí van algunos nombres: Wistremiro, Montano, Eulogio, luz de España, Ildefonso que era tan devoto de María que una mañana la Virgen bajó del cielo a colocarle la casulla con que se disponía a cantar misa —

entrañable cuadro que puede admirarse en la sacristía del monasterio de Guadalupe—.

 Patruno, Pelagio, Melancio se llamaron los primeros obispos de Toledo.  Después de Roma, Compostela, Canterbury y Constantinopla la iglesia toledana fue la más importante de la cristiandad. Pesa la historia.

Actualmente es uno de los monumentos más visitados por el viajero. La ciudad vive del turismo Ello no es óbice para que siga celebrando el culto divino con el esplendor de los tiempos antiguos. Terminado el canto de vísperas una fila de canónigos marcha detrás del deán con la cruz procesional. La luz de la tarde que se cuela por el ventanal de las vidrieras del transepto trazando encajes maravillosos sobre el ándito de acceso al altar mayor. Se dibujan en el suelo alfombras de colores. Y cada uno de los clérigos tras la cruz procesional caminan pisando como una alfombra de luz; unas son rojas, otras verdes, otras de azul. Calma augusta. El canónigo silenciario a una indicación del pertiguero da una palmada al concluir el oficio y todos entran en la sacristía por el portón de Claverías. Me embarga un aroma de misticismo. Esta tarde no sé si la he vivido o es el reflejo de una imagen que tengo en la cabeza porque la catedral de Toledo padece también el síndrome de “seminario vacío”. Actualmente, aparece no como un lugar de devoción sino como un museo. Los turistas atendiendo a las explicaciones del cicerone miran para arriba

 

sábado, 14 de agosto de 2021

  GUATEMUZ ENTREGA LAS LLAVES DE MÉJICO A HERNÁN CORTÉS QUINTO CENTENARIO

 

 

El 13 de agosto de 1521 fiesta de san Hipólito se celebra  la primera misa cantada en la ciudad de Méjico. El emperador Guatemuz entrega la ciudad sobre la laguna —las casas eran palafitos —y se abrazan en amistad. Lloran los ídolos de los dioses aztecas en los altos sues o pirámides de piedra.

 Huichilobois y Teztapecua son sustituidos por las imágenes de Cristo de Nuestra Señora Santa María y del apóstol Santiago; algunos de estos monigotes infernales son derribados. Los indios  abandonan la antropofagia se abren las jaulas donde niños y mujeres y hombres de tribu enemiga destinados al engorde hasta convertirlos en cebones antes de ser sacrificados y son liberados por los frailes que acompañaban a Cortés.

La llegada de los españoles supuso una liberación.

Los aztecas han de renunciar al amor amargo pues, como cuenta puntualmente con su prosa concisa, cabal llena de encanto y con harto recacho el cronista Castillo, son de condición somética, unos buharros otros bardajes, y los mozos se disfrazan de mujeres y andan por las esquinas ofreciendo a los viandantes sus molledos…

La expresión del narrador no puede ser más gráfica ni realista.

Resulta difícil para mí conmemorar esta efeméride porque seguramente me daré con la cabeza contra el muro de la Leyenda Negra jaleada precisamente por aquellos que hoy guardan silencio ante la ignominia del asalto a Cisjordancia por el ejercito mejor pertrechado del planeta en pugna con unos pobres palestinos que salen a recibirlos con hondas, palos y tirachinos, mientras los servicios de prensa hablan de la cúpula de hierro que protege a los israelitas de los supuestos mísiles que lanza Hamas (break news) pero la historia es la historia. Todo hay que decirlo.

 Hernán Cortés que era un gran político y una estratega de categoría, sin haber ido a la escuela porque de niño apacentaba cerdos como porquerizo en su Extremadura natal, se ve sometido al dicterio de los que le comparan con Hitler y otros jaques de la tiranía.

La verdad es que el cerco de la ciudad sobre la laguna duró noventa y tres días. Lucha desigual, cerca de diez mil guerreros aztecas contra medio millar de españoles. ¿Cómo fue posible?

Bernal Álvarez del Castillo que era cristiano viejo devoto de la cruz y de Santa María lo atribuye a la intervención divina, nos refiere que de quinientos hombres que iniciaron la aventura en tierra firme desde Cuba bajo las ordenes del Extremeño “sólo quedamos cinco… muchos de lo nuestro tuvieron por sepultura el vientre de los tasaltecas que los devoraron después de ofrecerles como victimas sacrificiales a los dioses”.

En su narración escribe para aquellos que quisieran leerle y ser enterados de la ardua gesta que llevaron a buen término aquellos prohombres de las dificultades a las que hubieron de hacer frente: el frío de los relentes, la fiebre de las heridas, los mosquitos y alimañas, las largas velas (dormían con un ojo abierto y vestidos de su armadura, las grevas, la pica el yelmo, la rodela el quijote y la cimera, a mano en temor de una emboscada enemiga) siempre a punto para el combate.

