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martes, 27 de diciembre de 2022

 CULTURA DEL VINO HONREMOS A BACO POR LAS SATURNALES

 

 

In vino veritas la verdad está en el fondo del jarro donde baila la danza de la vida Baco rodeado de una orquesta de ángeles y demonios. Pámpanos y archipámpanos, vida mía.

 Ya se dijo “al agua como buey y al vino como rey”. Pocos cumplen esa norma. Oh sangre de Cristo, decían los soldados españoles cuando regresaban de las batallas de Flandes peleando contra herejes y marranos que sólo bebían cerveza “tres años que no te veo, laus tibi deo”.

 El vino fruto de la vid y del trabajo del hombre tiene la misma raíz etimológica que vita. Es vida. Yo confieso que he vivido y he bebido.

Baco fue para mi compañero de viaje en las grandes batallas de mi existir, consuelo en las desgracias y paño de lágrimas en los desconsuelos de Venus.

¡Ah!, recuerdo aquella bodega de mi abuelo, la del somo, con el portillo oscuro, boca de lobo y puerta negra tiznada de sombras pero que en su interior guardaba el mosto eucarístico. Era termostática. Caliente en invierno y fresca en verano. El día la fiesta se esparcían las cuadrillas y se les veía sentados en poyos de piedra y tajuelas a la puerta de la bodega.

─Antoñito, hijo, decía mi abuelo, acércate a la bodega que tenemos camino de Tejares frente a los lagares romanos abres, desciende por la rampa al fondo, la mejor cubeta es el que pisamos este año, mosto es aún, le das a la canilla y me lo llenas hasta el cogüelmo. Aquí tienes la llave

El abuelo me daba una enorme llave que pesaba medio kilo de hierro fundido

─ Abuelo a mandar,

Me despachaba mi abuelo iba yo que perdía el culo por la cuesta de la Cruz del Redondillo meneando las abarquillas y con mucho cuidado de no derramar aquel delicioso mosto.

Antes de regresar en la portada le pegaba al jarro un tiento o dos pues hacía lo del Lazarillo con el ciego, para que no se notara añadía un poco de gaseosa.

 El abuelo Benjamín cuando le dolía la pierna reumática se daba unas friegas de aquel delicioso vino de la ribera.  Y a mí me daba sopillas cuando tenía catarro o me afligía un romadizo. Nosotros venimos de la parte de Segovia donde los majuelos dan el mejor Vega Sicilia. Puede decirse que es mas que vino canto gregoriano. Lo mejor de lo mejor. En Fuentesoto desde antaño se siguió el consejo del Eclesiastés: “Vinum bonum laetificat cor hominum” (el buen vino alegra el corazón de los hombres en sus dudas aflicciones y sobresaltos.) La mejor medicina, un traguillo.

 Lamentablemente llegaron unos modorros sabihondos que se llamaban enófilos y al mezclarlo con polvos lo echaron a perder. El vino de la bodega de mi abuelo no se subía a la cabeza ni emborrachaba.

 Podías beber una azumbre mientras segabas, beldabas o trillabas.

Nunca vi al abuelo beodo. Se meaba bien. Cuando lo echaron conservantes los caldos ganaron fuerza, pero dejaban “clavo” y determinaban amargos despertares en el paroxismo de las resacas del día después.

Al vino como a las rosas hay que tratarlo con delicadeza, no conviene tocarlo. No lo toquéis más que así es la rosa por más que al otro día, amenazada por la muerte, se aje.

Es por eso mismo que aquellos buenos vinos de mi infancia se volvieron vinagre.

 

Continuará

martes, 27 de diciembre de 2022

lunes, 26 de diciembre de 2022

 Día de Boxing Day

se abrieron las huchas y las cajas. 

Recuerdo aquella nevada en Hornchurch. 

Alcazuz la raíz del seis. 

Glorioso san Esteban.

Al que mataron los judíos. Dilapidé mi fortuna en libros y bagatelas mientras Saulo guardaba la ropa de los asesinos.

 Inicié una peregrinación al revés.

 ¡Tonto de mí! 

Yo quería ser inglés. 

El karma regresa con la culpa.

 Mías deudas pagaré. 

Me aferro a las oraciones del hesicasmo y el espasmo cuando la juventud no vuelve y hoy recuerdo aquel amor que transfiguró mi vida 

Aquel día de nevada en Hornchurch, con el saco de mis pecados cargaré.

 Scrooge y Dickens esta noche se me aparecen a contrapié. 