Hubieron de pasar penalidades y naufragios y noches tristes como la de Otumba. La vida es pelear. Siempre adelante.  

A punto de ser copado por el enemigo el capitán Cortés es salvado de las garras de sus enemigos por el alférez Olea de Medina  del Campo quien pierde la vida en la refriega. Hubo, demás desto, enfrentarse a la rebelión y al fuego amigo en su propio campo.

Pánfilo de Narváez se alzó en armas contra Cortés, algo que no le cabía en la cabeza a Moztezuma quien hablando por un interprete le dijo; “¿Cómo éste siendo de los tuyos, creyendo en tus mismos dioses y adorando la cruz y a la Virgen María viene a hacerte la guerra?”

El separatismo (Narváez era vizcaíno) hizo acto de presencia durante la conquista al lado de algunas heroicidades como el salto de Pedro Alvarado quien vestido de su armadura de hierro pegó un brinco desde una barca hasta alcanzar la orilla del estero.

El establecimiento del virreinato de Nueva España suena a cosa milagrosa pero solo se explica con una frase que pronunció el segoviano Grijalva que se adelantó con su escuadrón tierra adentro hasta el istmo de Panamá:

—Las mujeres de Castilla sólo parían soldados por aquel entonces.

Castilla en el el siglo XVI contaba una población de tan sólo seis millones de almas. ¿El mito del superman alcanzado?

Los supervivientes de aquella gloriosa campaña regresaron pobres a su tierra, se convierten en mendigos o en pícaros.

España pagó con moneda de ingratitud a sus héroes y soldados. Sin que su patria les reconociese sus heroicidades.

Del Castillo al final de su Crónica se queja del infortunio que firma en la ciudad de Santiago de Guatemala; “Soy pobre y tengo una hija por casar y varios hijos de barba crecida. Espero del emperador unas mercedes que nunca llegan pero serán acá bien recibidas y merecidas. Siempre defendí la cruz por bandera y a mi rey”.

Castilla face los omes e los desface como bien dice el Cantar de Mío Cid

 

 

Publicado por PREFERENS en 23:54 

 

viernes, 13 de agosto de 2021

 

RODRIGO ROYO PRESENTE EN MI MIRADA VISCA VALENCIA

 

una novela sobre la blau que hubo de ser publicada a escondidas

 GUERRA NOVELA PRESENCIAL EN EL FRENTE DEL ESTE POR RODRIG ROYO

 

Es la novela de un combatiente de la Blau en la batalla de Leningrado. Se le congeló una pierna y perdió tres dedos de un pie. Divino Rodrigo qué bien tocabas el violín y de regreso a la patria emigraste a Nueva York. Te ganaste la vida como ascensorista y como músico en las tabernas del Lower East Manhattan. "Guerra" se publicó por entregas en el diario falangista "Amanecer" de Zaragoza. El tema es la guerra pero también el perdón. Aquella novia judía a la que, jugándote el pellejo con la Gestapo, salvaste la vida en Tallinin y en Riga convalecías de las heridas en campaña. Con estos mimbres urdiste la pleita de una gran narración autobiográfica. Tu vida entre los piojos de los "karovos" y las isbas y aquella madre rusa que e dio su bendición porque la recordabas a su hija que combatía con los soviéticos. Una buena mujer una babuska que no dejaba de suspirar y de decir "Bozhe moi"... Bozhe moi (Dios mío, Dios mío) y se santiguaba constantemente. Un soldado de la Blau nunca puede ser un asesino. Una estrella se os apareció entre la nieve. Treinta bajo cero en Novgorod. En la trinchera te acordabas de los buenos colchones y la cama alta de tu casa valenciana. En la noche las trazadoras buscaban en el cielo oscuro a los "moscas" rusos que se acercaban con el fanal de posición en reposo. Cuerpo a tierra. Sonaba la música de los organillos de Stalin y los ruskis atacaban en avalancha a bayoneta calada. Eran los regalos del "padrecito" Fue allí donde os coparon. Cayó prisionero el capitán Palacios y tú conseguiste una retirada a rastras metiéndodote por entre los caballos de frisia de las empalizadas. Sonaban los gritos de los heridos y las blasfemias de los cabos. Recuerdas el bosque de abeto de los campamentos de Grafenwohr. Estuviste tres días y tres noches dentro de un pozo de tirador, te sacó medio congelado un sargento asturiano que te portó a hombros hasta la chabola. Media botella de coñac a escote y entrasteis en calor pero a tu sargento lo mataron en la retirada. Vitbesk estaba al final de la noche. Supiste de auroras boreales y de noches blancas. Una madrina de guerra, Hilde, te enviaba paquetes de salchichas paquetes de cigarrillo "Milde Sorte" de sabor egipcio ▬ el tabaco es imprescindible en el macuto de un soldado ▬ y cartas de amor desde Berlín. Marchas de cuarenta kilómetros diarios. Cansancio y las imbatibles "klartofeln" (patatas) y a despiojarse en el río. En pie. Zum befehlt a la orden y a cantar La Madelone. Luchabais por un mundo nuevo, sin odio, sin corrupción, sin parlamentarismo y al protagonista de tu novela le gustaba una palabra alemana Freeheit. Libertad. Algunos guripas eran incapaces de resistir y eran enviados al botiquín de retaguardia.