Es doloroso recordar el día de Boxing Day. Mientras miro mis vanos vacías y recuerdo a mi hija Helen que no veré

lunes, 19 de diciembre de 2022

 TURGUENEV ALMA RUSA

 

En 1840 Rusia padeció un invierno tan crudo que se secaron hasta los robles. Murieron muchos bosques, el Volga se congeló, se esquilmó la caza y en las aldeas los mujiks perecieron de frío o de inanición. Se organizaron rogativas y las iglesias de las aldeas estaban de bote en bote con el pueblo arrodillado frente a los iconos y los popes suplicando la divina intercesión.

 He vuelto a abrir un libro de uno de mis escritores rusos favoritos Iván Turguenev “narraciones de un cazador”.

Siempre acostumbro a insertar una fecha al final de la página de los libros que me transportaron a los paraísos de la imaginación (fui desde niño empedernido lector… la cachimba fue mi compañera de viaje a lo largo de mis vigilias pues sin el humo de mi pipa no hubiese sido capaz de aguantar el traqueteo de este tren de la literatura que nos hace viajar por mundos sin moverse de sitio) pone una fecha 3 de enero de 1993.

 Pasaron pues treinta años. A lo largo de estos seis lustros mucho ha cambiado el mundo pero yo sigo aferrado a mis sueños calentando la silla en el aposentillo de mi chiscón carreteando libros yendo y viniendo a los tenderetes de lance en la Cuesta Moyano acumulando sabiduría y dolor pues ya dijo el sabio Salomón que saber allega pesares.

Mucho mejor entregarse al nefelismo de las nubes del no saber receta para ser feliz. Yo pobre de mí fumo leo y no practico el nefalismo de los abstemios porque a lo largo de mis días apuré una cuantas garrafas.

 Nefelismo es estar en las nubes y nefalismo es abstenerse del vino y de las mujeres. Yo no practico esos vicios. Leo y sufro.

 Me gustan los rusos sobre todo las rusas, remo contra corriente y con tales mimbres no hago carrera de mí porque la incorrección política es poco recomendable en estos tiempos.

 Sin embargo, aquí que este periodista dio en lo cierto. Rusia está ganando la guerra y mi rusofilia vence a los rusofobos que andan que no les llega la camisa al cuerpo.

 Creo que fue un autor inglés el que dijo que Rusia imprime carácter, subyuga y algo de eso me ocurrió a mí hace muchos años. Por eso al releer a Turguenev me he reencontrado con el alma rusa.

 Ese misterioso país donde la naturalezala Shirokaia priroda es única, navego por sus ríos, entro en las isbas y hablo con los campesinos. A lo lejos alza el vuelo un bando de becadas, miro a lo alto y contemplo como gobiernan el firmamento  una comitiva de alfaneques que barruntaron la cadaverina del erial.

Vuelvo a escuchar el canto del ruiseñor ruso  (solovei) y me pongo un poco a la altura de las circunstancias.

Se escucha el tañido de una campana. En la lejana aldea tocan a vísperas.

Cuando tenía veinte años me fui a Paris uno de los primeros libros que compré era “Premier Amour” leyendo a Turguenev me entraron ganas de ser escritor y he seguido esta vocación que para mi es como un sacramento los rusos me invistieron caballero andante de la palabra obtuve el toque de varas en la acolada de Londres y París. Pasé hambres y carestías, pero Franco fue generoso conmigo y me hice periodista y corresponsal. He alcanzado las altas cimas del periodismo sendas corresponsalías en Londres y en Nueva York.

Escribí doce novelas y veinte poemarios cinco ensayos y cientos de artículos y crónicas. He logrado mi sueño le doy gracias a Dios aunque sea un autor incognito e ignorada por la gran patulea laica judaica de cuya mano regresó Torquemada a nuestra patria pero yo me rio de los inquisidores.

 Mis artículos en la red son un corte de manga a los nuevos censores de la libertad y de la democracia. Nunca fue tan difícil ni tan lacrimoso en España escribir. Jamás se desdeñó tanto a los genios y a los escritores. España crucifica a sus profetas.

Bajo su yugo esto es un perpetuo gemir de dientes.

 Han traído con ellos los instrumentos de tortura psicológica, no quieren poner la túnica purpura de los locos y ceñir nuestras sienes con una corona de espinas, no bien alcanzaron el titulo de los crucifixores, ellos son ni mas ni menos los nuevos deicidas.

 Contra estos esbirros de la información los escritores rusos que respiran serenidad perdón y humanismo constituyen un verdadero baluarte

 

domingo, 18 de diciembre de 2022