Muchas veces escuchaste el grito de algún camarada alcanzado por la esquirla de un obús un ay me dieron y al entrar en agonía sólo tenían en los labios una palabra: madre...madre. Los heroicos camilleros arriesgando su vida lo llevaban al hospital o a la morgue.

Cerca de Novgorod contemplaste con ojos asustados a tres partisanas colgadas de una árbol con un carel adosado al cuello donde se leía en cirílico "shpionskaia" (espías) Era la primera vez que veías un cadáver tétrica imagen que se balanceaba sobre la rama de una abedul gigante y echaste la papilla al salir de aquella aldea. Las guerras desconocen la misericordia. El general invierno fue muy duro pero mucho más desastrosa fue la "raspytitsa" (el deshielo) los tanques se sumían en el lodo, los caballos de los hipo móviles quedaban varados en el cenagal "Despues de la nevasca salió el sol que empezó a calentar y era todo barro en la ciudad de las mil cúpulas la sagrada Novgorod y al entrar en una isba en Tschertzchulino de requisa un paisano os recibió haciendo la señal de la cruz y besando al gastador por tres veces en las mejillas. A la manera ortodoxa rusa. Eran tan pobres que os dijo que no tenían nada. La vaca la acaban de dar el pasaporte los antiaéreos "y meniá ni esti kariovi y menia ne esti malenko" (al morir la vaca nos hemos quedado sin leche) y sin requesón comentó jocosamente una andaluz. Tambien aquel muchacho de Ecija que alegraba al batallón con su charlatanería ceceante  y coplas de cante jondo que se mueran los feos y yo el primero mi capitán murió en un despliegue. Lo atizaron desde una casa derruida. Un paco al que no pudieseis echar el guante. Los rusos eran buenos combatientes. se escondían debajo de la nieve. Os sorprendió encontrar por todas partes cruces bizantinas con el INRI de medio lado y tres brazos no uno como las católicas así como iconos con la imagen de la Virgen de Kazán la Blagodoritsa que es nuestra Señor del Perpetuo Socorro. ¿Dónde estaban los comunistas? os preguntabais. ¿Qué vinimos a hacer acá? el sargento Ortiz tuvo una respuesta triste a aquel galimatías "Estamos aquí para que otros se tomen el chocolate en la Gran Vía y salgan luego a bailar con las chicas topolino. En la guerra se muere sin odio sin duelo sin tristeza. Veías a los ruskis enguantados en sus capuchas blancas al otro lado de las alambradas. Se les oía tocar el acordeón y cantar en los periodos de clama. "Las noches rusas son lo más hermoso que vi en mi vida" pero los furrieles hacían la ronda de inspección para comprobar a los centinelas para que no se pasaran o en todo caso quedarse pajaritos bajo la helada mientras los soviéticos tocaban el acordeón a menos de una versta de distancia de vuestra posición. Tú fuiste soldado del general Kindelán y luego a las ordenes del general Monasterio. El libro se lo dedicas al asturiano Ortiz que no regresó del frente. Te había salvado la vida. Era de una aldea cerca de Cudillero y sólo tenía 18 años. La novela la presentaste al premio Nadal. Quedó seleccionada pero la ganadora fue "Nada" de Carmen Laforet en la edición de 1944. Ser soldado significa saber morir en acto de servicio y no pedir nada a cambio. Y a ti los propios falangistas te negaron el pan y la sal pero yo que trabajé contigo en la redacción de SP y conocí tu obra posterior "Todavía", "El Establishment" y otras muchas sé que fuiste uno de los mejores escritores de tu generación. "Guerra" es sólo equiparable a "División 250" otro tour de force del sordo de Villaba otra opera magna. TÚ Y ÉL sois autores olvidados y descatalogados por una España cainita que desdeñó su vuestro heroísmo, os insulta, mientras revuelve con el gran cucharón la mierda del pasado. Gracias maestros por este relato que he releído entre conmociones y tristezas y recuerdos de aquel pasado en la redacción de la calle de Santiago Cordero 16 de Madrid. Tuve al mejor maestro y en aquellas mesas la mejor escuela de periodismo. Gracias solamente